Abraza árboles zombie [libre]

Cuando salimos del local entorné los ojos al ver despuntar los primeros rayos de sol. No tenía ni la más remota idea de como leches nos habíamos liado de esa manera toda la santa noche, estaba claro que hoy no iba a abrir la tienda, en cuanto llegase a casa me metería en la cama, tal cual iba, porque no tenía ni ganas de desnudarme para meterme en la cama.
Y ahí estabamos mi fiel compañera Mai y yo, con una mierda como un general las dos, que no sabíamos ni como nos llamábamos, me miré el antebrazo, ah! sí!

- Jiii... lliiii... aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan...- Leí con voz pastosa, alguien había tenido la cortesía de escribir mi nombre en mi brazo, que tierno.- Oye Mai, Mai, Mai, Maaaaaaaaaai... ¿O yo soy Mai?

Me dolían los pies, mucho, aunque los efectos del alcohol mitigaban un poco el dolor, a mi me dolían los pies, así que, me quedé apoyada en la fachada de un edificio y me quité los tacones, parpadeando y tambaleandome, con una risilla estúpida.

Reparé entonces en la botella de Vodka que pendía de mi mano derecha, y ni corto ni perezoso, le arrimé un buen trago, con una sonrisa de inmensa felicidad iluminandome la cara.
Después, le pasé el brazo correspondiente a esa mano a Mai por los hombros, mojándola con vodka, pero solo un poquito, y la apachurré contra mi.

- Mai... eres una tía de puta madre.- Dije dandole un beso en la frente.- La mejor, te quiero.

Después de mi declaración fraternal.. tan emotiva, echamos a andar sin rumbo fijo. Y a mi que me registren, porque sigo sin tener ni idea de como narices terminamos en las inmediaciones de la iglesia, tendría que preguntarle a Mai después.

Yo, en mi inconsciencia etílica, cantaba canciones estúpidas con voz discordante y chillona mientras le daba tragos cada vez más largos a la botella de vodka, cuando, en una de las veces que la bajé, vi a alguien que me resultó tremendamente conocido... ¡Coñe! ¡Y tan conocido! ¡Como que era nuestro compañero de piso!

- Pssssssss... Maaaaaaaaaaaaai... pssssssssss...- Susurré en su oído.- Maaaaaaaaaaai... ese no... ¿Ese no es Elías?

Lo seguí con una mirada atontada y una sonrisa estúpida en la cara, hasta que le vi entrar en la iglesia.

Yo, alegre de corazón en mi estado de feliz ebriedad, asentí eufórica cuando Mai propuso seguir a Elías al interior de la iglesia, pese a mi promesa hecha varios años atrás de no volver a pisar ninguna, el alcohol había borrado cualquier adversión que pudiese sentir hacia los lugares "sagrados" cristianos.

- Shiiiiiiii... es... chospechoso..- Mascullé con lengua de trapo.- Habrá... que invesshhhhhhtigallloooooooh....

Solté una risilla estúpida y avanzé con Mai a hurtadillas.

- Una copitaaaaaaah de tequilaaahhh- Murmuré arrebatandole la botella a Mai y arreandole un buen trago, ahora iba a dos manos con las botellas.

Se la devolví y aullé, un aullido largo y escabroso, demasiado parecido al de un lobo real, segura de que fuera había habido luna llena durante toda la noche. Mai me hizo un gesto para que guardase silencio y yo asentí, con cara de niña buena y una sonrisa traviesa adornando mi expresión.

Una carcajada seguida de un agudo chillido, este último procedente de mi lado me hizo dar un bote y subirme en uno de los bancos de la iglesia. Escudriñé la penumbra en busca de "mis enemigos" pero sólo vi a mi compañera de piso disculpandose, con la cara encendida como un semáforo, me largué a reir por lo bajini, sentandome de golpe en el banco antes de ser capaz de levantarme otra vez.

- Eh eh eeeeeeeeeeeeeeeeh... ¿Donde essssshtan mis papatosh?- Mascullé inquieta mirandome las manos con gesto dudoso, confusa y un poco enfadada- Mis papatosh Mai, mis papatosh... no eshtan... se.. se han escapado, tía, ahora son libreshhhhhhhhhh... viva la libertad! VIVA LA REVOLUSIOOOOOOOOON!

Me di cuenta demasiado tarde que había soltado un alarido en medio de la iglesia y volví a soltar unas risitas nerviosas, empezando a seguir a Mai encogida entre los bancos, para evitar ser descubiertas por nuestros malvados enemigos... los curas.

- Curaaa curato... si no te vaaaaaaaaaaaaashhhhhhhh te va a pasar lo que al gatooooooooo.- Ya no sabía ni que mierdas decía...

Escuché un extraño balbuceo que era aún más penoso que el mio propio y me di cuenta de que habíamos encontrado a Elías, en un deplorable estado.

Mai, en cuclillas junto a él, le tocaba el rostro con los dedos para verificar su estado, al parecer y según las conclusiones de Mai... estaba muerto.

