Huyendo de los problemas. {Tútútú}

Y otro día más, con mil cosas más que hacer. Problemas al despertarme, al enchufar la plancha del pelo, al elegirme que ponerme … siempre me pasaba lo mismo ¡joder!. La verdad es que hacía varios días que me apetecía escaparme de las clases, yo sola, con mi Visa oro y con ciento y una tiendas que recorrer. Si, me apetecía encontrarme en una de esas situaciones en las que me siento feliz, sin ningún tipo de problemas, aunque pareciera que siempre era ese mi estado de ánimo, era justo todo lo contrario.


Westgate, si ..¿por qué no? Con tal de poder quemar la tarjeta de crédito me daba igual un sitio que otro. Por ahora todo iba bien, calles repletas de gente riéndose, hablando, niños llorando, saltando … lo que se solía ver casi todos los días por aquellos lares.
-No importa …-¡Si, si que importaba! Un niño acababa de verter su jodido helado de chocolate encima de mi blusa blanca, ¿es que los padres no pueden estar atentos de lo que hacen? Joder, si no quieres hijos no copules. En cinco minutos habían conseguido acabar con mi día de relax y con mi más amplia sonrisa.

Decidí sentarme en un pequeño banco vació, no quería a nadie al lado mía, ni a dos cm. , en esos momentos daría de hostias al primero que me dirigiera la palabra. Pero me tenía que relajar, nadie ni nada podía estropearme ese día. Resoplé varias veces y alcé la cabeza dirigiendo mi mirada hacia el techo del centro comercial. Podía volverme a casa, es más era lo único que se me pasaba por la cabeza. Me volví a incorporar y miré detenidamente a cada persona que pasaba a mi alrededor, no conocía a nadie así que … ¿Qué importaba si me veían con la blusa manchada?

Sí, quizás era el sitio donde menos tenía que estar ahora mismo. Pero aún así seguía con mi plan como si nada importase, que luego me arrepentiría de todo estaba claro, pero de momento lo único que hacía era vivir el presente. ¿No decían que en Londres había unos centros comerciales fabulosos? Había que corroborarlo, hombre.

Eso era precisamente lo que estaba haciendo, distraerme, olvidarme un poco de todo. Siempre he tenido una alta economía y nunca he mirado lo que gasto o lo que dejo de gastar. Soy una niña de papá que nunca realmente llegará a valerse por sí sola en cuanto a economía, con todo lo demás era totalmente autosuficiente. La fotografía era sólo un pasatiempo, me encantaba, era mi mayor hobbie, pero es cierto que ese oficio no estaba del todo bien pagado, y no me podría permitir con ese sueldo la vida que llevo ni en sueños. No trabajaba por dinero, trabajaba por amor al arte, por amor a la fotografía.

Segundo día aquí, sí, y también hoy me estaba saltando las clases, no iba por muy buen camino, y como siguiera así, nada bueno me depararía el futuro. 'Westgate..¿eh?' Dije en voz baja, ya que no pretendía que nadie más lo oyera, sólo yo. Caminé un poco, ya estaba casi, no quedaba nada, un poquito más, ¡sí! había llegado. Estaba cansada de tanto andar, y giré la cabeza a ambos lados, no me apetecía estar con nadie, pero, el único banco que no estaba lleno de gente estaba ocupado. Bueno, ¿qué mas daba? no empezaría ahora con favoritismos, estaba cansada y punto.

Me acerqué hacia el banco, y cuando llegué y me iba a sentar, vi el rostro de la chica. Me giré de inmediato y andé deprisa como si nada hubiera pasado y nunca me hubiera acercado al banco. La había visto, sí, después de tanto tiempo, después de tantas cosas, tanto daño, después de 2 meses sin hablarnos. No estaba preparada para esto, había conseguido olvidar, pero seguía guardando un rencor inmenso e inevitable hacia ella. Y hacia él, ¿cómo no? Cada vez que me venía a la cabeza alguno de los dos, me aparecía el otro al lado, era inevitable.

