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Mistakes (Jillian)
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Mistakes (Jillian)
Recuerdo del primer mensaje :
Ese día había parecido lo suficientemente agradable y templado como para tomar el auto e ir a hacer una visita a unos amigos de sus abuelos, algo más jóvenes que ellos, y con quienes había llegado a pasar algunas noches. Con esa idea, Daniel se dio un baño rápido e hizo lo mismo con su hija, que parecía disfrutar mucho de estar en contacto con el agua. Tomándose su tiempo para secarle, colocarle el pañal y un body cortesía de un compañero de trabajo, que tenía la imagen del buscador Google, pero que tenía por nombre Goo goo, buscando las palabras "ga ga". Y finalmente un mameluco blanco, con brazos y piernas, abrigador.
Siendo menos cuidadoso con su apariencia, decidió colocarse solamente un vaquero azul y una camiseta gris, complementándolo con una chaqueta azul y un gorro gris, similar al que su hija llevaba en blanco.
La alimentó y una vez que ambos estuvieron listos, cogió la pañelera con todo lo necesario, una mantita para usarla por si hacía más frío, y otra más delgada para cubrirla del viento. Se dirigieron a la salida después de que Daniel revisara que no se olvidaba de nada. Natalie en el portabebé, su cabeza cómodamente en el pecho de papá.
Todo había empezado tan bien que Dan nunca habría pensado que terminarían ahí, luego de un viaje de una hora, pasando un buen rato con los amigos de sus abuelos, y después de media hora de camino de regreso, cuando el cirujano tuvo que parar el auto en medio de la nada. Luego de intentos frustrados de intentar arreglar el auto o al menos conseguir señal para pedir una grúa, el médico se rindió y suspiró por el repentino llanto de enojo de su hija por el error de su padre por no revisar bien el auto.
Sólo esperaba que alguien pasase por ahí, algún turista que fuese a ver algunos de esos parajes escondidos que solían deleitar a las personas por su belleza.
Siendo menos cuidadoso con su apariencia, decidió colocarse solamente un vaquero azul y una camiseta gris, complementándolo con una chaqueta azul y un gorro gris, similar al que su hija llevaba en blanco.
La alimentó y una vez que ambos estuvieron listos, cogió la pañelera con todo lo necesario, una mantita para usarla por si hacía más frío, y otra más delgada para cubrirla del viento. Se dirigieron a la salida después de que Daniel revisara que no se olvidaba de nada. Natalie en el portabebé, su cabeza cómodamente en el pecho de papá.
Todo había empezado tan bien que Dan nunca habría pensado que terminarían ahí, luego de un viaje de una hora, pasando un buen rato con los amigos de sus abuelos, y después de media hora de camino de regreso, cuando el cirujano tuvo que parar el auto en medio de la nada. Luego de intentos frustrados de intentar arreglar el auto o al menos conseguir señal para pedir una grúa, el médico se rindió y suspiró por el repentino llanto de enojo de su hija por el error de su padre por no revisar bien el auto.
Sólo esperaba que alguien pasase por ahí, algún turista que fuese a ver algunos de esos parajes escondidos que solían deleitar a las personas por su belleza.
Daniel Robbins- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/06/2011
Re: Mistakes (Jillian)
- Experta... experta... no, la verdad es que no, pero hay hombres en mi casa, hombres que ven boxeo, y que van al gimnasio.- Dije bromeando.- Pero en mi casa de Alemania, aquí vivo con una chica genial y un buen amigo que... sinceramente, es la mitad de corpulento que tú.
Elías y Mai, Mai y Elías, mis inseparables compañeros ¿Qué haría yo sin ellos? Nada, estaba claro, vivía con Mai prácticamente desde que había llegado a Oxford, la había acogido en mi casa como si fuese de la familia y hace poco tiempo conocí a Elías, ese músico loco que siempre conseguía hacerme reír, que había estado viviendo o mejor dicho, malviviendo en un hotelucho de mala muerte hasta que casualidades de la vida, nos habíamos encontrado, y voilá, Mai y yo teníamos nuevo compañero de casa.
Escuché su quedo "no crezcas nunca" y se me escapó otra media sonrisa, tal vez ni siquiera perceptible, más bien una mueca, estaba segura de que Daniel se sentiría orgulloso de su hija conforme esta fuese creciendo.
- Tiene que ser bonito eso de ser padre.- Mascullé mirándole otra vez.- Aunque yo con mi cabeza loca y mi falta de responsabilidad... dudo mucho que sea capaz algún día de algo así.
Me hizo bastante gracia que se tomase mis advertencias con tan buen humor, porque la verdad, no eran broma ninguna, y más ahora, que Derek vivía en la ciudad, tendría que quedar con él un día de estos o se enfurruñaría. Empezaba a pensar que mi hermano tenía un serio problema de posesión conmigo.
Después de toda la parafernalia montada para que se llevasen su coche, al fin pudimos ponernos en camino, ahora ya no tenía un camaro enganchado al culo del mitsubishi, por lo que podía conducir un poco más rápido, pero no mucho, no quería que mi copiloto se pusiese en un estado histérico por ver en peligro la seguridad de su hija ni nada por el estilo.
- Oh vaya, Dan ¿Puedo llamarte Dan?- Dije abriendo mucho los ojos- ¡Acabamos de encontrar nuestro punto de inflexión! me encantan los sabores agridulces, tal vez, después de todo, no estemos hechos el uno para el otro.
Sí estaba de broma, completamente, y por supuesto, eso se dejaba traslucir en mi tono jocoso, pero no era broma el que me gustase la comida agridulce, era una de mis debilidades, si por mi fuese, le echaría salsa agridulce a todo.
Elías y Mai, Mai y Elías, mis inseparables compañeros ¿Qué haría yo sin ellos? Nada, estaba claro, vivía con Mai prácticamente desde que había llegado a Oxford, la había acogido en mi casa como si fuese de la familia y hace poco tiempo conocí a Elías, ese músico loco que siempre conseguía hacerme reír, que había estado viviendo o mejor dicho, malviviendo en un hotelucho de mala muerte hasta que casualidades de la vida, nos habíamos encontrado, y voilá, Mai y yo teníamos nuevo compañero de casa.
Escuché su quedo "no crezcas nunca" y se me escapó otra media sonrisa, tal vez ni siquiera perceptible, más bien una mueca, estaba segura de que Daniel se sentiría orgulloso de su hija conforme esta fuese creciendo.
- Tiene que ser bonito eso de ser padre.- Mascullé mirándole otra vez.- Aunque yo con mi cabeza loca y mi falta de responsabilidad... dudo mucho que sea capaz algún día de algo así.
Me hizo bastante gracia que se tomase mis advertencias con tan buen humor, porque la verdad, no eran broma ninguna, y más ahora, que Derek vivía en la ciudad, tendría que quedar con él un día de estos o se enfurruñaría. Empezaba a pensar que mi hermano tenía un serio problema de posesión conmigo.
Después de toda la parafernalia montada para que se llevasen su coche, al fin pudimos ponernos en camino, ahora ya no tenía un camaro enganchado al culo del mitsubishi, por lo que podía conducir un poco más rápido, pero no mucho, no quería que mi copiloto se pusiese en un estado histérico por ver en peligro la seguridad de su hija ni nada por el estilo.
- Oh vaya, Dan ¿Puedo llamarte Dan?- Dije abriendo mucho los ojos- ¡Acabamos de encontrar nuestro punto de inflexión! me encantan los sabores agridulces, tal vez, después de todo, no estemos hechos el uno para el otro.
Sí estaba de broma, completamente, y por supuesto, eso se dejaba traslucir en mi tono jocoso, pero no era broma el que me gustase la comida agridulce, era una de mis debilidades, si por mi fuese, le echaría salsa agridulce a todo.
Niveth Stark- Avatar #} : Elsa Hosk
Mensajes : 540
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Mistakes (Jillian)
Se preguntó cómo había sido su vida estando alrededor de dos hombres que con razón la protegían tanto, era parte del instinto querer proteger a quienes amamos, y los hombres eran generalmente más brutos para demostrar el afecto, y para procurar cuidado. Daniel entendió porqué el padre de Jillian y su hermano eran tan peligrosos cuando se trataba de alguien mirándola de más. Desde la lógica de Danny, eso era totalmente comprensible y hasta normal y justificado. Él sin duda sería así también con su hija.
-"Entonces vivías en Alemania, debe ser precioso ahí. Siempre he querido ir"-confesó con ánimo y asintió, escuchando el resto-"Deben ser muy buenas personas"-y partiendo de cómo parecía ser Jill, seguro que ambos eran muy carismáticos también, se le hacía difícil pensar en Jillian compartiendo hogar y tiempo con personas aburridas o desganadas. Ella parecía enérgica y apasionada, dudaba que ella pudiese encajar con alguien que no deseara hacer mucho con su vida.
-"Está bien si no tienes hijos nunca"-la miró-"los hijos no tienen porque ser el sueño de todas las personas"-y eso lo creía firmemente, no por ser mujer tu sueño debe ser tener hijos, ni tampoco por ser hombre tu sueño debe ser permanecer soltero para siempre y tener sexo sin compromisos para vivir la vida loca.
Relajado una vez que el problema con el auto parecía totalmente solucionado, y sintiendo como su hija comenzaba a querer jalarle el cabello, se sintió mucho más relajado que antes. -"Claro"-dijo de inmediato cuando ella le preguntó si podía llamarle Dan, sus amigos solían llamarle así o también le decían Danny, ninguna de las dos maneras lo molestaban. Se rió por su conclusión y negó con la cabeza.
-"Oh vamos, si fuésemos iguales sería muy aburrido"-le guiñó un ojo, juguetón y frotó con aire distraído la espalda pequeña de su hija-"¿Qué hay de esas comidas que uno sabe que son saladas, pero te las presenta como dulces?"-preguntó con interés, pero el sólo pensamiento lo hizo mantener esa mueca de desagrado, que aseguraba que se sentía asqueado de sólo pensar en esas comidas.
-"Entonces vivías en Alemania, debe ser precioso ahí. Siempre he querido ir"-confesó con ánimo y asintió, escuchando el resto-"Deben ser muy buenas personas"-y partiendo de cómo parecía ser Jill, seguro que ambos eran muy carismáticos también, se le hacía difícil pensar en Jillian compartiendo hogar y tiempo con personas aburridas o desganadas. Ella parecía enérgica y apasionada, dudaba que ella pudiese encajar con alguien que no deseara hacer mucho con su vida.
-"Está bien si no tienes hijos nunca"-la miró-"los hijos no tienen porque ser el sueño de todas las personas"-y eso lo creía firmemente, no por ser mujer tu sueño debe ser tener hijos, ni tampoco por ser hombre tu sueño debe ser permanecer soltero para siempre y tener sexo sin compromisos para vivir la vida loca.
