El encuentro mas deseado del día (Vassilia)

Si alguna vez me hubiese sentido mas contento, que me lo dijesen, siempre estaba contento, al menos casi siempre, tenía muchos amigos que me querían mucho, Becca, que en la uni siempre me buscaba y me ayudaba, Bree, que no había un solo día en los descansos que hiciese lo mismo, Ziva, Roxanne... Vito... Chuck, que se había comportado conmigo como si fuese mi hermana (Ahora que lo pienso solo piden en mis relaciones chicas xD no te pongas celosa xD). En definitiva tenía muchos amigos, pero nadie que me hubiese sentir nada como lo había hecho Vassilia. La chica por la que estaba en ese museo, le había dicho yo de quedar allí pues me conocía el sitio, me gustaban mucho los dinosaurios y animales, allí estaban muertos pero en esqueletos molaban mucho.

En ese instante estaba nervioso. Se podía decir que llevaba... dos días saliendo con ella, aunque conociendola mucho más, recordaba cuando la conocí, mas bien lo tenía apuntado, pero mi cuadernito ponía "chica rara del violín" y estaba en el aula de música de la universidad y yo colocando fluorescentes, no me acordaba de más, pero creo que ese día se enfadó conmigo por algo. Nuestros siguientes encuentros fueron más... pacíficos... el segundo recordaba que me vio con Garfiel y con Gato con Botas, ahí creo que ella cogió a uno y comenzamos a hablar. Pero hacia dos días fue raro, ella me presentó a su gato, Napoleón... y de pronto me vi besándome con ella, fue raro... fue muchas sensaciones juntas... yo no las entendía, pero sabía que la quería de una forma más intensa que a mis amigas y una forma más rara que a mi hermana.

Todo eso lo leí en mi cuadernito, como la conocí, como comencé a conocerla, mi cuadernito era como un diario, pero con dibujos mal hechos que me explicaban mucho, me quedé sonriendo, aún nervioso, no sabía si ibamos a entrar al museo o ella quería hacer otra cosa, solo sabía que a ella le venía bien porque al parecer había una parada de metro cerca y no le venía mal el transporte hasta el lugar, miraba el reloj de forma incesante, las manos me sudaban y mis piernas flaqueaban de los nervios... quería verla... a ella.

Había sido un día malo, muy malo, muy muy malo. Ese era uno de los días tachados por Vassilia. No tenía nada en especial, pero para ella así lo era, no tenía mas explicación. Las clases en el conservatorio se le habían hecho eternar, además su oído le estaba volviendo a dar problemas, había tenido que pedir pasarse a primera fila para poder escuchar algo, con lo que a ella le gustaba su rinconcito en la parte de atrás, donde nadie la miraba y pasaba desapercibida, como a ella le gustaba. Por culpa de un estúpido niño había tenido que apagar su grabadora que tenía en constante funcionamiento y por su culpa no había podido grabar la mayor parte de la clase ni de las conversaciones.
Gilipollas...

El único aliciente que le impuslaba a continuar era la "cita" que tenía que Samuel, a pesar del beso todavía se negaba a llamarle novio. Era demasiado orgullosa para ello, además, ella era un genios, los genios siempre eran almas solitarias. Tendría relaciones esporádicas como tuvo Beethoven, pero la vida de Mozart le certificaba que los matriminios y los genios musicales no se llevaban bien. Para el caso, el final del día llegó, ni siquiera pasó por la filarmónica, tenía que llegar al museo de historia natural antes de la hora, tenía que llegar a tiempo.

A pesar de los cuatro años que llevaba siendo mayor de edad, todavía no había sacado el permiso de conducir, no le gustaba conducir, prefería andar o usar el transporte público pero en ocasiones daba más problemas que otras cosas. Por un estúpido autobús, Vassilia perdió el metro y tuvo que esperar hasta el siguiente, el oficinista de metro no se libró del enfado de Vassilia y terminó bajando al anden y esperando sentada totalmente resignada murmurando en ruso, nada extraño para ella.

Por fin salió del asqueroso metro -recordemos que ayer era el adorado metro.- y se encaminó hacia el museo, tenía el ceño fruncido y cara de pocos amigos, cara de muy pocos amigos. Esa cara que avisaba a todo el mundo que se apartasen del camino de esta personita antes de que su furia cayera sobre alguien inocente. Pero como siempre, la magia se hizo, le vio esperando y una sonrisa apreció en su rostro. Le veía nervioso, se acerco por detrás.
-Samu.

La espera se hacía eterna, el hecho de que quisiese verla, el hecho de que no sabía como tratarla muy bien aún me hizo ver que aún tenía mucho que aprender si quería estar con ella, yo la quería amntener, era la única que había querido estar conmigo, la única que había sido mi novia hasta ahora, realmente no sabía lo que era serlo, no... yo quería a Vassilia, ella me hacía muchas cosas en el estómago, según mi hermana era que me gustaba y yo me sonrojaba y ella me empezaba a molestar una y otra vez con ese hecho que realmente me hacía feliz... muy feliz.