Bien, mi salvación había llegado, la parada de bus que había unos cuantos sitios hacia la derecha acababa de vaciarse, bueno, sólo quedaba un niño pequeño comiéndose un helado de chocolate, lo cierto es que me dió hambre, pero me había quedado en estado de shock por todo aquello, un flashback de repente vino a mi cabeza, me acordé de todo. Saqué un cigarro todo lo rápido que pude de mi bolso y lo encendí, a punto estaba de ponerme a llorar, de romper cualquier cosa, o simplemente lo único que quería era desaparecer.

Tic,tac,tic,tac … el tiempo pasaba y yo seguía en la misma situación que la de hace un rato … ¿por qué no pasaba nada interesante? Miré como la silueta de una chica se acercaba hacía a mi y se iba en el instante … vale que iba manchada pero joder, era helado. La miré de arriba abajo y para mi sorpresa, era ella, Brittany Candace Mackenzie, la ex de Adrien, la misma Brittany que se derrumbaba cada vez que me veía, si, aquella que había intentado joder mi relación con Adrien una y otra vez durante dos meses. ¿Era necesario todo lo que habíamos pasado, todas las veces que habíamos discutido? Pues claro que no, pero tanto ella como yo sabíamos que nos lo pasábamos bien, bueno … por lo menos yo.

Suspiré y me levanté inmediatamente mientras la seguía con la mirada. Sabía que aún no se había olvidado de mi novio, ni mucho menos de mi. Decidí acercarme a la parada de autobús que había a escasos pasos, y si, con ese primer paso dí por comenzada otra batalla más después de tantas …-Vaya …¿No sabías que esto es malo Mackenzie? Si no recuerdo mal, tú antes no hacías estas cosas …-Moví varias veces la cabeza en signo de negación y la miré atentamente el rostro. La verdad es que había adelgazado bastante, se había teñido, y se había dejado el pelo mucho más largo de lo que lo tenía. Pero no, ahora no era el momento de sentirme culpable, ahora era yo la que tenía el poder en mi mano y no iba a desperdiciar ni la más mínima oportunidad de hacer que lo pasara mal como ella hizo conmigo en su día.

Si trataba de dejar de un lado las preocupaciones y olvidarme de todos los agobios que en el instituto me aguardaban, había fracasado en el intento, estos problemas para mí eran aún mucho más graves. Hace dos meses la habría definido como una amiga para toda la vida, alguien increíble e irremplazable. La persona que compartía todo lo existente, y lo que no existía, conmigo. Mi otra mitad, mi otro yo.. ¡basta! No era nada de eso, y me lo había demostrado con creces.

Brittany siempre le guardaba rencor a las personas que la habían hecho daño. Será algo de críos, pero, hasta el momento, la persona que más daño la había hecho tenía nombre y apellidos: Zhenya Elläh Rothschild Togliatti. De Adrien estaba completamente olvidaba, a ver, le recordaba, fué bonito mientras duró, pero el final fue duro. De todas formas, consideraba que Adrien no merecía la pena, que nunca iba a cambiar, y que no sé en qué me fijé realmente de él. Lo pasábamos bien, pero, era un gran error llamarlo amor. No fui la chica que le hizo sentar cabeza, pero tampoco pretendía serlo.

- Vaya, Rothschild, tú antes no te tirabas a los novios de tus amigas.. ¿O siempre has sido tan puta? - Dije con una gran sonrisa prepotente en la cara. Siempre había sido la buena, la que no le gustaba meterse en jaleos, y siempre intentaba caerle bien a todo el mundo. Pero Zhenya me sacaba de mis casillas, hacía que todos los esquemas me reventasen, y que mis cables estuvieran tan entrecruzados que parecían invariables. Bien, no me iba a poner a llorar como hice en su día, había pasado página, sólo quedaba odio, rencor, repugnancia, pero no era nada comparado con lo que sentí al principio.

