{#}Información de Vida
Padres: | -(Padre) Sr Lawson (Nombre desconocido) (Edad desconocida)(Desaparecido) -(Madre) Devora Lawson (54 años) (Fallecida) |
_________________________________________________________Hermanos: | -(1er Hermano) Arney Lawson (27 años) (Fallecido) -(3era Hermana) Livia Lawson (23 años) (Fallecida) -(4ta Hermana) Elizabeth Lawson (20 años) (Desaparecida) |
_________________________________________________________HISTORIA
Un viernes nevado, 4:23 de la mañana, en una pequeña casa de tablones de madera y desechos de lo que podían haber sido otros hogares, una chabola entre los rascacielos de una de las ciudades más importantes del mundo, Nueva York, salía un hombre, subía a su coche oxidado y que años atrás había tenido un color propio y huía para no volver nunca más. En el interior de la casa, unos llantos, los cuales, no se apagarían a lo largo de los años. Jason Lawson acababa de llegar a una vida que no le quería e intentaría deshacerse de él. Su madre lo agarraba entre sabanas ensangrentadas mientras su hermano Arney de tres años se asomaba curioso. Aquel día esta familia de tres miembros era feliz. Esa felicidad embriagadora no volvió a visitarlos inexplicablemente hasta un año después, cuando otro miembro decidió unirse al clan Lawson. La pequeña Livia, morena como el carbón y ojos felices pero vacios. Ahora su madre reía y Jason le daba la bienvenida, pero esta vez el mayor de los tres ya no presentaba tanto entusiasmo. ¿Quién podía pedir más? Una adorable familia de tres hijos hambrientos, en un estado de subsistencia donde casi les comían las ratas… la solución, muy sencilla, otra más, la adorable Elizabeth. Esta vez la que hacia sonidos graciosos era Livia, Jason se asomaba intrigado y radiante, y Arney, ni se digno a aparecer, tenia cosas más importantes que hacer con siete años. Debido a un milagro extraño, la familia sin padre, con la eterna duda de donde venían los bebes, estaba completa. Las sonrisas que provocaban los nuevos nacimientos no desaparecieron solo en el rostro de Arney, todos a medida que crecían, iba perdiendo el entusiasmo, las energías, algunos las ganas de vivir… A medida que crecían, se hacía más evidente que los hermanos tenían cuatro polaridades distintas, eran cuatro extremos solo unidos por la sangre, pero aquello no sería suficiente para aferrarlos para siempre. Jason tuvo una infancia breve ya que con 11 años ya se percato de los grandes problemas por los que pasaba su familia y decidió tomar las riendas, sacar esta familia hacia delante, sin ayuda de nadie. Sin ningún estudio, nociones básicas de lectura y escritura, pero con grandes dotes en el campo del dibujo, se lanzo al mar lleno de tiburones de los adultos. Mientras tanto, su hermano mayor buscaba también beneficios, pero más propios, y por caminos perdidos y alejados del correcto. Su hermana Livia, también maduro pronto y decidió ocuparse de la casa y de su madre que desde hace años se veía incapacitada para trabajar, e intentaron mantener a Elizabeth por el camino correcto, ser la única con alguna oportunidad de salir de allí. Todos crecieron y maduraron, pero Jason sobrepaso todos sus límites por ellos. Todo fue lo mejor que pudo hasta que su hermano Arney también sobrepaso limites, legales, morales y humanos. Metido en suburbios de mafias, drogas, crímenes y todo lo que esa vida conlleva comenzó a hacerse más individualista y codicioso de lo que podía sostener. Él con diecinueve y Jason con dieciséis ya empezaron a forjar su rivalidad como hermano, aunque esa palabra desapareció de la familia Lawson. Cada roce, mirada, cruce, o presentimiento del opuesto, se desataba una batalla campal entre ambos, con todo menos palabras. Esto se hizo demasiado frecuente. Ellos opuestos, Livia intentando intermediar y llegar a un acuerdo, su madre sufriendo por sus hijos y la pequeña Elizabeth abandonaba la casa para escapar de los gritos de sus antes llamados hermanos entre ellos. Siempre se buscaba un equilibrio entre los dos contrincante pero en el fondo toda la familia sabia que el problema era el mayor de los cuatro. El punto de peleas se desbordo y ambos se dieron por muertos, ya ni roces, ni miradas, ni cruces, ni palabras, ni nada. Jamas se encontraban en la misma habitación, ni en la misma casa, ni en el mismo radio de 30 metros a la redonda. Jason continuo combatiendo por su familia de trabajo en trabajo hasta que finalmente a los 19 años se estableció en el mundo de los tatuajes, que desde joven era evidente su don. Livia se convirtió en la perfecta esposa y ama de casa, atenta a todas las tareas e incapaz de desobedecer a los señores de la casa. No tenía gran personalidad, poca autoestima, callada, observadora, pero fiel. Elizabeth continuó