Relajado una vez que el problema con el auto parecía totalmente solucionado, y sintiendo como su hija comenzaba a querer jalarle el cabello, se sintió mucho más relajado que antes. -"Claro"-dijo de inmediato cuando ella le preguntó si podía llamarle Dan, sus amigos solían llamarle así o también le decían Danny, ninguna de las dos maneras lo molestaban. Se rió por su conclusión y negó con la cabeza.
-"Oh vamos, si fuésemos iguales sería muy aburrido"-le guiñó un ojo, juguetón y frotó con aire distraído la espalda pequeña de su hija-"¿Qué hay de esas comidas que uno sabe que son saladas, pero te las presenta como dulces?"-preguntó con interés, pero el sólo pensamiento lo hizo mantener esa mueca de desagrado, que aseguraba que se sentía asqueado de sólo pensar en esas comidas.
Daniel Robbins- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/06/2011
Re: Mistakes (Jillian)
- ¡Oh sí!- Exclamé entusiasta.- Me he criado en Alemania desde que era una niña, bueno, eso no es del todo cierto, me he criado entre Alemania y España, un punto a tener en cuenta, mis padres no se ponían de acuerdo y nos pasamos la vida viajando de un lado a otro.- Solté una carcajada.- Así he salido yo, loca como una cabra, por eso como de todo, porque no le hago ascos a nada, cada cierto tiempo comía comidas completamente distintas, hablo perfectamente tanto el Alemán como el Español y el Inglés, por supuesto, y chapurreo un poco de Italiano, es lo que tiene pasarse la vida viajando y sí, respondiendo a lo que has dicho, es maravilloso vivir en Alemania, pero no lo echo de menos, nunca me he apegado demasiado a ninguna parte, ni a las personas, excepto últimamente, que parece que por fin me he asentado, la verdad es que nunca había pasado tanto tiempo en ninguna parte.
Era lo que tenía tener una madre Española y un padre Alemán, que si uno tenía malas pulgas, el otro las tenía peores, entre el mal humor Alemán y la cabezonería Española, Jill tenía una bonita mezcla de costumbres heredadas de sus progenitores.
- Mis chicos son geniales.- Dije orgullosa de mis compañeros de piso.- Mai cada dos por tres se deja las cosas por en medio y Elías tiene su particular forma de ordenar las cosas, pero para eso ya estoy yo, que soy muy cuadriculada, nos pasamos muchas noches jugando a la videoconsola, mientras comemos pizza y bebemos cerveza hasta reventar, sé que siempre podré contar con ellos.
Iba conduciendo mientras hablaba, una de mis particularidades, si iba sola en el coche, no despegaba los labios para nada, incluso si tenía mucha confianza con quien viajase conmigo, tampoco solía hablar mucho, pero cuando me daban coba... uuuuh cuidado, me arrancaba a hablar sin parar. Por eso, como Daniel me daba conversación, yo me ponía a hablar hasta por los codos, eso sí, sin dejar la atención en lo que estaba haciendo, cambiando de marchas inconscientemente, entonces fue cuando me acordé de Tigre, de nuevo había olvidado a mi pobre gato.
- Tengo 24 años Dan.- Dije cuando habló de hijos, frunciendo el entrecejo.- Creo que todavía no estoy preparada para una responsabilidad de esas dimensiones, lo que no quiere decir que no quiera tener hijos en un futuro, me gustan los niños.
Tuve que reconocer, de nuevo, para mi misma, que a pesar de que me había sentido momentáneamente molesta por su afirmación y defensa de no querer tener hijos, pues creí que me había malinterpretado, consiguió que se me fuese el tema de la cabeza en un segundo. Solté una carcajada.
- Claro, claro, los polos opuestos se atraen, tienes razón.- En un momento me di cuenta de que había alargado la mano hasta su pelo y se lo estaba alborotando como hacía con Mai o con Elías siempre que hacian alguna broma, la retiré inmediatamente.- Disculpa, espera ¿Qué? ¿Qué comida es esa?
Empecé a reírme sin saber exáctamente a que se refería.
Era lo que tenía tener una madre Española y un padre Alemán, que si uno tenía malas pulgas, el otro las tenía peores, entre el mal humor Alemán y la cabezonería Española, Jill tenía una bonita mezcla de costumbres heredadas de sus progenitores.
- Mis chicos son geniales.- Dije orgullosa de mis compañeros de piso.- Mai cada dos por tres se deja las cosas por en medio y Elías tiene su particular forma de ordenar las cosas, pero para eso ya estoy yo, que soy muy cuadriculada, nos pasamos muchas noches jugando a la videoconsola, mientras comemos pizza y bebemos cerveza hasta reventar, sé que siempre podré contar con ellos.
Iba conduciendo mientras hablaba, una de mis particularidades, si iba sola en el coche, no despegaba los labios para nada, incluso si tenía mucha confianza con quien viajase conmigo, tampoco solía hablar mucho, pero cuando me daban coba... uuuuh cuidado, me arrancaba a hablar sin parar. Por eso, como Daniel me daba conversación, yo me ponía a hablar hasta por los codos, eso sí, sin dejar la atención en lo que estaba haciendo, cambiando de marchas inconscientemente, entonces fue cuando me acordé de Tigre, de nuevo había olvidado a mi pobre gato.
- Tengo 24 años Dan.- Dije cuando habló de hijos, frunciendo el entrecejo.- Creo que todavía no estoy preparada para una responsabilidad de esas dimensiones, lo que no quiere decir que no quiera tener hijos en un futuro, me gustan los niños.
Tuve que reconocer, de nuevo, para mi misma, que a pesar de que me había sentido momentáneamente molesta por su afirmación y defensa de no querer tener hijos, pues creí que me había malinterpretado, consiguió que se me fuese el tema de la cabeza en un segundo. Solté una carcajada.
- Claro, claro, los polos opuestos se atraen, tienes razón.- En un momento me di cuenta de que había alargado la mano hasta su pelo y se lo estaba alborotando como hacía con Mai o con Elías siempre que hacian alguna broma, la retiré inmediatamente.- Disculpa, espera ¿Qué? ¿Qué comida es esa?
Empecé a reírme sin saber exáctamente a que se refería.
Niveth Stark- Avatar #} : Elsa Hosk
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Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Mistakes (Jillian)
El carácter alemán y la sensualidad española. Ahora entendía mejor cómo es que con tan poco tiempo, ella le parecía ahora tan atractiva. Aunque no dudaba que ella pudiese ser peligrosa para él. Olvidándose de todo eso, simplemente disfrutó de saber un poco más de Jillian, la extraña que se paró a la mitad de la carretera a rescatarlos.
Su historia parecía más rica de lo que él podría imaginarse, además de que ella demostraba ser a cada palabra que decía, una persona interesante y que parecía de algún que gustaba de sorprender a sus interlocutores, a Daniel ya lo tenía sorprendido desde ese momento, ante la confesión de que sabía tres idiomas perfectamente, además de defenderse en el italiano, que siempre le pareció un idioma agradable de escuchar, junto con el portugués y el francés.
Disfrutó también de escuchar acerca de los compañeros de casa de Jill, en verdad que ambos parecían buenas personas y lo hizo recordar cuando entró a la universidad y compartió habitación con un estudiante que estudiaba para ser fisioterapeuta y que a veces le daba unos masajes que lo dejaban tirado en cama, durmiendo todo el día por la sensación de relajamiento. Ahora que lo pensaba, de pronto lo extrañaba terriblemente.
-"Eso me alegra"-declaró cuando ella dijo que sabía que siempre podría contar con ellos, seguramente en las buenas y en las malas, ellos no le fallarían, o al menos eso esperaba.
El repentino cambio de voz de la amabilidad a la molestia lo sobresaltó un poco y la miró con una sorpresa bien escondida. Regresando la mirada al camino, se sintió incomodo-"Error mío"-reconoció, pero siendo él alguien a quien no se le daba eso de disculparse, le costó trabajo hacerlo-"No deseaba implicar que no tendrías hijos nunca"-explicó y respiró profundamente, para controlar esa sensación de incomodidad que le ganó por un minuto.
Lo que terminó por hacerlo sentir tranquilo de nuevo fue ese gesto cariñoso y distraído, las caricias en el cabello y la cabeza siempre lo relajaban por alguna razón. Acercando inconscientemente la cabeza mientras ella se daba cuenta de lo que estaba haciendo, se enderezó de inmediato al mismo tiempo en que ella apartaba su mano.
-"No pasa nada"-respondió a la disculpa y se rió-"ahora no recuerdo el nombre del postre que es así, pero tampoco me gusta cuando es al revés ¿sabes? Por ejemplo las crepes, yo los comí por primera vez con frutas o helado, por lo que no me gusta verlos cuando son servidos con comida salada, como huevos o algo así"
Su historia parecía más rica de lo que él podría imaginarse, además de que ella demostraba ser a cada palabra que decía, una persona interesante y que parecía de algún que gustaba de sorprender a sus interlocutores, a Daniel ya lo tenía sorprendido desde ese momento, ante la confesión de que sabía tres idiomas perfectamente, además de defenderse en el italiano, que siempre le pareció un idioma agradable de escuchar, junto con el portugués y el francés.
Disfrutó también de escuchar acerca de los compañeros de casa de Jill, en verdad que ambos parecían buenas personas y lo hizo recordar cuando entró a la universidad y compartió habitación con un estudiante que estudiaba para ser fisioterapeuta y que a veces le daba unos masajes que lo dejaban tirado en cama, durmiendo todo el día por la sensación de relajamiento. Ahora que lo pensaba, de pronto lo extrañaba terriblemente.
-"Eso me alegra"-declaró cuando ella dijo que sabía que siempre podría contar con ellos, seguramente en las buenas y en las malas, ellos no le fallarían, o al menos eso esperaba.
El repentino cambio de voz de la amabilidad a la molestia lo sobresaltó un poco y la miró con una sorpresa bien escondida. Regresando la mirada al camino, se sintió incomodo-"Error mío"-reconoció, pero siendo él alguien a quien no se le daba eso de disculparse, le costó trabajo hacerlo-"No deseaba implicar que no tendrías hijos nunca"-explicó y respiró profundamente, para controlar esa sensación de incomodidad que le ganó por un minuto.
Lo que terminó por hacerlo sentir tranquilo de nuevo fue ese gesto cariñoso y distraído, las caricias en el cabello y la cabeza siempre lo relajaban por alguna razón. Acercando inconscientemente la cabeza mientras ella se daba cuenta de lo que estaba haciendo, se enderezó de inmediato al mismo tiempo en que ella apartaba su mano.
