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Danza por una moneda (Alex Fonseca)
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Danza por una moneda (Alex Fonseca)
La torre Carfax era el corazón de la ciudad. Andi lo sabía ... ¿Cómo?, aún es un misterio. ¿Misterio por qué?, se preguntarán ustedes. Simplemente, porque el hecho de que Andi sepa algo referente a esta ciudad es casi tan improbable e incierto como que sepa cual es la capital de Palaos, aunque extrañamente si le preguntan lo sabe: Melekeok.
Bueno, la cosa es que, esta despistada rubia estaba al tanto de que los fin de semanas, la torre se repletaba de gente. Turistas, curiosos, niños que arrastran a sus padres para subir y conocer, admirar toda la ciudad, fotografiar o simplemente para dar vueltas. Es por eso que decidió que su trabajo de este mes sería el de 'Estatua Bailarina Viviente'. Si, tal como lo oyen ... Andi tenía planeado disfrazarse de algun personaje famoso y bailar frente a la gente por cada sonido de moneda que sintiera.
Desde pequeña, a Andi le llamó la atención aquellos místicos y mágicos personajes que cobraban vida gracias al choque de una libra con una lata. Era tan maravilloso y misterioso que desde entonces que se prometió ser uno de ellos algún día. Hoy no era la primera que lo hacía, al contrario, desde que ingresó a la Universidad (hace 3 años) que se dedica a ser artista callejero, algo que orgullosamente le encanta.
Asi fue, entonces, como a las 4 de la tarde de un día sábado, Andi se encontraba disfraza como un hada , parada inmovil sobre una tarima. Cada vez que alguien se acercaba a depositar alguna moneda en su latita, Andi comenzaba a bailar robóticamente para luego detenerse una vez más. A los niños les sonreía, mientras que a los más grandes les guiñaba. Todo con tal de entretener a su audiencia que fervientemente la aplaudía y se animaban a gastar algunas monedas en tan talentosa muchachita.
Cuando un rubito de tan solo 5 años se acercó a dejar una moneda, Andi levantó la vista y luego de sonreirle con cariño comenzó su danza acostumbrada. Pero esta vez algo cambió. A lo lejos pudo divisar un par de ojos conocidos. Hermosamente conocidos. Una tez morena y bien cuidada junto a ese cabello liso pero indomable. Sin duda alguna que era ella... Alex, la chica que había conocido hace unos días atrás en esa facultad embrujada. Andi se sintió como hipnotizada y luego de terminar sus minutos de baile se quedó inmovil mirando fijamente a la morena... "Por favor ven, por favor acércate",pensaba mientras trataba de evitar cualquier tipo de expresión. El show debía continuar.
Bueno, la cosa es que, esta despistada rubia estaba al tanto de que los fin de semanas, la torre se repletaba de gente. Turistas, curiosos, niños que arrastran a sus padres para subir y conocer, admirar toda la ciudad, fotografiar o simplemente para dar vueltas. Es por eso que decidió que su trabajo de este mes sería el de 'Estatua Bailarina Viviente'. Si, tal como lo oyen ... Andi tenía planeado disfrazarse de algun personaje famoso y bailar frente a la gente por cada sonido de moneda que sintiera.
Desde pequeña, a Andi le llamó la atención aquellos místicos y mágicos personajes que cobraban vida gracias al choque de una libra con una lata. Era tan maravilloso y misterioso que desde entonces que se prometió ser uno de ellos algún día. Hoy no era la primera que lo hacía, al contrario, desde que ingresó a la Universidad (hace 3 años) que se dedica a ser artista callejero, algo que orgullosamente le encanta.
Asi fue, entonces, como a las 4 de la tarde de un día sábado, Andi se encontraba disfraza como un hada , parada inmovil sobre una tarima. Cada vez que alguien se acercaba a depositar alguna moneda en su latita, Andi comenzaba a bailar robóticamente para luego detenerse una vez más. A los niños les sonreía, mientras que a los más grandes les guiñaba. Todo con tal de entretener a su audiencia que fervientemente la aplaudía y se animaban a gastar algunas monedas en tan talentosa muchachita.
Cuando un rubito de tan solo 5 años se acercó a dejar una moneda, Andi levantó la vista y luego de sonreirle con cariño comenzó su danza acostumbrada. Pero esta vez algo cambió. A lo lejos pudo divisar un par de ojos conocidos. Hermosamente conocidos. Una tez morena y bien cuidada junto a ese cabello liso pero indomable. Sin duda alguna que era ella... Alex, la chica que había conocido hace unos días atrás en esa facultad embrujada. Andi se sintió como hipnotizada y luego de terminar sus minutos de baile se quedó inmovil mirando fijamente a la morena... "Por favor ven, por favor acércate",pensaba mientras trataba de evitar cualquier tipo de expresión. El show debía continuar.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Fácilmente podrían haberla confundido con una turista aquella tarde, en la torre Carfax. Piel tostada poco propia de las castas inglesas, atuendo otoñal que incluía gafas de sol y un gorro de lana y una libreta en la mano. Suficiente para que cualquier delincuente callejero que intentase ganarse unas libras fácilmente intentase acercarse a ella buscando timarla con un juego de cartas. Más de uno había vuelto por su camino con una patada en sus partes más preciadas por haberlo intentado, pues era frecuente que los sábados Alex decidiese dar un paseo por uno de los centros de actividad social de la ciudad. Le gustaba ese sitio, realmente. Pero esta vez no estaba ahí por pasatiempo.
¿Qué profesor en su sano juicio daba a sus alumnos de Bioética tal tarea de campo? Además de ser insano, a Alex le parecía una bobada estando en tercer curso. El profesor McGard les había ordenado hacer un registro detallado de los hábitos higiénicos de la gente que vivía en las calles de Oxford. Y, como buena alumna, Alex tuvo que dejar todo su pudor a un lado para hacer verdaderas entrevistas a los vagabundos de la puerta de la torre. Había acudido directamente allí, sabiendo que, aunque sonase frío, en esa parte de la ciudad siempre había concurrencia de mendigos.
No había salido del todo mal, pudo completar la ficha con gran detalle. Aunque para conseguirlo había tenido que invitar a comer a un par de hombres y una mujer algo trastocada de la cabeza la había perseguido calle abajo con la cabeza de una muñeca meona en la mano. Al menos, el hombre que pintaba retratos a carboncillo por cinco libras la había tratado como a una princesa e incluso la había dibujado mientras ella hacía las preguntas. Eso la alegró lo suficiente para animarla a dar un paseo por el lugar una vez había completado su tarea.
Ya sin las gafas de sol y con un extraño presentimiento, caminó por entre los artistas callejeros que exponían sus habilidades a la gente que, como ella, disfrutaba de una tarde apacible con una suave brisa poco común en tierras inglesas. Se quitó el gorro y lo guardó en la bolsa-mochila que llevaba, para seguir caminando con las manos en los bolsillos. Un joven mimo que hacía malabares con una bola de cristal le sacó una pequeña sonrisa, pero acabó sustituyéndola por cincuenta peniques que cayeron en el gorro puesto boca-abajo en el suelo. Al girarse y alzar la mirada, a través de todo aquél montón de gente que creía no haber visto cuando estaba atenta al muchacho, la vio. El maquillaje y el disfraz plateados que la camuflaban de criatura mitológica no fueron suficientes para que Alex dudase de su identidad. Habría reconocido a Andi aún metida en un disfraz de Barnie.
Rogó que ella no se hubiese percatado de su presencia y se puso las gafas de sol de nuevo. Empezaba a creer en los presentimientos y en todo aquello del destino profundamente. Mientras se acercaba a ella disimuladamente, escribió algo en una hoja de la libreta, la arrancó y la dobló dos veces para ocultar el mensaje. Como cualquier otro viandante, se paró frente a la estatua viviente más preciosa que había podido ver nunca y, en vez de un billete o unas monedas, echó la hoja a la lata.
"Un baile a cambio del más sincero 'Lo siento'. ¿Aceptas?"
¿Qué profesor en su sano juicio daba a sus alumnos de Bioética tal tarea de campo? Además de ser insano, a Alex le parecía una bobada estando en tercer curso. El profesor McGard les había ordenado hacer un registro detallado de los hábitos higiénicos de la gente que vivía en las calles de Oxford. Y, como buena alumna, Alex tuvo que dejar todo su pudor a un lado para hacer verdaderas entrevistas a los vagabundos de la puerta de la torre. Había acudido directamente allí, sabiendo que, aunque sonase frío, en esa parte de la ciudad siempre había concurrencia de mendigos.
No había salido del todo mal, pudo completar la ficha con gran detalle. Aunque para conseguirlo había tenido que invitar a comer a un par de hombres y una mujer algo trastocada de la cabeza la había perseguido calle abajo con la cabeza de una muñeca meona en la mano. Al menos, el hombre que pintaba retratos a carboncillo por cinco libras la había tratado como a una princesa e incluso la había dibujado mientras ella hacía las preguntas. Eso la alegró lo suficiente para animarla a dar un paseo por el lugar una vez había completado su tarea.
Ya sin las gafas de sol y con un extraño presentimiento, caminó por entre los artistas callejeros que exponían sus habilidades a la gente que, como ella, disfrutaba de una tarde apacible con una suave brisa poco común en tierras inglesas. Se quitó el gorro y lo guardó en la bolsa-mochila que llevaba, para seguir caminando con las manos en los bolsillos. Un joven mimo que hacía malabares con una bola de cristal le sacó una pequeña sonrisa, pero acabó sustituyéndola por cincuenta peniques que cayeron en el gorro puesto boca-abajo en el suelo. Al girarse y alzar la mirada, a través de todo aquél montón de gente que creía no haber visto cuando estaba atenta al muchacho, la vio. El maquillaje y el disfraz plateados que la camuflaban de criatura mitológica no fueron suficientes para que Alex dudase de su identidad. Habría reconocido a Andi aún metida en un disfraz de Barnie.
Rogó que ella no se hubiese percatado de su presencia y se puso las gafas de sol de nuevo. Empezaba a creer en los presentimientos y en todo aquello del destino profundamente. Mientras se acercaba a ella disimuladamente, escribió algo en una hoja de la libreta, la arrancó y la dobló dos veces para ocultar el mensaje. Como cualquier otro viandante, se paró frente a la estatua viviente más preciosa que había podido ver nunca y, en vez de un billete o unas monedas, echó la hoja a la lata.
"Un baile a cambio del más sincero 'Lo siento'. ¿Aceptas?"
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Andi seguía sobre su tarima, completamente inmovil e impertubable. Era un don que había depurado con los 3 años de experiencia en su arte callejero. Claro que esta vez era otra cosa lo que la hacía permanecer quieta con la vista fija en un punto focal. Esta vez era una hipnotizadora y encantadora señorita que caminaba entre la multitud. Andi no podía evitar seguirla con la mirada, obviando todos los comentarios de niños malagradecidos que solo buscaban un error para acusarla. '¡Movió los ojos, papá!¡Los movió!,¿La viste?', gritó el mismo rubito que segundos antes le había pagado con su pequeña mesada. A Andi le dió absolutantemente igual, es más, ni siquiera escuchó el estridente chillido del mocoso, pues ella estaba abstraída en algo mejor. Mil veces mejor. Millón de veces mejor. Estaba completamente abstraida en esa hermosa morena que se acercaba cada vez más.
No supo como reaccionar una vez que la tuvo en frente. Se veía más hermosa que de costumbre o simplemente pensó con cada día que pasaba la belleza de Alex crecía, como un especie de encanto. En ese momento sintió que podía derretirse ahi mismo, las piernas estaban a punto de fallar y si seguía asi terminaría por los suelos. Un movimiento de su amiga la sacó de todo pensamiento y como si estuvieran telepáticamente, sin leer el mensaje que Alex le dejaba, la rubia se levanto para bailar libremente sobre la tarima. Esta vez no era un movimiento entrecortado como antes, sino que una danza fluída y sensual. En ningún momento dejó de mirar a la morena y mucho menos de sonreirle. Podía sentir como su panza se revolvía de alegría y su corazón daba mortales por la emoción.