con los estudios, sin grandes notas, debido a la presión de saber que ella era la elegida de su familia y que todas sus esperanzas residían en ella. Conoció el cristianismo y lo acogió con todo su corazón. Respecto a Arney, no se podía decir nada, nadie veía lo que él hacía, pero todos los sabían y poco a poco su nombre fue perdiendo seguidores. En presencia de Jason no se podía pronunciar Arney, y viceversa, pero este segundo no estaba nunca en casa. Una de las primeras noticias que tuvieron de su vida privada fue en el 14 de febrero del 2000 cuando, con 23 años, Arney Lawson fue condenado a muerte por múltiple asesinato debido a órdenes de su mafia. El día que se llevo a cabo su condena, todos asistieron a decirle adiós, menos Jason, el paso el día con el coche dando vueltas. Allí entonces si desapareció ese nombre, se convirtió en tabú, el la palabra prohibida. El artista ni siquiera dijo “Sin él estaremos mejor” ni lo pensó, lo había eliminado totalmente de su mundo, y si lo escuchaba, es realmente como si volviese a la vida, perdía el absoluto control sobre sí mismo, llevado por el odio del que vivía con él. La agonía que arropaba todos los días a los Lawson se hizo más espesa después de esa perdida, pero aun quedaban varias capas. En una ciudad como Nueva York, con oportunidades en todos lados, no conseguían abrirse paso. Cada uno continuó con sus obligaciones y sin muchos avances Jason consiguió más o menos encarrilar la familia, pero poco más de un año después la fundadora de esta minoría cayó gravemente enferma. Pasaban meses y no mejoraba, y aunque las esperanzas del luchador se apagaron no permitió que a sus hermanas les pasase lo mismo. “Tranquilas, mama se mejorara” “Es el mal tiempo, ella florecerá con la primavera”. Cuanto mayor eran los ánimos, peor eran los síntomas de su madre. “Hoy le van a dar el alta a mama, estoy seguro”, aquel día su madre falleció, en el hospital a las 2:00 p.m. Fue un duro golpe para todos, pero más para Jason, cuanto más lo intentaba, más duro le golpeaba. Livia, empeoró psicológicamente y Elizabeth se fue distanciando de ellos, cada vez más solitaria. El joven maduró con 21 años, se vio desesperado sin saber qué hacer, no tenía suficiente dinero para pagar el colegio de su hermana pequeña, ni traer comida, ni mantener su casa. Una pequeña ayuda les lanzó un rayo de luz sobre sus vidas, pero tampoco les salvaría. Su tía, que había vivido en Oxfordshire, pero por motivos privados había abandona su casa allí se la ofreció, totalmente pagada, sin problemas de deudas, ni nada. Sin duda los ahora tres hermanos se mudaron a este nuevo continente. Se establecieron pronto, y se esforzaron por encarrilar su nueva vida, pero ninguno de ellos guarda la misma ilusión. Él encontró otro puesto de trabajo como tatuador de nuevo, su hermana mayor volvió a ejercer de ama de casa y la pequeña Elizabeth de 17 años ya estaba a punto de asistir a la universidad. Con esta nueva vida el poeta de tinta aun guardaba en un desván en lo más profundo de su alma, la antigua, agonizando por la pérdida de su madre, los inútiles ánimos, el sufrimiento. Aquel chico no perfecto, pero todo lo que pudo, cayó en el mundo de las drogas enganchándose tan fuerte que tan solo tardo un mes en este nuevo lugar en visitar el hospital por sobredosis. Poco recuerda de esa semana antes, o de la después, solo a un mujer, una rubia, que sería capaz de limpiar su alma y su corazón, pero no la volvió a ver. Tras salir del hospital prácticamente recuperado, pero no desenganchado, su familia ya no guardaba esperanzas ni en él. Elizabeth, abrazada a la religión y las creencias, desarrollo la teoría de una maldición que azotaba su familia sin descanso, hasta que todos cayesen, y cuatro días después de la recuperación de su hermano abandono la familia Lawson. No dejo ni las huellas. Jason no aceptó otra perdida, ¿Cómo podía hacerlo todo tan mal? Era imposible. Dejo de trabajar, de pasar por casa, de llevar una vida, solo para buscar a su hermana. La búsqueda le llevo dos meses, hasta que recibió la llamada de su hermana Livia.
-¿Qué haces?- Su voz sonaba tan apagada y desesperanzadora como siempre.
-Que crees, busco a Elizabeth- La suya era ruda, cansado de las tonterías de su hermana adulta.
-Ves a casa, ya es tarde-
-No me jodas Livia, volveré cuando me allá recorrido toda la puta ciudad.-
-Quiero verte-
-Livia, que dejes de darme por culo, ahora lo importante es encontrarla.-
-Déjalo por hoy, no la encontraras.-
-¡¡¿¿QUÉ ERES GILIPOLLAS O QUE??!! ME CAGO EN LA PUTA LIVIA, NO VUELVAS A DECIR ESO.- Comenzó
a golpear el pito del coche de la rabia alertando a todos los demás de la carretera.
-Lo… Lo… lo siento.- Su voz sonaba entrecortada y se podían escuchar sollozos.
