¿Tú?, ¿Aquí? {Samanta}

Miró la hora en su móvil y volvió a dejar que se deslizara dentro de uno de los bolsillos delanteros de su jean, había llegado una hora más temprano de la que había acordado con su profesor, que en parte le servía, no estaba del todo familiarizada con aquella universidad, ni con la gente que allí concurría y al estar sobrada de tiempo tendría la oportunidad de recorrer los pasillos sin temor a perderse, y pedir todas las indicaciones que fueran necesarias para llegar al punto de encuentro. Llevaba un mapa del lugar con sigo aunque ya hiciera una semana que había comenzado con su especialización, por muy extraño que sonara en Amelié, había estado evitando la cercanía o contacto con otras personas, el regreso de Estados Unidos y lo culpable que se sentía por haber dejado a su padre en Wiltshire le había sacado esa animosidad que solía acompañarla para todos partes, es más, hasta había adquirido algo de responsabilidad. De la universidad a su departamento, una siesta, de su departamento al trabajo, y por lo general terminaba sola en su habitación, abrazada a una botella de Vodka o buscando consuelo en alguna sustancia que consiguiera despejar su mente y evadirla de la realidad. Comportamientos comunes en ella, lo que llamaba la atención es que lo hiciera sola.

Observó el aparcamiento rebosante de alumnos y los edificios a lo lejos a través del vidrio de su coche, un sentimiento de nostalgia la invadió en ese momento, cerró los ojos y volvió a abrirlos, esperando que al hacerlo pudiera ver de nuevo la fachada de de Grifford y a sus amigos sentados en la escalinata discutiendo vaya a saber que cosa. Pero nada, Oxford estaba nuevamente frente a ella, un lugar tan bonito como desconocido. No entendía porqué ese sentimiento de sentirse fuera de lugar, después de todo estaba nuevamente en Inglaterra, después de tanto tiempo deseándolo, pero el problema no era el país, sino la falta de algunas personas que se habían vuelto esenciales para su vida y que había tenido que dejar casi sin poder dar explicaciones.

Respiró profundo, e hizo a un lado esas ideas, debía enfocarse en lo que venía a hacer. Bajó de su Chevrolet Camaro y cerró la puerta despacio, para luego colgarse la mochila de un hombro y acomodar un cigarrillo detrás de su oreja, el que había estado apagado pero bailando entre sus labios durante todo el trayecto. Recorrió las inmediaciones y entró en el primer edificio que le resultó vagamente familiar, pero al comenzar a observar los pasillos perdió casi toda la seguridad de estar en el lugar correcto. Sacó el mapa y lo estudió frunciendo levemente el ceño, no tenía ni la menor idea de donde estaba, ni a donde debía ir, si tan solo fuera un poquito menos despistada, o se creyera menos auto suficiente le sería más fácil evitar ese tipo de cosas. - Mierda de monstruosidad - murmuró para sí al comprobar el tamaño de la universidad. Refunfuñando volvió a guardar el mapa, está vez arrugandolo dentro de uno de sus bolsillos y siguió caminando esperando dar en el lugar como por arte de magia.

Entró en la primer aula que encontró sin detenerse al leer el letrero de la puerta, no le sorprendió verla vacía. Cerró la puerta tras ella con un leve empujoncito y se sentó en el lugar del profesor, dejando la mochila sobre el escritorio y sacando el cigarro de detrás de su oreja para llevárselo a los labios y encenderlo, como si aquello no estuviera prohibido. Puso los pies sobre el escritorio y dio la primera calada al cigarro, sacando nuevamente el mapa de su bolsillo para ver si ésta vez con más calma conseguía comprenderlo.

Se había levantado con muy buenos ánimos esa mañana, después de su llegada el fin de semana en la cual se reencontró con su mejor amigo Luca ya todo le pintaba diferente y de un mejor color, lo primero que hizo al levantarse y después de asearse, fue el desayuno, después de tantas luchas e intentos, habían llegado su hermano, Charlotte y ella a que la que se encargaría de la cocina sería ella misma, pero solo para la cena, para el desayuno optaron por tomar cereal, y solo algunas y extrañas ocasiones que se levantaba con ánimos lo hacía, así como era el día de hoy. Luego de dejar todo listo en el penthouse, partió a la universidad de Oxford ya que allí tenía que reportarse antes de ir a la compañía donde tendría que hacer las pasantías.

Tomó un taxi el cual la dejó frente a las puertas de la universidad “cuando salga de mi primer día iré a buscar mi auto” pensó una vez se bajo del taxi y entró en el estacionamiento de la gran universidad, el observar tantos autos le hizo extrañar el suyo, suspiró y emprendió camino hacia las áreas administrativas de la universidad para preguntar por el decano de la facultad el cual era el profesor le daría la información sobre el lugar donde tendría que ir y donde ella tendría que reportar su progreso cada fin de mes; una vez obtuvo la información necesaria se guió a través del mapa y partió hacia la facultad de Ingeniería y Arquitectura, toda esa actividad le causó cierto deja vú, como cuando llegó por primera vez a la universidad de Grifford en New York, el sólo pensar en ella le daba cierta nostalgia, ya que allí había conocido a las personas que le sacaron del hoyo negro en el cual se había convertido su vida, por su mente pasó la imagen de todas aquelas personas que quería pero que lastimosamente había perdido contacto, Amelié, Sabrina, Felicity, Elías, Hayley, entre otros chicos, pero los que más recordaba era ellos.

Su vestimenta había cambiado levemente, ahora usaba un vestuario más acorde a su edad, o más bien vestía un poco menos loco por que ya no era la chica universitaria, sin embargo como siempre no le gustaba regirse por los parámetros normales y siempre le imponía algo de su propio estilo, como por ejemplo las botas militares que llevaba puestas sobre el jean oscuro ajustado, la chaqueta la llevaba abierta dejando ver la blusa de rayas negras y blancas, la bufanda colgaba en su cuello ya que por el clima debía protegerse, su maquillaje era un poco más natural que antes y su cabellos rubios ya no tenían mechones tan llamativos, aunque algunas veces se los hacía.

Caminó por los pasillos observándolas indicaciones del mapa y restándole atención a la gente que pasaba poro su lado, una vez estuvo frente a la puerta correspondiente entró –eemm… disculpe, ¿éste es el salón del Profesor Marshall?- preguntó en forma cautelosa a la persona que estaba sentada fumando en el puesto del profesor, cuando observó mejor a la chica soltó un jadeo por la sorpresa -¿Amelié?- preguntó entre emocionada y sorprendida