Afrika S. Linnankivi

{#}Información Básica

■ Nombres: Afrika Savannah. ■ Apellidos: Linnankivi. ■ Edad: Diecinueve. ■ Fecha de Nacimiento: Trece de Febrero de Mil novecientos noventa y dos. ■ Nacionalidad: Americana. ■ Sexualidad: Mujer. ■ Orientación Sexual: Heterosexual. ■ Grupo: Desempleados. ■ Empleo: Modelo.

{#}Apariencia Física

Cabello:

Afrika es pelirroja natural, aunque tiene las puntas un poco rubias. Cabello ondulado.

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Ojos:

Ojos verdes y grandes. Pestañas abundantes y largas.

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Tipo de Piel:

Posee una tez pálida con pecas en la cara. Su piel es suave y aterciopelada, digna de una verdadera modelo.

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Complexión Física:

Voluptuosa.

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Altura:

Metro setenta y séis.

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Otras Características:

Siempre lleva al cuello un colgante con un candado que le regaló su primera pareja; a la única que amó realmente.

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{#}Personalidad

Gustos:

Metallica; La buena música; StarBucks; Los hombres; El sexo; Los caballos; Las culturas orientales; Viajar; Dormir; Comer; La droga; El alcohol; Hacer ejercicio; Hacer tonterías; Las serpientes; Los punks; El negro y el naranja; Los idiomas; El baloncesto; El tinte rojo; La montaña; La nieve; La lluvia.

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Disgustos:

El reggaeton; Música actual; Los pijos; Las ratas; Los canis, chonis y derviados.

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Miedos & Fobias:

Aerofobia y las arañas.

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Otros:

Cuando se aburre, se coge las mangas y comienza a balancear los brazos; si está nerviosa o excitada, siempre se muerde el labio inferior.

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Hobbies:

Leer; Jugar al baloncesto.

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DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

"-¿Quién es esa y por qué va así vestida?
-No lo sé.
-¿Todos la mira, verdad?
-Sí. Será alguna muerta de hambre que se cree actriz."

¡BINGO!

¿A alguien le importa como es la chica pelirroja a la que todos miran de arriba a abajo nada más entrar a algún lugar? No. Pero de todos modos me describiré.
En primer lugar, este no es mi autentico yo. Mi verdadero yo está enterrado tras capas y capas de alcohol destilado con sufrimiento. Se encuentra apenas un año atrás junto a mi fallecida familia. La verdadera Afrika es exactamente igual que el continente del mismo nombre: indomable, cálida y llena de sorpresas. Yo solía ser una chica alegre y divertida a la que le encantaba experimentar y pasarlo bien sin importarle las reglas. Solía escaparme de clase e irme con mis amigos a las infinitas playas de mi ciudad natal, me gustaba la adrenalina que los retos me producían y siempre que miraba el famoso baso, lo veía medio lleno. Decía no al alcohol y a las drogas, no quería evadirme en ningún mundo que no fuese el mío. Era extrovertida y siempre me preocupaban los de mi alrededor. El amor, ese era el sentimiento que solía guiar mi vida. Pero, por supuesto, era una gran hipócrita.

"-¿Si? ¿Quién es?
-Perdone, le llamó desde la oficina central de la policía de Antananarivo. Ha ocurrido un accidente en el último vuelo con destino Nueva York. Por favor, tome asiento. "

Una perdida, la de mi hermano, eso fue todo lo que necesité yo que siempre había vivido con la muerte al otro lado de la habitación para dejarme llevar por la vida y abandonar todo lo bueno que residía en mí. Continúo siendo indomable, por supuesto, pero no del mismo modo. No hay límites para mí, ninguno. Si algo es ilegal provoca un sentimiento de atracción sobre mí. Si algo está prohibido, lo haré. Frases como "A que no hay huevos" dirigen mi vida y no hago nada que no quiera, hago todo lo que quiero y logro todo lo que me propongo. Las peleas son el pan de cada día, siempre estoy a la defensiva con la gente que no conozco y es muy difícil que conozca gente por eso. Mis amigos los serán para siempre, ya que una vez logrado el acercamiento a mí, soportados mis incontables cortes y tras haber logrado sacarme una sonrisa, no los olvidaré ni dejaré que nada ni nadie se meta con ellos. Con ellos, mi comportamiento no tiene nada que ver, no soy tan extrovertida como antes, pero sí mucho más abierta y divertida.

"-¿Me ayudas?
-No.
-¿Por qué?
-No.
-¿Qué te pasa?
-No.
-¡¿Me estás escuchando?!
-No."

