Un refresco o un café? ( Sra Chiamenti nd me.)

Salí de las primeras clases sin muchas ganas de volver a ellas y me dirigí a la cafetería a largas zancadas. A pesar de ser bajita y ahora bastante tranquila, mi aspecto era bastante risueño y en parte hiperactivo. Fui hasta la barra y miré a la camarera que me dirigía una sonrisa y me saludaba como de costumbre. Lo de siempre? Claro que quería lo de siempre, una cervecita bien fresquita sin hielo y un asiento al lado de la ventana. Me acompañó hasta la mesa, cosa extraña en una camarera, pero si era mi amiga, nadie se extrañaría, no?
Mordí mi labio inferior y acomodé mi trasero a aquella silla plástica incómoda mientras miraba como el culito de la bonita camarera se iba con ella. Me quedé mirando un rato, sorbiendo de vez en cuando el zumo entre sonrisa y sonrisa. La gente pasaba por mi lado, ni siquiera los conocía y aún así me saludaban como si lo hiciera de toda la vida. De vez en cuando, también alguno que otro me gustaba y no podía evitar bajar la mirada a la bebida con las mejillas sonrojadas y la respiración algo más agitada por los saltitos de mi corazón.
Pero ahora mismo ya estaba de nuevo tranquila, recién acostumbrada a las miradas de la gente a mi pelo claro o a mi ropa demasiado holgada para el gusto de algunas, algo ya indiferente para mi, no era de las que le importaban mucho esas cosas,..
Mis pensamientos siguieron por esa dirección mientras miraba como la cafetería se llenaba y encontraba una cara de una modelo que ya había visto en varias pasarelas. Sorprendentemente, a mi abuela le encantaba eso de diseñar, pero nunca había sacado a relucir sus bocetos, aun que intuía que arrasarían en la moda. Sin embargo, si me llevaba a desfiles, le encantaban. A mi, personalmente me gustaban los de ropa interior, más que nada por que ahí podías ver verdaderas curvas en las mujeres y cuerpos de infarto por parte de los hombres.
Sonreí de medio lado cuando ví una de las modelos de VS, hacía menos de un mes, había sido su Show y afortunadamente había asistido. Sin embargo, no conodía personalmente a la chica, solo que se llamaba Alessandra.

La chica decidió venir a mi antes de yo decirle nada, cosa que me hizo sonreír más todavía, si es que se podía. Acaricié mis muslos con ambas manos y alcé una asintiendo, dándole lugar en donde ponerse. Mordí el labio inferior mirando su cerveza donde dibujados estaban los dedos de la chica cuando dejó la botella en la mesa. Sonreí alegre y me reí levemente respondiendo a su pregunta
-Claro que si, no hay muchos lugares ahora mismo...- dibujé en la botella mi nombre mientras me quedaba pensativa sin saber que decirle sin sonarle muy brusca o demasiado cazurra. -Me llamo Bree... y tu?- pregunté algo más incómoda, las palabras no me salían como normalmente y eso era bastante extraño. Alcé la vista y decidí observar las facciones de su cara alargada. Los ojos redondeados pero no muy grandes de tono marron chocolate. Sus pestañas, no my largas, se curvaban en este mismo momento, en dos líneas divertidas por la sonrisa que llevaba dibujada en sus labios de una suave línea fina en el labio inferior, brillantes para darle algo más de carnosidad al tierno color rosado. Las aletas de su recta nariz se movían a medida que hablaba o reía, muy débilmente, pero se movían. El pelo muy largo y con boucles castaño claro, se desparramaba por su espalda y hombros, hombros estremadamente finos, con apariencia incluso delicada. Alcé una ceja divertida mientras sonreía escuchando su estado de ánimo y dejé de mirar más abajo para que no se sintiese intimidada.
No, no debía mirar sus larguísimas piernas escondidas debajo de la mesa, ni esos tobillos delgados que probablente estarían sujetos con unos tenis o unos bonitos zapatos. No, no iba a ver tampoco su torso, aun que en las pasarelas lo lucía con bastante frecuencia. Me iba a fijar en sus ojos y no iba a ver nada más.
-Un buen día de estudiante?- pregunté alzando ambas cejas para formular la pregunta con más alegría.

Sonreí escuchando como hablaba, como su voz se dispersaba por el aire agradablemente, sin ser demasiado copiosa o demasiado interesada. Agotada? No me extrañaba en absoluto, cualquiera que tuviera que pensar tan siquiera, en subirse a semejantes plataformas, ya se cansaba. De todas formas, dijo que no era por eso, era por una clase de danza. Un deporte que a veces me aburría un poco, no por que no me gustara, era por que no era tan excitante como un buen partido de rugby, o no te subía la adrenalina como cuando te tirabas de un puente con paracaídas. Pero vamos, que verlo era un gustazo. Nunca pensé en considerar enserio en hacer las prácticas de baile para inef, pero si tenía algún problema, creo que ya sabía con quien podría aprender a parte de pasar un rato en cómodo.