Había cambiado, si, y bastante. Ya no era Brittany la dulce, la niña, la que lloraba por cualquier cosa y la que no sabía defenderse sin ningún tipo de ayuda. Tanto yo como ella eramos conscientes de que hasta hace dos meses eramos uña y carne, no podíamos ir a ninguna parte la una sin la otra, mi única mejor amiga, y la única en la que podía confiar, pero como dicen por ahí de los errores se aprende, y me alegro, me alegro de que haya aprendido a ser mala persona aunque solo sea conmigo …-No te recordaba tan sumamente … ¿amable? - Y tras esto solté una pequeña carcajada. ¿Puta? ¿Me había llamado puta? Si, lo había hecho, ¡joder con la santa! …-Siempre he sido así, parece mentira que no me conozcas corazón …-No pude evitar mostrar una sonrisa en mi cara, una sonrisa hipócrita, esas que tanto me gustaba poner en este tipo de situaciones. Ahora podía decir con orgullo que Brittany Mackenzie me odiaba, porque si, a pesar de todo lo que habíamos pasado juntas, me odiaba.
Por un momento eché la vista atrás y recordé nuestras vacaciones juntas, llenas de risas, fotos, largas noches fuera de casa … o si no las miles de veces que me cubría cuando me escapaba de casa, en el fondo, muy en el fondo, la echaba de menos.

-Va,venga, no me guardes rencor por ello, siempre te he superado en todo, esto tampoco es tan importante …- Y ahí si que me daba toda la razón. Brittany era una mosquita muerta, callada, siempre callada, no sabía defenderse, si quería algo me llamaba sin dudarlo ni un segundo ¡me lo debía casi todo! Aunque para ser sinceros, yo también la debía bastante, el 99% de las veces era ella la que se comía mis deberes, las ventajas de tener una mejor amiga.

Oh dios, Brittany, qué tonta eres, y qué estúpidas preguntas haces. ¿Puta? creo que le venía en los genes, desde que nació, el error fué que yo aún no me dí cuenta hasta hace 2 meses. Qué pena, me podía haber ahorrado muchas cosas, pero ¿Ya que más daba? Ni había vuelta atrás, ni nada cambiaría el presente. - Joder, gracias, tú también has cambiado, estás mas gorda.. ¿os habéis lanzado a por un nuevo miembro en vuestra preciosa historia de amor? - Dije recordando el secreto que solo a mí me había contado Adrien, quería ser padre, y, vamos a ser sinceros, Adrien iba a ser un padre igual de bueno cómo lo sería Zhenya en un convento, es decir, MALO, MUY MALO, PEOR, DEPORABLE.

- La verdad es que creo, que mi único error, ha sido conocerte. - dije negando con la cabeza, agaché la cabeza mirando al suelo y solté una pequeña carcajada. - Eso te crees, que superas en todo a todo el mundo, pero en realidad tu vida es tan sumamente miserable, que la única salida que te queda es la vida de los demás. - Dije con una sonrisa en la cara, dios, me había quedado agusto, demasiado agusto. Siempre había soñado con plantarle cara, con ser fuerte y no dejar ver que en realidad todo esto me dolía, me hacía daño, un sueño cumplido, y estoy orgullosa de ello.

- No te guardo rencor.. - Ironía, viva la ironía, la usaba tanto últimamente, y más cuando se trataban de discursiones, lo cierto era, que cada vez que soltaba una de estas, la resaltaba tanto, que dejaba claro que era una ironía, aunque, en este caso, era justo lo que pretendía.

Otro día más. Ducha, vestirse y bajar a despertar a Erick. No quitaba el dedo del timbre. Erick gritaba desde su casa: "Cuando salga te vas a enterar Adrien". Quite el dedo y reí esperando a que abriera. La puerta se abrió y para mi sorpresa la abrió una chica que solo llevaba una camisa de Erick. Esto si era un buen despertar. "Hola preciosa" salude y entre y fui a la cocina hacia donde estaba Erick. Pero como podía este haberse tirado a pedazo tía me preguntaba mientras con cara de repugnancia le veía comer como los cerdos.