Cuando no quiero ser molestada, simplemente me invado y alejo a las personas de mi mediante comentarios estúpidos o reacciones anormales. Soy una persona cabezota, ya no dejo que la opinión de los demás me influía. ¿Para qué? Si todos los que me rodean siempre tratan de joderme. Bueno, todos no, mis contados amigos no. Ellos no saben anda de mi vida anterior, nadie lo sabe. Para todo el que me rodea, yo siempre he vivido en USA y no me llevo bien con mi familia. No me gusta llorar, pero sobre todo no me gusta que me vean llorar. No quiero que me vean como alguien débil, mis puntos débiles son míos y nadie más que yo debe conocerlos. Muchas veces me hago la dura aunque esté sufriendo, pero, como soy una buena actriz la gente no se da cuenta. Sí, soy una buena actriz. El mundo aun no me ha dado la oportunidad de demostrarlo, pero lo soy. De hecho, mi vida es pura actuación. Actúo cuando digo que algo me agrada, actúo cuando digo que algo no me duele, y sobre todo, actúo cuando digo que estoy feliz. Las mentiras son algo a lo que estoy acostumbrada, pero lo hago para protegerme y, aunque la gente no me crea, soy capaz de detectar cuando alguien me miente. Siendo tan buena mentirosa, es algo más que muy fácil ver cuando otras personas utilizan los mismos recursos que yo a la hora de ocultar sus verdaderas intenciones, y eso es un arma poderosa que me mantiene a salvo.

"-¿Qué haces?
-¿Es que no lo ves? Beber.
-No, no me refiero a eso. Me refiero a lo que estas dibujando ahí.
-¿Qué pasa?
-No sé cómo algo tan hermoso puede salir de alguien tan atormentado."

Por las noches, dejo que la luna me guíe y camino al ritmo de la música de las discotecas a las que acudo para desinhibirme. El alcohol corre por mis venas día sí y día también ya que además de hacerme olvidar las penas, es la fuente de mi inspiración artística. Lo sé, viviendo en un barrio como ese es difícil imaginar el arte nacer de allí, pero es posible. Como, respiro y bebo arte. Tal vez eso sea lo único que me mantiene ligada al mundo. No solo disfruto con el teatro y la actuación, además soy una gran seguidora de la pintura. Si un papel cae a mis manos, no tardaré en adornarlo o decorarlo hasta no dejar ni un espacio en blanco.

"-¿Tienes fuego?
-¿Follamos?
-Bien."

El amor. Ese precioso sentimiento al que antes daba tanta importancia ya no ocupa un lugar prioritario en mi vida. Ahora apenas se deja ver y para llenar el vacío que dejó en mi utilizo el sexo sin compromiso alguno. Muchas veces ni siquiera recuerdo con quien pasé la última noche y, a veces, eso incluso llega a preocuparme, por eso, más de una vez he intentado dejar el alcohol pero sin conseguirlo. Creo que ya he dicho que soy una hipócrita, pero lo repito: soy una hipócrita.

{#}Información de Vida

Padres:

Rebecca Smith {Fallecida}; Sebastian Linnankivi {Fallecido}.

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Hermanos:

Greg Linnankivi {Fallecido}.

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HISTORIA

13 de febrero de 1992. Lluvia. Agua que por culpa del frio comenzaba a condensarse y a caer bajando de las nubes hasta nosotros. Lluvia. Estaba en boca de todos.
Era febrero, el mes de las lluvias en Madagascar y no había ni un alma en las calles de su capital. Todos había corrido a resguardarse de esta a sus casas excepto los que no contaban con el placer de poseer una y se mantenían a salvo bajo las grandes palmeras que adornaban la ciudad. Mi madre, una joven americana que con tan solo 20 años había decidido ir como misionera a la gran isla africana, se encontraba reposando sobre un lecho de paja en lo que por entonces era nuestra casa. Su mirada quedaba oculta bajo sus cerrados parpados. Parecía calmada, como si el sufrimiento no existiese, nada podía perturbarla. El silencio. Todo estaba callado. ¿Nadie sería capaz de mostrarse, de hacerse oir? Ella era la protagonista de la escena y ni siquiera los pequeños y regorditos bebes de tez rosada que éramos mi hermano y yo podíamos arrebatarle ese protagonismo. Mi padre, un joven Alemán de no más de 19 años permanecía en silencio sentado junto a la cuna que nos mecía dormidos mirándola a ella. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? ¿QUÉ? ¿Es que se podía hacer algo aparte de sufrir ante una estampa como aquella? Por supuesto que sí, pero, ¿Quién sería capaz de desafiar a su naturaleza humana y afrontar aquello con lo que la vida le había decidido torturar sin lamento alguno? Nadie.

