Keep running {Peter Huthorn}

Ginger necesitaba alejarse un poco de todo y de todos. Su decisión de ir al “Fire or Knife” simplemente había sido provocada por algún tipo de rebeldía, aunque la verdad es que le gustaba el ambiente. Si hubiera ido vestida como habituaba seguramente no hubiera encajado, pero para la ocasión había dejado cualquier color claro para conformarse con unos vaqueros desgastados, una camiseta negra, la cazadora y un pañuelo azul que había terminado atado en una de las trabillas del pantalón. Lo único que realmente sobresalía era la llamarada que tenía como pelo, suelto en esta ocasión.

Llevaba ya un rato dentro, dándoles una pequeña paliza a un par de tíos que habían considerado que una chica sola en un lugar como ese no pintaba nada y que seguramente no tenía ni puñetera idea de cómo coger siquiera un taco. Y quizá hubiera aumentado un poco esa sensación cuando básicamente les había dicho que no tenía ni idea de cómo se jugaba. Hasta que el dinero se había puesto sobre la mesa. Por los Dioses, sí que eran inútiles si habían caído en ese pequeño truco.

— ¡Ja!— la exclamación llegó pronto a sus labios mientras alzaba los brazos y bailaba ligeramente mientras que los dos tipos, con cara de pocos amigos y pinta de moteros la miraban con no muy buena cara. Extendió la mano hacia delante con una sonrisa de lo más inocente. — Me debéis cincuenta libras en total.

No estaban demasiado contentos y eso se podía ver por la forma que tenían de mirarla, pero Ginger en vez de pensar en dejarlo pasar movió ligeramente la mano para que entregaran los billetes. Seamos sinceros, a situación era completamente ridícula: dos moles vestidos de cuero delante de una persona que apenas llegaba al 1,60 y que tenía una enorme sonrisa de satisfacción en los labios. Uno de ellos se acercó a ella con gesto amenazante pero no se movió, solo giró ligeramente el rostro hacia la puerta al escucharla y oír una voz que le resultaba tremendamente familiar.

— Hey, Peter, la verdad es que te invitaría si estos caballeros me dieran lo que me deben.

Volvió el rostro entonces hacia los hombres esperando con gesto tranquilo a que le dieran el dinero. Los hombres dudaron por un momento sin saber muy bien qué hacer, cruzando una mirada entre ellos mientras que Ginger se “apoyaba” sin llegar a hacerlo en realidad en el taco esperando su recompensa por haberlos ganado “limpiamente” al billar.

¿Qué? Era irlandesa y de vez en cuando le gustaba jugar con algunos trucos.

Ginger sonrió todavía más hasta el punto que los hoyuelos aparecieron con rapidez en sus mejillas mientras se movía para coger los billetes y guardárselo en el bolsillo delantero del pantalón antes de girarse para dejar el taco en su sitio. Sí, lo había tenido a mano por si era necesario. No, seguramente no les hubiera hecho una mierda de daño pero vivir con Anger durante toda su vida había provocado que tuviera sus trucos. Se acercó entonces hasta donde se encontraba Peter y se puso de puntillas tirando de él hacia abajo para poder besarlo en la mejilla con cariño.

— Mi héroe.— bromeó soltándole después mientras sacaba los billetes para asegurarse que estaban todos y le miró mirando hacia la barra. — ¿Qué quieres? Te mereces esa ronda e incluso otra si te sigues portando igual de bien.

No se había olvidado de los tipos, ni mucho menos, pero en ese momento estaba mucho más entretenida con Peter. Se movió entonces hacia la barra sabiendo que la seguiría haciéndose hueco entre la gente hasta llegar a esta para introducirse entre dos grupos gracias a su menudo cuerpo, ahora faltaba la fase número dos: que la vieran. El problema de ser pequeña como resultaba su caso es que muchas veces les costaba un poco. Ni siquiera la mata de pelo rojo parecía llamar la atención a muchos de ellos. Alzó la mano para hacerse ver mientras se movía inquieta.

— Venga, venga, que es para hoy.—susurró mientras se echaba hacia un lado por si Peter quería ponerse allí.

Que se lo creía él que no iba a beber cerveza. Le sacó la lengua en cuanto se puso a su lado en la barra y movió la mano para hacerse ver hasta que se acercó uno de los camareros que la miró con sorna mientras se detenía delante de ellos. Ginger le dedicó una media sonrisa. Agradecía que el éxito del grupo no hubiera llegado hasta el punto de que les reconocieran a donde quiera que fueran, al menos no a ella. En cambio Lust sí que tenía problemas en ese aspecto.

— Dos cervezas, frescas, cóbrate ya de paso.

Le pasó uno de los billetes mientras miraba su espalda alejarse y después se giraba para apoyar la espalda en la barra y poder mirar a Peter con calma. Repasó el gesto de su amigo durante unos instantes mientras sonreía ligeramente con gesto pensativo, hasta que sintió que el camarero volvía tomando la vuelta y pasándole una cerveza antes de ponerse de nuevo a hablar, que ya llevaba demasiado tiempo calladita.

