Un lugar relajante ¿Puedo pedir más? (Bryon T. Bremen)

“Última hora de clase, última hora de clase” me repetía a mí misma, mentalmente, tratando de alentarme para entrar a la que consideraba la clase más aburrida de las que tenía. Obviamente al ser la última de todas mis clases del día mis ganas de entrar eran mínimas y mis ganas de irme directo a mi habitación a darme una ducha estaban en aumento, aunque sabía que tenía que asistir, pues los exámenes se estaban acercando y los apuntes importantes me los perdería aparte de las faltas que me pondría el Sr. Cole y sumando unas cuantas que ya tenía… no era un muy buen pronóstico faltar aquel día. Aquel día llevaba una blusa de tirantes que delineaba perfectamente mi cuerpo la cual combinaba con el mini-short que llevaba y unos tenis de bota, algo de lo que seguramente el profesor también se quejaría, alegando que el largo del short no era nada adecuado ¿A quién le importaba? El short sí era lo suficientemente largo.

Mordí mi labio inferior mientras caminaba por el pasillo, algunos chicos me miraban detenidamente de una forma no tan decente pero mi mente estaba en la decisión de entrar o no a mi última clase. ¿Qué más daba? Una clase, más una clase menos… ya le pediría los apuntes a una amiga, así que di media vuelta sobre mis talones y empecé a caminar por el camino por el que había venido, decidida más que nunca a perder esa clase y aprovechar la hora para cualquier otra cosa. El pensamiento de ir directamente a mi habitación por una buena ducha fue suplantado en cuando vi a una chica con una malteada en mano la cual se veía deliciosa y aunque llena de calorías… antojable . Mi paso era decidido cuando llegué a la zona de comidas dentro del campus, llegando hasta donde estaba el chico que atendía y pidiéndole una malteada de oreo al instante, la cual solo se tardó unos minutos en salir y que pagué antes de irme.

Ahora la duda era a donde iría mientras acababa mi malteada, la primera idea que se me cruzó por la cabeza fue llamar a Bryon pero él debía estar en clase así que por más que quisiera hacerlo fue desechada, no lo iba a llamar para que se saliera en medio de una clase para estar conmigo, aunque solo pensar que ella podía estar con él hacía que la sangre me hirviera. Era inevitable no pensarlo, la chica siempre andaba detrás de él y no era nada difícil notarlo. Al pensar en ello pude notar como mis mejillas se encendían sin poder evitarlo, así que decidí salir del lugar antes de que alguien notara que me estaba sonrojando por la nada, claro para ese entonces ya tenía pensado un lugar tranquilo al que ir, al que siempre acudía para tratar de calmar mis celos: el lago.

Tranquilamente y dándole pequeños sorbetes en el camino a mi malteada llegue hasta el lago, era increíble que en un campus existiera algo tan natural y tranquilo, siendo que la mayoría del tiempo no podías escapar de las carcajadas y de los ecos de los lockers al cerrarse en los concurridos pasillos. Lo mejor era que el lugar estaba solitario, e instantáneamente saqué mi ipod de la mochila y me puse los audífonos en los oídos, mientras me sentaba cerca del lago, en el pasto, la canción traía demasiados recuerdos de los momentos que había pasado con Bryon, era una melodía que siempre me recordaba a él aunque casi siempre la cara de su “mejor amiga” aparecía también por lo que mordí fuertemente mi labio inferior, obligándome a no pensar más en ella y en sus verdaderas intenciones. Pero era inevitable, dejando la malteada casi a la mitad en el suelo, estiré mis brazos y dejé caer mi torso al suelo, levemente y sintiendo como mi cabello rojo se esparramaba en el verde césped.

- sabelle tienes que dejar de pensar en eso – me dije a mi misma en un pequeño susurro mientras miraba el cielo grisáceo solo un instante más y posteriormente cerraba los ojos.