De pronto, y antes que Alex lograra hacer cualquier cosa, Andi volvió a sus movimientos robóticos y volteó dándole la espalda al público. Tardó 5 segundos exactos para volver a girar sobre una pierna, colocar una mano atrás, mirar fijamente a su amiga, sonreirle y finalmente hacer una especie de reverencia frente a la latina, ofreciéndole una rosa con esto. Todo con un envidiable control corporal, definitivamente era la mejor estatua viviente de toda la cuadra.
La niña se quedó mirando a su amiga, invitándola con la mirada a que cogiera la flor...
No supo como reaccionar una vez que la tuvo en frente. Se veía más hermosa que de costumbre o simplemente pensó con cada día que pasaba la belleza de Alex crecía, como un especie de encanto. En ese momento sintió que podía derretirse ahi mismo, las piernas estaban a punto de fallar y si seguía asi terminaría por los suelos. Un movimiento de su amiga la sacó de todo pensamiento y como si estuvieran telepáticamente, sin leer el mensaje que Alex le dejaba, la rubia se levanto para bailar libremente sobre la tarima. Esta vez no era un movimiento entrecortado como antes, sino que una danza fluída y sensual. En ningún momento dejó de mirar a la morena y mucho menos de sonreirle. Podía sentir como su panza se revolvía de alegría y su corazón daba mortales por la emoción.
De pronto, y antes que Alex lograra hacer cualquier cosa, Andi volvió a sus movimientos robóticos y volteó dándole la espalda al público. Tardó 5 segundos exactos para volver a girar sobre una pierna, colocar una mano atrás, mirar fijamente a su amiga, sonreirle y finalmente hacer una especie de reverencia frente a la latina, ofreciéndole una rosa con esto. Todo con un envidiable control corporal, definitivamente era la mejor estatua viviente de toda la cuadra.
La niña se quedó mirando a su amiga, invitándola con la mirada a que cogiera la flor...
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
De haber podido ver algo ajeno al hada que tenía en frente, hubiese sabido callar a esos niños que daban vueltas a su alrededor chillando e intentando desconcentrarla, sin dificultad alguna. Pero el problema, o el alivio, era que en ese momento todos sus sentidos estaban puestos en Andi. Alex nunca había sido nada fanática de la fantasía y ahora no se imaginaba algo más precioso que la ninfa de la que estaba caracterizada la holandesa. Permanecía totalmente inmóvil, cumpliendo su cometido a la perfección, algo que no sorprendía a Alex. Esa era una de las tantas facetas de la rubia que estaba empezando a conocer y se moría por descubrir al completo.
Alzó ambas cejas cuando la rubia comenzó una danza que, aunque era la primera que le veía hacer, pronto supo que era diferente a las demás. No era una danza que una estatua viviente hace a alguien que le ha dejado una considerable limosna. Bailaba para ella. Sin poder cerrar la boca y sin parpadear siquiera, permaneció hipnotizada, deleitada por los sensuales movimientos de Andi. El resto del mundo acababa de desaparecer completamente para ella, de nuevo. Solo esa chica conseguía tal cosa y eso no podía significar otra cosa que aquello que Alex nunca admitiría en alto.
Había pensado mucho esos días en el desencuentro que tuvieron ambas el día que se conocieron. En cómo había acabado todo por su culpa. Porque Andi no había hecho nada que Alex no pudiese esperar y había alejado a la única persona que le había hecho sentir algo por un terror absurdo. Ahora lo veía más claro. Quería enmendar su error y hacer ver a la rubia que necesitaba tenerla cerca. Aunque por el momento no se atrevía a pensar en algo más que una gran amistad. Le llevaría tiempo y algo le decía que Andi sería capaz de dárselo. Andi podría ser quien le rescatase.
Sus pensamientos se habían entrelazado con los movimientos de la bailarina y ambos cortaron de pronto cuando la rubia volvió a los movimientos robóticos de antes. El arte de la rubia no estaba reservado solo para ella, por desgracia, y debía seguir interpretando su papel. Pero, entonces, hizo algo que no estaba ni mucho menos previsto. En un segundo, se encontró a Andi reverenciándola y tendiéndole una preciosa rosa con el gesto. Se hizo un silencio sepulcral alrededor de ambas, todo el mundo miraba a la latina expectante. Alex no sabía muy bien cómo reaccionar.
Y se dejó llevar. Algo en su cabeza hizo 'click' y la hizo esbozar la sonrisa tonta más ancha que pudo, hasta que le dolieron las mejillas. Una sonrisa de enamorada. Con los ojos húmedos y las piernas a punto de dejar de funcionarle, extendió el brazo y cogió la hermosa flor con la mano temblorosa. Se la llevó al pecho y suspiró. ¿Era así como se supone que debía sentirse? El corazón amenazaba con salir disparado de su pecho y no conseguía que su lengua obedeciese y dijese un mísero 'gracias'. En vez de eso, dijo lo que había planeado desde un principio, cuando se estaba acercando a ella- Lo siento. -Una disculpa sincera, una liberación que necesitaba hacer para poder mirar a Andi sin que el fantasma de una mala conversación las persiguiese.
Alzó ambas cejas cuando la rubia comenzó una danza que, aunque era la primera que le veía hacer, pronto supo que era diferente a las demás. No era una danza que una estatua viviente hace a alguien que le ha dejado una considerable limosna. Bailaba para ella. Sin poder cerrar la boca y sin parpadear siquiera, permaneció hipnotizada, deleitada por los sensuales movimientos de Andi. El resto del mundo acababa de desaparecer completamente para ella, de nuevo. Solo esa chica conseguía tal cosa y eso no podía significar otra cosa que aquello que Alex nunca admitiría en alto.
Había pensado mucho esos días en el desencuentro que tuvieron ambas el día que se conocieron. En cómo había acabado todo por su culpa. Porque Andi no había hecho nada que Alex no pudiese esperar y había alejado a la única persona que le había hecho sentir algo por un terror absurdo. Ahora lo veía más claro. Quería enmendar su error y hacer ver a la rubia que necesitaba tenerla cerca. Aunque por el momento no se atrevía a pensar en algo más que una gran amistad. Le llevaría tiempo y algo le decía que Andi sería capaz de dárselo. Andi podría ser quien le rescatase.
Sus pensamientos se habían entrelazado con los movimientos de la bailarina y ambos cortaron de pronto cuando la rubia volvió a los movimientos robóticos de antes. El arte de la rubia no estaba reservado solo para ella, por desgracia, y debía seguir interpretando su papel. Pero, entonces, hizo algo que no estaba ni mucho menos previsto. En un segundo, se encontró a Andi reverenciándola y tendiéndole una preciosa rosa con el gesto. Se hizo un silencio sepulcral alrededor de ambas, todo el mundo miraba a la latina expectante. Alex no sabía muy bien cómo reaccionar.
Y se dejó llevar. Algo en su cabeza hizo 'click' y la hizo esbozar la sonrisa tonta más ancha que pudo, hasta que le dolieron las mejillas. Una sonrisa de enamorada. Con los ojos húmedos y las piernas a punto de dejar de funcionarle, extendió el brazo y cogió la hermosa flor con la mano temblorosa. Se la llevó al pecho y suspiró. ¿Era así como se supone que debía sentirse? El corazón amenazaba con salir disparado de su pecho y no conseguía que su lengua obedeciese y dijese un mísero 'gracias'. En vez de eso, dijo lo que había planeado desde un principio, cuando se estaba acercando a ella- Lo siento. -Una disculpa sincera, una liberación que necesitaba hacer para poder mirar a Andi sin que el fantasma de una mala conversación las persiguiese.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Algunas gotas de sudor aparecían por la frente de Andi. Consecuencias del calor mezclada con la pintura corporal, pero por sobretodo la excitación e intranquilidad de no saber como reaccionaría la morena. Se reprochó mentalmente. "Quizás hice mal, tal vez me odia y por eso escapó la otra vez...pero si fuera asi no se hubiese acercado ahora...pero...pero", pensaba una confundida rubia mientras seguía mirando fijamente ese bello rostro con el cual ya había soñado un par de veces.
Andi era tan despistada y distraída que aún no se enteraba que la morena padecía del llamado 'pánico gay' o que simplemente, y a su pesar, Alex no era lesbiana. Para ella, en su mente, no había ninguna duda de que ambas se atraían, causando estos arranques románticos y logrando incomodar a su actual flechazo. Pero no todo era malo. En absoluto. Porque de pronto, un gesto en Alex logró calmar todo tipo de duda en Andi. Era una sonrisa. Simple y sincera, pero para la pequeña Samus era un rayo de sol que brillaba en frente suyo. Era ver como una rosa florecía o el despertar de pajaritos...incluso podría asemejarse a un helado extragrande de vainilla y chips multicolor... o sea, un extraordinario y ansiado sueño hecho realidad.
La rubia se relajó más al ver que su amiga tomaba la flor. La sonrisa de la morena era el más exquisito néctar. Aquel suspiro, una suave y delicada brisa. Y sus palabras, la más sublime e insuperable de las melodías. Andi estaba totalmente cautivada por aquella belleza..."Ella es de otro mundo"...y es que para gusto de la rubia, la sensual latina no es otra cosa que la personificación de Venus, o mejor dicho Afrodita... porque si, para ella seguían siendo dos personajes distintos.
Antes de emitir cualquier sonido, Andi levantó la vista a su público que parecían encantados con la escena, aunque para ser realmente honestos, los más veteranos miraban incrédulos frunciendo el ceño. Andi no le dió mayor importancia y con una graciosa reverencia, dió por terminado su show de hoy. El público lo entendió por lo que poco a poco comenzaron a disolverse siendo captados por otros artistas. Antes de bajar de la tarima, Andi pudo divisar la mirada atónita y admirada del juguetón rubito, y con una cariñosa sonrisa y un guiño cómplice se aseguró de causar en el pequeño, lo mismo que tiempo atrás había causado en ella..."De seguro será muy bueno", pensó para luego volver su atención en lo que realmente le importaba.
-Hola- dijo luego de bajar de su improvisado escenario. No sabía muy bien que decir ni que hacer. Sólo atinaba a mirarla y sonreirle mientras su respiración volvia a su ritmo normal. -No lo sientas, no tienes por qué- expresó de pronto. Andi no quería que su morena se sintiera mal, menos que le pidiera disculpas cuando había sido ella quien tontamente había apresurado las cosas. -Disculpame tu a mi por ... ya sabes ... incomodarte de esa forma- balbuceó bajando la vista al suelo. -A veces soy bastante atolondrada y no mido consecuencias- se explicó mientras podía sentir como sus mejillas se encendían en un suave rubor rosado. Por primera vez, Andi sentía verguenza por ser como es,...por primera vez pensó que realmente era la persona más estúpida del planeta,...y por primera vez sintió la necesidad intentar cambiar o madurar, porque Alex comenzaba a gustarle y mucho, y no quería perder su incipiente amistad.
-¿Te gusto?- dijo de pronto mirando fijamente la rosa. Suavemente levantó la vista hasta fijarlas nuevamente esas dos hermosas perlas negras. -No quise incomodarte- susurró.
Andi era tan despistada y distraída que aún no se enteraba que la morena padecía del llamado 'pánico gay' o que simplemente, y a su pesar, Alex no era lesbiana. Para ella, en su mente, no había ninguna duda de que ambas se atraían, causando estos arranques románticos y logrando incomodar a su actual flechazo. Pero no todo era malo. En absoluto. Porque de pronto, un gesto en Alex logró calmar todo tipo de duda en Andi. Era una sonrisa. Simple y sincera, pero para la pequeña Samus era un rayo de sol que brillaba en frente suyo. Era ver como una rosa florecía o el despertar de pajaritos...incluso podría asemejarse a un helado extragrande de vainilla y chips multicolor... o sea, un extraordinario y ansiado sueño hecho realidad.
La rubia se relajó más al ver que su amiga tomaba la flor. La sonrisa de la morena era el más exquisito néctar. Aquel suspiro, una suave y delicada brisa. Y sus palabras, la más sublime e insuperable de las melodías. Andi estaba totalmente cautivada por aquella belleza..."Ella es de otro mundo"...y es que para gusto de la rubia, la sensual latina no es otra cosa que la personificación de Venus, o mejor dicho Afrodita... porque si, para ella seguían siendo dos personajes distintos.