- Nooooooooooooooooooooooo Eliaaaaaaaaaaaasssssssssssss no puedes moriiiiiiiiiiir- Lloriqueé cayendo de rodillas junto a él.

Entonces abrió unos etílicos ojos y murmuró algo, me embargó la alegría y la emoción y antes de pensar lo que iba a hacer, era demasiado tarde.

- ¡Estás vivooooo!- Grité con alegría, inclinandome sobre él y agarrandole el rostro con ambas manos, le estampé un beso en los labios con emoción.

Cuando caí en la cuenta de lo que estaba haciendo me separé con los ojos muy abiertos y roja en mi inconsciencia, que no era tan inconsciente ahora.

- Yo... yo... yo...

Sorprendida por los lloros de mi compañera me abalancé hacia ella justo en el momento en que percibí que Elías se movía, y que... extrañamente sonreía. Sentí que el corazón se me paraba por un instante. "Y si es un zombie? Y si de verdad se había muerto y el agua bendita le había convertido en un mutante caníbal anhelante de nuestros ricos y esponjosos cerebros?"

- Cuidado Jill, podría ser un... ¿eh? - mis ojos se abrieron como platos cuando vi a la fotógrafa lanzándose encima de Elías plantandole un morreaco en la boca y me levanté como un resorte por la impresión, golpeándome en la cabeza con un alto candelero que calló al suelo con estrépito derramando los cirios por toda la estancia - Ouuuuuuch! Eso debería doler... pero no duele...

Me llevé la mano a los labios para contener la risa y me giré a ver el estropicio que había montado. Avancé unos pasos y resbalé con algo de cera tibia, cayendo sobre mi espalda muerta de risa, sin darme cuenta de que mi botella de tequila había salido disparada por los aires y había ido a parar al montón de cirios que aún continuaban encendidos sobre el suelo.

- Buah, que leche mas tonta... - apreté los párpados con fuerza mientras me incorporaba y me volteé hacia mis compañeros de piso, chapurreando en español para que sólo Jillian pudiera entenderme - ¿Y... aveer... vosotros dos, desde cuando... desde cuando hace que... eso, que oh! ¿Cómo no... poh qué no... me dijiste nada, nana?

Sabía que mi amiga odiaba esa palabra, pero sentí como me enfurruñaba por dentro, había pasado tantos días fuera de casa que capaz que no me hubiera enterado de nada y ella no hubiera sido capaz de decírmelo. Me levanté apoyandome con uno de los bancos (tras varios intentos infructuosos que me dejarían un par de moratones en los brazos y la espalda) y me crucé de brazos, de morros, tratando de mantener el equilibrio mientras mis amigos se iban convirtiendo poco a poco en manchas borrosas.

- Pfff... - solté aire lenta y pausadamente notando que mi cabeza pesaba una tonelada y a punto estuve de dormirme de pie cuando un olor a quemado me hizo abrir los ojos y arrugar la nariz - Aquí "güele" a chamusquina... Jill, ¿hoy vas a hacer parrillada otra vez?

De pronto me quedé encanada en mi propio mundo, mientras miraba como las lenguas de fuego se iban trasladando lentamente por el suelo, quemando el alcohol derramado formando un extraño mosaico sobre el mármol mojado y ardiente que me atraía hacia él cada vez mas.

Tiempo después me preguntaría cómo tuvimos la suerte de que no ardiera nada del mobiliario de la Iglesia, mas ahora parecía que todo adquiría el tono carmín de los atardeceres y mis pasos se dirigieron hacia el interior de las tenues llamas con cara de lela - Mira Jilly... puedo tocar el sol... - grité mientras reía con expresión emocionada.

A pesar de que Elías me había devuelto el beso, cosa de la que fui levemente consciente, llegué a la conclusión de que no sabía ni quienes eramos, resoplé cansinamente y miré a Mai que se soltó una hostia tremenda contra un candelabro, me partí la caja a reír estruendosamente.

- ¿Estásh bien hija de mi vida?- Pregunté levantándome con un poco de esfuerzo y caminando en zigzag para llegar hasta ella.- Aaaaaaay Maaaaaaaaaai... entre Elías y yo no hay nada, pero es por su cuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuulpaaaaaaaaaa no me quiere.- Resoplé enfurruñada, sentandome de golpe en el suelo otra vez, estaba empezando a temblarme el labio inferior como a los niños pequeños cuando se enfadaban y estaban a punto de echarse a llorar de un momento a otro.

Me había puesto a hacer dibujos invisibles con un dedo en el marmol del suelo de la iglesia, con el ceño fruncido y actitud infantil. Hasta que escuché un "Aquí "güele" a chamusquina... Jill, ¿hoy vas a hacer parrillada otra vez?" que me hizo levantar la cabeza rápida como el rayo y mirar a Mai con ojos desorbitados para comprobar que el suelo... ¡EL SUELO ESTABA ARDIENDO Y LA IDIOTA DE MI AMIGA IBA DERECHA A METERSE DENTRO!