-En fin, volveré sobre la una de la noche, y no me marees más- Su voz aun alterada con respiración
fuerte.
-Solo quería decirte que te quiero.-
-No vengas con tonterías Livia, estoy ocupado joder.-
-Te quiero mucho.- Escuchaba como Livia se rompía a llorar al otro lado del teléfono inalámbrico.
-Livia déjate de mañacadas, volveré cuando termine y punto.-
-Jason… Adi…- Jason colgó antes de escuchar a su hermana.
Aun eran las ocho de la tarde y le quedaba bastante ciudad que recorrer. Continuo rondando, pero ahora estaba un tanto incomodo. Había sido demasiado brusco con su hermana, pero era su culpa, ella siempre le estaba mareando, no había madurado y no sabía lo complicado que era todo. Después de discutir consigo mismo, cogió el móvil para disculparse con su hermana, le recompensaría yendo antes a casa y ver unas películas con ella. Retomando la ruta a casa de detuvo junto una aglomeración de gente al lado de la estación de tren. Bajo por simple curiosidad. Todos somos morbosos. Se abrió paso entre la multitud hasta encontrar lo que buscaba. Un cuerpo arrebatado de vida bajo una sábana blanca teñida. Un policía pasaba entre la gente enseñando una foto de la víctima. Su cara decían que estaba desfigurada y se servían de una del carné. Intento ver la foto para pensar en el pobre infeliz que había cometido tal gilipollez, hasta que reconoció el moreno característico de su hermana. En ese momento, su mundo se derrumbo. Todo a su alrededor desapareció durante unos instante que para él fueron cerca de cinco años, cuando volvió en si, el policía aun no le había ni siquiera enseñado la foto. Jason comenzó a repartir puñetazos a los que pillo más cerca, incluso al policía entre gritos de “Largaos todos” “No quiero que la veías” y se lanzaba tras la cinta de seguridad para destapar el cuerpo sin vida, con carne a pedazos y pálida como de costumbre de su hermana. Se aferro tan fuerte a ella entre gritos y llantos que algunos huesos de su hermana muerta crujieron hasta el punto de partirse. Los tuvieron que separar entre cinco policías y estuvo el resto del día en la comisaria, pero la verdadera tortura fue cuando lo liberaron y se quedo solo en su casa, a la sombra, sin nadie. Cuatro días estuvo sentando en el sofá, mirando a la nada, sin despegar los labios, ni la mirada, inmóvil. Tras la mediación, se levanto, por primera vez, elevando la bandera blanca. Dejaría todo por lo que ha luchado, aunque no quedase ninguna prueba de ello. Solo una casa destrozada, restos de jeringuillas y droga, y los cadáveres, enterrados, mutilados y desaparecidos de sus seres queridos. Aquel día camino casi cuatro kilómetros descalzo, sin camiseta, adornado con todos los tatuajes que había acumulado durante los años y al ver la oportunidad, se lanzo de un puente al vacio cayendo sobre el capo de un coche y reventándolo. Eso era lo que él quería ahora, sería lo mejor para su familia y él. Por desgracia, ni eso le salió bien. Esta “oportunidad” que se le había concedido, sería una desgracia para él, se sentía vacio, sin nadie, solo traía mal a los que le rodeaban… era un monstruo. Volvió sin huesos en pie al mismo hospital que lo adoptó cuando sufrió con las drogas, y todo fue igual. Todo tan igual, que hasta volvió a ver a la enfermera, su amor platónico. Pero eso si fue distinto. La conoció, y aunque por dentro ya no se sentía igual, comenzaron una relación. Todo era perfecto, pero no tan real. Jason decidió ocultar todo su pasado, su vida y su familia, quizás alejándose de aquello no sería todo igual. Pero aun así no pudo deshacerse de todo. El sentimiento de pérdida seguía constante en él y ese amor por mantener cerca a su ser ahora más querido se convirtió en celos. No permitiría que se la arrebatasen hasta el punto de ser agresivo con los demás hombre a su alrededor, y la vida anterior lo volvió a envolver. A ella también la perdió. No lo pudo aguantar y dejo a Jason y sus vidas se separaron. Él comenzó una vida solo, intentado sacarse a si mismo adelante, pero nunca la olvidó y la sigue viendo, y esos celos, aun le corroen.
Miér Ene 25, 2012 11:38 am por Helena Petrova Lemacks
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Lun Ene 23, 2012 9:44 pm por Antonia Fyodorov
» ORGANIZACIÓN, CAMBIOS Y DEBATES CONCRETOS (?)
Mar Ene 10, 2012 1:57 pm por Mai O' Conner
» MAI HA VUELTO! (mas o menos)
Lun Ene 09, 2012 3:25 pm por Mai O' Conner
» And I will love you, baby - Always And I'll be there forever and a day <3
Miér Dic 28, 2011 11:12 pm por Mai O' Conner
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Jane Duncan Collins
Miér Dic 28, 2011 4:45 pm por Mai O' Conner
» Kisha Lain
Lun Dic 26, 2011 1:47 am por Samantha L. Parker