Look at it! It's Nemo!! (Libre)

Los días se habían convertido en semanas y su pequeña comenzaba a estar más fuerte, sin un nombre todavía -por extraño que pareciera- tenía un nombre provisional que una amiga le había sugerido para ponerlo en la acta de nacimiento. Natalie Robbins había demostrado ser una pequeña dormilona que sólo lloraba de noche cuando necesitaba un cambio de pañal o algo de comer.

Había sido algo difícil acostumbrarse a los horarios de su pequeña durante las primeras semanas, ahora ambos estabas familiarizados con el otro y Nat reconocía el calor del cuerpo de Daniel, además de reaccionar bien ante el alimento que le tenía que ser dado por medio de un biberón al no estar su madre para alimentarla.

Aprovechando uno de los últimos días que tendría como licencia para cuidar de su hija, Daniel decidió que irían a dar un paseo a uno de los lugares más seguros que podía ofrecer la ciudad. El acuario. Era enorme y fresco, pero no lo suficiente como para afectar a su niña. Además de que los alejaba de los rayos de sol que también podían ser dañinos para ella.

Sosteniendo a Natalie en un portabebés color azul con mariposas color turquesa, además de una cobija para evitar que se colase el aire frío. La carita pequeña del bebé estaba recargada en su pecho, con los ojos cerrados, respirando acompasadamente, agradada del paseo y del buen día que estaba haciendo. Caminaban por el acuario con tranquilidad, aunque el único que parecía ver los peces era Daniel, había de toda clase, pero la vista a un tanque le llamó particularmente la atención.

-"Mira, Nat. ¡Es nemo!"-llamó a su pequeña que abrió los ojos ligeramente, para luego volver a cerrarlos, con pereza. Daniel dirigió sus ojos a su lado al sentir una mirada observándole.

Después de su recaída de varias semanas atrás la chica ya podía decir quede encontraba mentalmente estable, su paranoia era mínima reducida a la acostumbrada y su nervios aparentemente relajados. Las chicas la habían ayudado bastante apesar de su terquedad, su incapacidad de lidiar con su propia aceptación. La chica tenía prohibido tocar el piso de cualquier bar, pub, discoteca o lugar donde pudiera ingerir alcohol, por lo cual para evitar su mínima claustrofobia fue al acuario sin razón aparente mas que evitar la sensación de encierro que y casa le ocasionaba, era un asco y no lo podía negar desde que su casa no era la bazzofia que solía ser cuando era un adolecente, ella y Claudia estaban muy lejos de Stutgart, de todas maneras no podía evitar obviar la posibilidad de que el regresara a buscarlas, aquel hombre enfermo y repugnante que arruino la infancia y adolescencia de ambas hermanas. Sacudió su cabeza tratando de apaciguar los pensamientos que comenzaban a nublar su pensamiento.

Sus manos sudaban un tanto bajo la blusa manga larga camel que cubría sus brazos y por tanto los bruscos y toscos arañazos en ellos. Estaba algo desmejorada y era visible en su delgadez que se enmarcaba en la manera que su piel se aferraba a sus huesos y la coloración violácea de sus ojeras. La chica suspiro, con un hálito desganado y descolorido. Una voz llamo su atención, se giro mirando con expresión taciturna. Un padre joven con una bebe en manos, le causaba curiosidad y al tiempo adversidad pues su falta de paternidad a lo largo de su vida le había hecho así.