Antes de emitir cualquier sonido, Andi levantó la vista a su público que parecían encantados con la escena, aunque para ser realmente honestos, los más veteranos miraban incrédulos frunciendo el ceño. Andi no le dió mayor importancia y con una graciosa reverencia, dió por terminado su show de hoy. El público lo entendió por lo que poco a poco comenzaron a disolverse siendo captados por otros artistas. Antes de bajar de la tarima, Andi pudo divisar la mirada atónita y admirada del juguetón rubito, y con una cariñosa sonrisa y un guiño cómplice se aseguró de causar en el pequeño, lo mismo que tiempo atrás había causado en ella..."De seguro será muy bueno", pensó para luego volver su atención en lo que realmente le importaba.
-Hola- dijo luego de bajar de su improvisado escenario. No sabía muy bien que decir ni que hacer. Sólo atinaba a mirarla y sonreirle mientras su respiración volvia a su ritmo normal. -No lo sientas, no tienes por qué- expresó de pronto. Andi no quería que su morena se sintiera mal, menos que le pidiera disculpas cuando había sido ella quien tontamente había apresurado las cosas. -Disculpame tu a mi por ... ya sabes ... incomodarte de esa forma- balbuceó bajando la vista al suelo. -A veces soy bastante atolondrada y no mido consecuencias- se explicó mientras podía sentir como sus mejillas se encendían en un suave rubor rosado. Por primera vez, Andi sentía verguenza por ser como es,...por primera vez pensó que realmente era la persona más estúpida del planeta,...y por primera vez sintió la necesidad intentar cambiar o madurar, porque Alex comenzaba a gustarle y mucho, y no quería perder su incipiente amistad.
-¿Te gusto?- dijo de pronto mirando fijamente la rosa. Suavemente levantó la vista hasta fijarlas nuevamente esas dos hermosas perlas negras. -No quise incomodarte- susurró.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
El ambiente se había suavizado tras ese momento que Alex se resistía a calificar de romántico y los demás espectadores se marcharon, tras una elegante y desenfadada reverencia de Andi. La latina lo agradeció en silencio, porque no había nada más que le apeteciese en ese momento que estar con su mejor amiga sin tener encima la atención de dos docenas de pares de ojos encima. Que la mayoría no pasasen del metro y medio y aún tuviesen algún diente de leche no lo hacía menos incómodo. Se relajó y los vio marcharse con aire distraído, pues su atención estaba verdaderamente puesta en la rubia que sonreía a un niño que podría haber pasado por su hermano pequeño. De nuevo, Andi conseguía enternecer a la morena sin intentarlo.
- Hola -respondió al saludo, la primera palabra que escuchaba de sus labios aquella tarde, sin borrar la sonrisa. Quiso rebatirle cuando rechazó sus disculpas y negó rotundamente con la cabeza ante las de ella. Ni por asomo iba a dejar que la rubia se sintiese mal por algo de lo que no había tenido culpa alguna.- Ni se te ocurra -alzó una mano para indicarle que no la interrumpiese en lo siguiente que iba a decir-. Nunca te disculpes por tu forma de ser. Eres maravillosa, Andi, y no dejes que nadie te haga pensar lo contrario. ¿Entendido? -alzó una ceja y asumió que debía aplicarse el cuento. Cómo podía dar esos consejos y no ser capaz de seguirlos era algo que no se explicaba. Pero era diferente, Andi era realmente alguien que rozaba la perfección, al menos a sus ojos, y ella no salía de la mediocridad. Hacía tanto que vivía para el trabajo que había dejado de conocerse a si misma.
Jugaba delicadamente con los pétalos de la rosa entre sus dedos justo cuando escuchó su pregunta. Sin pensárselo dos veces, asintió enérgicamente una vez con la cabeza y su sonrisa se ensanchó aún más, si era posible. No dudó ni un momento de que ese era el gesto más dulce y encantador que había recibido nunca de un... amigo.- No lo has hecho -Y no lo haría nunca más, porque ahora Alex ya tenía la cabeza lo suficientemente despejada-. Ha sido muy... -¿precioso?¿gentil?¿galante?¿romántico?- Me ha encantado. Y creo que mereces algo a cambio, al fin y al cabo he ahuyentado a tus espectadores -se encogió de hombros y montó el labio inferior sobre el superior, mirándola con ojos de niña inocente.
- Hola -respondió al saludo, la primera palabra que escuchaba de sus labios aquella tarde, sin borrar la sonrisa. Quiso rebatirle cuando rechazó sus disculpas y negó rotundamente con la cabeza ante las de ella. Ni por asomo iba a dejar que la rubia se sintiese mal por algo de lo que no había tenido culpa alguna.- Ni se te ocurra -alzó una mano para indicarle que no la interrumpiese en lo siguiente que iba a decir-. Nunca te disculpes por tu forma de ser. Eres maravillosa, Andi, y no dejes que nadie te haga pensar lo contrario. ¿Entendido? -alzó una ceja y asumió que debía aplicarse el cuento. Cómo podía dar esos consejos y no ser capaz de seguirlos era algo que no se explicaba. Pero era diferente, Andi era realmente alguien que rozaba la perfección, al menos a sus ojos, y ella no salía de la mediocridad. Hacía tanto que vivía para el trabajo que había dejado de conocerse a si misma.
Jugaba delicadamente con los pétalos de la rosa entre sus dedos justo cuando escuchó su pregunta. Sin pensárselo dos veces, asintió enérgicamente una vez con la cabeza y su sonrisa se ensanchó aún más, si era posible. No dudó ni un momento de que ese era el gesto más dulce y encantador que había recibido nunca de un... amigo.- No lo has hecho -Y no lo haría nunca más, porque ahora Alex ya tenía la cabeza lo suficientemente despejada-. Ha sido muy... -¿precioso?¿gentil?¿galante?¿romántico?- Me ha encantado. Y creo que mereces algo a cambio, al fin y al cabo he ahuyentado a tus espectadores -se encogió de hombros y montó el labio inferior sobre el superior, mirándola con ojos de niña inocente.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Le agradaba ver como Alex se iba relajando, muy lentamente, pero relajándose al fin de cuentas. Si bien, la morena es bella con cualquier expresión facial, Andi siempre la prefería sonriente que con el ceño fruncido. Sintió que podía morir allí mismo luego de escuchar las dulces palabras de su amiga y sin poder emitir sonido alguno, solo atinó a asentir con emoción al sentirse acogida y querida por la latina...
No había que ser un genio para darse cuenta que la rubia era algo insegura sobre el tema. Toda su vida había sido atormentada por sus compañeros de clase, y es que para ellos nunca fue un misterio que Andi no era el elemento más brillante de las clases. Muy poca gente se había preocupado de lo que realmente sentía y pensaba luego de escuchar esas odiosas palabras. 'Estúpida', 'Lenta', 'Freak'... y varias más. Sus padres y una excompañerita especial siempre la apoyaban e insistían en hacerle entender lo maravillosa que era, más Andi nunca se lo creía. Hoy gracias al destino, volvía a aparecer alguien más con quien contar.
-Gracias- susurró despacio para luego sonreir con timidez, sonrojándose un poco aunque gracias a la pintura plateada no lograba ser descubierta.
Mientras Alex volvía a hablar, Andi se dedicaba a recorrer las facciones de su amiga, la repasaba una y otra vez como si intentara recordarla para siempre,...seguramente asi podría soñar más seguido con tan bello rostro.
-Que bueno que te gustó- dijo de pronto refiriendose al último comentario de su amiga. -Y bueno, lo primero que deberías hacer para compensarme es acompañarme al baño público para cambiarme el vestuario...no es muy diverto pasear con la cara plateada- dijo sonriente para luego voltear y tomar el bolso que tenía a un lado. La joven se apresuró en doblar un mantel, doblar la tarima y luego ver las ganacias. Hoy le había ido bien,...excelente en realidad, había logrado reunir el triple de lo que acostumbraba y presentía que la morena era la causante de todo esto. Su musa y amuleto personal.
-Después podemos pasear un rato si gustas... mmm ... tal vez unos helados, o podemos subir la torre, o no sé...solo si gustas claro- dijo divertida mientras se colocaba el pesado bolso sobre el hombro.
No había que ser un genio para darse cuenta que la rubia era algo insegura sobre el tema. Toda su vida había sido atormentada por sus compañeros de clase, y es que para ellos nunca fue un misterio que Andi no era el elemento más brillante de las clases. Muy poca gente se había preocupado de lo que realmente sentía y pensaba luego de escuchar esas odiosas palabras. 'Estúpida', 'Lenta', 'Freak'... y varias más. Sus padres y una excompañerita especial siempre la apoyaban e insistían en hacerle entender lo maravillosa que era, más Andi nunca se lo creía. Hoy gracias al destino, volvía a aparecer alguien más con quien contar.
-Gracias- susurró despacio para luego sonreir con timidez, sonrojándose un poco aunque gracias a la pintura plateada no lograba ser descubierta.
Mientras Alex volvía a hablar, Andi se dedicaba a recorrer las facciones de su amiga, la repasaba una y otra vez como si intentara recordarla para siempre,...seguramente asi podría soñar más seguido con tan bello rostro.
-Que bueno que te gustó- dijo de pronto refiriendose al último comentario de su amiga. -Y bueno, lo primero que deberías hacer para compensarme es acompañarme al baño público para cambiarme el vestuario...no es muy diverto pasear con la cara plateada- dijo sonriente para luego voltear y tomar el bolso que tenía a un lado. La joven se apresuró en doblar un mantel, doblar la tarima y luego ver las ganacias. Hoy le había ido bien,...excelente en realidad, había logrado reunir el triple de lo que acostumbraba y presentía que la morena era la causante de todo esto. Su musa y amuleto personal.
-Después podemos pasear un rato si gustas... mmm ... tal vez unos helados, o podemos subir la torre, o no sé...solo si gustas claro- dijo divertida mientras se colocaba el pesado bolso sobre el hombro.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Alex nunca hubiese creído que su mejor amiga fuese una de esas personas que, a pesar de ser fantásticas y tener a su lado gente que se lo recordase constantemente, no acabase de creerlo por sí misma. La latina sí que había sufrido la impotencia de verse tragada por las inseguridades en un momento de su vida y no podía creer que ella, la lanzada y llena de vida Andi, tuviese el mismo problema. Entonces, tomó una decisión e hizo la promesa de que se encargaría de que, cuando esos pensamientos cruzasen la mente de su amiga, ella se encargaría de hacer desaparecer los miedos. Si no era capaz de salvarse a si misma no iba a dejar que Andi se hundiese con ella.
Volvió a asentir, esta vez mostrando su acuerdo con la sugerencia de la rubia. Por muy hermoso que fuese el disfraz, totalmente plateado, Alex también echaba de menos ver a esa Andi natural que se sonrojaba ligeramente cada vez que la latina le dedicaba esas palabras dulces que no decía a nadie más. Que solo serían para ella. La ayudó a recoger el "escenario" del número en lo que pudo y se alegró de ver una cantidad considerable de libras y peniques en la recaudación de la rubia. Sin duda, se lo merecía.
Tragó saliva al escuchar la propuesta de Andi, que le había traído a la mente la última vez que insinuó algo parecido. Esta vez no huiría, ¿para qué?- Podríamos hacer las dos cosas -se encogió de hombros y se metió las manos en los bolsillos, a la espera de poder seguirla hacia el baño en el que se cambiaría. De pronto, recordó algo que quiso haber mostrado a su amiga mucho antes- Y creo que esto te gustará... -descolgó ligeramente el bolso de su brazo para rebuscar en él- Estaba en una tienda de segunda mano y la vi... -Lo encontró- Aquí está -Del bolso sacó una Nikon D3000 con objetivo 18-55 reluciente, prácticamente nueva. Se la mostró a Andi, orgullosa- No pude resistirme, me moría de ganas de enseñártela y poder estrenarla contigo -confesó sin darse cuenta. No sabía de nadie más con quien pudiese compartir ese momento.
Al momento, una inspiración repentina le llegó y en dos segundos encendió la cámara, enfocó a la rubia y disparó, fotografiando de imprevisto al hada. Miró la foto en la pantalla y sonrió, como un niño tras haber cometido una travesura.