— No esperaba encontrarme a nadie por aquí.,— comentó mientras señalaba con la barbilla hacia una de las mesas apartadas por si quería ir allí o prefería quedarse en la barra. — Que no me molesta en absoluto haberte encontrado, ni nada de eso.— le sonrió mientras daba un sorbo de la cerveza notando el sabor de la misma. — ¿Cómo estás Pete?

— En ocasiones resulta tremendamente pequeño.

Aunque ella no es que hubiera vivido en ciudades mucho más grande. Le gustaba Cork, su ciudad natal, precisamente por eso y después estaba Londres… bueno, vale, Londres era enorme. Aún recordaba con total claridad lo perdida que se encontró cuando llegaron. Se movió ligeramente mientras observaba el rostro de Peter frunciendo con delicadeza el ceño mientras tomaba una de las cervezas para pasársela y se quedaba con la otra. Parecía que por el momento se iban a quedar en la barra por lo que apoyó el pie en la barra metálica que la recorría intentando mantenerse en su sitio evitando los empujones que venían desde la zona de atrás donde había un grupo de amigos fanfarroneando, como no podía ser de otra manera.

— ¿Jodido? ¿Y eso Pete?— preguntó con curiosidad y preocupación. Se encogió entonces de hombros dedicándole una sonrisa. — Yo estoy bien, como siempre, ya sabes que suelo lidiar con lo que pasa sin problemas.

Y era verdad, todo el mundo que la conocía sabía que Ginger pocas veces rompía con el buen humor. Era cierto que tenía un genio de mil demonios que aparecía cuando uno menos se lo esperaba, pero por regla general eso solo sucedía cuando se tensaba demasiado la cuerda. En aquel momento, por ejemplo, estaba tranquila aunque preocupada, siempre se preocupaba por sus amigos. A veces creía que era una especie de "mamá pato" cuidando de sus polluelos, cosa que si lo pensaba con tranquilidad le hacía gracia.

Ginger le acompañó hasta la mesa apartada sentándose delante de él mientras fruncía por un momento el ceño. Que había algo revoloteando por toda la cabeza de Peter no era de extrañar. Es más, casi podía ver los engranajes chirriando. Dejó la cerveza delante de ella mientras se quitaba la cazadora para dejarla en el respaldo. Si no lo había hecho antes era porque no terminaba de fiarse de que iba a estar demasiado y tampoco de los tipos que había allí. Estaba claro que Peter necesita hablar por lo que se dispuso a ponerse lo más cómoda posible.

Y entonces llegó. Suspiró brevemente. A veces le daban ganas de encerrarlos en una habitación hasta que fueran capaces de contarse las cosas. Es más, no le parecía tan mala idea. Por un momento sonrió con gesto pícaro, pero se contuvo. Estaba claro que podrían matarla si hacía eso, pero si lo hacían todos no podrían matarlos ¿no? Se quedarían sin grupo.

”Ginger, regresa”

— No seas tonto.— le echó la bronca en broma, claramente mientras se echaba hacia delante. — Y vas a tener que moverte rápido porque al final se te van a adelantar.

No hacía falta que le dijera qué demonios ocurría. Ginger al final parecía el puñetero centro donde todo el mundo iba a contarle las cosas y lo comprendía. Joder, siempre era capaz de mantener los secretos aunque a veces le costara la vida.

Ginger le miró con gesto preocupado mientras se movía por un momento incómoda. Sí, tenía razón, es más, estaba segura de que Lust podría comenzar a mover ficha en cualquier momento. Eran como dos malditos críos pequeños y eso le frustraba en cierta manera. No sabía si sería bueno o no, pero lo que tenía claro es que ambos sentían algo demasiado fuerte como para que no lo intentaran. Quizá en un tiempo se arrepintiera de aquella decisión, pero no sería aquella noche. Tomó la cerveza mirando a Peter en silencio mientras daba un sorbo, dejando que el moreno se diera cuenta él solo de todo lo que podría pasar.

Luts podía tener a quien le diera la gana y ambos lo sabían. Era guapa, inteligente y encima estaba teniendo éxito. Si por eso no fuera poco, siempre tendría su nombre. Hey, había algunos que no pensaban demasiado y llamarse de esa manera siempre provocaría que cualquier tío que la conociera pensara en… bueno, en el significado. Se apartó un mechón rojizo del rostro dejando por fin la cerveza sobre la mesa mientras se lamía por un momento los labios.

—No va a estar ahí siempre, Peter, si quieres algo tienes que ir a por ello con todas las consecuencias.— comentó mirándole a los ojos con gesto serio. —Tienes que apostar por ello y si quieres ganar, asegurarte de que tienes una buena mano.

