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Una tarde relajada (Harvey)
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Una tarde relajada (Harvey)
Estaba siendo un comienzo de tarde bastante tranquila. En aquel momento, el pub Quod Brassierie & Bar tenía solo unas pocas mesas llenas, pero no era del todo extraño. La gente comenzaba a llegar cuando el día estaba finalizando, no más trabajo o estudios hasta el día siguiente: una buena cena, un par de pintas y, si tocaba, una gran actuación en directo. Aquellos momentos eran todo un lujo, incluso para mí, que trabajaba allí y no tenía mucho tiempo para disfrutar como lo hacían los clientes, pero el ambiente era, sin duda, excepcional.
Con gran esfuerzo, arrastré un par de cajas de cervezas grimbergen hacia una de las neveras de debajo de la barra, para que empezaran a enfriarse antes de la noche. No era una buena imagen dar a los clientes cerveza caliente, era algo realmente intragable.
Una a una, fui metiendo las botellas en los laterales de la nevera para que se enfriasen más rápido.
Aquella semana había trabajado cuatro noches seguidas, el local se llenaba hasta los topes y se necesitaba mucho personal… y no podía simplemente decir que no me venía bien ir. Si a mí no me iba bien, de seguro que a alguien le venía de lujo, y no podía perder ese puesto de trabajo, aquel sueldo estaba costeando mi vida en Oxford. Pero aquel trabajo también me estaba costando una carrera que sacar, era totalmente incompatible hacer las dos cosas a la vez. No podía ni siquiera imaginar qué dirían mis padres si supiesen realmente a qué me dedicaba allí. Para ser camarera me podría haber quedado tranquilamente en Ringwood.
Apoyé los brazos a cada lado del refrigerador, agotada, con la mirada perdida entre las botellas que había dentro y respirando el frío que llegaba desde el fondo.
Con gran esfuerzo, arrastré un par de cajas de cervezas grimbergen hacia una de las neveras de debajo de la barra, para que empezaran a enfriarse antes de la noche. No era una buena imagen dar a los clientes cerveza caliente, era algo realmente intragable.
Una a una, fui metiendo las botellas en los laterales de la nevera para que se enfriasen más rápido.
Aquella semana había trabajado cuatro noches seguidas, el local se llenaba hasta los topes y se necesitaba mucho personal… y no podía simplemente decir que no me venía bien ir. Si a mí no me iba bien, de seguro que a alguien le venía de lujo, y no podía perder ese puesto de trabajo, aquel sueldo estaba costeando mi vida en Oxford. Pero aquel trabajo también me estaba costando una carrera que sacar, era totalmente incompatible hacer las dos cosas a la vez. No podía ni siquiera imaginar qué dirían mis padres si supiesen realmente a qué me dedicaba allí. Para ser camarera me podría haber quedado tranquilamente en Ringwood.
Apoyé los brazos a cada lado del refrigerador, agotada, con la mirada perdida entre las botellas que había dentro y respirando el frío que llegaba desde el fondo.
Norah O. Stones- Avatar #} : Blanca Suárez
Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 15/09/2011
Re: Una tarde relajada (Harvey)
Ese día tenía un humor excepcionalmente bueno, estaba dinámico y eufórico, y aunque no tenía mucho trabajo, actuaba como si así fuera. El pub no estaba muy lleno de hecho, había unas pocas mesas ocupadas pero el cielo comenzaba a teñirse de rosa y eso le indicaba a Harvey y sus compañeros de trabajo, que la gente empezaría a caer en un rato. Era rutinario, por no decir monótono, los clientes se presentaban el viernes por la noche, pedían comida de a kilos y luego bebían, y bebían, y bebían, a veces, ni prestaban atención a los shows pero generalmente, no ocasionaban disturbios. Por eso, adoraba atender por las tardes. Los clientes eran cálidos y si bien consumían menos, se mantenían flexibles en cuanto al servicio de los camareros y no hacían demasiado lio. Harvey dejó dos Corona sobre la mesa más cercana a la ventana, cobró a los muchachos que habían hecho el pedido y se despidió de ellos con una sonrisa. Miró a su alrededor una vez más, esperando que alguien levantara una mano o le chistara pero finalmente, todos estaban atendidos, y aparentemente conformes.