"Adrien te apetece algo de comer". La dulce voz de la chica me saco de mis pensamientos. "No" conteste. Y la observe el trasero mientras se acercaba a Erick. De repente este se levanto y me miro mal, yo puse una sonrisa burlona. "¿Que quieres cabrón?" me pregunto, no me podía creer que después de tantos años siguiera preguntándolo cuando siempre hacía lo mismo. "Lo de siempre". Me limite a contestar, el tenía las llave del gimnasio de su tío así que entraba a primera hora a ponerme en forma. "Joder tío me tienes hasta la polla con tanto madrugar". "Te jodes gordo, si además te hago un favor" conteste. Y si las miradas matasen Erick me hubiera fulminado. De repente la chica se rió al escuchar mi comentario y Erick la echo, se gritaron un rato y ella me dio su número. Erick cogió las llaves, se vistió y bajamos al gimnasio. Por el camino me dijo que la tía era buena en la cama, pero era un coñazo de tía. Erick siempre era igual; si le siguen la corriente es perfecta, y si es al contrario es una perra puta.

Llegamos y como siempre hice lo de siempre, una hora y media me pasaba diariamente en el gimnasio, a veces más, depende del día y el animo. Me fui a mi casa y me duche, luego fui a dar una vuelta, no pensaba ir a clase, no había ido en lo que llevaba aquí y este día no iba a hacer una excepción. Pasaba por el parque cuando vi a unos niños pequeños, siempre me los encontraba, jugaba un rato al fútbol con ellos o les invitaba a helados o algo. Pero en mi día diario siempre había un rato para estos pequeñines. Jugué con ellos al fútbol un rato y luego decidí invitarles a un helado.

"Adrien, mi mama esta en el centro comercial.. y allí venden helados". Centro comercial,miles de chicas comprándose su ropa interior. Me los lleve a todo al centro comercial y fuimos al puesto de los helados del centro comercial. 10 euros me gaste en los helados de cada uno de ellos. Cuando tuvieron sus helados les lleve con la madre del que había dado la idea del centro comercial y me dirigí a la parada del bus, ahora iba a buscar a Zhenya. Y no me hizo falta coger el bus allí la vi con Brittany discutiendo. ¿Había oído bien? ¿Como cojones sabia Brittany eso?. Me acerque lo más rápido que pude y me puse en medio.

-Perdonar preciosas, ¿pero os habéis dado cuenta del escándalo que estáis armando?.-Dije mirándolas seriamente con una sonrisa para que los que estaban mirando no se escandalizaran tanto.-Venga, ahora os calmáis y lo habláis como personas señoritas que es lo que sois, ¿de acuerdo?.-Mire primero a Zhenya y luego a Brittany, ¿habría sido por joderla que había dicho lo de gorda o sabía lo mio?. No podía permitir que lo dijera, no podía hacerme esto.-O si no.. os vais cada una por vuestro lado, pero dejáis de hacer que medio centro comercial piensen que estáis locas.-

De repente, el día no podía ir peor. Comenzó bien, si me hubieran dicho que todo esto hubiera pasado, no me levantaba ni de la cama. No me dio tiempo a reaccionar siquiera, cuando de repente, estaba al lado, de nuevo, después de dos meses, al lado mía, seguía igual que siempre, alto, delgado, con su cuerpo de gimnasio, sus pintas de macarra, sus grandes y expresivos ojos marrones.. era idéntico al Adrien de hace dos meses, al Adrien que conocí..

Odiaba ponerme a recordar, en otros casos no me importaba ponerme a recordar ciertas cosas que han pasado, en realidad me encantaba recordar, pero en este caso lo detestaba. La de cosas que habían pasado desde hace dos meses, hace tres, ni siquiera me intuía el principio, o una pequeña parte. Había cambiado tanto todo, era irreconocible, estaban irreconocibles..