-"No pasa nada"-respondió a la disculpa y se rió-"ahora no recuerdo el nombre del postre que es así, pero tampoco me gusta cuando es al revés ¿sabes? Por ejemplo las crepes, yo los comí por primera vez con frutas o helado, por lo que no me gusta verlos cuando son servidos con comida salada, como huevos o algo así"
Daniel Robbins- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/06/2011
Re: Mistakes (Jillian)
Me di cuenta de que mi repentino cambio drástico de humor estaba fuera de lugar, totalmente. Dan no había pretendido ser desagradable y yo había dado las cosas por sentadas.
- No, disculpame tú a mi.- Si había algo en el mundo que me costase la vida, era pedir disculpas cuando eran serias.- Di por sentado algo estúpido.
Hice una mueca culpable y entonces volví a recordar a Tigre, no podíamos dejarlo durante el tiempo que estuviesemos comiendo en el coche, y tampoco podíamos llevarlo con nosotros al restaurante...
- Oye Dan, ¿te importaría si diesemos un pequeño rodeo?- Le pregunté con otra mueca.- No puedo dejar aquí dentro a Tigre todo el rato, serán solo cinco minutos más para comer, paso por mi casa, dejo a Tigre y vamos al restaurante.
Aguardé su respuesta, tampoco quería hacerle perder el tiempo, y la verdad, empezaba a llover, aunque en estas fechas no era algo muy común de ver, el viento (cosa que odiaba, odiaba el viento más que nada) silbaba por entre la carrocería y la antena de radio del coche.
Me quedé parada cuando además de darme cuenta de mi gesto inconsciente, reparé en que Daniel se inclinaba levemente hacia mi para que le tocase, pero tan pronto como yo retiré la mano el volvió a recuperar la compostura y me sonrojé levemente.
- Ooooooooooh entiendo!- Exclamé.- A mi me gustan los creppes con nata y chocolate, y muchos postres alemanes.
Realmente, prefería mil veces la comida salada a la dulce, pero podía hacer excepciones de vez en cuando, sobre todo con los postres alemanes...
- Tienes razón, una vez me pusieron creppes con jamón york y queso, y yo emocionada porque pensaba que tendrían chocolate, que chasco...- Mascullé consternada.
- No, disculpame tú a mi.- Si había algo en el mundo que me costase la vida, era pedir disculpas cuando eran serias.- Di por sentado algo estúpido.
Hice una mueca culpable y entonces volví a recordar a Tigre, no podíamos dejarlo durante el tiempo que estuviesemos comiendo en el coche, y tampoco podíamos llevarlo con nosotros al restaurante...
- Oye Dan, ¿te importaría si diesemos un pequeño rodeo?- Le pregunté con otra mueca.- No puedo dejar aquí dentro a Tigre todo el rato, serán solo cinco minutos más para comer, paso por mi casa, dejo a Tigre y vamos al restaurante.
Aguardé su respuesta, tampoco quería hacerle perder el tiempo, y la verdad, empezaba a llover, aunque en estas fechas no era algo muy común de ver, el viento (cosa que odiaba, odiaba el viento más que nada) silbaba por entre la carrocería y la antena de radio del coche.
Me quedé parada cuando además de darme cuenta de mi gesto inconsciente, reparé en que Daniel se inclinaba levemente hacia mi para que le tocase, pero tan pronto como yo retiré la mano el volvió a recuperar la compostura y me sonrojé levemente.
- Ooooooooooh entiendo!- Exclamé.- A mi me gustan los creppes con nata y chocolate, y muchos postres alemanes.
Realmente, prefería mil veces la comida salada a la dulce, pero podía hacer excepciones de vez en cuando, sobre todo con los postres alemanes...
- Tienes razón, una vez me pusieron creppes con jamón york y queso, y yo emocionada porque pensaba que tendrían chocolate, que chasco...- Mascullé consternada.
Niveth Stark- Avatar #} : Elsa Hosk
Mensajes : 540
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Re: Mistakes (Jillian)
-"No pasa nada"-negó con la cabeza, no quería que tuviesen que intercambiar disculpas una y otra vez, mejor que lo dejara así simplemente, como si no hubiera pasado, o al menos dejarlo donde pertenecía, en el pasado. Además, las cosas ahora estaban tranquilas de nuevo.
-"No hay ningún problema, quizás en lo que acomodas a Tigre y le das de comer, podría yo darle de comer a esta señorita"-besó la cabeza de la pequeña, que seguro que ya tenía hambre. Aferrándose a su camisa, ella comenzó a lloriquear sin hacer escándalo, apenas unos gimoteos-"Ya casi nena, ya casi"-susurró con voz tranquilizadora, su voz tenía el típico acento inglés.
Apretando apenas un poco más el agarre en el cuerpo pequeñito de su hija, Natalie se llevó la mano a la boca, chupando la punta de sus deditos-"No, no"-murmuró mientras se los sacaba de la boca y dejaba que mejor le apretase el dedo pulgar, mientras Daniel escuchaba acerca de los tipos de crepe que le gustaban a Jill.
-"¿Postres alemanes? Creo que nunca he probado ninguno en mi vida, deben ser deliciosos"-aunque él también solía preferir las comidas saladas, a veces un buen postre no venía mal, y decían que ayudaba con la digestión, aunque él estaba bastante seguro de que era un mito, eso no hacía que fuese menos delicioso.
Hizo un ruido de desagrado y se rió-"Debió ser muy desagradable"-negó divertido, él seguramente habría tenido que esforzarse por no escupir la comida y tragárselo sin regresarlo.
-"A mi me gustan los crepes con helado y frutas"-comentó entonces-"Me gusta el helado incluso si hace frío como ahora"
-"No hay ningún problema, quizás en lo que acomodas a Tigre y le das de comer, podría yo darle de comer a esta señorita"-besó la cabeza de la pequeña, que seguro que ya tenía hambre. Aferrándose a su camisa, ella comenzó a lloriquear sin hacer escándalo, apenas unos gimoteos-"Ya casi nena, ya casi"-susurró con voz tranquilizadora, su voz tenía el típico acento inglés.
Apretando apenas un poco más el agarre en el cuerpo pequeñito de su hija, Natalie se llevó la mano a la boca, chupando la punta de sus deditos-"No, no"-murmuró mientras se los sacaba de la boca y dejaba que mejor le apretase el dedo pulgar, mientras Daniel escuchaba acerca de los tipos de crepe que le gustaban a Jill.
-"¿Postres alemanes? Creo que nunca he probado ninguno en mi vida, deben ser deliciosos"-aunque él también solía preferir las comidas saladas, a veces un buen postre no venía mal, y decían que ayudaba con la digestión, aunque él estaba bastante seguro de que era un mito, eso no hacía que fuese menos delicioso.
Hizo un ruido de desagrado y se rió-"Debió ser muy desagradable"-negó divertido, él seguramente habría tenido que esforzarse por no escupir la comida y tragárselo sin regresarlo.
-"A mi me gustan los crepes con helado y frutas"-comentó entonces-"Me gusta el helado incluso si hace frío como ahora"
Daniel Robbins- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/06/2011
Re: Mistakes (Jillian)
- Oh! Si quieres puedes subir a casa y le das de comer ahí tranquilamente.- Ofrecí amablemente, al darme cuenta de que, en efecto, Natalie parecía tener hambre.
Había decidido, gracias a las palabras de Dan, que tampoco yo volvería a sacar el tema anterior, lo pasado pasado está, como bien recitaba el dicho, Dan me caía demasiado bien como para tener malos royos con él, además, no me gustaría verle enfadado... por alguna extraña razón no quería que estuviese molesto conmigo, ahora, eso sí, no lo reconocería jamás.
- Los postres alemanes son de-li-ciosos!!- Exclamé alegre.- Aunque eso sí, un tanto pesados, te dejan completamente lleno y yo al menos no soy capaz de comer nada más en horas, es más, muchas veces no soy capaz ni de moverme.
Se me daba bien cocinar, pero para los postres, la mejor era sin duda mi abuela paterna, era... porque ya no estaba con nosotros. Sin darme cuenta me había puesto un pelín melancólica, sacudí la cabeza, ahora estaba en un lugar mejor, sin duda.
- He hablado mucho de mi familia Dan, ¿Qué me dices de la tuya? ¿También tienes una abuela que hace postres como la mía?- Le pregunté alegre.- ¿Algún hermano igual de fortachón que tú o una hermana a la que sobreprotegeis?
Era cierto, yo había estado hablando de mi misma y no le había dejado hablar a él. Muchas veces no me daba cuenta de que hablaba demasiado...
Me desvié para tomar rumbo al centro, hacia mi casa, para poder así dejar mis cosas y a Tigre, y si Dan quería, el podría darle de comer a su niña.
Me mordí el labio, estaba a punto de llevar a un "desconocido" a mi casa, sacudí la cabeza ¿En qué demonios estaba yo pensando? Dan era un hombre atractivo, de eso no cabía duda, esos ojos que me miraban con tal intensidad conseguían ponerme nerviosa, pero no nerviosa en el mal sentido, sino que me hacía sentir un tanto torpe... Además, seguro que alguno de los chicos estaba ya en casa, Mai sacaría las cosas de quicio.... suspiré apretandome el puente de la nariz con expresión ausente.
Caí en la cuenta de que Dan, ajeno a mis pensamientos pervertidos, seguía hablandome de creppes...
- ¿Eh?- Parpadeé confusa mirandole de nuevo, mientras paraba en un semáforo.- Ah sí, la experiencia fue asquerosa, osea, está bueno, se puede comer, pero me quedé decepcionada, y la verdad, no me lo comí...
No los había probado ni con fruta ni con helado, claro que yo no era muy dada a comer fruta, más por la vagancia de tener que pelarla que otra cosa, y el helado.. bueno, no me disgustaba, a decir verdad, me gustaba bastante el helado, un heladito frío en una terraza junto al mediterraneo... mmmm... mi mente empezó a divagar de nuevo.
- Yo prefiero las cosas calientes.- Murmuré con la voz ronca, al cabo de un segundo me di cuenta de lo mal que había sonado aquello.- Es decir, ¡El café" por dios no me malinterpretes.
Me había puesto rojísima otra vez, me sentía bastante avergonzada por mis propias palabras.
Había decidido, gracias a las palabras de Dan, que tampoco yo volvería a sacar el tema anterior, lo pasado pasado está, como bien recitaba el dicho, Dan me caía demasiado bien como para tener malos royos con él, además, no me gustaría verle enfadado... por alguna extraña razón no quería que estuviese molesto conmigo, ahora, eso sí, no lo reconocería jamás.