Abrí la boca y volví a cerrarla, boqueé como un pez fuera del agua un par de segundos, buscando algo con lo que apagar el fuego, entonces Elías se puso a gritar ¡Fuego! y yo agarré lo primero con lo que tropezaron mis manos.

Desafortunadamente, pese a ser transparente como el agua, no lo era, era... Vodka. Antes de pensar (como siempre) lo arrojé sobre las llamas, tirando la botella que se rompió con estruendo y las llamas sólo crecieron más.

- ¡HOSTIA COPÓN!- Aullé saltando sobre un banco.- Mai! cacho piazo de trozo de carne con ojos!!, no te acerques ahí!

Salté del banco y corrí hacia ella tackleandola, provocando que ambas cayesemos al suelo entre un par de bancos. Ahí me volvió a dar la risa floja, pero teníamos que encontrar algo para apagar el fuego, Elías había gritado algo de agua bendita, y una mierda, no había manera de traer tanta agua tan rápido como hacía falta.

Incorporandome, observé a mi alrededor en busca de algo que sirviese, y lo vi, vaya que si lo vi... En mis labios se dibujó una sonrisa lobuna antes de que me levantase de encima de Mai y corriese quemandome los pies y soltando quedos "au au au au au" hasta que llegué al altar y agarré el paño que lo cubría. Una de dos, si lo tiraba por encima, podía apagarse el fuego o salir también ardiendo el paño y provocar un estropicio aún mayor.

- Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee sea lo que diossssssssshh quiera, aaaaaaaaaaa tooooooooomar por culo bicicleta!- Exclamé cerrando teatralmente los ojos y lanzando el paño.

Abrí uno y miré con disimulo, lo había lanzado en otra dirección.

- Ay mierda..- rezongué agachandome dificultosamente y recogiendolo del suelo.

Volví a lanzarlo.

- Adoradme como vuestra salvadora simples mortalessssssssss- Dije subiendo al altar y elevando los brazos al techo.- Vale no, mejor nos vamos.

Solté otra carcajada y me bajé cayendo de morros, pero con elegancia, oiga.

Sentí como el ambiente se caldeaba a mi alrededor y extendí los dedos hacia el calor, reconfortada por él, mientras zigzagueaba camino al centro de lo que creí que era el sol. Apreté los párpados y torcí el gesto, me picaban los ojos y empecé a frotármelos con los dedos sin dejar de caminar.

- Ehh!! Pero... - justo cuando abrí los ojos de nuevo, noté como algo pasaba rozándome el cabello y escuché el crujido de un millar de cristales partiéndose contra el duro suelo. - ¿Pero que que coj... ??

Me cubrí el rostro con las manos cuando las llamas se extendieron hacia mi y escuché los gritos de Jillian a mi espalda. - ¿Qué dishe loooca? - traté de localizarla allá donde había escuchado su voz pero el humo (y el melocotón que llevaba) me impedían localizarla.

Fue entonces algo me golpeó con fuerza y sentí como mi cuerpo se deslizaba por el aire como a cámara lenta - Yujuuuu!!! Por fin vuelo, ¡maravilloso planeo! - sobra decir que mi travesía acabó cuando sentí que mi cuerpo aterrizaba sobre los huesos de mi rubia favorita, y noté como resbalábamos por el suelo, alejándonos de las llamas - Vivvva el surfff!!

Sacudí la cabeza y me levanté de un salto, dejando que Jill se incorporara y saliera pitando hacia... ¿las llamas? Negué con la cabeza y bufé largamente para apartarme el flequillo de los ojos. En un instante de lucidez, supe que algo había que hacer. Hacía demasiado calor, estábamos armando un jaleo del copón y si venía un cura nos iba a caer la de Dios (?) así que...

- Hay que salir de aquí, nesesitamos un... vinículo. - saltando de banco en banco como un cervatillo hacia la salida atravesé la puerta de un empujón y salí a la calle agachando la cabeza y cubriéndome los ojos con los brazos - Ostiaa, como casca el palomo...

Cegada por la luz del sol tanteé la acera, en busca de algo donde sujetarme, y entonces topé con una barra de metal fría y con la suficiente estabilidad para no caerme de bruces en medio de la calle. Cuando al fin mi vista se acostumbró a la luz de la mañana, mi sonrisa se curvó y dejé escapar una tenebrosa risa maligna que hizo que los adolescentes que llevaban el carrito de la compra me miraran con ojos abiertos como platos.

No recuerdo como, instantes después, los chavales corrían en tropel alejándose del lugar dando gritos mientras yo regresaba a la Iglesia deslizándome sobre el carrito lleno de botellas de vodka y vino barato - Voy a matar a Moe, wiiiiii - aparqué con un derrape en la puerta de la iglesia y empecé a dar voces - Super ratón al rescate, espérame Jill, allá voy!!!

Intenté meter el carrito en el interior de la iglesia, pero las puertas abatibles parecían bloqueadas, así que di marcha atrás y me senté dentro del carro, esperando a que mis dos compañeros de piso se decidieran a salir, botella de vodka en mano, brick en la otra.

