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No hay dos sin él {Reservado}
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No hay dos sin él {Reservado}
Había ido a almorzar a donde los mellizos Brown y, luego de un café, cortesía de su mejor amiga, se largó, excusándose con algo de que si no aumentaba las horas de trabajo, acabaría con menos de la mitad de la renta - cuya otra mitad pagaba su padre -. Ambos mellizos habían objetado, diciendo que fuera a mudarse a su lujoso loft y que les pagara con lo que pudiese, cuando quisiese. Y, por supuesto, Theo negó aquella petición a toda costa. Sabía que no era una molestia, para nada, de lo flaco y acostumbrado que estaba, apenas si gastaría en comidas, y no estaba muy apegado a la tecnología, por lo que ya se había acostumbrado, también, a ese tipo de cosas como andarse con la luz apagada o evitar el horno de la cocina. En parte, claro, porque había aprendido a utilizar lo mínimo para vivir, una vez que se había marchado de la casa de su padre en Francia y había respirado la libertad por primera vez.
Claro, que la libertad, en ese sentido, sabía mal. Bastante mal. Y que si no era porque con su padre no tenía ni la más mínima necesidad de mostrarse como un tipo de bien - sino, todo lo contrario -, estaba de veras en la calle. Porque una cosa era no soportar su presencia y otra, no aceptar su dinero. Y Theo no era ningún tonto y sabía que ambas cosas iban de la mano, como encadenadas. Por lo que debía aguantar que una vez al mes su odioso padre le mandase un buen saldo - que ni entendía porqué, puesto que jamás había puesto atención o cuidado en él y en su vida - para reducir gastos. Y, como no había terminado sus estudios, Theo no pasaba del arte callejero y la música en Boulevares de barrios altos. Que no ganaba mucho pero era un trabajo limpio. Quizás no era digno, pero le gustaba así. Vivía de lo que amaba y no se quejaba ni un poco. A lo mejor, al llegar a su departamento y descubrir que en su heladera no había ni migas del día anterior. Entonces debía recurrir a su mejor amiga y a los cuidados básicos de los mellizos Brown.
Al salir de lo de los Brown y sus quejas, se inmutó a caminar rumbo a su hogar, si es que aún seguía de pie y no se había desmoronado por completo. Tomaría una siesta y luego se iría a Port Meadow a cubrirse de monedas y unos pocos billetes. Al menos su arte tridimensional en el suelo era un trabajo excelente y tenía autorización para tal acto. Y que a la gente le encantaba, de veras que le entretenía. Anteriormente – a decir verdad y siendo más específico, esa misma mañana - había dibujado una ciudad vista bajo una grieta y la multitud no había parado de tomarse fotos en el ángulo justo que él les indicaba. Y, claro, a su mejor trabajo de la semana y su gran mufa no podía mutarse algo más como una llovizna estúpida que había eliminado el trabajo de una mañana entera, dejándole con no más de ochenta libras esterlinas y unas cuantas monedas. Así que la cena de aquella tarde se la había asegurado a salteársela completamente y, claro, como se había dicho al principio, el almuerzo había sido cortesía de los Brown.
Del loft de los Brown a su departamento, si iba a pie, debía hacerse el largo recorrido atravesando Port Meadow. Joder, que si hubiera sido más inteligente de traerse sus instrumentos con él, no tendría que hacerse el viaje de rebote de irse hasta su hogar y volver a la zona. Como era hora tal en la que nadie se andaba por la calle, esto, ehr… Que nadie se andaba por la calle. Nadie, casi literalmente, puesto que a la distancia podía ver unas cuantas personas yendo a prisa y otras cuantas más yendo a paso tortuga, como pintarrajeando el paisaje nubloso con la vista. Al menos había parado de llover…
Claro, que la libertad, en ese sentido, sabía mal. Bastante mal. Y que si no era porque con su padre no tenía ni la más mínima necesidad de mostrarse como un tipo de bien - sino, todo lo contrario -, estaba de veras en la calle. Porque una cosa era no soportar su presencia y otra, no aceptar su dinero. Y Theo no era ningún tonto y sabía que ambas cosas iban de la mano, como encadenadas. Por lo que debía aguantar que una vez al mes su odioso padre le mandase un buen saldo - que ni entendía porqué, puesto que jamás había puesto atención o cuidado en él y en su vida - para reducir gastos. Y, como no había terminado sus estudios, Theo no pasaba del arte callejero y la música en Boulevares de barrios altos. Que no ganaba mucho pero era un trabajo limpio. Quizás no era digno, pero le gustaba así. Vivía de lo que amaba y no se quejaba ni un poco. A lo mejor, al llegar a su departamento y descubrir que en su heladera no había ni migas del día anterior. Entonces debía recurrir a su mejor amiga y a los cuidados básicos de los mellizos Brown.
Al salir de lo de los Brown y sus quejas, se inmutó a caminar rumbo a su hogar, si es que aún seguía de pie y no se había desmoronado por completo. Tomaría una siesta y luego se iría a Port Meadow a cubrirse de monedas y unos pocos billetes. Al menos su arte tridimensional en el suelo era un trabajo excelente y tenía autorización para tal acto. Y que a la gente le encantaba, de veras que le entretenía. Anteriormente – a decir verdad y siendo más específico, esa misma mañana - había dibujado una ciudad vista bajo una grieta y la multitud no había parado de tomarse fotos en el ángulo justo que él les indicaba. Y, claro, a su mejor trabajo de la semana y su gran mufa no podía mutarse algo más como una llovizna estúpida que había eliminado el trabajo de una mañana entera, dejándole con no más de ochenta libras esterlinas y unas cuantas monedas. Así que la cena de aquella tarde se la había asegurado a salteársela completamente y, claro, como se había dicho al principio, el almuerzo había sido cortesía de los Brown.
Del loft de los Brown a su departamento, si iba a pie, debía hacerse el largo recorrido atravesando Port Meadow. Joder, que si hubiera sido más inteligente de traerse sus instrumentos con él, no tendría que hacerse el viaje de rebote de irse hasta su hogar y volver a la zona. Como era hora tal en la que nadie se andaba por la calle, esto, ehr… Que nadie se andaba por la calle. Nadie, casi literalmente, puesto que a la distancia podía ver unas cuantas personas yendo a prisa y otras cuantas más yendo a paso tortuga, como pintarrajeando el paisaje nubloso con la vista. Al menos había parado de llover…
Theo D Ainciart- Avatar #} : Boyd Holbrook
Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 04/09/2011
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Miér Ene 25, 2012 11:38 am por Helena Petrova Lemacks
» { # Registro de Avatar }
Lun Ene 23, 2012 9:44 pm por Antonia Fyodorov
» ORGANIZACIÓN, CAMBIOS Y DEBATES CONCRETOS (?)
Mar Ene 10, 2012 1:57 pm por Mai O' Conner
» MAI HA VUELTO! (mas o menos)
Lun Ene 09, 2012 3:25 pm por Mai O' Conner
» And I will love you, baby - Always And I'll be there forever and a day <3
Miér Dic 28, 2011 11:12 pm por Mai O' Conner
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Jane Duncan Collins
Miér Dic 28, 2011 4:45 pm por Mai O' Conner
» Kisha Lain
Lun Dic 26, 2011 1:47 am por Samantha L. Parker