Olvidarse de todo en el fondo de una copa. { Etienne }

Solía hacerlo cada vez que tenía una noche libre. Sabía que su jefe conocía sus movimientos y le sorprendía que nunca le hubiera dicho nada por ir en sus días libres a un bar de competencia. Pero quizás la respuesta era más que clara, ese bar jamás sería una competencia. Mi lugar de trabajo era una mierda y seguiría siendo así. Dejé a mi madre tranquila y con todo al alcance y caminé rumbo al pub. Era un buen lugar, lo suficiente para sacarme el aroma a todo lo que ocurría en mi trabajo, para despejarme de los problemas y ver que si habían un mundo más allá de los reos y ebrios diarios.

Entré con cuidado y me senté en el mismo rincón en que lo hacía siempre. El barman me atendió y e sirvió lo mismo. Era la única vez que bebía, porque en el día a día jamás lo hacía. No confiaba en lo que contenían las botellas aún cuando fuera precisamente yo quien las servía. Me gustaba observar a los demás. Fijarme en los detalles de cómo se comportaban como lo hacía y la mayor parte del tiempo solía relacionarlos con algunos de los personajes de libros que leía. Sabía que era algo estúpido de mi parte, pero era la única vez que me relacionaba con personas distintas.

Tomé un sorbo de mi copa y encendí un cigarro. Y mientras tomaba una nueva calada mi vista se desvió y la atención quedó por completo en una chica que había en la barra. La conocía, claro que lo hacía y había sido en un momento tan extraño como divertido. Yo me había tenido que ir después de un tiempo y jamás había vuelto a tener contacto con ella y ahora precisamente en este lugar la volvía a ver. Era una gran casualidad y nunca las tenía, por lo que en ese momento no tenía ni la más mínima idea sobre qué hacer con respecto a esto y hasta quizás ella ni me recordara, cosa extraña después de lo que habíamos pasado.

Tomé mi copa y colocando el cigarro en mi boca caminé hasta donde estaba ella y me senté a su lado. Había notado que hace rato miraba por si alguno de los barman se acercaba, pero ninguno había notado su presencia. Yo debería trabajar aquí, el trabajo me gustaba, era solo que las cosas se me habían dado diferentes- Nunca creí que un lugar como este sería el del reencuentro –le dije tendiéndole mi trago para que bebiera mientras alguien la atendía. Si no me recordaba no perdería nada, pero si lo hacía quizás la noche no sería tan aburrida como lo era cada vez que acudía allí.

De todas las alternativas que se habían pasado por mi cabeza, la que estaba ocurriendo en este momento, fue la que menos probable había encontrado. Es decir. Hacía años que uno no sabía del otro, que no teníamos ni idea que había pasado luego de que yo había vuelto a Londres, después de la amistad especial y extraña que se había formado y que por uno u otra razón jamás volvimos a entablar ni siquiera la distancia y ahí estábamos ambos, uno frente al otro y yo sintiendo con aquel abrazo como si solo nos hubiéramos visto el día anterior.

Respondí el abrazo del mismo modo aunque un poco más tarde ya que la impresión del omento aún me tenía un poco aturdido. La verdad es que no entendía muy bien porque era esto lo que necesitaba, pero me daba lo mismo. Incliné la cabeza mientras ella tomaba de mi trago y yo alzaba mi mano cuando vi a uno de los chico que conocía, le pedí dos tragos más de los mismos y volví a mirar a la chica frente a mi. Estaba tan diferente, más madura, más especial y mucho más guapa y eso si que ya era algo difícil teniendo en cuenta que siempre lo había sido, pero también en otras cosas estaba igual. Su sonrisa era la misma y su mirada, aunque su maquillaje fuera distinto seguía siendo la misma, esa que solo una profunda mirada podías comprender todo lo que ella te quería expresar y con la misma que podía captar con total entendimiento lo que yo nunca era capaz de decir.

No había sido mucho tiempo el que habíamos estaba juntos para tener una amistad como la que se había formado y quizás esa misma razón era la que la hacía tan especial- Estás distinta –le dije sonriendo sin haber notado el momento en que habían colocado los tragos frente a nosotros- ¿Te han pasado muchas cosas o yo simplemente sigo teniendo la mías aburrida vida? –apoyé el codo en la barra por costumbre ya que lo hacía cada noche cuando llegaba algún tipo a emborracharse y comenzaba a contarme todos los detalles de su vida que lo tenían con los fuertes deseos de acabar con su vida y donde yo solo me podía limitar a escuchar, pero esta vez estaba al otro lado de la barra y era yo quizás quien necesitaba ser escuchado o mejor, éramos ambos.

- Estás increíble –comenté mientras tomaba un sorbo más de mi trago sin despegar la vista de ella. Habíamos vivido muchas cosas en España, quizás ella más que yo, pero cuando ella comenzaba a descargar las cosas que le habían pasado y yo solo me limitaba a escucharla y acariciar su cabello era cuando me hacía parte de sus dramas, aventuras y problemas. No estaba seguro si esa misma confianza de adolescente seguía y me di cuenta que de algún modo quería saberlo- ¿Qué hiciste con tu vida después que me fui? Espero tengas toa la noche porque estoy desenado escuchar cada una de tus aventuras –no quería llegar a casa aún, sabía que mi madre debería estar descansando y cada vez que yo llegaba se colocaba de pie de inmediato queriendo atenderme y hoy necesitaba que descansara un poco más.

Sin proponérmelo me había ido al pasado algunos años y me había visto sentado en la misma posición frente a ella, escuchando cada una de las cosas que tenía para contarme cada vez que las cosas en su vida no iban bien. Yo la escuchaba la abrazaba y luego solo nos quedábamos en silencio. Era lo que solíamos hacer y lo que ella siempre pedía, nunca era algo más, jamás me pedía consejo, pues sabía que mi vida no era la perfección de vida como para dignarme a dar consejos, pero yo sabía escuchar y lo hacía muy bien.

Fruncí el ceño, cuando me contó lo de Sergio. Nunca me había gustado ese idiota cuando la escuchaba hablarme de él, pero en ese momento yo no era nadie, como para decirle que se alejara de él y ahora me arrepentía y me sentía un imbécil- Lo lamento – dije con una mezcla de rabia, ira y decepción. Pues siempre en mi había existido la esperanza de que en algún momento ella se diera cuenta de cómo era ese tipo reamente, cosa que obviamente no había sucedido. Quería alzar la mano y acariciarla, pero sabía perfectamente que aquella confianza que habíamos tenido antes ya no existía, o estaba por muy un bajo nivel después de tanto tiempo.

- Me alegro que hayas podido estudiar –dije ahora sonriendo sincero- Yo no pude, mi padre murió dejándonos unas cuantas deudas, por lo que con mi madre debimos comenzar a trabajar, yo lo hago en un bar de mala muerte y mi mama hace costuras, que nos deja para lo justo de mes –me alcé de hombros como si aquello no tuviera ninguna importancia, cosa que era tatamente lo contrario y que sabia ella de alguna forma lo notaría. Dios de verdad me gustaba tenerla en frente, era como si de algún modo supiera que tenia a alguien a quien proteger como a había hecho tiempo atrás, como si aquella chica hubiera llegado porque necesitaba de alguien y yo necesitaba de una persona a la que tener para no tener que estar atento de ms preocupaciones, si no que solo cuidarla.

Tomé mi trago de un solo sorbo y le sonreí- Me gustan las coincidencias y esta es una de ms favoritas –le dije sonriendo acercando mi asiento un poco más al de ella

off: Lamento la demora, pero tengo problemas con mi teclado.