- Los postres alemanes son de-li-ciosos!!- Exclamé alegre.- Aunque eso sí, un tanto pesados, te dejan completamente lleno y yo al menos no soy capaz de comer nada más en horas, es más, muchas veces no soy capaz ni de moverme.
Se me daba bien cocinar, pero para los postres, la mejor era sin duda mi abuela paterna, era... porque ya no estaba con nosotros. Sin darme cuenta me había puesto un pelín melancólica, sacudí la cabeza, ahora estaba en un lugar mejor, sin duda.
- He hablado mucho de mi familia Dan, ¿Qué me dices de la tuya? ¿También tienes una abuela que hace postres como la mía?- Le pregunté alegre.- ¿Algún hermano igual de fortachón que tú o una hermana a la que sobreprotegeis?
Era cierto, yo había estado hablando de mi misma y no le había dejado hablar a él. Muchas veces no me daba cuenta de que hablaba demasiado...
Me desvié para tomar rumbo al centro, hacia mi casa, para poder así dejar mis cosas y a Tigre, y si Dan quería, el podría darle de comer a su niña.
Me mordí el labio, estaba a punto de llevar a un "desconocido" a mi casa, sacudí la cabeza ¿En qué demonios estaba yo pensando? Dan era un hombre atractivo, de eso no cabía duda, esos ojos que me miraban con tal intensidad conseguían ponerme nerviosa, pero no nerviosa en el mal sentido, sino que me hacía sentir un tanto torpe... Además, seguro que alguno de los chicos estaba ya en casa, Mai sacaría las cosas de quicio.... suspiré apretandome el puente de la nariz con expresión ausente.
Caí en la cuenta de que Dan, ajeno a mis pensamientos pervertidos, seguía hablandome de creppes...
- ¿Eh?- Parpadeé confusa mirandole de nuevo, mientras paraba en un semáforo.- Ah sí, la experiencia fue asquerosa, osea, está bueno, se puede comer, pero me quedé decepcionada, y la verdad, no me lo comí...
No los había probado ni con fruta ni con helado, claro que yo no era muy dada a comer fruta, más por la vagancia de tener que pelarla que otra cosa, y el helado.. bueno, no me disgustaba, a decir verdad, me gustaba bastante el helado, un heladito frío en una terraza junto al mediterraneo... mmmm... mi mente empezó a divagar de nuevo.
- Yo prefiero las cosas calientes.- Murmuré con la voz ronca, al cabo de un segundo me di cuenta de lo mal que había sonado aquello.- Es decir, ¡El café" por dios no me malinterpretes.
Me había puesto rojísima otra vez, me sentía bastante avergonzada por mis propias palabras.
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Re: Mistakes (Jillian)
-¿Estás segura? Nosotros podríamos esperar aquí en el coche"-aseguró, si bien dudaba que alguien podría considerarle una amenaza siendo que llevaba a una bebita en brazos, era mejor prevenir que lamentar, y él realmente lo último que deseaba era quedar como un degenerado que se colaba a la casa de las mujeres guapas con una bebé en brazos, como en alguna película porno barata.
El que ella dijera que eran deliciosos lo hizo querer aún más comer alguno-"Tienes que decirme dónde conseguir algunos"-le dijo con una sonrisa divertida, seguro que para ese momento ella ya lo tenía bajo el concepto de glotón, y estaría completamente en lo correcto, aunque Daniel hacía el ejercicio suficiente para mantenerse en buena forma, lo cierto era que era capaz de comer bastante, especialmente si le gustaba lo que comía.
-"Vaya, deben ser realmente pesados. Que bueno que me dices, me dejaré todo el día sin comer para que pueda comer algunos sin quedar inmóvil"-dijo, convencido de que ella decía la verdad, y suponiendo que sus metabolismos no deberían de ser tan difíciles, pasando por alto que quizás Jill quedaría inmóvil si ella también comiese las cantidades de comida que él podía comer cuando realmente tenía hambre.
Le hizo reír con las preguntas y mantuvo una sonrisa ligera, sin tristeza, sólo aceptación de lo que había pasado-"Mi abuela era buena encontrando lugares donde vendían pan fresco, mi abuelo era quien cocinaba"-rió entre dientes-"Él solía decir que aunque amaba profundamente a mi abuela, odiaba su comida"-la miró divertido-"Aunque por alguna razón, lo único que podía cocinar y le quedaba delicioso, era el pavo"-comentó-"Hace años que no como uno igual de sabroso"-asintió con ligereza-"Es mi carne favorita"-comentó con una sonrisa que denotaba aún más lo tragón que podía ser-"No tengo hermanos, así que mis abuelos solían mimarme mucho, fuera de eso, mi infancia no fue tan interesante"
Daniel había estado tan entretenido hablando de su familia, del pavo y los crepes, que no se había dado cuenta que de pronto ella se había ensimismado pensando respecto a lo que iba a pasar en su casa en cuanto ambos llegaran.
-"No te culpo, yo tampoco me lo hubiese comido"-no, ni de coña se lo hubiese comido. En ese momento sus oídos registraron la voz ronca que lo hizo estremecer disimuladamente, pero entonces ella hizo la aclaración tan rápidamente que Dan creyó que tropezaría con sus palabras. Se habría reído de no ser porque eso pudiese haberla avergonzado aún más. El color rojo estaba de nuevo adorablemente en las mejillas pálidas de Jillian.-"También prefiero el café caliente"-aseguró con una sonrisa relajada.
El que ella dijera que eran deliciosos lo hizo querer aún más comer alguno-"Tienes que decirme dónde conseguir algunos"-le dijo con una sonrisa divertida, seguro que para ese momento ella ya lo tenía bajo el concepto de glotón, y estaría completamente en lo correcto, aunque Daniel hacía el ejercicio suficiente para mantenerse en buena forma, lo cierto era que era capaz de comer bastante, especialmente si le gustaba lo que comía.
-"Vaya, deben ser realmente pesados. Que bueno que me dices, me dejaré todo el día sin comer para que pueda comer algunos sin quedar inmóvil"-dijo, convencido de que ella decía la verdad, y suponiendo que sus metabolismos no deberían de ser tan difíciles, pasando por alto que quizás Jill quedaría inmóvil si ella también comiese las cantidades de comida que él podía comer cuando realmente tenía hambre.
Le hizo reír con las preguntas y mantuvo una sonrisa ligera, sin tristeza, sólo aceptación de lo que había pasado-"Mi abuela era buena encontrando lugares donde vendían pan fresco, mi abuelo era quien cocinaba"-rió entre dientes-"Él solía decir que aunque amaba profundamente a mi abuela, odiaba su comida"-la miró divertido-"Aunque por alguna razón, lo único que podía cocinar y le quedaba delicioso, era el pavo"-comentó-"Hace años que no como uno igual de sabroso"-asintió con ligereza-"Es mi carne favorita"-comentó con una sonrisa que denotaba aún más lo tragón que podía ser-"No tengo hermanos, así que mis abuelos solían mimarme mucho, fuera de eso, mi infancia no fue tan interesante"
Daniel había estado tan entretenido hablando de su familia, del pavo y los crepes, que no se había dado cuenta que de pronto ella se había ensimismado pensando respecto a lo que iba a pasar en su casa en cuanto ambos llegaran.
-"No te culpo, yo tampoco me lo hubiese comido"-no, ni de coña se lo hubiese comido. En ese momento sus oídos registraron la voz ronca que lo hizo estremecer disimuladamente, pero entonces ella hizo la aclaración tan rápidamente que Dan creyó que tropezaría con sus palabras. Se habría reído de no ser porque eso pudiese haberla avergonzado aún más. El color rojo estaba de nuevo adorablemente en las mejillas pálidas de Jillian.-"También prefiero el café caliente"-aseguró con una sonrisa relajada.
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Re: Mistakes (Jillian)
Torcí los labios mientras pensaba si aquí podría conseguir alguno, pero estaba bastante complicada la cosa, ¿conseguir un postre alemán en inglaterra? Era más fácil hacerlo.
- Lo tienes chungo Dan, a menos que viajes a Alemania directamente... lo veo complicado, al menos, comer algo de calidad.- Dije meditabunda, torciendo el gesto de nuevo.
Sin darme cuenta ya había llegado a la puerta de mi casa, así que estacioné después de dar unas vueltas a la manzana (Vivo en el centro, encontrar aparcamiento es complicado) y les señalé mi edificio mientras recogía mis cosas del maletero y bajaba la jaula de Tigre, que ya estaba despierto y se movía inquieto dentro.
- Ya ya compañero, ya volvemos a casa, te soltaré y podrás ir a donde quieras.- Dije en un gruñido. Tigre tenía el mismo temperamento que su dueña, es decir, vamos, que era igual que yo, ambos teníamos malas pulgas si nos veíamos limitados, encerrados u obligados a hacer algo.
Me giré hacia Dan y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiese, solo teníamos que cruzar la calle y ahora estaba despejada, miré la puerta del garaje, que estaba abierta y fruncí el entrecejo hasta que ví salir a uno de mis vecinos, que me dedicó un cordial saludo que yo le devolví con los dientes apretados, cagandome en sus muertos.
- Ya cierro yo señor Collins, no se preocupe.- Dije con falsa cordialidad, deseando cerrar la maldita puerta de una vez, si algo le pasaba a mis joyas... le arrancaría a piel a tiras al culpable y me comería sus entrañas.
Mis ojos se habían convertido en sendas rendijas rezumantes del odio más puro mientras caminaba con paso pesado y rápido hacia las puertas automáticas y accionaba el interruptor que había en el interior del edificio, junto a la puerta. Una vez seguras mis pertenencias, recuperé mi anterior sonrisa natural y miré a Daniel y a su hija cordialmente.
- Vamos.- Exclamé alegre, sacando las llaves del bolsillo de los vaqueros.- Mi casa está en el ático, así que tendremos que usar el ascensor.
- Lo tienes chungo Dan, a menos que viajes a Alemania directamente... lo veo complicado, al menos, comer algo de calidad.- Dije meditabunda, torciendo el gesto de nuevo.
Sin darme cuenta ya había llegado a la puerta de mi casa, así que estacioné después de dar unas vueltas a la manzana (Vivo en el centro, encontrar aparcamiento es complicado) y les señalé mi edificio mientras recogía mis cosas del maletero y bajaba la jaula de Tigre, que ya estaba despierto y se movía inquieto dentro.
- Ya ya compañero, ya volvemos a casa, te soltaré y podrás ir a donde quieras.- Dije en un gruñido. Tigre tenía el mismo temperamento que su dueña, es decir, vamos, que era igual que yo, ambos teníamos malas pulgas si nos veíamos limitados, encerrados u obligados a hacer algo.
