Take a Breath and maybe scape (Bree)

Recuerdo del primer mensaje :

El despertador sonó...una y otra y otra vez...
Apenas eran las nueve de la mañana, el sol aún no proporcionaba el calor excesivo que reinaba el resto del día y una leve brisa fresca recorría el lugar, lo cual se agradecía por el momento. Sin embargo apesar de ser una hora tan temprana del día mi mente ya había empezado a organizar un gran día, un día lleno de libertad, con una excursión al lago cercano a la universidad, allí disfrutaría de un poco de paz y tranquilidad y sobre todo de un gratificante silencio. Solo había un inconveniente, un grandísimo inconveniente, durante el día de hoy, supuestamente, tenía clases, todo el día. Pero, ¿qué más daba faltar un día más? ya me había saltado otras diez clases aquel curso, y aunque la asistencia posiblemente me bajase la nota o me costase alguna asignatura mis notas en general eran buenas y no era nada que no se pudiese recuperar después.
No hubo nada más que pensar, tras ponerme el traje de baño me vestí con una camisa blanca y unos pantalones y salí acompañado de mi iPod dispuesto a pasar un buen día lejos de todo estres que pudiese provocarme el estudio o la muchedumbre, estuve a punto de olvidarme el tabaco pero de inmediato reaccioné y lo tomé de encima de mi mesita, después cerré la puerta tras de mi y me fui hasta el lago. Una vez me encontré allí me tumbé bajo al sombra de un árbol y cerré los ojos mientras me concentraba en la canción que mi iPod reproducía en aquel momento, me concentré tanto que casi caí dormido...

Bajé la mirada por sus labios hasta su mentón pasando por su cuello lentamente hasta llegar a su cuerpo pegado al mío. Tenía aquella sonrisa de nuevo, breve, pero la tenía. No podía evitar volver la vista a sus labios curvados alzar la mano y tocarlos para saber si realmente estaban ahí, si se curvaban de verdad o los estaba imaginando. Sonreí cariñosa de nuevo, estaba viéndolo de verdad y me agradaba saber que me la dedicaba a mi, a aquellas palabras que aun que no quisiera, me empezaban a sonrojar de nuevo.

Pero no, no me iba a dejar de nuevo acobardar, tenía ganas de estar así y estaría hasta que nos aburriesemos. Me acerqué de nuevo a sus labios, rozando su nariz helado con la mía, recordando que estabamos en medio de un cerco solar que nos iluminaba bastante. Alcé las cejas subiendo la mirada por su tez completamente pálida, mirando que el pelo se secaba poco a poco, brillante y tan rubio que mojado parecía blanquecino. Pasé los brazos rodeándole más el cuello, notando como mi básica se bajaba lentamente al subir rozando su pecho desnudo. Al pegarme a él, la piel de mis pechos rozó los suyos, lo que me hizo acalorarme ligeramente... más.

-Bueno, mientras no te pongas enfermo, no creo que me moleste pegarme tanto a ti- entrecerré los ojos ligeramente, estaba mintiendo como una descosida, cosa que jamás hacía en mi sano jucio. Pero claro, no tenía mucho juicio en estes momentos. Pero que me estaba pasando? Yo no era así.. yo sabía hacer las cosas a mi manera si, pero mentir? No podía aguantar mucho tiempo, mi mueca decía perdón para que mi mirada se bajase hasta sus labios - miento.. no me pego a ti para que no te pongas enfermo, se que no te pondrás malo. -mordí el labio inferior y bajé la mirada de todo quitando un poco los brazos, poniendo las manos en sus hombros- no suelo mentir.. me perdonas?-me encogí de hombros y me separé un poquito, aun que no mucho, alzando la vista de nuevo, me encantaba tenerle pegado a mi.