Volvió a asentir, esta vez mostrando su acuerdo con la sugerencia de la rubia. Por muy hermoso que fuese el disfraz, totalmente plateado, Alex también echaba de menos ver a esa Andi natural que se sonrojaba ligeramente cada vez que la latina le dedicaba esas palabras dulces que no decía a nadie más. Que solo serían para ella. La ayudó a recoger el "escenario" del número en lo que pudo y se alegró de ver una cantidad considerable de libras y peniques en la recaudación de la rubia. Sin duda, se lo merecía.
Tragó saliva al escuchar la propuesta de Andi, que le había traído a la mente la última vez que insinuó algo parecido. Esta vez no huiría, ¿para qué?- Podríamos hacer las dos cosas -se encogió de hombros y se metió las manos en los bolsillos, a la espera de poder seguirla hacia el baño en el que se cambiaría. De pronto, recordó algo que quiso haber mostrado a su amiga mucho antes- Y creo que esto te gustará... -descolgó ligeramente el bolso de su brazo para rebuscar en él- Estaba en una tienda de segunda mano y la vi... -Lo encontró- Aquí está -Del bolso sacó una Nikon D3000 con objetivo 18-55 reluciente, prácticamente nueva. Se la mostró a Andi, orgullosa- No pude resistirme, me moría de ganas de enseñártela y poder estrenarla contigo -confesó sin darse cuenta. No sabía de nadie más con quien pudiese compartir ese momento.
Al momento, una inspiración repentina le llegó y en dos segundos encendió la cámara, enfocó a la rubia y disparó, fotografiando de imprevisto al hada. Miró la foto en la pantalla y sonrió, como un niño tras haber cometido una travesura.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Andi terminaba de arreglar sus cosas con la ayuda de Alex. La rubia sonreía fascinada por contar con la ayuda de su bella amiga, y una que estuvo todo listo, estiró levemente el cuello y volteó a mirar a la morena. -¿Vamos?- dijo con suavidad pero antes de comenzar a caminar Alex pareció recordar algo... Andi, que se emocionaba con las sorpresas sonrió ampliamente a la espera del misterioso artefacto.
De pronto sus ojos se ampliaron al ver la nueva cámara de Alex. Era realmente impresionante y aunque no entendiera sobre ellas, tantos botones y brillos la deslumbraban igual. Andi elevó la vista al rostro de su amiga, y no pudo evitar sentir que flotaba frente a ella. Se veía magnificamente hermosa, con puro orgullo y emoción en su rostro. Parecía una pequeña nena con un juguete nuevo,... un juguete especial, el que más quería en el mundo entero. -Es maravillosa- balbuceó sin dejar de mirar a su amiga... -Y la cámara también- sonrió divertida dejando en claro que el primer comentario iba para la expresión de Alex y no precisamente a su instrumento fotográfico.
De pronto, sin previo aviso, observó una luz que provenía del fuerte flash de la cámara. Andi cerró los ojos pues parecía que la luz la había pillado de improviso. Parpadeó unos segundo para volver su vista a la normalidad y finalmente volvió a mirar a la morena quien seguía con una sonrisa de lado a lado, tan contagiosa que Andi no pudo hacer nada más que imitarla. -Hey!!... ¡eso casi me deja ciega!- exclamó divertida para luego acercarse a su amiga en busca de la imagen fotografiada. -¡Déjame ver!, ¿Cómo salí?...¿Muy fea?- hablaba la rubia mientras soltaba una de sus revoltosas y dulces risitas. -Si quieres voy modelando- dijo luego, dando paso a unas extrañas poses digas de cualquier modelo profesional...o al menos Andi pensaba eso.
Asi comenzó un desfile de expresiones faciales y corporales. Seria, alegre, divertida, traviesa, sorprendida y muchas sensuales, porque Andi podría ser insegura en el aspecto intelectual, pero en lo físico, estaba de lo más a gusto. Amaba fotografiarse, hacer videos, animaciones,... todas llenas de locuras y sobretodo de baile.
La rubia sin dudar dos veces tomó de la mano a su bella amiga para seguir con la diversión. La rubia posaba para que la morena le fotografiara, jugando alegremente a ser modelo profesional.
De pronto sus ojos se ampliaron al ver la nueva cámara de Alex. Era realmente impresionante y aunque no entendiera sobre ellas, tantos botones y brillos la deslumbraban igual. Andi elevó la vista al rostro de su amiga, y no pudo evitar sentir que flotaba frente a ella. Se veía magnificamente hermosa, con puro orgullo y emoción en su rostro. Parecía una pequeña nena con un juguete nuevo,... un juguete especial, el que más quería en el mundo entero. -Es maravillosa- balbuceó sin dejar de mirar a su amiga... -Y la cámara también- sonrió divertida dejando en claro que el primer comentario iba para la expresión de Alex y no precisamente a su instrumento fotográfico.
De pronto, sin previo aviso, observó una luz que provenía del fuerte flash de la cámara. Andi cerró los ojos pues parecía que la luz la había pillado de improviso. Parpadeó unos segundo para volver su vista a la normalidad y finalmente volvió a mirar a la morena quien seguía con una sonrisa de lado a lado, tan contagiosa que Andi no pudo hacer nada más que imitarla. -Hey!!... ¡eso casi me deja ciega!- exclamó divertida para luego acercarse a su amiga en busca de la imagen fotografiada. -¡Déjame ver!, ¿Cómo salí?...¿Muy fea?- hablaba la rubia mientras soltaba una de sus revoltosas y dulces risitas. -Si quieres voy modelando- dijo luego, dando paso a unas extrañas poses digas de cualquier modelo profesional...o al menos Andi pensaba eso.
Asi comenzó un desfile de expresiones faciales y corporales. Seria, alegre, divertida, traviesa, sorprendida y muchas sensuales, porque Andi podría ser insegura en el aspecto intelectual, pero en lo físico, estaba de lo más a gusto. Amaba fotografiarse, hacer videos, animaciones,... todas llenas de locuras y sobretodo de baile.
La rubia sin dudar dos veces tomó de la mano a su bella amiga para seguir con la diversión. La rubia posaba para que la morena le fotografiara, jugando alegremente a ser modelo profesional.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Los dedos de Alex bailaban sobre los incontables botones de la cámara, curioseando cada pequeño detalle de la máquina, a pesar de que en casa ya había hecho un análisis exhaustivo. Aunque diese la impresión de que la fotografía era solo uno de esos hobbies que todo el mundo necesita para alejar la mente de las obligaciones, en el fondo significaba muchísimo más. Cada día, el entrar a la facultad de medicina la hacía arrepentirse cada vez más de no haber perseguido su sueño. Esa cámara era la herramienta para no alejarse aún más de él y al mirar a Andi sabía que ella sería la ayuda que necesitaba para hacer esa ilusión más perfecta aún.
Sus ojos se iluminaron al mirar a la rubia cuando esta elogió la cámara. Alex pensó que la rubia era aún más polifacética y también tenía idea de fotografía y eso le hacía ilusión. Podrían compartir técnicas y viejas anécdotas, podrían comp...- Oh. -Respondió, enmudecida tras haber entendido el significado de la siguiente aclaración. Sus mejillas enrojecieron por el piropo e intentó esconder el color y la sonrisilla que se le había formado. No estaba preparada para soportar los piropos de Andi sin que a sus oídos sonasen como los cantos de las sirenas de la Odisea y eso la molestaba, porque nunca ningún chico había conseguido provocar eso en ella. Cuando era niña, las chicas mayores del colegio solían decir que los chicos decían cosas bonitas a las chicas para "meterse bajo sus faldas", cosa que entonces no entendía. Pudo comprobar lo cierto de esa frase. Pero Andi... era diferente. Conseguía que Alex se sintiese segura, de si misma y de que con Andi las cosas no podían ir mal.
Nada más observar la reacción de la rubia, Alex dejó de sonreír y se mostró terriblemente arrepentida. No estaba acostumbrada a usar esa cámara y había olvidado quitar el flash, claramente innecesario con la luz de la tarde.- Lo siento, lo siento... No sabía que el flash estaba activado... -Dio un paso hacia ella, alzando los brazos a su rostro para comprobar si estaba bien, aunque después advirtió que esa acción no tenía mucho sentido y los bajó. Se vio abordada por la euforia de la rubia y no pudo más que mostrarle la foto. Sonrió ampliamente y negó con la cabeza. Nunca podría haber salido mal y mucho menos "muy fea"- Mira, sales preciosa -dijo casi en un susurro mientras se pasaba el pelo tras la oreja con la mano libre. La miró como dejando una ventana abierta a sus pensamientos justo antes de que comenzase a hacer poses interpretables como las de una modelo profesional.
Ante el desconcierto y la incredulidad de que estuviesen haciendo eso en medio del paseo y los demás peatones no se quedasen mirándolas, se vio alzando la cámara de nuevo para seguir con esa improvisada 'sesión' fotográfica. Esta vez sin flash. Se dejó llevar y sonrió tras el objetivo, capturando las diferentes expresiones de la rubia. Rió con aquellas poses más exageradas. Estaba disfrutando muchísimo. Le permitió tomar su mano cuando ella la buscó y suerte de que tenía el artefacto cubriéndole gran parte del rostro, porque Andi podría haber advertido fácilmente que había echado de menos ese contacto.- ¿Por qué no te cambias y subimos a la torre a hacer algunas fotos más? Estoy segura de que la luz allí será la idónea para... resaltar tus ojos azules. -Bajó la cámara y se encogió de hombros. No era una persona acostumbrada al coqueteo. ¿Coqueteo? Sí, coqueteo.
Sus ojos se iluminaron al mirar a la rubia cuando esta elogió la cámara. Alex pensó que la rubia era aún más polifacética y también tenía idea de fotografía y eso le hacía ilusión. Podrían compartir técnicas y viejas anécdotas, podrían comp...- Oh. -Respondió, enmudecida tras haber entendido el significado de la siguiente aclaración. Sus mejillas enrojecieron por el piropo e intentó esconder el color y la sonrisilla que se le había formado. No estaba preparada para soportar los piropos de Andi sin que a sus oídos sonasen como los cantos de las sirenas de la Odisea y eso la molestaba, porque nunca ningún chico había conseguido provocar eso en ella. Cuando era niña, las chicas mayores del colegio solían decir que los chicos decían cosas bonitas a las chicas para "meterse bajo sus faldas", cosa que entonces no entendía. Pudo comprobar lo cierto de esa frase. Pero Andi... era diferente. Conseguía que Alex se sintiese segura, de si misma y de que con Andi las cosas no podían ir mal.
Nada más observar la reacción de la rubia, Alex dejó de sonreír y se mostró terriblemente arrepentida. No estaba acostumbrada a usar esa cámara y había olvidado quitar el flash, claramente innecesario con la luz de la tarde.- Lo siento, lo siento... No sabía que el flash estaba activado... -Dio un paso hacia ella, alzando los brazos a su rostro para comprobar si estaba bien, aunque después advirtió que esa acción no tenía mucho sentido y los bajó. Se vio abordada por la euforia de la rubia y no pudo más que mostrarle la foto. Sonrió ampliamente y negó con la cabeza. Nunca podría haber salido mal y mucho menos "muy fea"- Mira, sales preciosa -dijo casi en un susurro mientras se pasaba el pelo tras la oreja con la mano libre. La miró como dejando una ventana abierta a sus pensamientos justo antes de que comenzase a hacer poses interpretables como las de una modelo profesional.
Ante el desconcierto y la incredulidad de que estuviesen haciendo eso en medio del paseo y los demás peatones no se quedasen mirándolas, se vio alzando la cámara de nuevo para seguir con esa improvisada 'sesión' fotográfica. Esta vez sin flash. Se dejó llevar y sonrió tras el objetivo, capturando las diferentes expresiones de la rubia. Rió con aquellas poses más exageradas. Estaba disfrutando muchísimo. Le permitió tomar su mano cuando ella la buscó y suerte de que tenía el artefacto cubriéndole gran parte del rostro, porque Andi podría haber advertido fácilmente que había echado de menos ese contacto.- ¿Por qué no te cambias y subimos a la torre a hacer algunas fotos más? Estoy segura de que la luz allí será la idónea para... resaltar tus ojos azules. -Bajó la cámara y se encogió de hombros. No era una persona acostumbrada al coqueteo. ¿Coqueteo? Sí, coqueteo.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
La propuesta de Alex animó aún más a la rubia, quien al escuchar el comentario de la latina, se apresuró en asintir con la cabeza. En un impulso natural, Andi tomó de la mano a Alex para que la acompañara a los baños. Nuevamente volvía a olvidar los tapujos internos de su amiga y como si fuera lo más natural del mundo comenzó a caminar sin soltarle la mano. -Bien, vamos. Tienes que acompañarme porque sino lo más probable es que me pierda como la otra vez- sonrió divertida excusando su comportamiento,...aunque para ser justos algo de verdad había en el comentario.