Me giré hacia Dan y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiese, solo teníamos que cruzar la calle y ahora estaba despejada, miré la puerta del garaje, que estaba abierta y fruncí el entrecejo hasta que ví salir a uno de mis vecinos, que me dedicó un cordial saludo que yo le devolví con los dientes apretados, cagandome en sus muertos.
- Ya cierro yo señor Collins, no se preocupe.- Dije con falsa cordialidad, deseando cerrar la maldita puerta de una vez, si algo le pasaba a mis joyas... le arrancaría a piel a tiras al culpable y me comería sus entrañas.
Mis ojos se habían convertido en sendas rendijas rezumantes del odio más puro mientras caminaba con paso pesado y rápido hacia las puertas automáticas y accionaba el interruptor que había en el interior del edificio, junto a la puerta. Una vez seguras mis pertenencias, recuperé mi anterior sonrisa natural y miré a Daniel y a su hija cordialmente.
- Vamos.- Exclamé alegre, sacando las llaves del bolsillo de los vaqueros.- Mi casa está en el ático, así que tendremos que usar el ascensor.
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Re: Mistakes (Jillian)
Recargó más la espalda en el asiento, decidiendo que tendría que aguantarse el antojo de probar algo hasta que pudiese llevar a su hija a Alemania con él. Tenía entendido que los alemanes solían entender bastante bien el inglés, pero supuso que sería mejor comprarse un diccionario o algo, e intentar conocer un poco más del lugar para evitar ser estafado.
-"Tendré que esperar a tener la oportunidad de ir"-suspiró, bueno, al menos los postres que se hacían en inglaterra eran buenos, y Daniel no solía ser del tipo de personas que solía consumir postres y dulces, le gustaban más las frutas, las cuales solían abundar en su casa, desde mangos, manzanas y peras.
-"Vives en un bonito lugar"-comentó, mirando alrededor por el parabrisas y la ventanilla de su lado.-"Yo vivo a aproximadamente media hora de aquí"-comentó, considerando apropiado decir aproximadamente por dónde vivía-"Pero deben ser unos diez o quince minutos de aquí"-entrecerró los ojos, calculando-"Sea como sea, te daré la dirección si es que alguna vez deseas pasarte por ahí, estoy seguro de que Natalie estará feliz de ver a su salvadora alguna vez"-sonrió.
Escuchando cómo le hablaba a su gato, no pudo evitar que era una mujer muy linda, y algo le decía que además de dedicada y decidida, tenía la cualidad de ser fiel a las personas, animales y cosas que amaba de verdad. La fidelidad era algo que no se encontraba en todas las personas y Daniel siempre había gustado de las personas que sabían mantenerse fieles a un sentimiento, no que permanecieran estancados sin razón, sino que demostrasen compromiso con aquello y aquellos realmente importantes.
Bajó del auto, acomodando a Natalie en el portabebé que colgaba de sus hombros por correas similares a la de una mochila, el resto era una especie de bolsa que, si lo pensabas mucho, podría ser similar a la bolsa de un canguro, como también le conocían. Colocó una manta gruesa para cubrir a la pequeña del aire fuerte que hacía en el exterior. Finalmente se colgó la correa de la pañalera en el hombro y siguió a Jill.
Él se limitó a observar la interacción de Jillian con su vecino, sin dejar que una sonrisa ligeramente divertida se apoderase de sus labios al ver que el odio era compartido por Tigre, que parecía tentado a mostrar los dientes. Agradecido de que estaba en la frontera de la cordialidad, la siguió en silencio.
-"Genial"-entró al ascensor con ella, ahora si sonriendo por el tono alegre de la voz de ella.-"Espero en verdad no estar molestándote, Tiene apenas unas pocas horas que te conocemos y me siento muy en deuda contigo, ¿Cómo voy a pagártelo?"
-"Tendré que esperar a tener la oportunidad de ir"-suspiró, bueno, al menos los postres que se hacían en inglaterra eran buenos, y Daniel no solía ser del tipo de personas que solía consumir postres y dulces, le gustaban más las frutas, las cuales solían abundar en su casa, desde mangos, manzanas y peras.
-"Vives en un bonito lugar"-comentó, mirando alrededor por el parabrisas y la ventanilla de su lado.-"Yo vivo a aproximadamente media hora de aquí"-comentó, considerando apropiado decir aproximadamente por dónde vivía-"Pero deben ser unos diez o quince minutos de aquí"-entrecerró los ojos, calculando-"Sea como sea, te daré la dirección si es que alguna vez deseas pasarte por ahí, estoy seguro de que Natalie estará feliz de ver a su salvadora alguna vez"-sonrió.
Escuchando cómo le hablaba a su gato, no pudo evitar que era una mujer muy linda, y algo le decía que además de dedicada y decidida, tenía la cualidad de ser fiel a las personas, animales y cosas que amaba de verdad. La fidelidad era algo que no se encontraba en todas las personas y Daniel siempre había gustado de las personas que sabían mantenerse fieles a un sentimiento, no que permanecieran estancados sin razón, sino que demostrasen compromiso con aquello y aquellos realmente importantes.
Bajó del auto, acomodando a Natalie en el portabebé que colgaba de sus hombros por correas similares a la de una mochila, el resto era una especie de bolsa que, si lo pensabas mucho, podría ser similar a la bolsa de un canguro, como también le conocían. Colocó una manta gruesa para cubrir a la pequeña del aire fuerte que hacía en el exterior. Finalmente se colgó la correa de la pañalera en el hombro y siguió a Jill.
Él se limitó a observar la interacción de Jillian con su vecino, sin dejar que una sonrisa ligeramente divertida se apoderase de sus labios al ver que el odio era compartido por Tigre, que parecía tentado a mostrar los dientes. Agradecido de que estaba en la frontera de la cordialidad, la siguió en silencio.
-"Genial"-entró al ascensor con ella, ahora si sonriendo por el tono alegre de la voz de ella.-"Espero en verdad no estar molestándote, Tiene apenas unas pocas horas que te conocemos y me siento muy en deuda contigo, ¿Cómo voy a pagártelo?"
Daniel Robbins- Mensajes : 72
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Re: Mistakes (Jillian)
Estabamos ya en el ascensor cuando Daniel volvió a hablar, yo estaba ocupada dejando la jaula de Tigre en el suelo, cargarla mucho rato la volvía algo pesada e incómoda de transportar y por no hablar de mi equipo de fotografía, que ya se estaba empezando a dejar caer en mis hombros.
- En serio Dan, te preocupas demasiado, no estás molestándome, si estuvieses haciendolo te lo diría sin rodeos, no me gustan los rodeos.- Dije elevando una ceja, pero de forma amistosa.- Y bueno, vais a invitarme a comer, ¿no es así? Con eso es suficiente y diría que incluso demasiado.
El ascensor llegó al último piso, el ático, donde estaba mi vivienda, volví a coger la jaula de Tigre con una mano mientras con la otra hacia malabares para agarrar la llave correcta y meterla en la cerradura, intentando al mismo tiempo que no se me cayese al suelo la cámara, valía más de lo que ganaba en un mes, y aunque podría comprarme otra sin problemas, me gustaba mi cámara, le había tomado cariño, no quería otra.
La puerta se abrió con un suave "click" y yo terminé de abrirla con el pie, haciendome a un lado para dejarles pasar.
- Adelante, estais en vuestra casa.- Dije con una sonrisa.
Dentro, como siempre, había un ambiente cálido y agradable que me hizo dejar la cámara en el mueble de la entrada, soltar a Tigre y quitarme la cazadora.
- Ve al salón, sigue por el pasillo, la puerta del fondo.- Dije mientras yo me dirigía a la cocina para poner de comer a mi gato.- Si necesitas calentar la comida de la niña o cualquier cosa eres libre de hacerlo.
Eché una ojeada por la casa, pero el silencio reinante me dio a entender que tanto Elías como Mai debían haber salido, por las horas que eran Mai estaría trabajando en el bar y Elías ensayando con su grupo.
Después de eso volví al salón y me quité las botas de campo, que había estado usando para ponerme las converse que tenía tiradas detrás del sofá. Guardé los mandos de la Xbox 360 que seguramente Mai había olvidado dejar de nuevo en su sitio y me llevé a la cocina un bol con cereales reblandecidos por la leche al fregadero en la cocina.
- ¿Encuentras todo lo que necesitas?- Le pregunté amablemente, con una sonrisa.
- En serio Dan, te preocupas demasiado, no estás molestándome, si estuvieses haciendolo te lo diría sin rodeos, no me gustan los rodeos.- Dije elevando una ceja, pero de forma amistosa.- Y bueno, vais a invitarme a comer, ¿no es así? Con eso es suficiente y diría que incluso demasiado.
El ascensor llegó al último piso, el ático, donde estaba mi vivienda, volví a coger la jaula de Tigre con una mano mientras con la otra hacia malabares para agarrar la llave correcta y meterla en la cerradura, intentando al mismo tiempo que no se me cayese al suelo la cámara, valía más de lo que ganaba en un mes, y aunque podría comprarme otra sin problemas, me gustaba mi cámara, le había tomado cariño, no quería otra.
La puerta se abrió con un suave "click" y yo terminé de abrirla con el pie, haciendome a un lado para dejarles pasar.
- Adelante, estais en vuestra casa.- Dije con una sonrisa.
Dentro, como siempre, había un ambiente cálido y agradable que me hizo dejar la cámara en el mueble de la entrada, soltar a Tigre y quitarme la cazadora.
- Ve al salón, sigue por el pasillo, la puerta del fondo.- Dije mientras yo me dirigía a la cocina para poner de comer a mi gato.- Si necesitas calentar la comida de la niña o cualquier cosa eres libre de hacerlo.
Eché una ojeada por la casa, pero el silencio reinante me dio a entender que tanto Elías como Mai debían haber salido, por las horas que eran Mai estaría trabajando en el bar y Elías ensayando con su grupo.
Después de eso volví al salón y me quité las botas de campo, que había estado usando para ponerme las converse que tenía tiradas detrás del sofá. Guardé los mandos de la Xbox 360 que seguramente Mai había olvidado dejar de nuevo en su sitio y me llevé a la cocina un bol con cereales reblandecidos por la leche al fregadero en la cocina.
- ¿Encuentras todo lo que necesitas?- Le pregunté amablemente, con una sonrisa.
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Re: Mistakes (Jillian)
Se sintió mucho más tranquilo una vez que Jillian aclaró que no molestaba, y seguro de que ella le expresaría que estaba siendo una molestia cuando realmente lo fuera, se quedó finalmente tranquilo, notándose en la postura de sus hombros anchos y el modo en que simplemente se respiraba más tranquilidad a lado suyo. Si Jill lo hubiese conocido años atrás, antes de la responsabilidad que implica criar sólo de un bebé, habría sabido lo muy diferente que era ahora.