Colocó las manos sobre las caderas y suspiró, dichoso. Por momentos, pensaba que para hacer lo que hacía no ganaba lo suficiente, es decir, no ganaba mal pero le alcanzaba a duras penas para terminar el mes, a veces gastaba dinero en chocolates o en alcohol pero si no podía darse esos gustos quizás era mejor volver con mami, sin embargo, cuando pensaba en lo bien que la pasaba dentro del pub, todo lo que había pensado anteriormente, cambiaba. Tenía un horario flexible, socializaba constantemente con los clientes, podía beber, escuchar buena música; en simples palabras, encajaba perfecto en su vida, en su manera de vivirla principalmente.
Los muchachos que realizarían el show de esa noche estaban por comenzar a probar el sonido, Harvey se acercó de curioso, porque no tenía más que hacer y sostuvo una breve charla con uno de ellos; después de decidir que no entendía nada de música (por algo le gustaban los Sex Pistols, ¿verdad?) optó por ir a la barra, pero notó que comenzaba a llegar gente. Miró a su alrededor y vio un par de meseros libres que podían hacer el trabajo por él, por lo que siguió con su camino. Tras la barra, la linda de Norah estaba con los brazos apoyados a los lados del refri. Harvey se sonrió, se acercó a su amiga lentamente y la tomó desprevenidamente por la cintura. - ¡Norah! La gente empieza a llegar, no te duermas, nena.
Colocó las manos sobre las caderas y suspiró, dichoso. Por momentos, pensaba que para hacer lo que hacía no ganaba lo suficiente, es decir, no ganaba mal pero le alcanzaba a duras penas para terminar el mes, a veces gastaba dinero en chocolates o en alcohol pero si no podía darse esos gustos quizás era mejor volver con mami, sin embargo, cuando pensaba en lo bien que la pasaba dentro del pub, todo lo que había pensado anteriormente, cambiaba. Tenía un horario flexible, socializaba constantemente con los clientes, podía beber, escuchar buena música; en simples palabras, encajaba perfecto en su vida, en su manera de vivirla principalmente.
Los muchachos que realizarían el show de esa noche estaban por comenzar a probar el sonido, Harvey se acercó de curioso, porque no tenía más que hacer y sostuvo una breve charla con uno de ellos; después de decidir que no entendía nada de música (por algo le gustaban los Sex Pistols, ¿verdad?) optó por ir a la barra, pero notó que comenzaba a llegar gente. Miró a su alrededor y vio un par de meseros libres que podían hacer el trabajo por él, por lo que siguió con su camino. Tras la barra, la linda de Norah estaba con los brazos apoyados a los lados del refri. Harvey se sonrió, se acercó a su amiga lentamente y la tomó desprevenidamente por la cintura. - ¡Norah! La gente empieza a llegar, no te duermas, nena.
Invitado- Invitado
Re: Una tarde relajada (Harvey)
El frío que respiraba de la nevera parecía calmar casi todas mis preocupaciones. Era un alivio que no me pasase todo el día masticando en los mismos problemas…supongo que si estaba así era por la última charla que había tenido con mi madre aquella mañana. Había sido una charla tranquila, agradable…lo normal en una conversación madre e hija que viven separadas la una de la otra, pero lo que me angustiaba era mentirle, diciéndole que los estudios iban bien, que pronto comenzaría los controles… Mentirle a una madre, que fácil era a veces y que difícil se hacía de soportar la mentira.
Un grito con mi nombre me hizo saltar de golpe, aunque había sido más bien por las cosquillas que me hizo Harvey al tocarme en la cintura. El chico mostraba una sonrisa radiante, aquel tipo de sonrisas que te hacen acompañarlas aunque uno no tenga ganas de reír por nada en especial. Como despertando, me acaricié el pelo y miré al otro lado de la barra. El chico tenía razón, la gente parecía que comenzaba a salir de sus obligaciones y venía buscando la buena juerga de los viernes, incluso el grupo que tocaba aquella noche empezaba a prepararse – Estaba en mis cinco minutos de descanso, ¡tonto! – le reproché en broma, dándole un suave manotazo en su pecho - Dentro de un rato, no habrá tiempo ni para hacer un pis rápido, así que únete y tómatelo con calma.