Las niña comenzaron a caminar en dirección al sector de servicios. Andi miraba a Alex de reojo y no podía evitar sentir que la morena no estaba muy a gusto... Quizás era solo su imaginación, pero tuvo que soltarle la mano para no provocar una segunda fuga por parte de su amiga. -Ven entra, afuera te aburrirás sola- dijo una vez en la entrada del baño, y con una sonrisita traviesa instó a la morena a que la siguiera.
Rápidamente se puso manos a la obra. Primero el maquillaje. Con un suave algodón, Andi comenzó a remover toda la pintura facial. Le gustaba jugar antes, dejándose rayas divertidas en el rostro antes de quitarlo todo, pero hoy no lo hizo. Estaba apurada. Hoy solo quería estar lista rápido para su atractiva nueva mejor amiga.
Una vez quitado toda la pintura del rostro, brazos y piernas, prosiguió con el pelo. Este paso fue bastante más rápido, ya que solo consistió en tomar su cabello en un desordenado y casual moño, uno de esos moños que toda la gente envidia por ser tan caóticamente adorables. Una rápida mirada al espejo, un auto guiño y volteó a mirar a su amiga.
-¡Listo!...¿ahora si estoy reconocible?- bromeó divertida al tiempo en que comenzaba a cambiar su vestuario. Andi, toda su vida había pertenecido a club de deportes y porristas, por lo que cambiarse frente a la gente no era problema para ella... Lo hacía todos los dias en la Facultad de Arte. Asi es que, sin pensar mucho en la reacción de Alex, comenzó a desnudarse en frente de ella. Sacó su vestido plateado quedando en ropa interior. Se podía ver su escultural cuerpo, su vientre tonificado y plano, sus fuertes brazos y femeninos rasgos.
De pronto, se dirigió a su sujetador y lo desprendió liberando sus pequeños pero bien formados senos. La rubia estaba tan acostumbrada que ningún rubor amenazaba con aparecer. Se acercó a su bolso y extrajo unos sujetadores deportivos, se los colocó para luego acomodarse una infantil polera del gato félix. Jeans, tenis y una simple cortavientos. Sabía que afuera moriría de frio pero esas eran las desventajas de no tener mucho dinero.
-¡Ya!, ahora si...todo listo para salir- dijo volteando a mirar por primera vez a su amiga después de haber estado semidesnuda en frente de ella.
Las niña comenzaron a caminar en dirección al sector de servicios. Andi miraba a Alex de reojo y no podía evitar sentir que la morena no estaba muy a gusto... Quizás era solo su imaginación, pero tuvo que soltarle la mano para no provocar una segunda fuga por parte de su amiga. -Ven entra, afuera te aburrirás sola- dijo una vez en la entrada del baño, y con una sonrisita traviesa instó a la morena a que la siguiera.
Rápidamente se puso manos a la obra. Primero el maquillaje. Con un suave algodón, Andi comenzó a remover toda la pintura facial. Le gustaba jugar antes, dejándose rayas divertidas en el rostro antes de quitarlo todo, pero hoy no lo hizo. Estaba apurada. Hoy solo quería estar lista rápido para su atractiva nueva mejor amiga.
Una vez quitado toda la pintura del rostro, brazos y piernas, prosiguió con el pelo. Este paso fue bastante más rápido, ya que solo consistió en tomar su cabello en un desordenado y casual moño, uno de esos moños que toda la gente envidia por ser tan caóticamente adorables. Una rápida mirada al espejo, un auto guiño y volteó a mirar a su amiga.
-¡Listo!...¿ahora si estoy reconocible?- bromeó divertida al tiempo en que comenzaba a cambiar su vestuario. Andi, toda su vida había pertenecido a club de deportes y porristas, por lo que cambiarse frente a la gente no era problema para ella... Lo hacía todos los dias en la Facultad de Arte. Asi es que, sin pensar mucho en la reacción de Alex, comenzó a desnudarse en frente de ella. Sacó su vestido plateado quedando en ropa interior. Se podía ver su escultural cuerpo, su vientre tonificado y plano, sus fuertes brazos y femeninos rasgos.
De pronto, se dirigió a su sujetador y lo desprendió liberando sus pequeños pero bien formados senos. La rubia estaba tan acostumbrada que ningún rubor amenazaba con aparecer. Se acercó a su bolso y extrajo unos sujetadores deportivos, se los colocó para luego acomodarse una infantil polera del gato félix. Jeans, tenis y una simple cortavientos. Sabía que afuera moriría de frio pero esas eran las desventajas de no tener mucho dinero.
-¡Ya!, ahora si...todo listo para salir- dijo volteando a mirar por primera vez a su amiga después de haber estado semidesnuda en frente de ella.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Reacciones como esa viniendo de Andi siempre la tomarían por sorpresa, por muy alerta que estuviese. Cuando la rubia le tomó la mano para dirigirse a los lavabos, no podía tener la menor idea de lo que eso causaría en la latina. Todos y cada uno de los poros de su cuerpo se erizaron y una corriente eléctrica la sacudió. El miedo, ese terrible pánico que había logrado enterrar hasta entonces, emergió con más fuerza que nunca. Echó un vistazo a su alrededor y, aunque se alejase de la realidad, solo veía cientos de ojos dirigiéndose a ellas. A sus manos unidas. Quedó petrificada, caminando cual autómata arrastrada por Andi. No fue capaz de responder a su broma, ni siquiera de esbozar una simple sonrisa. Tampoco pudo notar cómo su mano y la de su amiga encajaban como hechas a medida para la otra. La rubia no era capaz de imaginarse lo que estaba sucediendo en el cerebro de Alex.
Cuando la soltó, encontró la liberación que necesitaba para que la sinapsis de sus neuronas volviese a dar señales de vida. Justo a tiempo para devolver a Andi una sonrisa nerviosa que acabó pareciendo una extraña mueca, evitando así que advirtiese que no estaba bien. Lo había logrado. Había conseguido convencerse de que había dicho adiós a sus miedos, pero solo era un velo que la cegaba de la realidad. Todavía tenía mucho por hacer antes de poder caminar al lado de Andi por la calle con la confianza de su lado.
La siguió y nada más cerrar la puerta tras ella, se arrepintió de haberlo hecho. Andi iba a cambiarse de ropa ahí dentro. En ese cubículo que de repente no parecía lo suficientemente grande para que dos personas estuviesen en él sin tener que rozarse. Imágenes de la rubia deslizando el vestido plateado por sus piernas asaltaban su mente y no la dejaban pensar con claridad. De momento solo se estaba desmaquillando, pero eso fue suficiente para que Alex quedase hipnotizada por sus labios, como si se tratasen del fruto prohibido del árbol del paraíso. Después, se desmaquilló los brazos y las piernas y de pronto, aunque fuese otoño y las temperaturas algunos días rozasen el cero en el termómetro, hacía demasiado calor en ese lavabo. Se agarró ligeramente a la pared cuando las piernas quisieron fallarle y usó la otra mano de abanico para darse aire disimuladamente. El guiño de la rubia acabó con ella cuando creía haberse recompuesto.
Asintió enérgicamente a su pregunta sin haberla llegado a entender realmente. Pegada a la pared como si la rubia quemase, solo escuchaba la tela del vestido rozar contra su piel. Apartó la vista, pero su imaginación se encargó de todo el trabajo y lanzó señales de alerta a una parte de la anatomía de Alex que la latina no mencionaría. Debía sacar esas imágenes de su cerebro en ese mismo momento o no sería capaz de volver a mirar a Andi a la cara. Pero se lo estaba poniendo tan difícil... No era la primera vez que Alex veía a otra mujer cambiarse frente a ella, lo había hecho cientos de veces en el vestuario del instituto. Pero eso... era muy diferente. Era Andi de quien estamos hablando. Alex se había despertado más de una vez en la madrugada sorprendiéndose de haber soñado con ella, y no eran de esos sueños que se tienen con las 'amigas'. Y ahora la sometía a esa dulce tortura.
Respiró hondo un par de veces antes de contestarle- Vamos -Nadie podía esperar que dijese nada más en ese momento. No cuando todo lo que quería hacer era volver a desnudarla ella misma, con los dientes. En vez de cometer tal locura, abrió la puerta del baño y salió cual pájaro que busca la liberación de su jaula. Una ráfaga de aire fresco impactó contra sus mejillas coloradas y lo agradeció. Ironía, que aunque hubiese dado todo lo que tenía para salir de ahí antes, ahora podría hacer lo imposible para volver a estar en una situación parecida.
Cuando la soltó, encontró la liberación que necesitaba para que la sinapsis de sus neuronas volviese a dar señales de vida. Justo a tiempo para devolver a Andi una sonrisa nerviosa que acabó pareciendo una extraña mueca, evitando así que advirtiese que no estaba bien. Lo había logrado. Había conseguido convencerse de que había dicho adiós a sus miedos, pero solo era un velo que la cegaba de la realidad. Todavía tenía mucho por hacer antes de poder caminar al lado de Andi por la calle con la confianza de su lado.
La siguió y nada más cerrar la puerta tras ella, se arrepintió de haberlo hecho. Andi iba a cambiarse de ropa ahí dentro. En ese cubículo que de repente no parecía lo suficientemente grande para que dos personas estuviesen en él sin tener que rozarse. Imágenes de la rubia deslizando el vestido plateado por sus piernas asaltaban su mente y no la dejaban pensar con claridad. De momento solo se estaba desmaquillando, pero eso fue suficiente para que Alex quedase hipnotizada por sus labios, como si se tratasen del fruto prohibido del árbol del paraíso. Después, se desmaquilló los brazos y las piernas y de pronto, aunque fuese otoño y las temperaturas algunos días rozasen el cero en el termómetro, hacía demasiado calor en ese lavabo. Se agarró ligeramente a la pared cuando las piernas quisieron fallarle y usó la otra mano de abanico para darse aire disimuladamente. El guiño de la rubia acabó con ella cuando creía haberse recompuesto.
Asintió enérgicamente a su pregunta sin haberla llegado a entender realmente. Pegada a la pared como si la rubia quemase, solo escuchaba la tela del vestido rozar contra su piel. Apartó la vista, pero su imaginación se encargó de todo el trabajo y lanzó señales de alerta a una parte de la anatomía de Alex que la latina no mencionaría. Debía sacar esas imágenes de su cerebro en ese mismo momento o no sería capaz de volver a mirar a Andi a la cara. Pero se lo estaba poniendo tan difícil... No era la primera vez que Alex veía a otra mujer cambiarse frente a ella, lo había hecho cientos de veces en el vestuario del instituto. Pero eso... era muy diferente. Era Andi de quien estamos hablando. Alex se había despertado más de una vez en la madrugada sorprendiéndose de haber soñado con ella, y no eran de esos sueños que se tienen con las 'amigas'. Y ahora la sometía a esa dulce tortura.
Respiró hondo un par de veces antes de contestarle- Vamos -Nadie podía esperar que dijese nada más en ese momento. No cuando todo lo que quería hacer era volver a desnudarla ella misma, con los dientes. En vez de cometer tal locura, abrió la puerta del baño y salió cual pájaro que busca la liberación de su jaula. Una ráfaga de aire fresco impactó contra sus mejillas coloradas y lo agradeció. Ironía, que aunque hubiese dado todo lo que tenía para salir de ahí antes, ahora podría hacer lo imposible para volver a estar en una situación parecida.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Unos grandes y bellos ojos azules se posaron en el rostro de la latina, para luego abrir paso a una expresión de confunsión y aturdimiento. Andi no lograba entender por qué su amiga estaba tan sonrojada. "¿Abre dicho algo estúpido? ¿Algo fuera de lugar?, ashhh siempre me pasa lo mismo", pensó con algo de frustración por su evidentes y constantes desatinos. Suspiró abatida para luego dirigirse a un lockers público. Sin decir ni una palabra, se libró de su pesado bolso sin olvidar sacar sus ganacias, claro. Tomó una moneda y la introdujo en el casillero. Cerrado. Asi siempre se aseguraba de mantener su equipo de trabajo en buenas condiciones, a salvo y sin que le dañara el hombro por el peso. Santos Baños Públicos...