¿Preciosas? ¿Cómo entendía aquel estúpido ser que estaba a pocos metros de distancia mía que no quería que me dirigiese una sóla palabra? De repente mi rostro cambió, cambié esa pequeña sonrisa de hipocresía por la seriedad más absoluta. A Adrien parecía que sólo le importaba lo que pensaba la gente, lo que los demás opinaban, pero sin embargo, le daba igual lo que su novia o yo pensábamos, y en realidad, podíamos hacer lo que quisiéramos, de todas formas, estaba claro que no le ibamos a hacer el más mínimo caso, aunque tenía por seguro que no le iba a dirigir una palabra, ni un hola, ni un cuánto tiempo, ni un cómo te va, porque no quería saludarle, no quería habérmelo encontrado, y no me importaba que tal le fuese o le dejara de ir, es más, cuanto peor le fuera más me alegraba yo.

En esto han convertido a la dulce, pequeña, sonriente y divertida Brittany, en una persona fría, rencorosa y callada si ellos estaban cerca suya. Me empecé a plantear que hacía aún ahí, por qué no me había ido, por qué no les había mandado a tomar viento y hubiera regresado a mi casa como si nada hubiera pasado. ¿Por qué? Fácil, porque ya no soy la persona que se va corriendo delante de un problema, quizás no tenía ganas de encontrármelos y desearía que estuvieran muertos los dos, pero, ya que lo había hecho debía aprovechar la ocasión.

Hice el intento de contestar a Brittany, claro, hasta que llegó Adrien. Pero … ¿Qué era eso del nuevo miembro? ¡Que cojones! ¿Por qué Brittany sabía más cosas de mi propio novio que yo? Siempre que aparecía me causaba problemas, y cada vez más, más y más, pero como bien sabíamos ambas, mi paciencia tiene un límite muy pequeño que se estaba empezando a gastar …-Gracias por darle más importancia a lo que diga la gente que a tu propia novia …-Ni sonrisas, ni abrazos, ni besos, ni poyas. ¿Pero qué se había creído? Si todo era por su puta culpa, lo mínimo que podía hacer era intervenir, o dar su opinión, no sé ¡lo que fuera!

Miré a Brittany detenidamente y sabía lo que le pasaba por la cabeza en esos precisos instantes. Se estaba cagando en mi y en Adrien, y estaba apunto de mandarnos a la mierda a los dos juntitos. En el caso de que aquel “cambio radical” en su personalidad no se hubiera producido, lo que hubiera hecho era llorar, irse corriendo, encerrarse en su habitación, y ponerse a llorar, sin ni siquiera defenderse, sin atreverse a mirarnos a los ojos ni un segundo seguido.

Pude ver como a mi ex le cambiaba el rosto de repente estaba totalmente seria. Y mi novia actual no se quedaba atrás, su cara tampoco era de muchos amigos. Y mi rostro se volvió serio. Yo no era de cuidar las relaciones, me importaban una mierda para ser sinceros, pero claro esto también es porque nunca me había enamorado. Yo no sabía lo que era el amor, nunca lo había sentido, y tampoco quería hacerlo. Pues no me interesaba cambiar, aunque debía hacerlo si no quería terminar quedándome solo. Pero en verdad a mí eso de quedarme solo me daba igual, yo solo confiaba en mi, nadie más que en mí, yo era lo más importante para mí.