No era de las que me gustaba estar quieta sin hacer absolutamente nada cuando era obvio que había trabajo por hacer, pero algunos de los camareros acababan de incorporarse a la jornada, gente que trabajaba sólo las noches de más faena, mientras que Harvey y yo estábamos allí casi a diario, así que tampoco me hacía sentir tan mal estar un poquito más lenta de lo normal, al menos hasta que empezase realmente la noche. Señalé al chico una de las cajas de cerveza que tenía a su lado – Sé bueno, ayúdame a colocarlas en la nevera. Además, hay que traer un barril de Guinness del almacén, y yo sola no puedo… ¡y que conste que lo he intentado! Pero pesa un tonel, así que tendrás que ayudarme.
Comencé a colocar las botellas con cuidado, mientras miraba de reojo con una sonrisa al guapo de Harvey – Hoy estás especialmente feliz… ¿Simple amor a la vida o ha pasado algo interesante? No me gustaría perderme novedades.
Un grito con mi nombre me hizo saltar de golpe, aunque había sido más bien por las cosquillas que me hizo Harvey al tocarme en la cintura. El chico mostraba una sonrisa radiante, aquel tipo de sonrisas que te hacen acompañarlas aunque uno no tenga ganas de reír por nada en especial. Como despertando, me acaricié el pelo y miré al otro lado de la barra. El chico tenía razón, la gente parecía que comenzaba a salir de sus obligaciones y venía buscando la buena juerga de los viernes, incluso el grupo que tocaba aquella noche empezaba a prepararse – Estaba en mis cinco minutos de descanso, ¡tonto! – le reproché en broma, dándole un suave manotazo en su pecho - Dentro de un rato, no habrá tiempo ni para hacer un pis rápido, así que únete y tómatelo con calma.
No era de las que me gustaba estar quieta sin hacer absolutamente nada cuando era obvio que había trabajo por hacer, pero algunos de los camareros acababan de incorporarse a la jornada, gente que trabajaba sólo las noches de más faena, mientras que Harvey y yo estábamos allí casi a diario, así que tampoco me hacía sentir tan mal estar un poquito más lenta de lo normal, al menos hasta que empezase realmente la noche. Señalé al chico una de las cajas de cerveza que tenía a su lado – Sé bueno, ayúdame a colocarlas en la nevera. Además, hay que traer un barril de Guinness del almacén, y yo sola no puedo… ¡y que conste que lo he intentado! Pero pesa un tonel, así que tendrás que ayudarme.
Comencé a colocar las botellas con cuidado, mientras miraba de reojo con una sonrisa al guapo de Harvey – Hoy estás especialmente feliz… ¿Simple amor a la vida o ha pasado algo interesante? No me gustaría perderme novedades.
Norah O. Stones- Avatar #} : Blanca Suárez
Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 15/09/2011
Re: Una tarde relajada (Harvey)
El bullicio procedente del lugar se hacía cada vez más fuerte para desgracia de Norah que deseaba un momento de descanso únicamente, a Harvey no le significaba nada y menos, con el buen humor que el sol le había brindado ése día al despertar. Generalmente, parecía de buen humor ante los demás, no sabía si era por su capacidad de ignorar aquello que propusiera quejarse en algún momento, por su eterna cara dichosa o por su desinterés total, pero hoy, estaba radiante -más que nunca-, y eso, más allá de su significado literal, causaba extrañez en su persona. Entonces, cómo ya había expresado, le daba igual que llegara o no gente. La llegada de clientes al lugar sólo le beneficiaba en el hecho de que atender los requerimientos de los mismos le hacía gastar la energía que acumulaba (¡y tenía de sobra!) y en que podía gastar las míseras propinas que les dejaban a los camareros en un chocolate, cuándo terminara su turno de trabajo.