Andi se quedó cerca de 5 segundos en cuclillas, mientras pensaba que diantres había hecho y como disculparse con la morena. De pronto la realidad le golpeó como si se tratara de un diario lanzado por el molesto paperboy de la mañana. "No le gustan las chicas", pensó asombrada. "No le gustan", está vez su expresión de sorpresa había caído en un expresión triste para nada típica en la rubia. A los ojos de Andi era todo tan obvio. La latina se había avergonzado por tener que verla casi desnuda mientras se cambiaba, eso era un claro indicio que no disfrutaba con lo que sucedía, por ende Alex deberiá ser heterosexual con todas las de la ley. Andi suspiró derrotada dejando que todas sus ilusiones de llegar a tener 'algo más' con la morena, se desvanecieran en el aire.
-Disculpa- dijo de pronto. -Acabo de entenderlo ... yo ... yo soy tan estúpida a veces, en realidad siempre ... Nunca me doy cuenta de las cosas que hago hasta que veo que la gente se incomoda- trataba de justificarse pues no había sido intencional el desagradar a su amiga. -Este ... yo ... Por un momento pensé que ... tu y yo ... ammm ... que a ti te pasaban cosas, ashhh solo lo asumí, ¡Que estupidez!, como si todas las personas tuvieran que sentirse atraidas por mi ... ¡Que idiota!- dijo regañándose por su actuar. Estaba segura que ahora Alex pensaba que era una especie de stripper o algo por estilo.
Andi jugueteaba nerviosamente con las mangas de su cortavientos. Su rostro parecía el de una chica de seis años reprendida por sus padres. A leguas se notaba el sentimiento de culpa que inundaba el cuerpo de la rubia, mezclado con algo de miedo al pensar que con esto terminaría con perder toda amistad con la latina. "Por eso arrancó aquel día", pensó. "Yo la estaba presionando y ... y ... ashhh", bufó cabizbaja. -Entiendo si ahora quieres irte, yo no voy a presionarte- balbuceó con una voz apenas audible. Aharo su turno en sonrojarse y por primera vez en mucho tiempo, la rubia sintió verguenza de sus actos.
Andi se quedó cerca de 5 segundos en cuclillas, mientras pensaba que diantres había hecho y como disculparse con la morena. De pronto la realidad le golpeó como si se tratara de un diario lanzado por el molesto paperboy de la mañana. "No le gustan las chicas", pensó asombrada. "No le gustan", está vez su expresión de sorpresa había caído en un expresión triste para nada típica en la rubia. A los ojos de Andi era todo tan obvio. La latina se había avergonzado por tener que verla casi desnuda mientras se cambiaba, eso era un claro indicio que no disfrutaba con lo que sucedía, por ende Alex deberiá ser heterosexual con todas las de la ley. Andi suspiró derrotada dejando que todas sus ilusiones de llegar a tener 'algo más' con la morena, se desvanecieran en el aire.
-Disculpa- dijo de pronto. -Acabo de entenderlo ... yo ... yo soy tan estúpida a veces, en realidad siempre ... Nunca me doy cuenta de las cosas que hago hasta que veo que la gente se incomoda- trataba de justificarse pues no había sido intencional el desagradar a su amiga. -Este ... yo ... Por un momento pensé que ... tu y yo ... ammm ... que a ti te pasaban cosas, ashhh solo lo asumí, ¡Que estupidez!, como si todas las personas tuvieran que sentirse atraidas por mi ... ¡Que idiota!- dijo regañándose por su actuar. Estaba segura que ahora Alex pensaba que era una especie de stripper o algo por estilo.
Andi jugueteaba nerviosamente con las mangas de su cortavientos. Su rostro parecía el de una chica de seis años reprendida por sus padres. A leguas se notaba el sentimiento de culpa que inundaba el cuerpo de la rubia, mezclado con algo de miedo al pensar que con esto terminaría con perder toda amistad con la latina. "Por eso arrancó aquel día", pensó. "Yo la estaba presionando y ... y ... ashhh", bufó cabizbaja. -Entiendo si ahora quieres irte, yo no voy a presionarte- balbuceó con una voz apenas audible. Aharo su turno en sonrojarse y por primera vez en mucho tiempo, la rubia sintió verguenza de sus actos.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Alex se había relajado notablemente ahora que pensaba que el momento más tenso de la tarde ya había tenido lugar. No iba a huir de nuevo, ni en sueños lo habría hecho, pero siempre agradecía que las circunstancias no le hiciesen casi imposible mantener la calma. Mientras Andi guardaba la bolsa, se apoyó en otra de las columnas de taquillas y se cruzó de brazos. Intentaba no mirarla, pues de quedarse observándola durante un largo rato sabía que las imágenes volverían a su mente rápidamente. Pero era inevitable que sus ojos la buscasen, a su lado. Se encontraba en una encrucijada; por una parte, las sensaciones que había experimentado dentro de ese cuarto de baño la hacían estremecerse y querer poner kilómetros de tierra entre ambas para que no ocurriese algo más allá. Justo al otro lado, estaba el hecho de que, aunque no quería, necesitaba estar cerca de la rubia más que nunca.
Escuchó la taquilla cerrarse y volvió al mundo real. La miró por el rabillo del ojo esperando que se levantase, pero al ver que no lo hacía, ladeó la cabeza y frunció el ceño, sin comprender por qué se quedaba en cuclillas frente a la taquilla. Al parecer, no era la única que lidiaba con un dilema interno. Su rostro pasó de expresar sorpresa a mostrarla decaída, como pocas veces la había visto antes. Todas sus preocupaciones personales fueron nada comparadas con la forma en la que el corazón se le encogió al pensar que algo malo le pasaba a Andi.- ¿Q-qué sucede? -Preguntó, con la voz rota por el temor a la respuesta. Un suspiro acabó finalmente con ella.- Andi...
De pronto, la rubia se levantó, mostrando nuevamente la evidente diferencia de altura entre ambas. Su atlético cuerpo de bailarina era lo único que salvaba a Alex de sentirse demasiado pequeña a su lado. Su expresión preocupada no se desvaneció, es más, se exageraba a cada palabra que decía la rubia. Alex no entendió por dónde iban los tiros y desde un principio se temió lo peor. Andi había descubierto que se sentía terriblemente atraída por ella y quería aclarar las cosas. Pese a todas las veces que se había convencido de que eso sería lo mejor, ese pensamiento la aterrorizó.
Pero peor aún fue el desconcierto con el que la dejó la última frase. La analizó mentalmente unas cinco veces antes de llegar a entenderla por completo. El resultado de su reflexión consiguió que un indicio de sonrisa se asomase por sus comisuras. Todo había sido una muy enmarañada confusión y Alex necesitaba, al menos, evitar que Andi se preocupase. Pero debía hacerlo sin confesar su secreto.- No me voy a ninguna parte, Andi. Yo... es más complicado que eso. -Cogió aire, haciendo tiempo para pensar en una forma de explicarlo, de disfrazar la verdad. No ayudaba que Andi no dejase de jugar con sus mangas, así que la cogió de ambas manos para tranquilizarla- Verás, yo me he educado siempre en una familia muy convencional. Mi familia es puertorriqueña, viene de un pueblo pequeño y, bueno, hay cosas que les cuesta entender. No somos de mente muy abierta y, aunque vivir en Londres nos ha ayudado, hay cosas que aún me cuesta aceptar. -¿De momento iba bien, no? Aunque no tendría problema en volver a explicárselo a la rubia si lo necesitaba.
- Pero en el tiempo que llevamos conociéndonos, he... experimentado cosas para las que no estaba preparada. Se me hace difícil reaccionar de forma normal a que me cojas la mano en público... y no puedo evitar incomodarme como antes si te quedas prácticamente desnuda frente a mi. -Había llegado a ese punto de su discurso. Se le había ido ligeramente de las manos y no pudo evitar que las palabras le saliesen solas- Porque me haces sentir cosas que... que no se supone que debería sentir. Somos amigas... y no debería dejar de pensar coherentemente cuando tu rostro y el mío se acercan demasiado. No debería sentir escalofríos cuando rozo tu piel. No debería, pero es así y... me asusta.
Lo había dicho. No se suponía que debía hacerlo, no de forma tan abrupta y mucho menos en un baño público. Pero estaba hecho. Era tan diferente pensarlo que decirlo... y ahora se sentía totalmente liberada, habiendo eliminado una gran carga. Pero tenía la sensación de que el peso de lo que había dicho era mayor. Bajó la mirada al suelo y retrocedió hasta que su espalda topó de nuevo con el casillero. Se cruzó de brazos o, más bien, se abrazó a si misma. Respiró hondo, algo entrecortada, intentando que las lágrimas que se acumulaban en sus ojos no cayesen. Se sentía desprotegida ante Andi, que lo sabía todo y podía hacer lo que quisiese con esa información. No se atrevía a mirarla. No cuando, a través de sus ojos azules, podía ver la verdad de sus palabras.
Escuchó la taquilla cerrarse y volvió al mundo real. La miró por el rabillo del ojo esperando que se levantase, pero al ver que no lo hacía, ladeó la cabeza y frunció el ceño, sin comprender por qué se quedaba en cuclillas frente a la taquilla. Al parecer, no era la única que lidiaba con un dilema interno. Su rostro pasó de expresar sorpresa a mostrarla decaída, como pocas veces la había visto antes. Todas sus preocupaciones personales fueron nada comparadas con la forma en la que el corazón se le encogió al pensar que algo malo le pasaba a Andi.- ¿Q-qué sucede? -Preguntó, con la voz rota por el temor a la respuesta. Un suspiro acabó finalmente con ella.- Andi...
De pronto, la rubia se levantó, mostrando nuevamente la evidente diferencia de altura entre ambas. Su atlético cuerpo de bailarina era lo único que salvaba a Alex de sentirse demasiado pequeña a su lado. Su expresión preocupada no se desvaneció, es más, se exageraba a cada palabra que decía la rubia. Alex no entendió por dónde iban los tiros y desde un principio se temió lo peor. Andi había descubierto que se sentía terriblemente atraída por ella y quería aclarar las cosas. Pese a todas las veces que se había convencido de que eso sería lo mejor, ese pensamiento la aterrorizó.
Pero peor aún fue el desconcierto con el que la dejó la última frase. La analizó mentalmente unas cinco veces antes de llegar a entenderla por completo. El resultado de su reflexión consiguió que un indicio de sonrisa se asomase por sus comisuras. Todo había sido una muy enmarañada confusión y Alex necesitaba, al menos, evitar que Andi se preocupase. Pero debía hacerlo sin confesar su secreto.- No me voy a ninguna parte, Andi. Yo... es más complicado que eso. -Cogió aire, haciendo tiempo para pensar en una forma de explicarlo, de disfrazar la verdad. No ayudaba que Andi no dejase de jugar con sus mangas, así que la cogió de ambas manos para tranquilizarla- Verás, yo me he educado siempre en una familia muy convencional. Mi familia es puertorriqueña, viene de un pueblo pequeño y, bueno, hay cosas que les cuesta entender. No somos de mente muy abierta y, aunque vivir en Londres nos ha ayudado, hay cosas que aún me cuesta aceptar. -¿De momento iba bien, no? Aunque no tendría problema en volver a explicárselo a la rubia si lo necesitaba.
- Pero en el tiempo que llevamos conociéndonos, he... experimentado cosas para las que no estaba preparada. Se me hace difícil reaccionar de forma normal a que me cojas la mano en público... y no puedo evitar incomodarme como antes si te quedas prácticamente desnuda frente a mi. -Había llegado a ese punto de su discurso. Se le había ido ligeramente de las manos y no pudo evitar que las palabras le saliesen solas- Porque me haces sentir cosas que... que no se supone que debería sentir. Somos amigas... y no debería dejar de pensar coherentemente cuando tu rostro y el mío se acercan demasiado. No debería sentir escalofríos cuando rozo tu piel. No debería, pero es así y... me asusta.