-Espero ver alguna clase de esas algún día.. - murmuré con diversión
Seguí su mirada mientras rodeaba el café y cogí la cerveza entre mis largos y blancos dedos. Apreté un poco el cristal para que no se me callera de las manos y la miré con curiosidad, realmente, no la había visto allí nunca, más que nada por que apenas llevaba un mes en el colegio.

-Digamos que .. aburrido...- mordí el labio inferior y miré a los dos chicos que nos miraban y alcé ambas cejas a modo de saludo y volví a hablar con la chica que tenía enfrente - Normalmente, causas bastante furor verdad? - no era pregunta, era más bien una afirmación que no dejaba tiempo a respuestas. Bajé la mirada hasta la cerveza que aún estaba en mi mano y la dejé sobre mis labios mientras notaba como aquel líquido de sabor especial pero fresco, se colaba por mi cálida lengua y refrescaba mi garganta aliviando la sed. Volví a mirarla y sonreí agradable, no quería que una persona más aquí pensara que estaba tarada del todo- Estás cómoda?-pregunté de verdad, intentando saber si se encontraba bien o si le molestaba ligeramente.

Volví a mirar alrededor sin necesidad de girar mi cuello y entorné los ojos. No eran los únicos que miraban a mi preciosa acompañante, o sin más la deboraban mordiendo sus labios inferiores con cara de machos machotes. Idiotas... Jaja! No pude evitar una sonrisa de oreja a oreja con radiante alegría. Me encantaba el hecho de que ella los ignorara deliberadamente, y la miré con más orgullo que antes. Su perfume todavía se apreciaba, tan dulce y agradable que dudaba si se me pegaría al cuerpo como la pegatina.

Tras la pregunta, una buena contestación vino y ensanché la sonrisa mirando hacia afuera, levantándome con un poco de tranquilidad de más. Arrastré la silla y plisé mi ropa dejando la botella de cerveza en la barra tras dejar a Alessandra ir por su lado. Sin poder evitarlo, ni quererlo, miré como salía andando del lugar, no como en la pasarela, pues evidentemente no estaba trabajando, pero si con cierta elegancia y atractiva picardía movía su cadera de forma que todo el mundo quisiera observarla. Su traserito, pequeño pero perfectamente redondeado quedaba bien puesto bajo aquellos jeans ajustados, su espalda, perfectamente arqueada, sus hombros orgullosos. Me gustaba aquella silueta era bonita, incluso deseable.
Acabé de colocar mi pucho y dejé que la sudadera se bajase por debajo de mi cadera para tapar mis curvas. No me gustaba nada que me miraran, era asqueroso intentar hablar con alguien y que se quedaran atontados mirando los pechos, la cadera o mismo el trasero. Bueno vale, yo quizás lo hacía, pero no era adrede.
Salí despidiendome de la camarera con un gesto y me coloqué la bufanda con una simple vuelta al cuello totalemnte informal. En el asiento, estaba la chica castaña que me esperaba y me quedé delante de ella con los brazos en jarras. Medía apenas 13, 14 centímetros más que yo, para mi algo habitual, pues me rodeaba de deportistas de esa altura y más. Sonreí de oreja a oreja y le miré a los ojos escuchando su pregunta.
-En realidad no, me da igual a donde ir, pero quizás te guste dar un paseo por el parque.. o mismo ir a Carfax, el centro..- me quedé pensativa mientras empezábamos a movernos, por supuesto, yo con mi animada marcha de deportista, ella con sus largas piernas que me seguían el ritmo. Me quedé mirándo el suelo cuando me preguntó y me encogí de hombros indiferente- Si, pero viví hasta este año con mi abuela en el campo y el colegio al que iba estaba a unos 8 kilómetros de mi casa,... Así que no te sorprendas si te digo que me dedico al deporte - me reí tranquilamente. La verdad es que normalmente la gente no se tomaba a bien que una chica estuviera haciendo Inef con notas tan altas, prácticamente mejor que los chicos. No entendían que me riera como una loca siempre y que tuviera también una seriedad y un autocontrol propio de un dictador. Pero aquí estaba yo, dando fé de que todo podía suceder. -Y tu? eres de aquí no? - pregunté interesada también. Yo no era como todo el mundo, a pesar de estar enterada de las cosas normales, de ese tipo de cosas no me llegaba nunca la información, así que tenía que preguntar y precisamente a esta chica, no me importaba, más bien me agradaba saber.