Me mantuve allí, sin romper aquella cercanía que en aquel momento poseían nuestros cuerpos. Mis ojos verdes se clavaron en los suyos azules, tratando de espiar su mente, queriendo saber que pensaba, cual sería su siguiente movimiento o cuales eran sus intenciones...Entonces una de sus manos volvió a alzarse hasta rozar con los dedos nuevamente mis labios, parecía agradarle el tacto de estos. Otra vez aquel cariño que antes me había sorprendido apareció curvando sus labios mientras un leve sonrojo comenzaba a bañar sus mejillas, aquel detalle no pasó inadvertido ante mis ojos y aquella leve sonrisa que reinaba en mis labios se llenó de satisfacción, ¿aquella era la prueba de la reacción que causaba en ella?, me gustaba.
Quizás le imponía levemente, pero se veía una chica bastante decidida y aunque así fuera no lo mostraría.
Continuamos pegados el uno al otro, ella con sus brazos alrededor de mi cuello y yo con los mios alrededor de su cintura mientras nuestros rostros permanecían peligrosamente cerca, su nariz rozando la mía y sus labios terriblemente cerca, tanto que al hablar rozaban levemente los mios. Entonces caía en la cuenta de que al estar tan pegada a mi su ropa también se había humedecido, ¿no tenía frío?, la piel de su pecho rozó la del mío cuando apretó más sus brazos alrededor de mi cuello y noté la calidez de esta.
-Serás tú la que enfermé porque si no me equivoco tu ropa esta un poco mojada ahora.-le dije alzando las cejas ante sus palabras, estando bajo el sol no creía que fuesemos a enfermar, pero nunca se sabe. Entonces dijo que había mentido y se disculpó yo me reí.-¿Qué te perdone?, no hace falta que me pidas perdón, apenas me conoces no tendrías ni que sentirte culpable, además era una buena mentira pero tu eres una pésima mentirosa, lo cual es bueno. Pero un consejo, la mentira te ayudará alguna vez, nadie va a saber que algo de lo que tu dices es emntira a no ser que tu misma lo digas.-le dije.-Igualmente, esta bien que uno de los dos no sea un mentiroso.-dije mirando sus labios, lo cierto era que yo como mentiroso no tenía precio, no me importaba mentir en absoluto si era necesario e incluso si no lo era.

Rocé mi cuerpo en cuanto apreté los brazos alrededor de su cuello en busca de estar más cerca de el, al parecer, nada de lo que hacía le molestaba en absolto, incluso su risita se mostraba agradecida y qizás agradable al contacto. La cuestión en si me llenaba de gozo, me gustaba bastante esa sensación, tanta que ni me había dado cuenta de que ahora era yo la que estaba mojada, mientras que él estaba tranquilamente seco y eso que había sido el rubio el que se bañó apenas unos minutos antes. Pronto se dio cuenta de ello y bajó la mirada a mi cuerpo, aquel que apenas unos intantes había denominado como "me gusta, es bonito" tan rápidamente que no me dio tiempo ni a sonrojarme, solo a escuchar lo que salían por aquellos labios que me habían besado, que más bien yo había saboreado dos veces.

Cierto, de todo aquello, saqué la conclusión de que tenía razón, no le conocía de nada y tampoco debía de pedirle perdón. Además, eso de que me diera la charlita me dio que pensar unos segundos, apenas minutos para acabar sonriendo de medio lado. Tenía bastante razón, al parecer el chico era bastante bueniño, aun que alardease en aquellos momentos de que solo uno de los dos no era sincero siempre. Así que era el normalmente mentiroso? Vaya, pues no lo parecía realmente, tenía la cara demasiado bonita, demasiado risueña y casi nada seria. Los ojos brillaban con gracia pero esta vez, mirando directamente a mis labios. No puede evitar esbozar una sonrisa tranquila y me acerqué de nuevo a sus labios besandolos simplemente con el roce de ambos. Entre abrí los ojos cuando mis manos rascaban con suavidad la nuca del rubio hablando sobre la boca de chico, al mover los labios, los suyos, dulces y todavía húmedos se deslizaban con los míos envolviendome en un trance de delicioso calor.
-No estoy tan mojada... y respecto a eso de mentir o no...- sonreí tan ampliamente mirando sus ojos de tan claro verde arrugando el puente de la nariz - no sabías que se coge antes a un mentiroso que a un cojo?- pregunté pasando las manos por sus mejillas atrayéndolo de nuevo para darle suaves besos. Por que de pronto volvía a cambiar mi timidez por ser extrovertida al completo? Bueno, no lo se, pero desde luego me gustaba más eso de besarle que de estar quieta sin hacer nada, por lo menos así podría "calentarme" y no solo por el sol que había.