Lo había dicho. No se suponía que debía hacerlo, no de forma tan abrupta y mucho menos en un baño público. Pero estaba hecho. Era tan diferente pensarlo que decirlo... y ahora se sentía totalmente liberada, habiendo eliminado una gran carga. Pero tenía la sensación de que el peso de lo que había dicho era mayor. Bajó la mirada al suelo y retrocedió hasta que su espalda topó de nuevo con el casillero. Se cruzó de brazos o, más bien, se abrazó a si misma. Respiró hondo, algo entrecortada, intentando que las lágrimas que se acumulaban en sus ojos no cayesen. Se sentía desprotegida ante Andi, que lo sabía todo y podía hacer lo que quisiese con esa información. No se atrevía a mirarla. No cuando, a través de sus ojos azules, podía ver la verdad de sus palabras.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Andi no se atrevía a levantar la mirada. La verguenza la carcomía internamente. ¿Como era posible que una persona fuera tan cabeza dura e intentara seducir a una chica a la cual ni siquiera le conocía los gustos?. Aquello sólo era digno de Andi Samus Pierce, la eterna distraída y despistada rubia ... por no decir otra cosas, claro está.
La rubia, vagamente escuchó una preocupada voz de fondo, pero aún no se atrevía a mirar, de hecho sus ojos seguían fijamente pegados al suelo como si intentase romper alguna baldosa con ellos. Estaba convencida de que su amiga la rechazaría y que, con el poco tiempo que llevaba conociéndola, no sería de forma muy agradable. Aquello la entristeció más de lo que ya estaba y un suave suspiro escapó por sus labios.
De pronto, la misma hermosa y dulce voz la sacó de sus pensamientos y tras escuchar que la morena no se iba a ningún lado, sólo entonces se dió ánimos para levantar la cabeza y posar su mirada en la menuda latina. -¿No?...- susurró insegura mientras su rostro dibujaba nerviosas sonrisitas alternadas con unas suaves mordidas de labio. Andi volvía a recuperar su confianza y ya no sentía que el mundo acababa hoy. Suspiró aliviada. De la misma forma que lo hizo cuando su padre le dijo por primera vez que el monstruo del clóset no existía, para luego abrirlo frente sus ojos. Era la misma sensación. La agradable y placentera sensación de que nada malo iba a pasar.
Alex siguió con un improvisado discurso. Andi escuchaba con toda la atención del mundo. Ahora miraba a la latina sin tanta verguenza aunque no podía negar que aún sentía un ardor en las mejillas. Aún así, la rubia sonreía levemente al escuchar las palabras de la morena. No podía ser nada malo ¿Cierto?... Después de todo no iba a escapar como la vez pasada.
La joven bailarina estaba completamente absorta en los labios de la latina hasta que algo la hizo dejar de sonreir. Ahi estaba denuevo... El miedo. Las ganas de salir corriendo de allí porque nuevamente pensaba que todo había fracasado. Fueron solo unos simple palabras para devolver todo tipo de inseguridad a la rubia. Volvió a bajar la vista casi como si se tratara de un tic nervioso. Su mente intentaba ir lo más rápido posible con tal de no perder el hilo de la conversación, y no vamos a negar que le costaba... es que tantas emociones juntas la hacían perder la concentración olvidando hasta su segundo nombre.
-Alex- fué todo lo que logró decir. Alzó la vista solo para encontrar que ahora era su amiga quien se perdía en los azulejos. Sonrió levemente, con ternura, como si se tratase de una pequeña nena asustada... Aunque Andi no estaba muy equivocada con aquella semejanza. Se acercó a la latina rozando su mentón con los dedos. Un pequeño toque. Las manos le tiritaban, pero luego se dejó llevar por sus sentimientos y una vez más recordó las sabias palabras de su abuela... "No dejes pasar la oportunidad de hacer reir a alguien"... Aunque si, al caso no tenía mucho que ver, a Andi le daba exactamente lo mismo. Para ella todo calzaba a la perfección. Estaban hechas la una para la otra.
Y entonces sucedió lo inesperado...
Luego de levantar delicadamente el rostro de la latina, Andi se acercó sin miedo, hasta cerrar todo distancia entre ellas. De esta forma, la rubia selló con un tierno y dulce beso lo que ella consideraba era la más hermosa de las declaraciones que jamás le habían hecho. Quizás lo estaba malinterpretando pero ya daba igual... La estaba besando y eso era lo único importaba.
Se dejó llevar por el hechizo creado. Con sus manos sujetaba y acariciaba las mejillas de la morena, como si no quisiera dejarla más. Como si fuera un elixir de inmortalidad o un preciado premio que no debía perder. No estaba tan equivocada en todo caso, pues para ella, Alex era más importante que cualquier estúpido tesoro... En este preciso momento, Alex era su todo.
La rubia, vagamente escuchó una preocupada voz de fondo, pero aún no se atrevía a mirar, de hecho sus ojos seguían fijamente pegados al suelo como si intentase romper alguna baldosa con ellos. Estaba convencida de que su amiga la rechazaría y que, con el poco tiempo que llevaba conociéndola, no sería de forma muy agradable. Aquello la entristeció más de lo que ya estaba y un suave suspiro escapó por sus labios.
De pronto, la misma hermosa y dulce voz la sacó de sus pensamientos y tras escuchar que la morena no se iba a ningún lado, sólo entonces se dió ánimos para levantar la cabeza y posar su mirada en la menuda latina. -¿No?...- susurró insegura mientras su rostro dibujaba nerviosas sonrisitas alternadas con unas suaves mordidas de labio. Andi volvía a recuperar su confianza y ya no sentía que el mundo acababa hoy. Suspiró aliviada. De la misma forma que lo hizo cuando su padre le dijo por primera vez que el monstruo del clóset no existía, para luego abrirlo frente sus ojos. Era la misma sensación. La agradable y placentera sensación de que nada malo iba a pasar.
Alex siguió con un improvisado discurso. Andi escuchaba con toda la atención del mundo. Ahora miraba a la latina sin tanta verguenza aunque no podía negar que aún sentía un ardor en las mejillas. Aún así, la rubia sonreía levemente al escuchar las palabras de la morena. No podía ser nada malo ¿Cierto?... Después de todo no iba a escapar como la vez pasada.
La joven bailarina estaba completamente absorta en los labios de la latina hasta que algo la hizo dejar de sonreir. Ahi estaba denuevo... El miedo. Las ganas de salir corriendo de allí porque nuevamente pensaba que todo había fracasado. Fueron solo unos simple palabras para devolver todo tipo de inseguridad a la rubia. Volvió a bajar la vista casi como si se tratara de un tic nervioso. Su mente intentaba ir lo más rápido posible con tal de no perder el hilo de la conversación, y no vamos a negar que le costaba... es que tantas emociones juntas la hacían perder la concentración olvidando hasta su segundo nombre.
-Alex- fué todo lo que logró decir. Alzó la vista solo para encontrar que ahora era su amiga quien se perdía en los azulejos. Sonrió levemente, con ternura, como si se tratase de una pequeña nena asustada... Aunque Andi no estaba muy equivocada con aquella semejanza. Se acercó a la latina rozando su mentón con los dedos. Un pequeño toque. Las manos le tiritaban, pero luego se dejó llevar por sus sentimientos y una vez más recordó las sabias palabras de su abuela... "No dejes pasar la oportunidad de hacer reir a alguien"... Aunque si, al caso no tenía mucho que ver, a Andi le daba exactamente lo mismo. Para ella todo calzaba a la perfección. Estaban hechas la una para la otra.
Y entonces sucedió lo inesperado...
Luego de levantar delicadamente el rostro de la latina, Andi se acercó sin miedo, hasta cerrar todo distancia entre ellas. De esta forma, la rubia selló con un tierno y dulce beso lo que ella consideraba era la más hermosa de las declaraciones que jamás le habían hecho. Quizás lo estaba malinterpretando pero ya daba igual... La estaba besando y eso era lo único importaba.
Se dejó llevar por el hechizo creado. Con sus manos sujetaba y acariciaba las mejillas de la morena, como si no quisiera dejarla más. Como si fuera un elixir de inmortalidad o un preciado premio que no debía perder. No estaba tan equivocada en todo caso, pues para ella, Alex era más importante que cualquier estúpido tesoro... En este preciso momento, Alex era su todo.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
En la mente de Alex se llevaba a cabo en ese momento lo que solía ser el enfrentamiento del ser humano a la muerte. Para ella, con toda esa presión, el haberse confesado suponía algo parecido. En pocos minutos, sin una sola palabra por su parte y con la vista prácticamente pegada a las baldosas del suelo, pasó por cinco fases distintas:
La primera, negación. No estaba todo perdido. Sus palabras podían pasar por malinterpretadas y podría fingir fácilmente que no había ocurrido nada irremediable. Que todo había sido una confusión y no pensaba lo que decía, que no sentía por Andi lo que había dicho en un principio. Que no sentía todo lo que había conseguido callar.
Después, el descarte de una posibilidad de arreglar lo dicho, trajo la ira. Sintió la necesidad de coserse la boca para no volver a cagarla de tal forma y le faltó poco para golpearse en el estómago. En vez de eso, se mordió el labio hasta que creyó que podría haberse hecho sangre. No había forma de que pagase su enfado con la rubia, por lo que rehusó mirarla y ocultó las lágrimas que aún no se atrevían a caer.
La rabia con su incapacidad de pensar lo que decía con Andi delante dio paso a la negociación. Un atisbo de optimismo en el inmenso mar de dudas. ¿Podrían seguir siendo amigas, verdad? Su declaración/confesión no era nada decisivo en su relación. Los amigos se sienten atraídos todo el tiempo, no había razón para hacer de ello un drama. Sí, serían amigas. Las mejores amigas. Amigas que se besan cuando nadie las mira.
Con ese pensamiento, alcanzó una de las fases decisivas. La depresión. No había forma de volver a donde estaban antes. ¿Cómo iba a haberla? No es que le hubiese dicho que la amaba y quería pasar toda la vida a su lado. Eso era precipitado a los ojos de cualquiera. Pero se había declarado. Y Andi podría reaccionar de muchas formas posibles. Muchas reacciones diferentes podían significar muchos desastres diferentes.
Y, al fin, la luz al final del túnel. Andi la llamó y por puro reflejo alzó la vista para buscarla. Sus ojos se cruzaron y trajeron la ansiada aceptación. Reflejos azules rebotaron en el castaño de los ojos de la latina y rozaron su alma. La vio sonreír, una sonrisa que mostraba más confianza de la que Alex tenía en si misma y que la amedrentó, haciéndole bajar la vista de nuevo. Todos sus temores. Todas sus esperanzas. Todo se decidió con ese roce. Alex dejó que Andi levantase su mentón sin casi tocarlo y, de nuevo, esos ojos. Esos ojos le traían la perdición, la empujaban a un acantilado de sensaciones nuevas del que la rescataba la genuina sonrisa de la rubia. Cuando Andi sonreía, todo estaba bien, en su sitio.
Segundos se le hicieron siglos en el momento que la chica se inclinó con un claro objetivo. Nada que la latina pudiese culpar, con sus ojos puestos en los labios que, al fin, rozaron los suyos. Pudo haber dicho que ese beso se comparaba a fuegos artificiales, pero era quedarse corto. No podía compararlo con nada que hubiese sentido antes. Pese a lo que se dice de que los grandes besos eclipsan al pensamiento, Alex fue capaz de asimilar lo que ocurría. Andi la había besado y ella respondía con la misma delicadeza. Sus labios amoldados, piezas de un mismo puzle. Algo que parecía tan correcto no podía ser una equivocación.