Me levanté todo lo digna que pude, mantendiendome de pie como buenamente podía, sujetandome la nariz con una mano, mientras bizqueaba intentando asentarme, balanceándome hacia los lados de forma precaria.

- Vaya hostiaaaaaaaaaaaaaaa...-Murmuré haciendo muecas.

Torcí la nariz poniendo una cara extrañisima y entorné los ojos buscando un punto de referencia.

- ¿Poh qué?- Gimoteé con voz lastimera.- ¿Poh qué los sugus de piña son azules? ¿Poh queeeeeeeeeeeeeee? Mi primaaaaaaaaaaaaaaa...

Agua, lo que mis pies desnudos tocaron, era agua, agua negra, agua con ceniza, que-asco.

- Hiugh.- Dije sacando la lengua.- ¿Y mis papatoooooooooooooooooooosh? Psbsbsbsbsb papatosh papatosh papatosh... psbsbsbsbsb

Di varias vueltas sobre mi misma, llenandome el bajo de los pantalones de mierda, por que ese aguachirri era mierda, básicamente, buscando mis desaparecidos "Papatosh".

- Puta madre...- Mascullé recordando.- MIS PAPATOSH SON LIBREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESSSSSSSSSSSSSHHHHHHH!!!

Después de esa explosión de euforia por mis recién liberados zapatos, me fijé en que Mai no estaba por ninguna parte y que Elías estaba tirado en el suelo como un muñeco roto, mascullando mi ¿Nombre? Hice una mueca levantando la vista al techo.

- ¿Poh queee?- Volví a gimotear.-¿Poh queee? A mi me daría vergüenza cantar esa canción, sugus sugus que ricos que están...

Teníamos que salir de allí, busqué con la mirada a Mai, pero el problema con el que me topé es que ahora no había dos filas de bancos, sino cuatro, y se movían.

- Quietos, coño, así no hay quien encuentre una mierda.- Grité a los bancos.- Jodeeeeeeeeeeeeeeeeer.

No podía hacer nada, Mai habría salido ya de la iglesia y tenía a nuestro compañero de casa despanzurrado en el suelo murmurando que yo era maligna. Me llevé una mano al tabique nasal y lo apreté, intentando encontrarme a mi misma y una solución. Tenia que sacar a Elías de allí. ¿Opciones? Levantarlo, ni de coña, pesaba más que yo. ¿Otra opción? Arrastrarlo fuera. Mira tú por donde esa me pareció ideal.

Me remangué los pantalones, con lo que sólo conseguí hacerme chorreras de agua negra por las pantorrillas y lanzando un grito de guerra agarré a Elías por los pies y comencé a tirar de él, nuestro avance era lento, pero seguro.

- Maaaaaaaaaaaacho tío, pesas un quintal.- Resoplé apartandome el flequillo de los ojos.

Cuando por fin conseguí llegar a la puerta con Elías descubrí que estas eran abatibles. Solo tenía que empujarlas y estirar rápido de Elías para que al fin estuviesemos fuera.

Lo hice, empujé, me agaché para tirar de Elías y.... ¡PAAAAAAAAAAM! TOMA HOSTIA EN TODA LA CARA POR GILIPOLLAS JILLIAN!

Si ya de por sí iba bastante desestabilizada, el golpe en todo el hocico me hizo caer de espaldas.. sí, sobre Elías, sí, clavandole los codos en las costillas, sí, pisandole el tobillo, sí, dandome un cabezazo bastante fuerte en la nuca contra el suelo.

- Bieeeeeeeeeeeeeeeen!- Gruñí rodando para alejarme del pobre Elías.- Lo que me faltaba ya a mi...

Fue duro, fue dificil, pero no fue imposible, después de ese intento fallido, y sin saber muy bien como, conseguí arrastrar fuera del sacro recinto a Elías, encontrandome con que Mai nos esperaba fuera, con... con... con...

- VODKAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!- Me lancé sobre el carrito, destapé una botella y le di cuatro tragos que ni mi padre.- Ahora sí, ahora ya, podemos irnos.

Miré el carrito bien mirado, después de bizquear por el sol matutino y le dediqué una sonrisa ladeada a Mai.

- Bonito viniculo Morena.- Exclamé con voz insinuante.- Ven, ayudame a levantar al muerto.

Le señalé a Elías con la cabeza, que seguía despanzurrado en el suelo.

Tarareando efusivamente la canción de Misión Imposible oteo el horizonte desde el interior del carro de la compra con las manos apoyadas en el lateral y la nariz metida entre los barrotes, a la espera de que Jillian aparezca por la puerta a lomos del guerrero rapanui que.... la hubiera rescatado heroicamente de las llamas. Sólo de pensarlo se me puso cara de gatete emocionado y volví a agarrar la botella de vodka que había dejado a mitad, vaceando su contenido de un sólo sorbo.

- Ésto hay que celebrarlo, sùper rescate!! - lancé la botella al aire y me abalancé sobre el brick de vino dispuesta a darle un trago cuando escuché un quejido, y una sombra se interpuso entre los rayos del sol y yo. Cuando alcé la mirada, un mastodonte de dos metros de altura me miraba con expresión cabreada - Yo... yo a ti te conozco. Eres el metalero bailarín del garito de antes... ¿no? Pues que sepas que...

