Cumpliendo retos {Liam} [Ziva te quiero haciendo algo decente por los pepinos de mar]

¿Dos, tres? o a caso ¿las cinco? no tenía ni idea, lo único que sabía en ese momento es que estaba prácticamente sola, exceptuando un par de parejas que vagabundeaban a los alrededores de la piscina. Ni siquiera el barman de la barra más cercana se encontraba allí y eso la desmotivaba, ¿como se suponía que le cerraría el pico a Ziva si estaba desparramada en el borde de la piscina? tampoco tenía demasiadas ganas de ponerse en marcha, se encontraba demasiado cómoda acostada boca arriba y con los pies metidos en el agua como para pensar siquiera en levantarse. Sus manos todavía sostenían un vaso de whisky, que en realidad tenía más agua a causa de el hielo derretido que alcohol en sí, hacía rato que había dejado de beberlo, pero de todos modos lo llevaba consigo, sin saber muy bien porqué.

Desconocía la cantidad de alcohol que había bebido en aquellas horas que había estado en la fiesta, pero había sido el suficiente como para poder nublar su mente por completo y dejar salir algunos pensamientos incoherentes, reflexiones estúpidas y sin sentido que terminaba olvidando momentos después de haberlas sacado a colación, cambiándola por otra aún más descabellada. La brisa nocturna acariciaba su rostro, suficiente como para ser agradable, a pesar de estar en otoño debía decir que les había tocado un día extrañamente caluroso.

Hacía un rato bastante largo que había perdido a sus amigos, pero tampoco puso demasiado empeño en buscarlos, otra vez, la comodidad venció. Cerró los ojos, dejando a un lado el cielo levemente estrellado por la oscuridad total de sus párpados, suspirando con pesadez, relajando sus músculos por completo, haciendo que el vaso de whisky que sostenía con ambas manos resbalara un poco hasta que parte de su contenido se derramara sobre su camiseta blanca.

Abrió los ojos de nuevo cuando sintió que el líquido seguía derramándose sobre su vientre y se sentó dejando el vaso vacío en el suelo a su lado, estirándose un poco la camiseta para ver la mancha más oscura que la decoraba. Resopló por lo bajo, aunque tampoco era que le importara demasiado, todavía se encontraba semi húmeda a causa de la piscina. Levantó la vista de nuevo esperando encontrar a alguien conocido, ahora que se había movido de aquella posición tan cómoda no tenía demasiado sentido seguir estando sola. Sus pies se sacudían lentamente dentro del agua, formando pequeñas olitas en la piscina mientras recorría el lugar con la mirada.

Hasta que de pronto se topó con la persona que tal vez pudiera salvarle el resto de la noche, pero se quedó estática sentada allí, con la vista nuevamente clavada en sus pies inquietos. Su profesor de matemáticas, el hombre más desconcertante que conocía, y que además estaba observándola con fijeza, pensando tal vez que ella no lo había notado, o directamente le importaba muy poco el que pudiera darse cuenta. Posiblemente eso fue lo único que la animó a ponerse de pie, tomando obviamente el vaso vacío a su costado y emprendiendo marcha hacia él. Una vez más iba descalza, no tenía ni idea donde habían terminado sus zapatos.

Pudo darse cuenta que no iba lo suficientemente ebria, todavía le quedaba algo de vergüenza y un poco de razón, sinceramente, no sabía si eso era bueno o malo. Dejó el vaso sobre la barra y buscó nuevamente al barman con la intensión de recargarlo, pero nada, así que continuó con su camino en dirección al hombre que bebía solo.

- Veo que ya está mejor - le dijo una vez estuvo a su lado, con un tono de voz más suave del que esperaba que saliera. Su rostro de a poco volvía a la normalidad, la última vez que lo había visto el el morado era el color predominante y la hinchazón a penas dejaban ver sus rasgos como eran en realidad.