Apretó el abrazo formado por sus brazos alrededor de mi cuello, acercándose más, terminando con la mínima distancia entre nosotros, si es que aún existía. Podía sentir la calidez de su cuerpo através de su ropa, llegando a mi piel denuda, era una sensación agradable y el frío hacía un rato que se me había olvidado, su ropa ahora levemente mojada era la única cosa que aún me transmitía una leve sensación de frío al cuerpo, casi inexistente. Aquella situación era de lo más peculiar: dos extraños que se acaban de conocer, siendo uno seguido por el otro hasta aquel lugar, abrazados, besándose, uno tan cerca del otro...no es algo corriente, ¿pero qué había sido corriente en mi vida hasta entonces? la respuesta: nada...¿por qué no compartir aquella clase de momento con ella?, ¿por que no darle un cariño que no necesito y no daré a alguien en concreto?, aquello estaba bien, ambos ganabamos, a los dos nos gustaba aquella cercanía, aquel contacto...sabía bien que regalar mi cariño no era algo que todo el mundo veía bien, ¿pero por qué no hacerlo?, hacía sentirse bien a muchas chicas que así lo buscaban y aunque en muchas ocasiones yo no necesitaba obtener el suyo a cambio lo hacia, aunque para mi no significase nada.
Tenía un rostro amable, dulce, de ojos expresivos y labios constantemente curvados en una sonrisa, rasgos amables y una cabeza coronada por una melena rubia...una chica guapa, muy guapa, aparentemente poco mayor que yo, no podía quejarme. Sonrió nuevamente acercando sus labios a los míos para besarme en un roce de nuevo, mientras sus dedos rascaban suavemente mi nuca, jugando con el inicio de mi pelo volvió a abrir levemente sus ojos. No aparté mi mirada de sus labios mientras hablaba, dado que con cada palabra rozaba los míos incitándome, y poco después atrapé su labio inferior entre los míos para morderlo levemente.
-No tardarás en secarte con este día...-dije.-Hasta ahora nunca me han pillado y de hacerlo otra mentira será la tapadera perfecta.-dije contra sus labios mientras ella colocaba sus manos en mis mejillas para acercar más mi rostro al suyo y besarme suavemente repetidas veces, yo por mi parte no me resistí, apreté mis labios contra los suyos en aquellos besos, acercando más mi rostro para perseguir sus labios cada vez que se alejaba para finalizar uno de aquellos roces y alargarlo antes de que lograra alejarse y empezar uno nuevo separándolos levemente de vez en cuando para atrapar los suyos. Una de mis manos acarició su pelo rubio.

Su boca pasó a morder mi labio inferior, cosa que no me disgustó en absoluto hasta que se tuvo que separar para hablarme. Por un momento hasta pensé en callarle, pues no me interesaría mucho saber alguna manera rara que tendría al hablar, o algo de prepotencia que todos los chicos sacaban y que sacarían en caso de que pasara esto mismo con ellos. El hecho de que alguien le abrazara y se pusiera a besarle sin saber quien carajo era, les hubiera hinchado tanto el pecho que se hubiera explotado al instante. Pero él no se sorprendió, cosa que a mi si lo hizo. Que pasaba, que miles de chicas le hacían esto a diario? Las cejas se levantaron al instante de escucharlo hablar, al parecer mentía y se le daba estupendamente, cosa que a mi no me salía tan bien. El cargo de conciencia llegaba demasiado deprisa e incluso en los casos que salía airada de la situación, me pasaba el día siguiente con tragos horribles y por su puesto sin dormir.

Pasé la mano por su nuca sin dejar de rascarla un poco más hacia su espalda acariciando la piel entre sus omoplatos, cerrando la boca con una mirada algo más pensativa que la anterior, paseando la mirada desde su pelo, bajando a los ojos que no la veían y la nariz respingona. Una gota se calló hasta esta desde el pelo todavía algo húmedo, pero no necesariamente frío. Sus ojos casi ni parpadeaban totalmente concentrados en mis labios, aquellos que al moverse rozaban los suyos, abriendolos de vez en cuando, aspirandolos cuando estaban entre los mios. No me entorpecían, al parecer, a el tampoco. La agradable respiración calentaba la piel y sus manos no soltaban mi cuerpo, algo que tampoco me iba a disgustar cuando empecé con los besos totalmente suaves y cortos sobre sus labios. Por su parte, no se negó, incluso participaba en el juego cuando me alejaba, volviendo a buscarlos para apretarlos contra los de él, sonriendo incluso divertido con aquel juego. Su mano se puso en mi nuca, impidiendo quizás indirectamente que me escapara tantas veces, prolongando cada beso que le daba un poquito más, a veces incluso succionando uno de sus labios para saborearlos nuevamente.