El emelenco entornó la mirada haciéndome un escaner y torció el morro en un gesto hosco de reconocimiento, fue entonces cuando me callé y me dejé caer en el carrito. Empezó a farfullar furioso señalando la botella, pero mi cerebro hizo chip! y desconectó. Me dediqué a asentir cansinamente mientras sentía como mis ojos se cerraban poco a poco.

"Oh, oh..." Un grupo de ancianitas se disponía a entrar en la iglesia, entonces recordé que mis amigos aún no habían salido y supe que tenía que hacer algo. Pulsé el interruptor de encendido mental y me puse de pie en el carro, haciendo equilibrio entre las cajas de botellas.

- Manuel Alejandro, porque me engañaste??!!!! A ti lo que te pasa es que no me quieres porque soy... oscura como el chocolate que te hacía recoger tu padre es los campos de algodón!! Por eso tuve que irme de casa, por eso ahora vivo en este cutre carrito de la compra y... oh! Cuando ayer volví a nuestra finca de melocotones, te encuentro con esa... con esa... con... - observé complacida como las señoras observaban al hombretón con aviesas miradas acusadoras y como él se iba alejando cada vez más de mi, con los ojos abiertos como platos - Te has pasado de la ralla, César Manuel de los Santos!! Pasado de la ralla, no... ¡Te has pasado tanto que ya ni siquiera puedes verla! ... La ralla es un puntito para ti!!

Al más puro estilo Triviani puse mis brazos en jarras mirándolo intensamente con la barbilla alzada al cielo, observando llena de gozo y alegría como su ceño se fruncía, lanzaba una sonora maldición y se alejaba del lugar, seguido por las ancianas que se dedicaron a santiguarse detrás de él, orando por su alma pecadora.

- Al fin salisteis... no es lo que me... esperaba. - me dejé caer dentro del carrito decepcionada al no ver la salida heroico-triunfal del rapanui, y le cedí un poco de vodka con mohín enfurruñado a la rubia, pero pronto me levanté con una sonrisa triunfal saltando del carrito mientras lo señalaba - Te ha molado, ¿eh?

Agarrando como pudimos el cuerpo semi-desnudo y mojado de Elías "¿De donde leches ha salido tanta agua?", lo metimos con todo el cuidado que pudimos en el interior del carro, colocando las cajas de vodka y y vino sobre él, e invité a la rubia a subirse también, para después clavar mis tacones en el suelo y arrastrarlos por los adoquines de la calle peatonal, cantando canciones de piratas rumbo a casa.

- Eh, eeeh... estoy seca, pasame el vinoo, mala muJJER!! - frenando de lleno y encaramándome sobre la barra me lancé sobre ellos para agarrar el brick tratando de sujetarme con la otra mano en el hombro de Elías pero, al estar mojado como estaba, resbalé y caí de morros sobre ellos apretando con fuerza el brick y cubriéndolos de vino a ambos mientras agitaba mis piernas en el aire tratando de salir del carro - Oshhtia monumiiientaal...

Subimos a Elías como buenamente pudimos al carrito, y de pronto ahí estaba yo, en plan jinete, sin saber como chorras había terminado ahí, sentada sobre Elías y cajas llenas de bendito alcohol.

- Yiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!- Grité agitando una mano al aire como los vaqueros espoleando el carrito para que Mai nos impulsase hasta el infinito y más allá, con una botella de vino barato en una mano y la otra elevada al cielo.

Me sentía como cuando iba con mis padres de pequeña al supermercado y me metían dentro del carrito de la compra y mi padre nos empujaba y yo gritaba ¡WIIIIIIIIIIIIIIIIIII! aunque esto era mil veces mejor.

Estiré los brazos a los costados y eché la cabeza hacia atrás dejando que el viento me quitase el pelo de la cara, que a estas alturas estaba verde, por el tiznajo que me había hecho Mai en la frente, sudada, por haber estado tan cerca de las llamas, y con una rojez en las narices por el golpe con la puerta, pero yo era feliz.

- SOYYYYYYYYYYYYY LIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIBREEEEEEEEEEEE COMO MIS PAPATOOOOOOOOOOOOOOOOOSH!!!!

A mis espaldas escuché a Mai preguntarme algo e intenté medio girarme para mirarle, con la cara hecha una mueca por que mis oídos no coordinaban bien a estas alturas.

- ¿Lo queeeeeeeeeeeee?- Pregunté metiendome el meñique en el oído y abriendo mucho la boca.- Tia, no se que mierdas dices... ¡Wiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Yo seguí a lo mio, enarbolando el tetrabrick de vino malo cual espada, entonando discordantes canciones piratas, como habíamos estado haciendo hasta el momento. Pero entonces....

- A TOMAR POR CULO.- grité cuando vi que nos ibamos de morros, yo la primera, contra el suelo.

