The body shop ( Evoleth)

por **Jannette L. Russell** Miér Jul 13, 2011 4:29 pm

Era por la mañana y hacía un sol radiante. Me levanté de la cama aún desperezándome. Fui a desayunar algo y después de eso al baño a asearme y a ducharme. Después de eso me sequé el pelo y me lo acomodé para que quedara radiante.

Mi armario estaba lleno de ropa y tenía muchos conjuntos para elegir. Ese día me pondría unos shorts blancos y una camiseta de tirantes de varios colores. Todo ello acompañado de nos tacones de cuña muy altos, solían hacerme daño pero me daba igual, toda modelo debía de sufrir lo justo y necesario.

Me maquillé tal y como me habían enseñado los maquilladores a lo largo de mi vida. Salí de casa y me dirigí al garaje. Me esperaba mi gran descapotable rosa. Cogí mis cosas y puse en marcha el coche.

Conducí hacía la zona de los centros comerciales. Y estacioné el vehículo en el aparcamiento.

Me dirigí a the body shop. Me apetecía comprarme algun gel y alguna crema corporal. Estuve mirando durante un buen rato pero no conseguía decidirme , había tantas y tan variadas fragancias.

por **Evoleth V. Lafayette** Miér Jul 13, 2011 5:57 pm

Era un día claro y a pesar de que el otoño allí era más frío que en Francia, Evoleth había salido como si fuera verano. Ella misma se obligaba a vestir ligera de ropa -que no poco tapada- en tiempos como ese, así decía que se acostumbraba a ello, o al menos así se autoconvencía de tal cosa.

Así pues, la rubia salió de su casa con unos shorts vaqueros, ligeramente andrajosos, con una maxi camiseta masculina de color burdeos; normalmente hubiera utilizado una sudadera, como cinco tallas más grande, pero debía de acostumbrarse al clima inglés. En Francia probablemente también hubiera ido así, pero sin acostumbrarse a nada, o bueno, sí, que después de haber estado en el internado con el uniforme peus una tardaba. Suspiró y tras retocarse sus perfectos labios rojo pasión, se subió al autobús de camino al centro comercial.

Pasaron unos cuarenta y cinco minutos, concretamente cuarenta y tres con cincuenta y dos segundos, antes de que la francesa pudiera bajarse del autobús y pisar el centro comercial. Hacía tiempo ya que se había resignado a llegar pronto a los sitios, tendría que comprarse un coche, o bueno, mejor dicho, tendría que sacarse el carnet de conducir. Suspiró y se pasó las manos por el cabello descuidadamente, a pesar de que lo llevaba limpio tenía un aspecto ligeramente vencido.
Tampoco tenía mucha idea de qué hacía en un centro comercial, si no tenía casi dinero, ni nada que comprar. Estaba ligeramente estresada, sí, pero bueno: así era ella. Volvió a suspirar y comenzó a morderse compulsivamente el labio. Oteó las tiendas mientras ladeaba la cabeza.
Comida. No. Ropa interior. No. Cosas de deporte. Hm... S... No. Peluquería. No. Cosméticos... Sí. Eso. Se compraría una manteca corporal, y si no le habían cortado el agua del piso, se daría un buen baño y después se embadurnaría de crema, sí.

Entró decidida a la tienda, a pesar de que no lo tenía claro en absoluto, y se puso a curiosear. Champús, esponjitas... Oh, sí, ahí estaban las cremas y demás. Se puso a curiosearlas, tenían nombres normales, ella quería algo como, esencia cítrica de nubes, o algo así; no "manteca de chocolate". Abrió un frasco de prueba y olió, puagh. Qué dulce. ¿No había nada con olor a verano? O a mar... Volvió a suspirar y siguió curioseando embebida entre cremas, hasta que encontró una.
Automáticamente, se giró para irse hasta la caja. Nada malo si no fuera porque se estampó contra una castaña... o rubia... no se veía muy bien por la iluminación de la tienda. Como un resorte tiró la crema al suelo y se cubrió la cara con las manos, esperando un golpe. Tras unos segundos esperando sin recibir nada, asomó la cabecita entre los brazos. Pestañeó un par de veces, que no veía bien de haber cerrado los ojos, y reconoció a la mujer. Menos mal que no era muy violenta.

