Helado para dos? {Joshua}

por **Elizabeth Gallagher** Lun Jun 20, 2011 10:30 pm

-¡Libre al fin!-fue lo primero que dije apenas salí del empeorio Armani. Las ultimas semanas se me habían hecho eternas. Se había venido una nueva campaña para la empresa, la ultima linea de vestidos de gala se había estrenado apenas ayer y durante el ultimo mes nos habían tenido a pasarelas forzadas tratando de que todo saliera impecable, maravilloso, como cada desfile. Y justamente ayer fue el desfile en el que mostrabamos la lines y hoy habia recibido mi paga, y junto con ella la noticia de que tenia un mes libre, suspire aliviada en cuanto salí de ahi- Me encamine a mi coche y con una rapida despedida del vallet parkin salí quemando llanta del lugar, el encargado me miraba mal pero no me importo, lo unico que queria era despejarme.

Me dirigía a casa para dormir un poco antes de hablarle a las chicas, por lo mismo del trabajo no había tenido tiempo de salir con ellas y ahora que tendría tiempo libre tendría que aprovecharlo, mas que nada ahora que estaba en puerta la fiesta blanca, necesitaba hablar con ellas para elegir vestuario y todo. Estaba cerca del área de comida mas popular de la ciudad y decidí pasarme por ahi, había una heladería que tenia la mejor nieve que había probado y tenia mucho antojo de una. Cuando llegue estacione el auto y baje con dirección a la heladeria, estaba a punto de llegar cuando decidi mandarle un mensaje a Ziva avisandole que mas tarde iría a su casa. Seguía caminando mientras escribía esto cuando sentí que choque con alguien, levante un poco mis ojos para ver a alguien frente a mi con una copa de nieve esparcida sobre sus pies, mordí ligeramente mi labio, sin duda había sido mi culpa-Oye lo siento, venia distraída fue mi culpa-me disculpa despacio, con la mirada gacho un tanto apenada.

por Invitado Mar Jun 21, 2011 3:39 pm

Adoraba el footing. Era un ejercicio que me despejaba, abría mis fosas nasales, limpiaba mis pulmones del asqueante humo del tabaco que solía fumar, y me hacía perder esos kilos que solía ganar los fines de semana, cuando iba a casa a comer. Normalmente comía una ensalada, o un trozo de pizza fría de algún día pasado, pero cuando iba a casa tenía toneladas de comida que cocinaba la sirvienta, y mi madre me obligaba a comérmela.
Pero no era tan grave. Acababa de hacer ocho kilómetros, había subido cien calles como mínimo y las había vuelto a cruzar en el sentido contrario, sin detenerme. Llevaba una camiseta de tirantes blanca repleta de sudor bajo los brazos y en el pecho, mi cabello estaba húmedo y mi toalla, pequeña, la cual llevaba siempre tras el cuello, estaba empapada. Pero mi cuerpo ya no estaba perlado de sudor, ahora estaba seco, pero agotado. Me costaba respirar, así que en cuanto pillé un parque, no dudé en entrar. El camino de tierra me cansaba, pues no era firme como el asfalto de las carreteras, así que con algo de premura acorté por el césped. Entonces, lejos del parque, al otro lado de la enorme verja negra que separaba la ciudad de los verdes límites del coto. La tienda parecía refrescante, además de que un helado no me iría del todo mal.

Tras encontrar la salida, me alejé del parque, crucé con paso firme hasta la tienda, y empujé la puerta para entrar, a la vez que una ráfaga de aire frío me golpeó el cuerpo, obligándome a encogerme fruto de un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Entré dentro, y compré una tarrina de helado de coco, chocolate y menta. El camarero me lo sirvió rápido, pagué, y decidí ir a una de las mesas de la terraza -pues ahí dentro, el frío amenazaba con engriparme-. Empujé la puerta para salir, y justo una muchacha de melena rubia iba a entrar, golpeándome con sus manos adelantadas haciéndome perder el control de la tarrina de helado y que cayese, manchando mis zapatos deportivos de helado semi-líquido. Miré a la muchacha, y cuando fui a increparlo su voz arrepentida y su indudable belleza me hicieron, simplemente, sonreír.
— Tranquila, si total, iba a comprarme nuevos zapatos.
Murmuré sonriendo de lado mientras me hacía a un lado, chutando la tarrina vacía de helado hacia la carretera.
— Adelante — Dije empujando la puerta para que entrase, ¿quién era yo para cortarle el paso a una chica tan guapa?

por **Elizabeth Gallagher** Jue Jun 23, 2011 3:31 pm

Levante mi vista aun apenada con una media sonrisa. Fue entonces que me percate de la persona a la cual le había tirado el helado, obviamente era mucho mas alto que yo,-quien no lo era para mi 1.60 de estatura-algunos de sus mechones de cabellos estaban pegados a su frente y por lo que me podía percatar por su ropa deportiva, no había mucho que estaba haciendo ejercicio. Cuando escuche aquel comentario no pude evitar reír un poco-Si bueno, en ese entonces creo que te hice un favor ¿no?-bromee un poco ante aquella situación-Hablando en serio, de verdad lo siento-volví a repetir.

Lo vi patear la pequeña charola hacia la calle para después abrirme la puerta, viaje mis ojos hacia el y después a la puerta, repetí mi acción un par de veces mas-Gracias-le dije antes de caminar hacia a dentro del local pero me detuve apenas toque la puerta, se me acababa de ocurrir una idea para recompensar mi gran torpeza del este día, me gire para encararlo nuevamente con semblante serio.-No te atreverás a irte así ¿verdad?-le dije entre seria y curiosa, mientras arqueaba una ceja. Guarde silencio unos segundo antes de seguir hablando-Yo tire tu helado y justo que yo te la reponga, anda te invito una-le sonreí mientras ingresaba por completo al local y le indicaba con mi mano a que pasara-Te prometo que no muerdo-le dije mientras levantaba mi mano como juramento, soltando una risa-¿Y bien?-le pregunte mirándolo a los ojos, realmente esperaba que me aceptara la invitación, se la debía.

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