-"No es demasiado, Jill."-dijo con tono cómodo, pero seguro. A Daniel no le parecía que fuese mucho, de hecho le parecía lo justo y si no, al menos un buen modo de iniciar una buena amistad. Jill le agradaba bastante y su compañía le gustaba, le hacía sonreír más de lo que usualmente sonreía, y le hacía sentir bien, ella tenía sentido del humor, no tenía miedo de hablar con las palabras que le parecieran más correctas -aunque ella se obligaba a no decir malas palabras por la bebé que estaba con ellos, lo que le parecía un gesto más allá de lindo- y simplemente parecía libre.
Una vez dentro de la casa, miró alrededor sintiendo la atmósfera hogareña y cálida que todo buen lugar debía tener. Era un lugar amplio y se veía cómodo, seguro que ella y sus dos compañeros tenían suficiente espacio para mantener la intimidad necesaria, y además un buen espacio para pasar el tiempo juntos.
-"Muchas gracias, con permiso"-al haber sido criado por sus abuelos, muchas de sus actitudes eran más bien antiguas o, como algunos dirían, pasadas de moda; pero era su modo de actuar. Caminando por donde Jill le indicó, agradecido por la confianza otorgada, se limitó a coger lo necesario para calentar la leche de su bebé y mientras eso sucedía, la sacó del canguro y la levantó, sosteniéndola con firmeza, pero con cuidado, de los costados. Sonriendo por que su hija agitó brazos y piernas, dándole una sonrisa.
Miró a Jill, manteniendo a Natalie sobre su cabeza y le dedicó una sonrisa agradecida-"Si, gracias"-bajó a la pequeña y acunandola en sus brazos, se acercó a Jill-"¿Te gustaría cargarla?"-preguntó, generalmente no dejaba que muchas personas la cargaran, no era en particular un padre demasiado celoso, pero le preocupaba que la lastimaran, de hecho él mismo se sentía asustado de lastimarla, pero Jill le generaba confianza.
-"No es demasiado, Jill."-dijo con tono cómodo, pero seguro. A Daniel no le parecía que fuese mucho, de hecho le parecía lo justo y si no, al menos un buen modo de iniciar una buena amistad. Jill le agradaba bastante y su compañía le gustaba, le hacía sonreír más de lo que usualmente sonreía, y le hacía sentir bien, ella tenía sentido del humor, no tenía miedo de hablar con las palabras que le parecieran más correctas -aunque ella se obligaba a no decir malas palabras por la bebé que estaba con ellos, lo que le parecía un gesto más allá de lindo- y simplemente parecía libre.
Una vez dentro de la casa, miró alrededor sintiendo la atmósfera hogareña y cálida que todo buen lugar debía tener. Era un lugar amplio y se veía cómodo, seguro que ella y sus dos compañeros tenían suficiente espacio para mantener la intimidad necesaria, y además un buen espacio para pasar el tiempo juntos.
-"Muchas gracias, con permiso"-al haber sido criado por sus abuelos, muchas de sus actitudes eran más bien antiguas o, como algunos dirían, pasadas de moda; pero era su modo de actuar. Caminando por donde Jill le indicó, agradecido por la confianza otorgada, se limitó a coger lo necesario para calentar la leche de su bebé y mientras eso sucedía, la sacó del canguro y la levantó, sosteniéndola con firmeza, pero con cuidado, de los costados. Sonriendo por que su hija agitó brazos y piernas, dándole una sonrisa.
Miró a Jill, manteniendo a Natalie sobre su cabeza y le dedicó una sonrisa agradecida-"Si, gracias"-bajó a la pequeña y acunandola en sus brazos, se acercó a Jill-"¿Te gustaría cargarla?"-preguntó, generalmente no dejaba que muchas personas la cargaran, no era en particular un padre demasiado celoso, pero le preocupaba que la lastimaran, de hecho él mismo se sentía asustado de lastimarla, pero Jill le generaba confianza.
Daniel Robbins- Mensajes : 72
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Re: Mistakes (Jillian)
Parpadeé, encantada con la idea de cargar a la pequeña Natalie, pero aún tenía las manos sucias por haber estado con las correas, y además había tocado al gato y...
- Dame un momento, un momentín, me lavo las manos y vuelvo.- Exclamé ilusionada corriendo hacia el baño y derrapando en la puerta del salón, dandome un golpe con el picaporte en las costillas- Auuuuuuch.
Pero eso no me detuvo, al contrario, volé hacia el cuarto del baño, me lavé bien las manos y volví al salón rauda como el viento.
- Ahora si.- Dije sonriente, extendiendo las manos hacia la pequeña.
Siempre me habían gustado los niños, era una debilidad que tenía desde que era pequeña, pero como aún no estaba lista para tener ninguno, me contentaba con disfrutar de forma efímera con los de los demás, estaba deseando que Derek sentase la cabeza, porque bien dicen que al quien dios no le da hijos... el diablo le da sobrinos... ¡y yo quería sobrinos!
Mi madre siempre me decía que tenía buena mano con los niños, por eso tal vez era que me gustaba tanto trabajar con ellos, tomarles fotos siempre era más gratificante y divertido que sacar fotos de adultos, y no digamos de esas petulantes modelos de alta costura... bah, los niños era mejores. Me pregunté entonces si Dan estaría dispuesto a que yo sacase algunas fotos de su pequeña, claro está que no las conservaría, no solía conservar más que algunas fotos de los cientos de fotos de los niños con los que trabajaba, conservaba solo aquellas que les tomaba sonriendo con la boca llena de chocolate y los pantalones manchados de tierra, le encantaban esas fotos y recordaba todos y cada uno de los nombres de los pequeños diablillos, eran bonitos recuerdos.
- Te aseguro que no la lastimaré, deja de poner esa cara de perro.- Bromeé al ver la expresión seria y preocupada de Daniel.- Vamos vamos, dámela y ve a preparar su comida, esta grandullona tiene hambre!.
- Dame un momento, un momentín, me lavo las manos y vuelvo.- Exclamé ilusionada corriendo hacia el baño y derrapando en la puerta del salón, dandome un golpe con el picaporte en las costillas- Auuuuuuch.
Pero eso no me detuvo, al contrario, volé hacia el cuarto del baño, me lavé bien las manos y volví al salón rauda como el viento.
- Ahora si.- Dije sonriente, extendiendo las manos hacia la pequeña.
Siempre me habían gustado los niños, era una debilidad que tenía desde que era pequeña, pero como aún no estaba lista para tener ninguno, me contentaba con disfrutar de forma efímera con los de los demás, estaba deseando que Derek sentase la cabeza, porque bien dicen que al quien dios no le da hijos... el diablo le da sobrinos... ¡y yo quería sobrinos!
Mi madre siempre me decía que tenía buena mano con los niños, por eso tal vez era que me gustaba tanto trabajar con ellos, tomarles fotos siempre era más gratificante y divertido que sacar fotos de adultos, y no digamos de esas petulantes modelos de alta costura... bah, los niños era mejores. Me pregunté entonces si Dan estaría dispuesto a que yo sacase algunas fotos de su pequeña, claro está que no las conservaría, no solía conservar más que algunas fotos de los cientos de fotos de los niños con los que trabajaba, conservaba solo aquellas que les tomaba sonriendo con la boca llena de chocolate y los pantalones manchados de tierra, le encantaban esas fotos y recordaba todos y cada uno de los nombres de los pequeños diablillos, eran bonitos recuerdos.
- Te aseguro que no la lastimaré, deja de poner esa cara de perro.- Bromeé al ver la expresión seria y preocupada de Daniel.- Vamos vamos, dámela y ve a preparar su comida, esta grandullona tiene hambre!.
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Re: Mistakes (Jillian)
La emoción de Jillian no pasó desapercibida en lo absoluto y eso desencadenó una ola de calor dentro del pecho de Daniel, solía suceder cuando veía a personas dispuestas a ofrecerle algo de cariño a su pequeña, ella era el centro de su mundo y su única familia, del mismo modo Daniel era eso para Natalie. El que alguien más quisiera entrar dentro del círculo de los pocos conocidos de la bebé, hacía que el cirujano se sintiera bien, porque todos aquellos que le brindaban cariño a su hija, eran sus amigos.
-"Claro"-se rió entre dientes, lo cierto es que el hombre estaba radiante por ver cuanto cuidado estaba demostrando Jill en ese momento, y lo muy animada que estaba. Escuchó ruido y un quejido apenas audible proveniente de algún lugar de la casa, seguramente del baño. ¿Estaba corriendo todo el trecho? Riéndose un poco más entre dientes, divertido, pero a la vez algo ilusionado, espero mientras jugaba con su bebé, que parecía desear comer más que otra cosa.
Cuando ella llegó de nuevo con ellos, una sonrisa sincera se dibujó en los labios de Daniel y luchando con esa sensación de temor que todo padre primerizo tiene cuando le estás dando a alguien más a tu bebé para que lo cargue, se la tendió con cuidado. Alegre de que ella pareciera tener algo de práctica para eso de cargar pequeños, no se dio cuenta de que tenía cara de perro guardián en ese momento hasta que ella se lo dijo.
Sobresaltado y ligeramente avergonzado, le dio una sonrisa ligera de disculpa y asintió de inmediato, dirigiéndose a preparar todo lo necesario para preparar el biberón. Se le veía concentrado mientras colocaba la fórmula que se suponía tenía todos los nutrientes y demás cosas necesarias para sustituir la leche materna.
-"¿Tus compañeros no están aquí?"-preguntó mientras enfriaba el biberón lo suficiente para que su pequeña no fuese a quemarse.-"No escuché ruidos cuando entramos"-levantó la mirada-"Yo ya me había preparado para conocerlos"-bromeó, aunque era verdad que se había sentido algo inquieto, preguntándose si ellos serían una especie de familia postiza que comenzaría a preguntarle montones de cosas con el fin de proteger a Jill.
-"Claro"-se rió entre dientes, lo cierto es que el hombre estaba radiante por ver cuanto cuidado estaba demostrando Jill en ese momento, y lo muy animada que estaba. Escuchó ruido y un quejido apenas audible proveniente de algún lugar de la casa, seguramente del baño. ¿Estaba corriendo todo el trecho? Riéndose un poco más entre dientes, divertido, pero a la vez algo ilusionado, espero mientras jugaba con su bebé, que parecía desear comer más que otra cosa.