Norah le golpeó el pecho suavemente y se contagió de su sonrisa, justificando su falta de actividad laboral con los cinco minutos de descanso que por desgracia, no tenían en Quod Brassierie & Bar. Harvey, obedeció a la chica en lo referido al descanso y se apoyó en el borde del refrigerador mientras la escuchaba quejarse. Su energía decayó unos pocos niveles –sí, como en un videojuego- cuando comenzó a pensar en lo que Norah decía. Eso del baño era tan cierto. Aguantar y aguantar hasta que las personas estuvieran lo suficientemente conformes para ser flexibles con la cargada vejiga de uno. Era tedioso, incómodo y frustrante. La miró y con una expresión pensativa, opinó: – Supongo que tienes razón, aunque ahora no me dan ganas de ir al baño.
Miró a su lado el cajón de cervezas señalado e hizo una mueca. Carajo, a él le gustaba servir y cobrar, no levantar botellas. ¿Le pagaban por levantar botellas? ¡En el contrato no lo decía! No, ya, ¿había un contrato? Hacía tanto que trabajaba allí que ni recordaba cómo había llegado al lugar. Esbozó una mueca de desgano seguida de una sonrisa también desganada que indicó a Norah que la ayudaría. Odiaba todo lo que requería esfuerzo y odiaba que tuvieran que hacerlo las mujeres, así que, se veía obligado a hacerlo él si alguien lo ayudaba y por supuesto, este alguien no solía ser hombre, más de un compañero de trabajo que huía primero para evitarse el trabajito. El morocho se inclinó sobre las botellas y comenzó a pasárselas a la chica para que ésta las colocara en el refrigerador; tarareó algún que otra canción de las que se tocaban en el bar hasta que escuchó hablar nuevamente a Norah. Levantó la mirada en cuanto oyó la palabra “interesante” y soltó una risotada. – Venga, Norah, qué dices. ¿Interesante? No sé a qué te refieres con ello pero últimamente mi vida está tan monótona como una máquina –y golpeteó los dedos contra el refrigerador. – Sólo estoy un poco más feliz hoy pero no tengo razones particulares, pero veo que tú sí tienes para justificar tu cansancio. Has trabajado toda la semana, ¿no crees que debes parar un poco?
(Siento mucho la tardanza)
Norah le golpeó el pecho suavemente y se contagió de su sonrisa, justificando su falta de actividad laboral con los cinco minutos de descanso que por desgracia, no tenían en Quod Brassierie & Bar. Harvey, obedeció a la chica en lo referido al descanso y se apoyó en el borde del refrigerador mientras la escuchaba quejarse. Su energía decayó unos pocos niveles –sí, como en un videojuego- cuando comenzó a pensar en lo que Norah decía. Eso del baño era tan cierto. Aguantar y aguantar hasta que las personas estuvieran lo suficientemente conformes para ser flexibles con la cargada vejiga de uno. Era tedioso, incómodo y frustrante. La miró y con una expresión pensativa, opinó: – Supongo que tienes razón, aunque ahora no me dan ganas de ir al baño.
Miró a su lado el cajón de cervezas señalado e hizo una mueca. Carajo, a él le gustaba servir y cobrar, no levantar botellas. ¿Le pagaban por levantar botellas? ¡En el contrato no lo decía! No, ya, ¿había un contrato? Hacía tanto que trabajaba allí que ni recordaba cómo había llegado al lugar. Esbozó una mueca de desgano seguida de una sonrisa también desganada que indicó a Norah que la ayudaría. Odiaba todo lo que requería esfuerzo y odiaba que tuvieran que hacerlo las mujeres, así que, se veía obligado a hacerlo él si alguien lo ayudaba y por supuesto, este alguien no solía ser hombre, más de un compañero de trabajo que huía primero para evitarse el trabajito. El morocho se inclinó sobre las botellas y comenzó a pasárselas a la chica para que ésta las colocara en el refrigerador; tarareó algún que otra canción de las que se tocaban en el bar hasta que escuchó hablar nuevamente a Norah. Levantó la mirada en cuanto oyó la palabra “interesante” y soltó una risotada. – Venga, Norah, qué dices. ¿Interesante? No sé a qué te refieres con ello pero últimamente mi vida está tan monótona como una máquina –y golpeteó los dedos contra el refrigerador. – Sólo estoy un poco más feliz hoy pero no tengo razones particulares, pero veo que tú sí tienes para justificar tu cansancio. Has trabajado toda la semana, ¿no crees que debes parar un poco?