13 de febrero del 2002. Una playa, una veintena de niños y una fiesta que celebrar. Mi hermano y yo lucíamos felices tras soplar las velas que coronaban nuestra enorme tarta de cumpleaños ante la atenta y protectora mirada de nuestro padre. Él, que apenas podía pensar en que ese era el día en que pasábamos de tener 9 años a tener 10, mantenía su conciencia y sus pensamientos muy alejados de nosotros. No era en mi hermano Greg ni en mí en quienes estaba pensando, sino en mi madre. Su imagen, su rostro sereno e impertérrito, su dulce sonrisa y el pensamiento de que jamás volvería a verla. Eso era lo que le mantenía alejado de nosotros día sí y día también. Nunca sabré si nos culpaba de su muerte o, como le dijo el médico, había entendido que fue una desgracia de la que nada se había podido hacer en un país como este. De todos modos, siempre se mantuvo alejado de nosotros, como si una barrera invisible llamada Rebecca Smith todavía lograse ser el centro de su mundo y dejarnos en un segundo plano.

13 de febrero del 2010. El tan esperado día había llegado al fin. Madagascar había sido un precioso lugar en el que vivir y ser criada, pero hoy pondrá punto y final a mi vida en aquel lugar. Un beso, nada más, tan solo un frio beso sirvió de despedida entre mi padre y yo en la puerta del aeropuerto que un día como hoy, el día de mi mayoría de edad, me llevaría a mi destino. Pero, no fue nada que me extrañase, sabía que siempre sería así, que siempre seriamos una carga que le tocó asumir. Con mi hermano fue distinto, las lágrimas surcaron nuestro rostro incontables veces para lograr que mi marcha fuese algo de lo que nunca me olvidaría. Él y yo siempre habíamos estado conectados, siempre. El lazo que no unía era más que una simple unión entre hermanos, éramos mellizos y siempre habíamos estado solos el uno con el otro. A las duras y a las peores. "Toma, esto es para ti". Las últimas palabras que me dijo tras darme una cajita que prometí abrir en el avión. Tras las capas de papel de regalo se encontraba un medallón con una foto nuestra, el muy "capullo" logró hacerme llorar durante todo el viaje con su regalo. Pero ese no fue un día triste, por fin salía de la gran isla para volver al país que vio nacer a mi madre y hacer realidad mi sueño de ser una famosa actriz con dinero suficiente como para traer al resto de mi familia conmigo.

13 de febrero del 2011. Tras dos meses ansiando el día de mi cumpleaños el mundo se pintó de negro para mí. Mi hermano había prometido venir junto a mi padre, al que no podía dejar solo, a visitarme. Me había pasado toda la mañana limpiando la casa, si es que a eso se le podía llamar casa, tirando los papeles que se amontonaban por las esquinas, recogiendo los montones de ropa del suelo e incluso cubriendo con sabanas el viejo colchón que hacia las funciones de cama. Una llamada. Algo tan inocente que puede cambiar pro el completo nuestro estado de ánimo. A veces, una llamada puede alegrarnos tanto la vida como para gritar de alegría, otras, nos las jode y hace que cambie por completo nuestra percepción del mundo. El karma no permitiría que la llamada de la policía fuese otra que del segundo tipo. "Accidente aéreo", "Nadie tiene la culpa", "Tormenta", "apenas supervivientes", "Greg Linnankivi y Sebastian Linnankivi fallecidos". No escuché toda la conversación, esas son las palabras que todavía recuerdo. Tal vez la mente de los seres humanos es tan selectiva que cree que nada más es importante, o tal vez, el alcohol haya hecho estragos en mi memoria.

Actualidad (2011). Me llamo Afrika en honor al continente que me vio nacer. Las drogas, el alcohol y la delincuencia asoma por cada una de las esquinas y apenas encuentro motivos por los que seguir adelante. ¿Depresión? No. Algo mucho peor. La pena me invadió una vez, sí, pero logré ocultarla. ¿Cómo? El alcohol, mi mejor aliado. ¿Para qué mantenerme sobria si eso no me trae más que problemas? Tal vez esto sea lo que ha hecho que mi carrera como actriz no prospere. Un par de papeles en algún que otro anuncio, algún papel secundario sin siquiera un par de líneas que recitar y ya. Nadie quiere fiarse de alguien inestable como yo y lo entiendo aunque sigo dejando mi currículo en todos y cada uno de los castings de la ciudad. De vez en cuando trabajo de camarera sirviendo copas en algún bar de noche, pero suelen echarme al de un par de noches por dejarme atrapar por la música y abandonar mi puesto de trabajo. ¿Y qué? Esta no es mi vocación y algún día le enseñaré al mundo que yo he nacido para ser actriz. ¿Cuándo? Cuando vuelva a ser yo.