Ella, bueno ellas porque aunque Brittany no dijera nada, la conocía en el tiempo que estuvimos juntos me dio tiempo a conocerla muy bien. Yo no era de relaciones seria, solo las había tenido con ellas dos y otra chica, las demás habían sido rollos de una noche. Solo habían pasado de una noche ellas. Meses, eso había durado con las tres, solo meses, no era capaz de llegar al año atascado en una relación seria. Yo soy como un pájaro, mi naturaleza es volar, ser libre. No soporto estar en un sitio encerrado. A mí lo que me gusta es la calle, las chicas, la música, las fiestas, el sexo, las drogas y el alcohol. Sí, con que me dieran esas cosas yo era completamente feliz, por ahora no necesitaba nada más que eso. Aunque la verdad, aunque no lo admitiera me gustaba tener a alguien a mi lado. Alguien que se preocupara por mí, alguien que me quisiera. Me gustaba esa sensación de saber que tengo a alguien. Aunque duraba poco la verdad, y pocas personas me la hacían sentir, se pueden contar con los dedos de la mano, y me sobran dedos.

Me reventaba que todos pensaran siempre lo mismo de mí, pero claro, era lo que yo daba a pensar, no podía culparles. Era culpa mía que pensaran eso, pues yo les hacía pensar eso con mi actitud, mi forma de actual, mi manera de ser y todo eso.

Seguía con mi rostro serio. Cuando mire a Zhenya para contestarla. –Piensa lo que te dé la gana Zhenya, pero si me importara más la gente que mi novia no estaría con ella aún. – Pocas veces había hablado mal a una novia mía, o me había puesto borde con ella. Pero Zhenya veces lo lograba, con ella la relación era diferente, sobre todo desde lo de Brittany. Antes de lo de Brittany no me solía sacar tanto desquicio y confiaba más en mí, pero desde lo de Brittany ha dejado de confiar en mí, siempre me provoca y lo que antes era de todo un poco ahora es más sexo que otra cosa. Con Brittany la relación era como antes era con Zhenya, eran parecidas, pero desde lo de ella la mia con la de Zhenya cambio totalmente. Mire a Brittany cual seguía con su rostro serio, como yo. Luego volví a mirar a novia aún serio y algo molesto. Era la primera vez que hablaba mal a Zhenya.

Entonces me pare a pensar, ¿Qué estaba haciendo?. ¿Por qué tenia yo que estar metiéndome en las peleas de ellas?. Eran lo suficientemente adultas y maduras para resolverlos ellas solas. No se que hacia metiéndome en una pelea entre mi ex y mi novia cada vez menos novia.

¿Ahora empezaban a pelearse? No quería que me viesen como uno de sus problemas, o la persona que los causa. En realidad no quería que me viesen como nada, quería no volvérmelos a encontrar en lo que me quedara en Londres. En realidad el tema se desvió completamente, todo era culpa de Adrien, era un chico acostumbrado a tener siempre lo que quisiera, y hacía lo que fuese sin miedo a pisar a cualquier persona.

En realidad seguía sin descubrir lo que ví en el, lo que me enamoró completamente, o lo que me trajo hasta aquí, lo que me llevó a noches llorando, a noches sin dormir, y es que Adrien me había hecho sentir la felicidad más absoluta, pero también, el dolor más extremo. Pero tenía que olvidarme de todo, de los momentos buenos y de los momentos malos, quería olvidar que algún día conocí a esas dos personas, mi antigua mejor amiga, mi antiguo novio, los dos antiguos cabrones que me arruinaron la vida, cabrones, sí, eso es lo que eran.

Adrien hacía el intento de estar serio, pero en realidad, nunca se tomaba las cosas en serio, se estaban peleando ahora y estaba yo delante, no me gustaba ver como discutían ni como se arreglaban después, en realidad, me importaba una mierda y estaba perdiendo mi tiempo aquí. Ya tendría que estar en mi casa, tendría que haber subido al primer autobús que pasó por aqui y haber dejado las cosas tal y como estaban. Pero, por una extraña razón no podía, sentía que tenía que plantarles cara y decirles a cada uno de los dos lo miserables y rastreros que habían sido.

Adrien pensaba que con él no iba la cosa, se lo notaba en el rostro, aunque en realidad, era la persona con la que más teníamos que tomar todo esto, era la persona que había roto todo aquello que tantos años nos había costado formar, y aquello por lo que apostábamos y perdimos, nuestra "eterna" amistad.