En ese instante di un respingo, derivado de una llamada de atención desde mi espalda, una sonrisa nerviosa a medida que me giraba muy lentamente hasta que comencé a ver a ella, mis mejillas se sonrojaron, mis piernas flaquearon, mi estomago comenzó a vibrar como si miles de mariposas volaran dentro de el, mi reacción fue evidente, mis manos comenzaron a temblar mientras miraba toda ella, su bonito pelo su cara que nunca se me olvidaria de lo guapa que era, sus delgados brazos, sus largas piernas, la miré de arriba abajo antes de que pudiese esbozar una sonrisa:

Va... Va.... Va.... Va... Va... Va... Va...-lo menos unos diez o doce Va salieron de mi boca antes de que pudiese completar el nombre a la vez que cogía sus manos y las acariciaba mirándola con ternura y alegria-Vassilia... te he echado de menos.... estas muy guapa..-.. ¿de donde vienes?... pareces acalorada... pero hace frio... -Lo mismo me trababa que comenzaba a hablar demasiado, era un hecho evidente que no podía remediar ni tan siquiera ocultar un poco.

Pero esta vez lo hice, mi idea fue plasmar un beso a Vassilia... ¿para que esperar?, fue un beso suave, corto, mmis manos rodearon su cintura y una sonrisa apareció en mi rostro a medida que la abrazaba, estaba siendo muy seguido y casi no le estaba dando tiempo a Vassilia a reaccionar para que pudisese corresponder o hacer nada... ahora era su turno de todo aquello y lo que quisiese.

Se quedó mirando fijamente, como en estado de shock, con la cabeza inclinada mientras Samuel pronunciaba un Va detrás de otro. ¿No se acordaba de su nombre? Eso si que era raro, en otro momento lo hubiera dicho ella misma, llamando zopenco y pez a su interlocutor pero con Samuel, Vassilia era una persona nueva. Se volvía delicada y atenta e incluso sensible, algo inaudito para todos quienes la conocieran. Cuando por fin dijo su nombre sonrío y lo mejor, damas y caballeros, se sonrojó, sí lo hizo. La fría Vassilia se coloreo de un rojo tomate cuando escucho las palabras que la echaba de menos. Vasya no podía pensar que pudiera haber un ser más dulce y tierno en aquel mundo.

Le miró con ojos cálidos mientras este rodeaba sus manos por su cintura y le daba un corto pico, Vassilia le rodeo el cuello e iba a responderle cuando le abrazo, mantuvo el abrazo algo más para separarse de él. No podía negar que estaba incómoda, pero como era un bicho orgulloso, JAMÁS lo reconocería.

-Vengo del metro y estaba lleno de gente, por lo que por eso he llegado tarde y estoy tan... acalorada.-dijo mientras se pasaba la mano por su melenea pelirroja y dejaba la funda del violín en el suelo. Sonrío miró a Samuel para luego dirigir su mirada hacia el museo. -¿Vamos a entrar? ¿Quieres verlo?-pregunto amable. Esto era para aplaudirla, Vassilia siendo amable, el milagro se había obrado.

Realmente, aquel museo no le interesaba lo más mínimo prefería algo relacionado con la música. ¿Para qué iba a entrar para ver muñecos enormes de dinosauros para eso estaba el internet y los aburridos documentales de la BBC o National Geographic, pero por Samuel lo haría.

Miré sonriente a Vassilia, mi cuerpo se sentía bien, mi mente no estaba vacía, no era la misma, comenzaban a salir imágenes, imágenes completamente alegres, me acordaba de todo lo que vivía con ella, quizás era una forma de autodefensa, no quería olvidarme de ella, ella era lo que últimamente me había dado fuerzas, aunque aún no sabía lo que me había pasado ayer en la universidad, lo del encontronazo de esa gente y que casi muero congelado tras el temporal, pero debía decírselo, porque eso significaba muchas cosas, entre esas cosas, Vassilia se podría enfadar, no quería, pero había que ser sincero, por otro lado el hecho de que mi buena amiga Bree quería conocerla, si eso si me animaba, mi novia y una de mis amigas juntas, sería para mi muy gratificante.

Iba a decirselo, pero sus palabras me hicieron abrir la boca con ilusión, ella quería entrar, no quería ir a ningún lugar con música, quería ver los dinosaurios sabiendo lo que a mi me gustaban, y además no era tan rara como al principio, ni me reñía, ni me decía cosas mal dichas porque no le gustaba lo que hacía, estaba siendo amable conmigo, cada vez me quería mas y yo a ella, sonreí con ilusión antes de darle un beso algo mas pasional:

Vassilia te quiero muchooo-cuando me separé me sonrojé como un tomate, pero proseguí mirandola, miré el violín, no podía tirar de ella, tendría que cogerlo antes, el caso es que estaba allí y la proposición había sido muy acertada-Vassilia, Gracias... además no me importa esperar por ti sobre todo cuando eres tan buena conmigo... quiero ir allí y que sepas que se que a ti no te gustan... lo que hace que te quiera más. ¡YA SE! Después para compensarte podemos ir a la ferretería a ver Escalas

Desde que ella em dijo que le gustaban las escalas, yo había tomado la palabras... en mi cuaderno ponía... "¿Qué es lo que mas le gusta a Vassilia? Las escalas..." "¿Que es una escala? Una escalera" Si, quería regalarle una bieeeen grande, es mas ya se la tenía... pero estaba en la ferretería que luego visitaremos, allí ella le daría los datos al hombre para que pudiesen llevársela a su casa.