Ginger le mira con los ojos entrecerrados mientras bufa por un momento. En ocasiones le dan ganas de cogerles de las orejas a los dos, encerrarlos en una habitación y tirar la llave. Vale, eso seguramente ya lo había pensado en más de una ocasión. Tomó su cerveza para dar un nuevo trago que era casi un sorbo porque sabía que si bebía demasiado rápido podría terminar haciendo cualquier cosa por mucho que tuviera un muy buen aguante. Se movió entonces hacia delante como si fuera a contarle un secreto y la verdad es que en cierta manera era así. Le iba a contar una maldita forma de que Lust y él terminaran con todo aquello que al final terminaría por joder al resto del grupo.

— Pete, tiene un puto as en la manga pero me parece que no te has dado cuenta.— comentó mientras le miraba a los ojos en todo momento. — Tienes la música, es algo que os une ¿no es verdad? Algo que los dos tenéis en común.— era tan obvio que le daban ganas de darle un zarandeo. — Úsala, compón algo, tócasela y cántasela cuando estéis a solas. Puedo encargarme de hacer que el resto del grupo no llegue, que os quedéis en algún ensayo tú y ella.

Tenía que lanzarse, arriesgar, jugar fuerte o sino Lust terminaría largándose con otro.

Arqueó ligeramente las cejas en un claro gesto que decía: pues claro que va a costar, si fuera fácil entonces no valdría la pena o algo por el estilo. Iba a costar porque a fin de cuentas tanto Peter como Lust se consideraban como amigos. En realidad no, pero pensaban que la otra persona les veía así. Dioses, al final iba a tener que tomar cartas sobre el asunto. Llevaban mareando con aquel tema casi desde que se conocieron. Se les notaba muchísimo que había algo flotando entre ellos, cadenas invisibles que parecían afianzarse cada vez más. Y parecía que eran los únicos que no se daban cuenta. De buenas ganas se lo diría tal cual, pero la verdad es que era algo que tenía que salir de ellos, que tenían que decirse, sino ¿de qué valdría?

— Hazlo Peter, en serio… quien no arriesga no gana y lo sabes.— se concentró entonces en la jarra de cerveza con gesto pensativo haciéndola girar por un momento entre las manos antes de dar un trago mirándole después a los ojos con gesto pensativo. — ¿Cómo qué? Creo que soy la persona más transparente de todo el grupo… Y también la más aburrida por eso mismo. Pregúntame lo que quieras Pete.

Ginger tenía sus dudas, al menos en las últimas semanas que se había pasado prácticamente todo el tiempo que el grupo la dejaba libre en la Universidad, estudiando y poco más. Quería hacer un viaje, dejar de pensar en la rutina. Le gustaría ir… a cualquier sitio lejos de las Islas. Al continente, sí, estaría bien eso. Al final entre unas cosas y otras siempre estaba allí. Podría ir a Estados Unidos con su madre pero la verdad es que no le apetecía ni un poco. No sabía exactamente qué hacer, quizá se fuera a París. ¿Por qué no? Tendría que ir sola pero por lo demás…

— Si salimos de los ensayos y de la universidad… aburrida.— le sacó la lengua en un gesto bromista y después se encogió de hombros. — Lo más interesante es haber visto a Eric el otro día y haber conseguido salvar las estrellas de tarta al whisky con Sam el otro día en casa.— sonrió haciendo que le saliera un par de hoyuelos en las mejillas. — Cocinar es lo único que hago para desestresarme. Necesito viajar, Pete… irme a cualquier sitio lejos de todo esto, en cuanto tenga unos días lo haré.

No es que tuviera grandes gastos, apenas gastaba el dinero que ganaban con el grupo porque desde que su padre les había cortado el grifo a Adam y a ella misma prefería tener siempre un buen colchón por si las moscas.

—No te preocupes, Pete, nos vemos entonces.

Correspondió al beso en la mejilla con otro de su propia cosecha y observó cómo se marchaba con gesto pensativo para finalmente terminarse la cerveza e incorporarse. Se puso la cazadora con gestos mecánicos y desató el pañuelo azul de la trabilla de su pantalón para ponérsela en el cuello como si se tratara de una bufanda, miró el dinero que había dejado Peter y negó para así, le había dicho que le invitaba, ya se la jugaría de alguna manera para devolvérselo.

Se lo metió en el bolsillo delantero del vaquero y se dirigió hacia fuera con gesto pensativo. Aquella noche esperaba haber dado a Peter el empujón suficiente como para que se diera cuenta de que podía perder a Lust y que necesitaba actuar sí o sí. Estaba preocupada por sus dos amigos, como siguieran así se meterían en una especie de espiral autodestructiva que no iba a llevar a ningún sitio, salvo a que se hicieran daño.

Salió del Knife or Fire con gesto pensativo mientras se dirigía andando rumbo al loft que compartía con Lust.

Sí, aquella podría haber sido una buena noche y esperaba que marcara una pequeña diferencia.

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