Inspiración y cervezas (Libre)

El lugar estaba abarrotado como era costumbre desde que habían inaugurado el local hacia años, la atención era rápida,los precios eran accesibles y lo mejor de todo era la cerveza. Lejos, la atracción principal y,la causa por la cual prefería estar allí antes que en un pub. En ocasiones prefería los locales nocturnos algo sórdidos, allí se dedicaba a observar, a ligar y a ver si conseguía inspiración para una canción en la que estaba trabajando. Revisó metódicamente la letra, no era una típica canción de amor, al contrario estaba seguro de que causaría más de una polémica y eso era justo lo que buscaba.

-She didn’t know his name, she didn’t know his address Never took a second look til he was tearing off her dress... - murmuró mientras mordía la tapa del bolígrafo con expresión dubitativa.

Si, esa parte le gustaba...El problema era que sólo llevaba cuatro miserables líneas, ofuscado dejó el cuaderno y el lápiz a un lado y, tomando la jarra de cerveza, bebió un gran sorbo deleitándose con lo fría que estaba. Miró algo distraído, alrededor de él y, sentados en la barra un par de hombres hablaban mal de sus jefes, en una mesa crca de la entrada un grupo de chicas con apariencia de activistas discutían en voz alta sobre los derechos a no sé que cosa. Neil tamborileó con los dedos, llevaba al menos tres horas ahí y, se había prometido a sí mismmo que no se movería hasta salir con la canción terminada. Miró la hora en su reloj pulsera: Eran las 22:00 de la noche de un viernes, esperaba que el lugar se animara para ver si veía u encontraba algo que le ayudara.

Extrañaba a sus compañeros de banda, pero la culpa era suya...En un arranque de egocentrismo los había despedido a todos, adirmando que era un genio absoluto y no necesitaba a un grupo de músicos de segunda, como consecuencia su mánager casi había sufrido un paro cardiaco,y el sello lo tenía prácticamente con la soga al cuello, debía encontrar una banda nueva ya y, callarse la boca. Pero ese arrebato tenía una causa más profunda en la que no quería pensar, volvió a beber cerveza y, sintió que alguien se sentaba a su lado en la barra.

Se había decidido por ir ahí por una razón fundamental: la cerveza. Ni más ni menos. Como buena irlandesa la cerveza era algo que siempre le había gustado y si encima considerábamos que su familia en Cork tenían una taberna había vivido prácticamente toda su vida con el buen olor a ese líquido que tan acostumbrados estaban los celtas a beber. La pelirroja entró en el lugar con paso lento, poco acostumbrado en ella, mirando a su alrededor por si había alguien conocido. Desgraciadamente no era así, por lo que dejó escapar un suspiro de frustración. Era bastante extraño no verla con alguien del grupo, más desde que “Lust and the six sins” habían conseguido un éxito bastante sustancial.

Al menos a ella no la reconocían a la primera, tenía esa suerte, al ser la violinista siempre se encontraba hacia atrás y eran Lust y Peter los que se llevaban los aplausos, junto con Eric por supuesto y Avarice. Por su parte, prefería quedarse cerca de la batería de su hermano con una doble función: pasar lo más desapercibida posible y controlarlo. Echaba de menos a Sammuel al que no había visto en un par de días. A fin de cuentas era uno de sus mejores amigos. Con estos pensamientos se acercó hasta la barra sentándose sin realmente mirar al chico que estaba a su lado mientras que tamborileaba en la barra de madera con las uñas una cancioncilla de su propio grupo sin darse ni cuenta.

—Hey, Ian, una guinnes bien fría por favor.

El camarero asintió mientras se movía mientras Ginger sonreía por un momento para sí quitándose la cazadora que llevaba y dejándola en el regazo. Vestía de forma simple, de esa manera que no indicaría a nadie a qué se dedicaba: unos vaqueros desgastados, una camiseta azul y unas botas sin nada de tacón que no impedían ver lo pequeño de su estatura. Cuando el camarero dejó la pinta de cerveza delante de ella le pasó un billete mientras dejaba escapar un ligero suspiro en el mismo instante en el que dio un pequeño sorbo.

—Directamente traído del Valhalla.—comentó bromeando y provocando una risa en el camarero que se alejaba en esos momentos.