Pero no, no nos caimos, solo sentí como la cara de Elías impactaba contra mi espalda, impulsandome hacia delante y casi tirandome del carro, me agarré a lo que pude soltando el vino que llevaba en la mano, que salió volando a tomar por culo, haciendo un sonoro plaf contra el suelo.

- Qué hicimos!!!!!??????- Grité asustada, girandome de golpe, contorsionandome de una dolorosa e imposible manera sobre mis caderas, encontrándome con todo el panorama.- Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuh madre mia.... jajajajajajajajajajjajajajajjajajajaajaajaaajaajajajajajajaja.

Como pude, me bajé del carro, haciendolo bambolearse precariamente. Estaba pringada de vino, tinta verde, aguachirri con cenizas, sudor... y un largo etc... además, tenía un calor insoportablemente insoportable, necesitaba... necesitaba... necesitaba....

- Dioooooooooooooooooooos que fuente más guapaaaaaaaaaaaaaaaaa.- Exclamé echando a correr hacia una gran fuente circular, enorme, con patos y todo.- MAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiIIIIIIIIIIIIIIIiiiiii yo quiero bañarmeeeeeeeeeee, MAaaaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiIIIIIIIIIIIIIIIIIIIiiiiiii, puedoooooooo???

No aguardé a su respuesta, me quité la camiseta por la cabeza y la tiré a un lado, a la camiseta, le siguieron preacariamente mis pantalones, y antes de pensar en ello y arrepentirme... mi ropa interior TODA MI ROPA INTERIOR, quedó amontonada con el resto de mis pertenencias textiles.

Me metí de un salto a la fuente y chapoteé sentada dentro, queriendo hacer unos largos, para acto seguido ponerme de pie como dios me trajo al mundo y meterme debajo de los chorros de agua que salían.

Cuanta mas fuerza hacia para levantarme mas notaba los tapones de las botellas clavándose en las palmas de mis manos y cada vez que caía por el esfuerzo, mas me estrujaba las tripas la barra del carrito. Mi frente resbalaba por la espalda de Jillian, que estaba pringada de vino y mis brazos se perdían entre montones de botellas y ropa mojada.

- Un, dos... un, doosssshhhh!! - Nada, todos los intentos que hacía de incorporarme eran en vano entre tanto potingue y revoltijo de brazos y cajas. Si Jillian no se levantaba difícilmente iba a poder dejar de chafar a nuestro compañero y cuanto mas esfuerzo hacía mas mareada me notaba por momentos - Jiiiillllyyy!!!! Mueve tu culo banco y sácame de aquí!!

Quizá fuera lo extraño de la situación, quizá la botella de vodka que me había jalado de dos tragos hacía un momento, quizá que había cogido una insolación, pero cuando sentí la mirada asustada de Elías topando de pleno con mi... ejem, personalidad... no pude evitar estallar en carcajadas, siendo incapaz de responder a las disculpas del rapanui y me amorré contra el lateral del carro, sujetando la rejilla con ambas manos, muerta de risa.

Fue entonces cuando Jillian se... ¿emocionó? Soltó una exclamación y salió de un bote del carro, desestabilizándolo por completo. Di gracias por estar agarrada al lateral, porque sino habría acabado enganchada de los pelos del zombiewolf para no caerme y probablemente le habría dejado medio calvo. Movido por el impulso de la rubia, empezamos a rodar hacia atrás lentamente, mientras el carrito se iba ladeando peligrosamente por nuestro peso.

- Elíassshhhh.... haz algooo!! Nos caeeeemos... vamos a volaaaar!! - y efectivamente, el carro chocó contra un contenedor, cedió y se volcó hacia un lado cayendo pesadamente sobre un montón de bolsas de basura que amortiguaron el golpe pero nos dejaron perdidos perdidicos de raspas de sardina y mondaduras de naranja.

- Si beeebes, nooOo conduzcas, se te podría derramar... ya ves!! -esquivando las bolsas me situé a la altura de donde había caido Elías con los ojos entrecerrados y lo observé desde un ángulo extraño mientras arrugaba la nariz y hacía muecas extrañas tratando de quitarme una cáscara de plato del pelo - ¿Cómo estás compañero camaraaada amiiigho de mi vida y mi cruaasán? Por que yo estoy dfe puuuta madre… oye, ¿donde está... ?

Antes de que pudiera contestarme a ninguna de las preguntas me llegó el sonido de mi nombre a través de la brisa, y como en una de esas películas eróticas de clase B, observé conmocionada como mi mejor amiga se quitaba la ropa... (toda la maldita ropa!!) y se lanzaba de lleno al interior de una enorme fuente que, a saber donde había salido, y chapoteaba como un perrico en su primer baño. Lancé un grito cuando vi que se ponía de pie y se colocaba bajo uno de los chorros que caían, levantándome como activada por un resorte.

- Jillian Alice Wolfenstein!!! ¿Pero qué diablos haces? - salté de entre las bolsas apartando el carrito de un empujón y corrí hacia la fuente renqueando sobre mis tacones y cayendo de morros en el agua al tratar de escalar y al alzar la vista la vi, como envuelta en una nube, como una náyade etérea flotando en las aguas, clamando por mi.