Cuando ella llegó de nuevo con ellos, una sonrisa sincera se dibujó en los labios de Daniel y luchando con esa sensación de temor que todo padre primerizo tiene cuando le estás dando a alguien más a tu bebé para que lo cargue, se la tendió con cuidado. Alegre de que ella pareciera tener algo de práctica para eso de cargar pequeños, no se dio cuenta de que tenía cara de perro guardián en ese momento hasta que ella se lo dijo.
Sobresaltado y ligeramente avergonzado, le dio una sonrisa ligera de disculpa y asintió de inmediato, dirigiéndose a preparar todo lo necesario para preparar el biberón. Se le veía concentrado mientras colocaba la fórmula que se suponía tenía todos los nutrientes y demás cosas necesarias para sustituir la leche materna.
-"¿Tus compañeros no están aquí?"-preguntó mientras enfriaba el biberón lo suficiente para que su pequeña no fuese a quemarse.-"No escuché ruidos cuando entramos"-levantó la mirada-"Yo ya me había preparado para conocerlos"-bromeó, aunque era verdad que se había sentido algo inquieto, preguntándose si ellos serían una especie de familia postiza que comenzaría a preguntarle montones de cosas con el fin de proteger a Jill.
Daniel Robbins- Mensajes : 72
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Re: Mistakes (Jillian)
Al fin pareció reaccionar y me dejó a la niña, a quien acuné con bastante facilidad, ya que no era una niña demasiado grande y de inmediato me puse a hacerle caras graciosas y sonidos extraños para arrancarle una sonrisita a ese rostro tan bonito.
- Eres muy guapa.- Le decía a la niña cuando Daniel reapareció en el salón biberón en mano.
Le miré con las cejas arqueadas ante su pregunta, aunque era normal, no tenía por que saber que mis compañeros de piso y yo solíamos coincidir en casa solo por las noches y algunos días a la hora de comer.
- Oh, no no, no hay nadie en casa ahora mismo.- Dije con tranquilidad.- Y sí, cuando están esto suele ser bastante ruidoso.
Reí alegremente y me senté en el sofá, para devolver a Natalie a los brazos de su padre, la pequeña tenía hambre y un montón, además me había estado tirando del pelo y aunque no era realmente doloroso, lo que la pequeña quería era volver con su padre.
- Oh, ¿En serio te habías preparado para conocerlos?- Inquirí divertida.- Te asombrarías de lo distintos que somos unos de otros, creo que por eso nos llevamos tan bien.
En el momento en que devolví a Natalie con Dan, Tigre se subió a mis piernas y se hizo un ovillo. Ese fue el momento en que descubrí que mi gato era tan celoso como mi hermano, me di cuenta de que Tigre no apartaba los ojos de la niña y por precaución lo agarré y lo llevé a mi cuarto, no quería que hubiese ningún percance que sería lamentable.
- Bueno, pues esta es mi casa.- Dije extendiendo los brazos a mis costados, como si lo abarcase todo.- Te la enseñaría gustosa, pero, lo cierto es que no está en condiciones de que nadie la vea.
Solté una risilla nerviosa, pero iba totalmente en serio, mi cuarto estaba hecho un completo desastre, lo que me estaba provocando una terrible necesidad de quedarme en casa y organizarlo, estaba segura de que el cuarto de Mai estaría del mismo modo que el mio y al de Elías ni me atrevía a entrar. Lo único que había decente era la cocina y el baño común, bueno, y el salón, aunque solo a medias.
- Eres muy guapa.- Le decía a la niña cuando Daniel reapareció en el salón biberón en mano.
Le miré con las cejas arqueadas ante su pregunta, aunque era normal, no tenía por que saber que mis compañeros de piso y yo solíamos coincidir en casa solo por las noches y algunos días a la hora de comer.
- Oh, no no, no hay nadie en casa ahora mismo.- Dije con tranquilidad.- Y sí, cuando están esto suele ser bastante ruidoso.
Reí alegremente y me senté en el sofá, para devolver a Natalie a los brazos de su padre, la pequeña tenía hambre y un montón, además me había estado tirando del pelo y aunque no era realmente doloroso, lo que la pequeña quería era volver con su padre.
- Oh, ¿En serio te habías preparado para conocerlos?- Inquirí divertida.- Te asombrarías de lo distintos que somos unos de otros, creo que por eso nos llevamos tan bien.
En el momento en que devolví a Natalie con Dan, Tigre se subió a mis piernas y se hizo un ovillo. Ese fue el momento en que descubrí que mi gato era tan celoso como mi hermano, me di cuenta de que Tigre no apartaba los ojos de la niña y por precaución lo agarré y lo llevé a mi cuarto, no quería que hubiese ningún percance que sería lamentable.
- Bueno, pues esta es mi casa.- Dije extendiendo los brazos a mis costados, como si lo abarcase todo.- Te la enseñaría gustosa, pero, lo cierto es que no está en condiciones de que nadie la vea.
Solté una risilla nerviosa, pero iba totalmente en serio, mi cuarto estaba hecho un completo desastre, lo que me estaba provocando una terrible necesidad de quedarme en casa y organizarlo, estaba segura de que el cuarto de Mai estaría del mismo modo que el mio y al de Elías ni me atrevía a entrar. Lo único que había decente era la cocina y el baño común, bueno, y el salón, aunque solo a medias.
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Re: Mistakes (Jillian)
Natalie comenzó a agitar sus brazos con puños cerrados, riendo con jovialidad por la variedad de entretenidas muecas que la muchacha rubia le mostraba, aunque parecía sin duda más estimulada a reír por los ruidos graciosos que Jill hacía. Agitando también las piernas, pareciendo ya bastante enérgica pese a ser tan pequeña y tener bastante hambre.
Daniel no se habría imaginado que Jillian era celosa respecto a lo que sucedía en su casa y lo que eran los hábitos de ella y sus compañeros, no le habría extrañado de cualquier modo, puesto que tenían poco de conocerse realmente, pero las cosas habían sido tan sencillas entre ambos, con un trato natural poco común, que simplemente hizo a Daniel sentir como si se conocieron de tiempo atrás.
-"Debe ser entretenido"-comentó, en su casa las cosas eran por lo general silenciosas a menos que Nat llorara por hambre o por un pañal sucio. Él pensó que con gusto se acostumbraría a escuchar una risa como la de Jill en casa, tener algo de compañía por lo general venía bien.
-"Disculpa"-dijo apenado cuando vio que su hija se había apoderado de un mechón color oro-"No está acostumbrada a tratar con mujeres, su madrina generalmente tiene el cabello recogido cuando la sostiene"-comentó mientras recibía a la pequeña en sus brazos y la acomodó en sus brazos con familiaridad, para luego acercar el biberón, sonriendo cuando Natalie comenzó a succionar la leche.
Escuchó entretenido y sonrió, unos pequeños hoyuelos formándose en sus mejillas mientras sus labios se curvaban, observando también a Tigre-"Debe ser interesante convivir con personas tan distintas a ti"-comentó y la siguió con la mirada cuando ella cargó a su gato para dejarlo dentro de una habitación, bajó la mirada antes de que ella abriera la puerta, no deseando parecer un cotilla, no lo era.
-"Lo entiendo totalmente"-se rió-"Pero no te preocupes por eso, desde aquí puedo ver que es un lugar muy agradable"-aseguró, bajando la mirada sólo para ver cómo iba Natalie en la tarea de tomarse la leche-"Eres una anfitriona excelente, espero ser igual de bueno si algún día nos haces el honor de ir a nuestra casa"
Daniel no se habría imaginado que Jillian era celosa respecto a lo que sucedía en su casa y lo que eran los hábitos de ella y sus compañeros, no le habría extrañado de cualquier modo, puesto que tenían poco de conocerse realmente, pero las cosas habían sido tan sencillas entre ambos, con un trato natural poco común, que simplemente hizo a Daniel sentir como si se conocieron de tiempo atrás.
-"Debe ser entretenido"-comentó, en su casa las cosas eran por lo general silenciosas a menos que Nat llorara por hambre o por un pañal sucio. Él pensó que con gusto se acostumbraría a escuchar una risa como la de Jill en casa, tener algo de compañía por lo general venía bien.
-"Disculpa"-dijo apenado cuando vio que su hija se había apoderado de un mechón color oro-"No está acostumbrada a tratar con mujeres, su madrina generalmente tiene el cabello recogido cuando la sostiene"-comentó mientras recibía a la pequeña en sus brazos y la acomodó en sus brazos con familiaridad, para luego acercar el biberón, sonriendo cuando Natalie comenzó a succionar la leche.
Escuchó entretenido y sonrió, unos pequeños hoyuelos formándose en sus mejillas mientras sus labios se curvaban, observando también a Tigre-"Debe ser interesante convivir con personas tan distintas a ti"-comentó y la siguió con la mirada cuando ella cargó a su gato para dejarlo dentro de una habitación, bajó la mirada antes de que ella abriera la puerta, no deseando parecer un cotilla, no lo era.
-"Lo entiendo totalmente"-se rió-"Pero no te preocupes por eso, desde aquí puedo ver que es un lugar muy agradable"-aseguró, bajando la mirada sólo para ver cómo iba Natalie en la tarea de tomarse la leche-"Eres una anfitriona excelente, espero ser igual de bueno si algún día nos haces el honor de ir a nuestra casa"
Daniel Robbins- Mensajes : 72
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Re: Mistakes (Jillian)
Me senté de nuevo junto a Daniel, subiendo las piernas al sofá, con cuidado de no mancharlo con la suela de las zapatillas y le miré con los codos apoyados en las rodillas mientras se dedicaba a alimentar a la pequeña.
- Pues la verdad es que sí, es muy entretenido, Elías es músico, por lo que la mitad del tiempo se lo pasa canturreando por la casa y sorpresivamente, Mai también, aunque últimamente mi pequeña protegida no pasa demasiado tiempo en casa, por lo que prácticamente podríamos decir que vivo sólo con Elías.- Dije soltando una risa.- Pero no me molesta.
Se había disculpado por que la niña me había tirado del pelo y le miré pensando en ello.
- Te disculpas demasiado Daniel.- Dije con sorna, soltando un suspiro.- Te disculpas mucho y das mucho las gracias, no lo hagas, no tienes por que hacerlo.
Me pregunté como sería la casa de Daniel, la mía casi siempre estaba hecha una pocilga, no porque yo quisiese, si no porque así se daban las circunstancias, hice una mueca y sonreí con sorna por mis propios pensamientos, en cambio, estaba segura de que, siendo médico y teniendo a una niña recién nacida en casa, la de Dan sería completamente antiséptica, silenciosa, tranquila.
