Friday nights are always the same in this town {Libre}

Aquella noche hacía más frío de lo normal. Me estremecí de nuevo mientras me decidía en salir de casa o quedarme allí. La piel se me puso de gallina cuando por fin atravesé el umbral de la puerta y me encaminé calle arriba, hacía la zona de bares. Había pensado que, aunque estuvieramos en época de exámenes, una noche era una noche, y por salir no pasaría nada... además, que yo no era de esas que se quedaban en casa estudiando, ni hablar. Más bien era de esas que salían por las noches a liarla parda.

Seguramente, mi padre me hubiera gritado si me hubiese visto salir, me hubiera empotrado contra una pared, y me hubiera pegado un par de bofetadas, para después sacudirme y decirme de todo. Pero, cómo no estaba dispuesta a soportar aquello, tuve demasiado cuidado en elegir la hora para salir. Pero, realmente, debería haberme quedado en casa.

El frío se colaba por mis medias finas de color carne, y mi minifalda negra se levantaba un poco más cada vez que venía una ráfaga de viento. Estaba tan delgada, que creo que los golpes de aire serían capaces de llevárseme con ellos en alguno de éstos. No me alimentaba bien, era cierto, pero, ¿por qué? Porque las palizas de mi padre y las miradas impasibles de mi madre al verlo, me estaban matando por dentro. Aunque por fuera demostrara todo lo contrario; una rebelde inconformista.

Entré en un bar que tenía buena pinta, seguramente se estaba calentito. Me acurruqué en mi chaqueta y suspiré aliviada al entrar en calor, gracias a la calefacción del lugar.