"Los borrachos ven todo el doble de bonito que el resto de los mortales." Había dicho una vez alguien, y por lo visto, ese alguien debía de haber visto lo que yo estaba viendo... porque en ese momento, mientras mi cuerpo se levantaba y se acercaba a Jillian , solo podía pensar en como los rayos del solo incidían en sus dorados cabellos, atrayéndome hacia ella.

Deslizando mis dedos por la cintura de la rubia, acaricié su mejilla con la otra mano, sujetando después su nuca con fuerza para acercarla a mi rostro y rozar mi frente con la suya, tanteando la comisura de sus labios con los míos; olvidándome del mundo y de todo lo que había a nuestro alrededor, olvidándome de que era mi mejor amiga, de que nunca se me había pasado por la cabeza hacer algo así, y de que la muy fresca estaba desnuda completamente a plena luz del día y yo estaba a punto de...

Yo era feliz, solo abrí un ojo y les miré cuando escuché como se estampaban contra un contenedor de basura, soltando una risilla, para después volver a cerrar los ojos y dejar que los chorros de agua fresquita me diesen en la cara.

Escuché mi nombre, mi nombre COMPLETO. Y me giré a tiempo de ver a Mai esmorrarse dentro de la fuente, la miré mientras chapoteaba y maldecía, hasta que, sin comerlo ni beberlo, Mai se acercó a mi, con una mirada que yo había visto muchas veces, pero que ninguna de esas veces iba dedicada a mi.

- Mai?- Pregunté dando un paso atrás.- Estás bien? Necesitas algo?

Bien, me callé de golpe cuando me agarró por la cintura y se pegó tanto a mi que nuestros labios casi se rozaban.

Sabía de las tendencias de mi amiga y compañera, a fin de cuentas llevabamos tanto tiempo viviendo juntas que poco nos quedaba que saber la una de la otra, pero Mai nunca había intentado nada conmigo, más que nada, por que a mi las mujeres no me... ponían.
El causante de que sí me pusiese se esclafó dentro de la fuente y di un respingo, pero Mai me tenía bien sujeta por las caderas, desnuda y borracha... bieeeeeeeen... Pensé en ese momento que lo que mi compañera de piso quería era un beso... que capacidad de deducción tengo.

Elías estaba chapoteando como una criatura, Mai me tenía agarrada por las caderas, yo quería un beso...

Levanté los brazos y la agarré con ambas manos del rostro, dandole un beso en los labios como jamás se lo habían dado y separándome de ella para sentarme en el agua y evitar así que la cosa fuese a mayores, con tan buena fortuna, que terminé sentada sobre Elías...

- Ay mierda! Ay ay ay ay ay dioooooooooooooooooosssssssssshhhhhhhh.- Exclamé tapandome la cara con ambas manos.

Lo que vi por el rabillo del ojo fue una cabra... de peluche? ¿Qué mierdas estaba haciendo Elías con una cabra de peluche? Se la quité y... la usé para taparme un poco las vergüenzas.

Pero eso de estar sentada, desnuda, a plena luz del día, en una vía pública, sobre el tipo que te quitaba el sueño la mitad de las noches y no por estar haciendo ruido en el cuarto de al lado... tenía su puntillo, además Mai me acababa de ¿Poner más caliente que la fragua de conan?

Si en ese momento, alguien se hubiese parado a mirarme la cara, se habría deslumbrado con tanto brillo rojo.

- Pffffffffffffffffffffffffffffffff...- Resoplé e intenté salir de encima de el pobre Elías, salvaguardando, o al menos intentándolo.. el resto de mis intimidades.

Aunque hubiese preferido otras cosas, pero bueeeeeeeeeeno...

- Lo siento.

Parpadeé varias veces, notando el haz cegador del sol incidiendo en mis entornados ojos y distinguí la silueta del cuerpo de Jillian enredada entre mis dedos. Abrí los ojos como platos, pero la rubia no me miraba a mi, sino a nuestro ebrio compañero, que se había adentrado en las aguas de la... fuente, con nosotras.

"¿Qué mierdas estoy haciendo?" Me pregunté cuando me di cuenta de que mi ninfa de las aguas era en realidad mi mejor amiga y que, por muy atractiva que fuera, desde el primer momento en que la vi, supe que lo nuestro sería mas que una amistad, pero... nunca en este sentido. Me separé de mi compañera, buscando con la mirada la ropa que había tirado, cuando ella me sujetó el rostro y me plantó un morreo del copón que me dejó patidifusa.

Sin duda alguna, fue como besar a un primo solo para saber a que saben los besos en la adolescencia. Por mucho que me pusieran las mujeres, mi cuerpo no reaccionó ante el apasionado beso que me plantó Jillian, y dudaba que la intensidad con lo que lo hacía fuera destinada a mi persona, por como se apartó de mi rostro rápidamente y se precipitó sobre el cuerpo semidesnudo y delirante del rapanui y su peluche con forma de cabra montesa.