(Siento mucho la tardanza)
Invitado- Invitado
Re: Una tarde relajada (Harvey)
A diferencia de otros, nunca me había caracterizado por tener cantantes o grupos de música predilectos en mi vida, supongo que se podría decir que seguía un poco de todo a excepción de algún que otro baile latino (por el simple hecho de que era bastante mala bailando en pareja). Pero al llegar a Oxford, los grupos alternativos de música y todos aquellos que están empezando a surgir se convirtieron en mis favoritos. Era todo tan natural…verlos apiñados en un escenario de escasos metros, dándolo todo para un reducido número de personas…incluso se me ponía la piel de gallina. Me encantaba también ver y escuchar como preparaban su actuación, no tenía ninguna explicación concreta para eso. Simplemente era agradable. Y en aquel momento lo estaba siendo.
Cuando Harvey se puso a ayudarme, pasándome las cervezas para que yo las fuese colocando, casi me hecho a sus brazos para agradecérselo…si tuviera que hacerlo sola se me terminaría acumulando el trabajo y no daría acabado para cuando el bullicio hubiera comenzado. Arrugué un poco el hocico al decirme que su vida era muy monótona. Tenía miedo a que mi simple comentario le fuese a mermar ese buen humor o algo, y no me lo habría perdonado, así que opté por no darle seriedad al asunto - ¿Cómo que monótona? Debería sentirme ofendida, te pasas conmigo o a mi alrededor bastante tiempo a la semana por aquí, no me dirás que con eso se alivia un poco esa monotonía…además, trabajando aquí siempre hay cosas nuevas que disfrutar.
Ya con las botellas en la nevera y un trabajo menos que hacer, aparté las cajas hacia una esquina en donde no molestasen. Harvey tamborileó con los dedos la nevera y continuó hablando. Me mordí el labio inferior al escuchar que tenía razones particulares por las cuales estar feliz (ese síndrome de cotilleo maldito), pero cuando habló de lo extensa que había sido mi jornada laboral aquella semana, apoyé mi espalda contra la barra, mirando hacia el suelo – Bueno, estamos a viernes, y mañana no trabajo por haber hecho horas de más durante la semana, así que podría decirse que eso también me pone de buen humor. Mañana descansaré, no es problema – el único problema que hay de verdad es mi cuenta corriente y las pocas cifras que tiene. Despegué la vista del suelo y extendí una sonrisa por mi rostro – Intuyo una gran noche ¿No crees? Cuando acabemos, te invito a lo que quieras tomar con lo que saque de propinas, por haberme ayudado. Eres un Sol, gracias Harvey – extendí mi mano hacia la suya, dándole un apretón de agradecimiento.
(No pasa nada, yo también ando algo ocupada!)
Cuando Harvey se puso a ayudarme, pasándome las cervezas para que yo las fuese colocando, casi me hecho a sus brazos para agradecérselo…si tuviera que hacerlo sola se me terminaría acumulando el trabajo y no daría acabado para cuando el bullicio hubiera comenzado. Arrugué un poco el hocico al decirme que su vida era muy monótona. Tenía miedo a que mi simple comentario le fuese a mermar ese buen humor o algo, y no me lo habría perdonado, así que opté por no darle seriedad al asunto - ¿Cómo que monótona? Debería sentirme ofendida, te pasas conmigo o a mi alrededor bastante tiempo a la semana por aquí, no me dirás que con eso se alivia un poco esa monotonía…además, trabajando aquí siempre hay cosas nuevas que disfrutar.
Ya con las botellas en la nevera y un trabajo menos que hacer, aparté las cajas hacia una esquina en donde no molestasen. Harvey tamborileó con los dedos la nevera y continuó hablando. Me mordí el labio inferior al escuchar que tenía razones particulares por las cuales estar feliz (ese síndrome de cotilleo maldito), pero cuando habló de lo extensa que había sido mi jornada laboral aquella semana, apoyé mi espalda contra la barra, mirando hacia el suelo – Bueno, estamos a viernes, y mañana no trabajo por haber hecho horas de más durante la semana, así que podría decirse que eso también me pone de buen humor. Mañana descansaré, no es problema – el único problema que hay de verdad es mi cuenta corriente y las pocas cifras que tiene. Despegué la vista del suelo y extendí una sonrisa por mi rostro – Intuyo una gran noche ¿No crees? Cuando acabemos, te invito a lo que quieras tomar con lo que saque de propinas, por haberme ayudado. Eres un Sol, gracias Harvey – extendí mi mano hacia la suya, dándole un apretón de agradecimiento.