Se dejó llevar por los impulsos y apoyó las manos en el hueco entre el cuello y los hombros de la rubia, teniendo que ponerse de puntillas para acercarse más. Pero, torpe y poco acostumbrada a una acción como era un beso dulce y tranquilo, en el que se dice más que con las palabras, tembló ligeramente en los brazos de su "amiga". Ese beso había sido incomparable, pero Alex necesitaba algo más en ese momento. Necesitaba que fuese Andi la que dijese lo que ocurría ahora, porque ella no era capaz y no podía vivir más en esa tortura mental.- ¿Qué... qué somos? -No se le ocurrió qué más preguntar y rogó que la rubia lo comprendiese, tras haberse separado lo justo para hablar. Podía rozar su nariz con la de Andi y sus alientos se hacían uno. Pero se negaba a abrir los ojos hasta escuchar esa ansiada respuesta.
La primera, negación. No estaba todo perdido. Sus palabras podían pasar por malinterpretadas y podría fingir fácilmente que no había ocurrido nada irremediable. Que todo había sido una confusión y no pensaba lo que decía, que no sentía por Andi lo que había dicho en un principio. Que no sentía todo lo que había conseguido callar.
Después, el descarte de una posibilidad de arreglar lo dicho, trajo la ira. Sintió la necesidad de coserse la boca para no volver a cagarla de tal forma y le faltó poco para golpearse en el estómago. En vez de eso, se mordió el labio hasta que creyó que podría haberse hecho sangre. No había forma de que pagase su enfado con la rubia, por lo que rehusó mirarla y ocultó las lágrimas que aún no se atrevían a caer.
La rabia con su incapacidad de pensar lo que decía con Andi delante dio paso a la negociación. Un atisbo de optimismo en el inmenso mar de dudas. ¿Podrían seguir siendo amigas, verdad? Su declaración/confesión no era nada decisivo en su relación. Los amigos se sienten atraídos todo el tiempo, no había razón para hacer de ello un drama. Sí, serían amigas. Las mejores amigas. Amigas que se besan cuando nadie las mira.
Con ese pensamiento, alcanzó una de las fases decisivas. La depresión. No había forma de volver a donde estaban antes. ¿Cómo iba a haberla? No es que le hubiese dicho que la amaba y quería pasar toda la vida a su lado. Eso era precipitado a los ojos de cualquiera. Pero se había declarado. Y Andi podría reaccionar de muchas formas posibles. Muchas reacciones diferentes podían significar muchos desastres diferentes.
Y, al fin, la luz al final del túnel. Andi la llamó y por puro reflejo alzó la vista para buscarla. Sus ojos se cruzaron y trajeron la ansiada aceptación. Reflejos azules rebotaron en el castaño de los ojos de la latina y rozaron su alma. La vio sonreír, una sonrisa que mostraba más confianza de la que Alex tenía en si misma y que la amedrentó, haciéndole bajar la vista de nuevo. Todos sus temores. Todas sus esperanzas. Todo se decidió con ese roce. Alex dejó que Andi levantase su mentón sin casi tocarlo y, de nuevo, esos ojos. Esos ojos le traían la perdición, la empujaban a un acantilado de sensaciones nuevas del que la rescataba la genuina sonrisa de la rubia. Cuando Andi sonreía, todo estaba bien, en su sitio.
Segundos se le hicieron siglos en el momento que la chica se inclinó con un claro objetivo. Nada que la latina pudiese culpar, con sus ojos puestos en los labios que, al fin, rozaron los suyos. Pudo haber dicho que ese beso se comparaba a fuegos artificiales, pero era quedarse corto. No podía compararlo con nada que hubiese sentido antes. Pese a lo que se dice de que los grandes besos eclipsan al pensamiento, Alex fue capaz de asimilar lo que ocurría. Andi la había besado y ella respondía con la misma delicadeza. Sus labios amoldados, piezas de un mismo puzle. Algo que parecía tan correcto no podía ser una equivocación.
Se dejó llevar por los impulsos y apoyó las manos en el hueco entre el cuello y los hombros de la rubia, teniendo que ponerse de puntillas para acercarse más. Pero, torpe y poco acostumbrada a una acción como era un beso dulce y tranquilo, en el que se dice más que con las palabras, tembló ligeramente en los brazos de su "amiga". Ese beso había sido incomparable, pero Alex necesitaba algo más en ese momento. Necesitaba que fuese Andi la que dijese lo que ocurría ahora, porque ella no era capaz y no podía vivir más en esa tortura mental.- ¿Qué... qué somos? -No se le ocurrió qué más preguntar y rogó que la rubia lo comprendiese, tras haberse separado lo justo para hablar. Podía rozar su nariz con la de Andi y sus alientos se hacían uno. Pero se negaba a abrir los ojos hasta escuchar esa ansiada respuesta.
Alejandra J. Fonseca- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Danza por una moneda (Alex Fonseca)
Andi no sabía cómo había llegado a este punto, no pudo prever el momento en que sus labios escaparon en dirección a la latina y no podría explicar del todo como es que terminó acariciando aquel delicado rostro que tanto le gustaba observar. Sin embargo, todas estas interrogantes ya no importaban porque sus labios se fundían en un tierno pero urgente beso, al tiempo que sus cuerpos se movían levemente de manera sincrónica, tal como si el besarse fuera tan solo un baile, un sensual y lujurioso baile.
Sintió como un par de manos se apoyaban en ella y no pudo evitar sentir un erótico placer por el contacto con esa piel color canela. Por un momento deseó que las manos de Alex se aferraban a su rostro ruborizado, rogando por no cesar ese íntimo beso, aún cuando el oxígeno fuera insuficiente,... implorando que ella la amara con la misma loca pasión que la rubia comenzaba a sentir.
La jóvenes se separaron para luego buscarse con la mirada. Casi como acto reflejo la rubia se mordió el labio inferior con nerviosismo, pensando en que iba a pasar ahora. No sabía si recibiría una bofetada o simplemente Alex la dejaría hablar. Todos esos pensamientos se desvanecieron al escuchar otra vez la melodiosa voz de la morena... ¿Qué somos?... Eso fue todo para que Andi volviera a dudar sobre qué tenía que decir acontinuación. Claramente la pregunta daba a entender que la morena apenas podía lidiar con sus sentimientos como para decidir cual serían los pasos a seguir, y Andi al captar la confusión de su amiga solo atinó a suspirar y balbucear un -No lo sé- en respuesta.
La chica más alta sintió que su garganta se cerraba, su respiración se le dificultó pero sabía que debía hablar. Era imprescindible que Andi calmara los ánimos de Alex, que le asegurara que nada malo pasaría, menos si se tenían a ambas. -En realidad no sé que somos, Alex...pero de algo estoy segura...Me encantas, desde el día en que te conocí y me ayudaste a salir de esa facultad embrujada...Desde ese día que todo lo que pienso gira en torno a ti...- Andi trató de explicarse aunque le fue imposible no bajar la vista antes la timidez que comenzaba a sentir. Esta vez, sus ojos en vez de ir directo al suelo, se quedaron atascados en las delgadas y finas manos de la latina y sin dudarlo dos veces, la rubia las tomó entre las suyas.
-Pero...también estoy consciente de que para ti es un especie de problema- murmuró sin dejar de mirar las manos de ambas. -Y aunque quisiera que no fuera asi, yo te respeto...en verdad lo hago, y por lo mismo no quiero meterte en problemas- finalizó algo confundida pues el discurso no había ayudado mucho a responder la pregunta de la latina.
La adrenalina que recorría su cuerpo en este momento era más de la necesaria, provocaba que sus sentidos estuvieran más alertas, hacía que sus músculos se contrajeran y que los poros de su piel transpiraran más de lo normal. Sin embargo, esa misma adrenalina la ayudaba a pensar mejor, ha tener la mente clara como nunca antes la rubia había podido. No, en este momento su razón era lúcida, lista y dispuesta para elaborar algún plan para su amada Alex.
-Hey- su ahora tranquila y despejada voz volvió con más fuerza en un claro intento de llamar la atención de la morena. En sus delineados labios rosas se dibujó una sonrisa serena y segura, y sus delgados dedos blancos se dirigieron a peinar el lacio pelo oscuro de la chica. -Quizás no todo está perdido- tomó la barbilla de Alex otra vez, necesita tener contacto con esos ojos. -Quizás podemos vernos en privado, ya sabes, como un amor secreto o algo asi...- propusó para luego sonreir pícaramente, aunque rápidamente se preocupó en aclarar el punto. -Solo si tu quieres, claro-. La propuesta estaba hecha, algo inusual en Andi, pues ella no solía tomar decisiones, pero esta vez era de vital importancia. Esta vez no iba a dejar escapar tan fácil a Alex, y aunque ella tampoco supiera que tan difícil es manejar un romance secreto, estaba dispuesta a averiguarlo con tal de pasar tiempo con su, desde ahora, persona favorita.
Sintió como un par de manos se apoyaban en ella y no pudo evitar sentir un erótico placer por el contacto con esa piel color canela. Por un momento deseó que las manos de Alex se aferraban a su rostro ruborizado, rogando por no cesar ese íntimo beso, aún cuando el oxígeno fuera insuficiente,... implorando que ella la amara con la misma loca pasión que la rubia comenzaba a sentir.
La jóvenes se separaron para luego buscarse con la mirada. Casi como acto reflejo la rubia se mordió el labio inferior con nerviosismo, pensando en que iba a pasar ahora. No sabía si recibiría una bofetada o simplemente Alex la dejaría hablar. Todos esos pensamientos se desvanecieron al escuchar otra vez la melodiosa voz de la morena... ¿Qué somos?... Eso fue todo para que Andi volviera a dudar sobre qué tenía que decir acontinuación. Claramente la pregunta daba a entender que la morena apenas podía lidiar con sus sentimientos como para decidir cual serían los pasos a seguir, y Andi al captar la confusión de su amiga solo atinó a suspirar y balbucear un -No lo sé- en respuesta.
La chica más alta sintió que su garganta se cerraba, su respiración se le dificultó pero sabía que debía hablar. Era imprescindible que Andi calmara los ánimos de Alex, que le asegurara que nada malo pasaría, menos si se tenían a ambas. -En realidad no sé que somos, Alex...pero de algo estoy segura...Me encantas, desde el día en que te conocí y me ayudaste a salir de esa facultad embrujada...Desde ese día que todo lo que pienso gira en torno a ti...- Andi trató de explicarse aunque le fue imposible no bajar la vista antes la timidez que comenzaba a sentir. Esta vez, sus ojos en vez de ir directo al suelo, se quedaron atascados en las delgadas y finas manos de la latina y sin dudarlo dos veces, la rubia las tomó entre las suyas.
-Pero...también estoy consciente de que para ti es un especie de problema- murmuró sin dejar de mirar las manos de ambas. -Y aunque quisiera que no fuera asi, yo te respeto...en verdad lo hago, y por lo mismo no quiero meterte en problemas- finalizó algo confundida pues el discurso no había ayudado mucho a responder la pregunta de la latina.
La adrenalina que recorría su cuerpo en este momento era más de la necesaria, provocaba que sus sentidos estuvieran más alertas, hacía que sus músculos se contrajeran y que los poros de su piel transpiraran más de lo normal. Sin embargo, esa misma adrenalina la ayudaba a pensar mejor, ha tener la mente clara como nunca antes la rubia había podido. No, en este momento su razón era lúcida, lista y dispuesta para elaborar algún plan para su amada Alex.
-Hey- su ahora tranquila y despejada voz volvió con más fuerza en un claro intento de llamar la atención de la morena. En sus delineados labios rosas se dibujó una sonrisa serena y segura, y sus delgados dedos blancos se dirigieron a peinar el lacio pelo oscuro de la chica. -Quizás no todo está perdido- tomó la barbilla de Alex otra vez, necesita tener contacto con esos ojos. -Quizás podemos vernos en privado, ya sabes, como un amor secreto o algo asi...- propusó para luego sonreir pícaramente, aunque rápidamente se preocupó en aclarar el punto. -Solo si tu quieres, claro-. La propuesta estaba hecha, algo inusual en Andi, pues ella no solía tomar decisiones, pero esta vez era de vital importancia. Esta vez no iba a dejar escapar tan fácil a Alex, y aunque ella tampoco supiera que tan difícil es manejar un romance secreto, estaba dispuesta a averiguarlo con tal de pasar tiempo con su, desde ahora, persona favorita.
Andi S. Pierce- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 23/05/2011
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