Suspiré largamente y me quité la camiseta, pasándosela por la cabeza a Jillian y pasé por encima de ambos de un salto, dejando que ella se las apañara con las mangas o se la quedara modo poncho, como prefiriese, y me devané los sesos buscando en la mejor manera de llegar a casa, sin tener que recurrir a mi "vinículo" espacial. - A vore, a vore.... - salí de la fuente de un salto y me senté en el suelo con las piernas cruzadas, dejando que el sol me secara el pelo.

Un taxi irrumpió en mitad de la plaza, con un derrape y mis ojos se abrieron como platos mientras daba trompicones hacia él, sabiendo que era una señal del cielo (o del infierno, con tantas burradas que habíamos hecho, dudaba de la salvación de nuestras almas, al menos por ahora...) y me asomé por la ventanilla semiabierta, saludando con la mano al conductor.

Tenía que ingeniármelas bien ingeniadas para convencerlo de meter en su flamante Mercedes a tres borrachos empapados, dos sin camiseta y otra sin pantalones ni... zapatos. Me di una palmada en la frente, reprendiendome mentalmente y tomé aire lentamente dibujando una insinuante sonrisa en mi rostro - Verá caballero... ¿quiere ganarse unos cuantos pavos?

Me puse bien la camiseta que Mai me pasó por la cabeza, sacando los brazos por las mangas y todas esas cosas, ni si quiera había escuchado la pregunta de Elías. Mi mente había entrado en una especie de sopor Cósmico-Espiritual. Miré la cabra de peluche con el ceño fruncido, entrecerrando los ojos, dispuesta a descubrir sus secretos... pero no, la cabra era un peluche normal y corriente, aún así, me daba yuyu. Y de pronto...

¡PLAAAAAAAAAAAF!

Me hundí más todavía en el agua cuando Elías se levantó apresuradamente y salió de la fuente como si el contacto conmigo le hubiese quemado. En fin, creo que mi caída sobre su masculinidad le había dejado afectado... dolorosamente afectado.

En realidad estaba tan borracha que ni sentí dolor cuando mi trasero se estrelló contra el fondo lleno de monedas. Mai y Elías estaban fuera de la fuente, así que, como buenamente pude y bajándome un poco la camiseta para que cubriese lo que tenía que cubrir, porque tanta agua helada había hecho que recuperase medianamente la consciencia sobre mis propios actos... me levanté dispuesta a salir de la fuente.

- Tengo frío.- Dije para mi misma.

Comprobé que la camiseta de Mai lo tapaba todo antes de acercarme al borde de la fuente y tomar impulso para salir de allí.

Milagrosamente, mis compañeros parecían haber encontrado un Taxi, permanecí al margen, esperando a ver cual era la reacción del Taxista en su flamante mercedes. Dudaba seriamente que el tipo aceptase llevarnos a ninguna parte.
Me quedé mirando mis pies descalzos, moviendo los dedos estúpidamente, me hacía gracia ver como mis dedos de los pies se movían. Aún llevaba la cabra en una mano, y deducí que tenía que llevarla conmigo a casa.

Me dieron ganas de darle un mochicón al rapanui cuando sugirió lo de ayudarme con el pago, pues el fajo de billetes que había sacado yo se podía considerar mas que aceptable por una carrera húmeda y ebria en extremo a la otra punta de la ciudad. Rodé los ojos y meneé la cabeza, apartándolo con suavidad del taxi y esperé la confirmación del conductor, que entrecerró los ojos, pensativo.

Una estampita extraña y curiosa colgaba del espejo, y una música... árabe se escuchaba de fondo. Meneé la cabeza al ritmo de la voz femenina, que me resultaba extrañamente familiar mientras miraba con empanamiento máximo el rojo turbante que coronaba la cabeza del taxista.

"Me recuerda a alguien, pero no caigo a quien... " Pensé mirando al conductor con curiosidad, y después de ver como él mostraba una cauta sonrisa y aceptaba, pegué un grito de alegría y abracé a mis compañeros de piso, empujándolos dentro del coche de las orejas y lanzándome en plancha sobre sus piernas una vez se habían sentado (o al menos, eso le pareció cuando se asomó por la portezuela) y le tendió los billetes al taxista entre risas.

- Amosh pá casa!!! - grité antes de decirle la dirección correcta tras un par de intentos infructuosos y partimos hacia nuestro hogar a gran velocidad, mas preocupado por nuestras risas que por el agua que estaba empapando sus asientos forrandos con sábanas de colores.

Lancé un suspiro mirando a la parejita de amor, y sonreí... maquinando, así porque sí, como sería mi vestido de madrina en su futura y super planeada boda intercultural. Me sentía super happy en mi mundo de fantasía y me lancé a los brazos de ambos, repitiendo lo mucho que los quería (si, estaba en "esa" fase) y les agarré a ambos por las mejillas con fuerza, plantando sendos besos, de esos largos de película, a ambos (y a la cabra) antes de empezar a partirme de risa mientras gateaba al asiento delantero, bajando la ventanilla y sacando la cabeza como un perrete.