(No pasa nada, yo también ando algo ocupada!)
Norah O. Stones- Avatar #} : Blanca Suárez
Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 15/09/2011
Re: Una tarde relajada (Harvey)
De mala gana, extendió el brazo hacía Norah para alcanzarle la última botella de cerveza que había en el cajón. Mierda. Suspiró sonoramente, se despeinó el cabello y miró a su compañera. El excepcional buen humor con el que había comenzado el día era almacenado en algún lugar de su mente, lejos del esfuerzo y la hosquedad que le producía aquel mínimo esfuerzo. Era viernes, demonios, sólo quería tomar y tontear con personas que no estuvieran igual de afectadas por lo lento que había transcurrido la semana. Atender aunque fuera sólo un rato le era suficiente. Sin embargo, la sonrisa de Norah y el terminar el trabajo con el que ella le había pedido ayuda, lo reconfortó y le devolvió parte de la gracia y la buena disposición con la que al principio se había presentado ante ella. - No lo niego, a pesar del sueldo, el trabajo es genial y la compañía… -comentó Harvey, mirándola y dedicándole una sonrisa- ¡Maravillosa! Pero bien sabes que a veces resulta un tanto aburrido traer y llevar cervezas a personas que ni te miran.
Harvey escucho a Norah hablar sobre su semana y de inmediato, pensó en la suya. Se identificaban una con la otra, sobre todo en el exceso de horas y en la felicidad que producía la finalización de la misma, o bien, el comienzo de la parte divertida. Y recién ahora caía en cuenta de lo que significaba dicho comienzo; risas, abrazos, amigos, descanso, comida chatarra, tragos, más tragos, muchos mas tragos y como parte también divertida, la infaltable resaca del domingo luego de los ya mencionados tragos. Le resultaba extraño pensar que era viernes, la abundancia de horas de labor lo había distraído de la añoranza de fiesta pero eso reactivaba sus ganas de moverse, correr, saltar, bailar y morder las mejillas de sus amigas. Definitivamente, no iba a esperar al sábado para joder, no había energía ni tiempo que perder.
- Acepto -acordó luego de fingir reflexión y pasarse la mano por la barbilla que nuevamente, tenía esa molesta barba desprolija de tres días, que significaba que los tiempos no le daban del todo bien o que, simplemente, no había tenido ocasión para ir por una afeitadora manual. Harvey la miró, entonces, con una sonrisa pícara-. Pero sólo si tú aceptas tomar un helado conmigo antes. ¿Qué dices, nena?
Harvey escucho a Norah hablar sobre su semana y de inmediato, pensó en la suya. Se identificaban una con la otra, sobre todo en el exceso de horas y en la felicidad que producía la finalización de la misma, o bien, el comienzo de la parte divertida. Y recién ahora caía en cuenta de lo que significaba dicho comienzo; risas, abrazos, amigos, descanso, comida chatarra, tragos, más tragos, muchos mas tragos y como parte también divertida, la infaltable resaca del domingo luego de los ya mencionados tragos. Le resultaba extraño pensar que era viernes, la abundancia de horas de labor lo había distraído de la añoranza de fiesta pero eso reactivaba sus ganas de moverse, correr, saltar, bailar y morder las mejillas de sus amigas. Definitivamente, no iba a esperar al sábado para joder, no había energía ni tiempo que perder.
- Acepto -acordó luego de fingir reflexión y pasarse la mano por la barbilla que nuevamente, tenía esa molesta barba desprolija de tres días, que significaba que los tiempos no le daban del todo bien o que, simplemente, no había tenido ocasión para ir por una afeitadora manual. Harvey la miró, entonces, con una sonrisa pícara-. Pero sólo si tú aceptas tomar un helado conmigo antes. ¿Qué dices, nena?
Invitado- Invitado
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