Me gustaba, definitivamente, esta situación estaba llegando a ser bastante agradable para mi, incluso podría tomarme enserio el hecho de pensar en querer conocerlo.. bueno vale, ya tenía esas ganas, pero una cosa era ponermelo a pensar y otra en hacerlo realmente. Mientras tanto, podía seguir con aquello del juego no? No tenía que pensar en tantísimas cosas como el hecho de no ir a clase, lo ual molestaría mucho a mi abuela cuando le llamaran a casa, o perderme alguna clase interesante, o el hecho de estar mojada al andar a tontear con alguien que no conocía.. o lo peor.. querer conocer realmente a alguien que no conocía por el simple hecho de que me gustaran sus besos. Eso si que era extraño, pero como bien pensé al principio,no podía pensar tanto, tenía que centrarme en aquello que estaba haciendo ahora.. Osea... jugar

La mano de la chica rubia colocada en mi nuca no dejó de acariciar esta durante unos instantes hasta que finalmente se decidió por ``explorar´´ un poco más allá, acariciando mi espalda, en concreto la zona que se encontraba entre los omoplatos. Sus labios se cerraron y sus ojos se pasearon por mi rostro, como si lo estudiase, lo cual no me era incómodo en absoluto, también yo estudiaba el suyo entre breves miradas, ya visualizaba con facilidad la forma de sus ojos o de sus labios cuando cerraba los ojos. Sin embargo ahora apesar de encontrarme hablando mi atención se encontraba centrada en su boca, constantemente en contacto con la mía con leves roces entre nuestros labios y sin dar importancia alguna a las palabras que salían de mi boca trataba de atrapar sus labios entre los míos con un constante inclinamiento de mi boca sobre la de ella, sin llegar a atraparlos más de unos segundos. Apesar de la ayuda que me prestaba mi mano colocada sobre su nuca, impidiéndole alejarse de masaido, la chica no me lo ponía fácil y siempre encontraba alguna forma de alejarse un poco más de una forma juguetona. En un instante nos encontrabamos parados, mirándonos tan de cerca, con nuestras frentes pegadas y sintiendo la cálida respiración del otro...Me gustaba aquella clase de juego, ella jugaba conmigo y yo con ella, sin normas, sin perdedores...me gustaban los besos porque un beso no hace daño a nadie. No me importaba compartir aquel cariño que no tenía por nadie, que no necesitaba, no me importaba darlo de aquella manera a quien lo quisiera porque como bien dije los besos no dañan a nadie...Un beso es un beso. Nada más. Me había enrrollado con muchas...Había compartido mucho más que un beso con más de una chica pero todo se había acabado ahi, como siempre, para mi después no existía nada más. Existe el momento, existen los besos, pero no los sentimientos, nada más allá del ``Yo te gusto, tú me gustas...´´ no espera...``Yo te atraigo, tú me atraes, ¿por qué no?, divirtámonos´´ ...toda chica sabía como era yo, como pienso y pese a todo vienen a mi...quizás con la tonta ilusión de cambiarme...eso no es el problema, el problema es que no quiero cambiar, todo esta bien así, es como debe de ser, sin dolor. Apesar de no gustarme hacer promesas que no puedo cumplir en ocasiones lo hacía, ¿por qué no?, es hacer feliz a alguien por unos breves instantes...
-¿No te preocupa estar con un mentiroso profesional?-le pregunté con una leve sonrisa acariciando un poco su rostro y devolviendo mi mano a su nuca..
Dejé de pensar en todo aquello y me concentré nuevamente en la chica rubia, aún pegada a mi, Bree. Deslicé mi mano colocada en su cintura hacia arriba acariciando su espalda y de nuevo la deje bajar hasta su situación inicial, mientras mi otra mano, colocada en su nuca se deslizó hacia un lateral hasta alcanzar su hombro derecho, donde apartó el peló de la chica, dejando despejada la piel de su cuello. Besé en un suave rocé sus labios y los deslicé por su mandíbula, descendiendo sin separarlos de su piel hasta su cuello, el cual besé lentamente.