— Perdón, lo siento, no te he visto, discúlpame.—dijo mordiéndose el labio con más frecuencia y más fuertemente que antes.

Suspiró nerviosa y fue bajando poco a poco los brazos. Recogió la crema del suelo, sin retroceder mucho ni avanzar, y esperó respuesta por parte de la modelo.

por **Jannette L. Russell** Miér Jul 13, 2011 6:08 pm

- No te preocupes no es nada. - le dije sonriendo. La verdad me había hecho un poco de daño pero, no me iba a quejar en esos momentos.

Seguí mirando frasquitos, sin importarme mucho la presencia de la muchacha. Había frascos de diferentes colores azul, amarillo, rosa, morado... Miles de cientos de productos sobre los cuales poder elegir. Cogí una cesta pequeña de color negro, para echar todo lo que me iba gustando, luego ya elegiría algo.

Elegiría la gama de olor a menta fresca. Siempre venía bien antes y después de la ducha. Cogí un champú, una mascarilla y un gel corporal. Aparte de la crema corporal.

Después vi un espejo muy mono pequeño que necesitaba así que lo cogí también. Y un cacao de sabor a coco para los labios.

- ¿Qué buscas por aquí? Algún champú o algo así, supongo. - le dije poniéndome al lado de la chica.

La verdad conocía a la chica de hace bastante tiempo pero no tenía muchas ganas de hablar con nadie, no estaba de muy buen humor hoy, me costaba que me salieran las palabras y me temblaba la voz, quizás fuera culpa de la mierda de prueba que había hecho esta mañana, aunque estaban contentos conmigo pero yo no lo estaba. Pensaba en que lo había hecho fatal y no me gustaría volver a repetirlo. Era mi futuro y lo había jodido hoy.

por **Evoleth V. Lafayette** Jue Jul 14, 2011 7:16 pm

La chica enarcó una ceja. No sabía que ahora Jannette fuera dependienta de la tienda... Y con qué elocuencia, ¿quién iba a buscar un champú a una tienda como esa? Nadie, obviamente nadie. Normalmente Evoleth la hubiera mandado a la mierda, montando algún espectáculo en la tienda, o algo parecido. Pero no, hoy estaba de buen humor, así que se limitó a sonreír ampliamente, mostrando sus perfectos dientes blancos y ladeó la cabeza.

—En realidad venía a por kilo y medio de lechugas, un par de tomates y no sé si llevarme naranja o piña... ¿Qué me aconsejas?—comentó ácida mientras seguía curioseando las cosas.

Sí, antes del encuentro con la chica se decidía a pagar, pero quedaría un poco bastante mal hacerlo. Una buena señorita siempre está dispuesta a mantener una conversación agradable con cualquiera de su entorno... Norma número siete del decálogo indispensable de las buenas señoritas.
Cogió un frasco que encerraba una fragancia de canela, o al menos eso era lo que predicaba la etiqueta. Lo abrió, sin importarle que fuera el de muestra o uno para comprar, y comenzó a olfatear... ¡Joder! Olía a todo menos a canela. Distinguió incluso unos toques de rosas. No, no, ella con su mísera manteca de "brisa marina" que parecía que estaba hecha con sal, pero bueno. Seguro que algo haría, o no, a saber.
Precisamente la tienda no era una de sus favoritas, ella era más del Yves Rocher, donde esté lo francés que se quite lo demás. Tsk. Que ella era muy patriótica, sí.

Suspiró y miró a la chica, podría ser un poquitín menos sosa, joder. Que no le costaba nada, y además, así Evoleth podría hacer algo más que soltar ironías o acabarían mal.

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