Nunca en la vida me había planteado vivir de esa manera, necesitaba el jaleo que mis compañeros de piso me daban, necesitaba las visitas de mi hermano en las que se quedaba hasta las cinco de la madrugada, bebiendo cerveza con nosotros, fumando y jugando a poker, o a Black Jack, seh, me gustaban esas noches, además era divertido ver como Mai se ponía nerviosa y como Derek se ponía meloso con ella, me reía mucho.
Salí de mis pensamientos cuando escuché un raspuceo procedente de la puerta de la habitación de Elías, fruncí el entrecejo y bajé las piernas del sofá.
- Disculpame un momento Dan.- Murmuré parpadeando.
¡No! No sería capaz... ¡Elías! ¿Cómo te vas y no me dices que te has dejado al pobre Chuck solo en casa? Abrí la puerta y el perrito me miró con alegría, agitando todo el cuerpo a falta de una cola, sonreí y lo levanté en brazos, rascandole la panza.
- Dan! Este es Chuck.- Dije entrando al salón con esa mezcla de Bulldog Francés marrón con perro callejero.- Disculpame por no haberte hablado de él, este caballerete es mi auténtico amor en la vida, pero nuestra relación es imposible por razones obvias.
Solté una carcajada mientras dejaba a Chuck, el perro de Elías, que ahora prácticamente también era mi perro, en el suelo, el curioso animalillo se acercó a olfatear a Daniel, mientras agitaba todo su cuerpo, le gustaba la gente nueva, aunque era un poco... entusiasta, y no tardó en intentar subirse a las piernas de Daniel, pero, como yo ya lo veía venir, no tardé en agarrarlo por el collar y bajarlo con suavidad.
- No Chuck.- Dije acariciandole la cabeza.- Eso no se hace bonito.
Parpadeé cuando Dan dijo que era una anfitriona excelente, nada más lejos de la verdad, ni si quiera le había ofrecido algo de beber, menuda cabeza la mia.
- ¿Quieres una cerveza o un refresco? Tengo todo un arsenal de cerveza en la nevera por culpa de mi hermano.- Pregunté levantandome y yendo a la cocina, con Chuck pegado a mis piernas.
- Pues la verdad es que sí, es muy entretenido, Elías es músico, por lo que la mitad del tiempo se lo pasa canturreando por la casa y sorpresivamente, Mai también, aunque últimamente mi pequeña protegida no pasa demasiado tiempo en casa, por lo que prácticamente podríamos decir que vivo sólo con Elías.- Dije soltando una risa.- Pero no me molesta.
Se había disculpado por que la niña me había tirado del pelo y le miré pensando en ello.
- Te disculpas demasiado Daniel.- Dije con sorna, soltando un suspiro.- Te disculpas mucho y das mucho las gracias, no lo hagas, no tienes por que hacerlo.
Me pregunté como sería la casa de Daniel, la mía casi siempre estaba hecha una pocilga, no porque yo quisiese, si no porque así se daban las circunstancias, hice una mueca y sonreí con sorna por mis propios pensamientos, en cambio, estaba segura de que, siendo médico y teniendo a una niña recién nacida en casa, la de Dan sería completamente antiséptica, silenciosa, tranquila.
Nunca en la vida me había planteado vivir de esa manera, necesitaba el jaleo que mis compañeros de piso me daban, necesitaba las visitas de mi hermano en las que se quedaba hasta las cinco de la madrugada, bebiendo cerveza con nosotros, fumando y jugando a poker, o a Black Jack, seh, me gustaban esas noches, además era divertido ver como Mai se ponía nerviosa y como Derek se ponía meloso con ella, me reía mucho.
Salí de mis pensamientos cuando escuché un raspuceo procedente de la puerta de la habitación de Elías, fruncí el entrecejo y bajé las piernas del sofá.
- Disculpame un momento Dan.- Murmuré parpadeando.
¡No! No sería capaz... ¡Elías! ¿Cómo te vas y no me dices que te has dejado al pobre Chuck solo en casa? Abrí la puerta y el perrito me miró con alegría, agitando todo el cuerpo a falta de una cola, sonreí y lo levanté en brazos, rascandole la panza.
- Dan! Este es Chuck.- Dije entrando al salón con esa mezcla de Bulldog Francés marrón con perro callejero.- Disculpame por no haberte hablado de él, este caballerete es mi auténtico amor en la vida, pero nuestra relación es imposible por razones obvias.
Solté una carcajada mientras dejaba a Chuck, el perro de Elías, que ahora prácticamente también era mi perro, en el suelo, el curioso animalillo se acercó a olfatear a Daniel, mientras agitaba todo su cuerpo, le gustaba la gente nueva, aunque era un poco... entusiasta, y no tardó en intentar subirse a las piernas de Daniel, pero, como yo ya lo veía venir, no tardé en agarrarlo por el collar y bajarlo con suavidad.
- No Chuck.- Dije acariciandole la cabeza.- Eso no se hace bonito.
Parpadeé cuando Dan dijo que era una anfitriona excelente, nada más lejos de la verdad, ni si quiera le había ofrecido algo de beber, menuda cabeza la mia.
- ¿Quieres una cerveza o un refresco? Tengo todo un arsenal de cerveza en la nevera por culpa de mi hermano.- Pregunté levantandome y yendo a la cocina, con Chuck pegado a mis piernas.
Niveth Stark- Avatar #} : Elsa Hosk
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Re: Mistakes (Jillian)
-"Los músicos siempre me han parecido interesantes"-comentó después de escuchar de sus compañeros, estaba bastante seguro de que tanto Elías como Mai eran protegidos de Jillian, lo que se preguntaba es cómo sería la joven a su lado cuando viese a sus compañeros en peligro.
De no haber tenido las manos ocupadas sosteniendo a su hija y el biberón, seguramente Daniel se habría frotado el cuello con una mezcla de diversión y ligera vergüenza por las palabras que le eran dirigidas-"Lo s..."-se detuvo y soltó una risa entre dientes-"Es una costumbre, pero intentaré no disculparme demasiado ni agradecerte tantas veces"-prometió, asintiendo un poco.
Para el momento en que Jill conociera su casa, seguramente se daría cuenta de que estaba parcialmente equivocada, los doctores solían estar en los extremos, o ser meticulosamente ordenados, o ser terriblemente desordenados, Daniel había procurado generalmente estar en medio de ambas situaciones y con una pequeña a su cargo, mucho más. Lo cierto es que los journals de medicina y otras materias, estaban desperdigados por la mesa de centro, junto con un par de libros y había más desorden alrededor, pero sin duda que la habitación de su hija estaba bien ordenada.
-"Adelante"-la miró marcharse y esperó, alimentando a su pequeña todavía, la leche casi desaparecía, era cuestión de minutos para que Natalie quedara finalmente satisfecha. No pudo evitar sonreír con ilusión cuando vio al perro de nombre Chuck, a Daniel siempre le habían gustado los animales, pero de entre todos, los perros eran sus favoritos porque se identificaba con ellos.
-"Comprendo por qué es el amor de tu vida"-respondió, riendo con diversión mientras observaba al perro acercarsele, tuvo que levantar el cuerpo de su hija cuando quiso subirse a sus piernas, si no estuviese cargando a su pequeña, seguro que Chuck se habría ganado varios mimos.-"Es muy lindo, parece muy juguetón"-comentó, mirándola. Dándose cuenta de que quizás sus palabras respecto a Jill como anfitriona, no fueron recibidas correctamente, aclaró-"Me has dejado calentar la comida de Natalie aquí, no te diré gracias sólo porque prometí que no lo haría"-bromeó y apartó el biberón cuando estuvo finalmente vacío-"Estaré bien con un refresco, gracias"
Acomodando a la pequeña Natalie para que descansara después de beber la leche, esperando a que Jill regresara.
De no haber tenido las manos ocupadas sosteniendo a su hija y el biberón, seguramente Daniel se habría frotado el cuello con una mezcla de diversión y ligera vergüenza por las palabras que le eran dirigidas-"Lo s..."-se detuvo y soltó una risa entre dientes-"Es una costumbre, pero intentaré no disculparme demasiado ni agradecerte tantas veces"-prometió, asintiendo un poco.
Para el momento en que Jill conociera su casa, seguramente se daría cuenta de que estaba parcialmente equivocada, los doctores solían estar en los extremos, o ser meticulosamente ordenados, o ser terriblemente desordenados, Daniel había procurado generalmente estar en medio de ambas situaciones y con una pequeña a su cargo, mucho más. Lo cierto es que los journals de medicina y otras materias, estaban desperdigados por la mesa de centro, junto con un par de libros y había más desorden alrededor, pero sin duda que la habitación de su hija estaba bien ordenada.
-"Adelante"-la miró marcharse y esperó, alimentando a su pequeña todavía, la leche casi desaparecía, era cuestión de minutos para que Natalie quedara finalmente satisfecha. No pudo evitar sonreír con ilusión cuando vio al perro de nombre Chuck, a Daniel siempre le habían gustado los animales, pero de entre todos, los perros eran sus favoritos porque se identificaba con ellos.
-"Comprendo por qué es el amor de tu vida"-respondió, riendo con diversión mientras observaba al perro acercarsele, tuvo que levantar el cuerpo de su hija cuando quiso subirse a sus piernas, si no estuviese cargando a su pequeña, seguro que Chuck se habría ganado varios mimos.-"Es muy lindo, parece muy juguetón"-comentó, mirándola. Dándose cuenta de que quizás sus palabras respecto a Jill como anfitriona, no fueron recibidas correctamente, aclaró-"Me has dejado calentar la comida de Natalie aquí, no te diré gracias sólo porque prometí que no lo haría"-bromeó y apartó el biberón cuando estuvo finalmente vacío-"Estaré bien con un refresco, gracias"
Acomodando a la pequeña Natalie para que descansara después de beber la leche, esperando a que Jill regresara.
Daniel Robbins- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 03/06/2011
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Miér Ene 25, 2012 11:38 am por Helena Petrova Lemacks
» { # Registro de Avatar }
Lun Ene 23, 2012 9:44 pm por Antonia Fyodorov
» ORGANIZACIÓN, CAMBIOS Y DEBATES CONCRETOS (?)
Mar Ene 10, 2012 1:57 pm por Mai O' Conner
» MAI HA VUELTO! (mas o menos)
Lun Ene 09, 2012 3:25 pm por Mai O' Conner
» And I will love you, baby - Always And I'll be there forever and a day <3
Miér Dic 28, 2011 11:12 pm por Mai O' Conner
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Dunca Cronologia <3
Miér Dic 28, 2011 8:19 pm por Aneliz Duncan
» Aneliz Jane Duncan Collins
Miér Dic 28, 2011 4:45 pm por Mai O' Conner
» Kisha Lain
Lun Dic 26, 2011 1:47 am por Samantha L. Parker