Off. espero que no te importe, si es así y esperabas a alguien en especial simplemente dímelo y modifico

Neil suspiró, empezaba a sentirse fastidiado de no poder avanzar en la canción además era una verguenza que con su inteligencia no pudiera controlar la inspiración, o retenerla el tiempo necesario para finalizar sus trabajos. Pero aún así no se le pasó ni por la mente la idea de buscar a alguien que le ayudase a escribir,o a mantener la inspiración. Tamborileó con los dedos en la mesa inquieto y, echó una mirada distraida por el lugar, sus ojos oscuros se posaron en la figura de una bella muchacha y, mientras bebía su cerveza pensó que, tal vez debería dejar el trabajo,para más tarde y tomarse un respiro.

Siguió mirándola, por la forma en que ella se comportaba parecia ser una cliente asidua, la oyó tararear una canción y eso hizo que su interés aumentara, esperó a que el camarero se fuera y, cerrando su libreta la guardó en el bolsillo. Acercándose a ella, compuso su mejor sonrisa y murmuró:

-¿Te molestaría si te hago compañía? - le extendió la mano con naturalidad - Soy Neil Marchant,para servirte.

Tenía la esperanza de recobrar la inspiración, o al menos quitarse un poco de estres por ese día...No olvidaba que aún tenía que comenzar a buscar a los futuros integrantes de su banda y, aplacar su ego para no perderlos por tonterias, pues ésta vez realmente necesitaba sacar un grupo adelante.

Oh, sí, directamente del Valhalla, aunque si hubiera sido hidromiel hubiera sido perfecto. Se mordisqueó el labio inferior por un momento con gesto pensativo mientras se movía inquieta en la silla. No era una persona que pudiera quedarse quieta mucho tiempo en el mismo lugar. Por regla general siempre estaba pensando en hacer algo y si hubieran estado en otro sitio con mesas de billar o dardos estaba claro que se hubiera movido a cualquier de ellas para jugar. Tenía que contenerse, sin embargo. Contenerse para no poner a hacer alguna tontería como convertir un lugar como aquel en un baile en toda regla.

Cuando escuchó la voz del chico se giró hacia él con la cerveza en la mano. Tenía que reconocer algo: no estaba nada mal. Y tenía que reconocer algo más: no estaba acostumbrada a que le abordaran de aquella manera. Le sonrió provocando que los hoyuelos aparecieran por un momento y dejando la cerveza en la barra movió la mano hacia delante para estrechar su mano con firmeza.

—Encantada, Ginger Rowe.— contestó manteniendo la sonrisa. —Y por favor, hazme compañía porque estaba pensando seriamente en la posibilidad de robar a alguien las llaves del hilo musical y poner algo para arrastrar a todos estos a bailar cosa que seguramente provocaría una noche en alguna celda o quizá teniendo que salir corriendo de aquí cuando se pusieran a bailar la conga.

Neil Marchant ¿de qué le sonaba aquel nombre? Le miró con más atención como si de esa manera pudiera descubrir con facilidad de quién se trataba. De verdad que le sonaba, pero considerando que la mitad de las veces estaba en otro mundo completamente distinto, no era de extrañar que le costara un poco reaccionar. Así que para disimular un poco, porque quedarse mirando a una persona no era considerado precisamente de buena educación, Ginger tomó su cerveza para dar un nuevo sorbo.

Él la observaba con sumo interés y no pudo menos que reír ante su comentario, lo cierto era que la música que a ratos sonaba no era muy buena, pero tampoco podían pedirle más a un restaurant. Para oír buena música habían otros lugares, aunque la exquisita cerveza compensaba cualquier cosa y el hubiese sido feliz hasta de oír una polka siempre y cuando hubiera cerveza. No tenía muchas distinciones a la hora de oir algo ya que sostenía que todo tipo de música tenía su "no se qué" aunque claro, en ocasiones era necesario tener oidos de acerco porque salía cada composición.

- Por mi pueden poner hasta una buena polka - rió - Aunque tu idea no está mala, tal vez después de un par de cervezas más estemos a punto para armar un alboroto.

Se apartó un mechón del rostro y se dijo mentalmente que si se dejaba crecer más el cabello tendría que hacerse una coleta. Bebió de su cerveza ey le hizo un gesto a uno de tantos camareros que andaban por ahí, para que les trajera dos jarras más. Siguió sonriendo y decidió hacerle una pregunta, esa guapa chica tenía un aire conocido,pero no recordaba de dónde. Y de seguro no era ninguna ex- novia o amante ya que Neil se caracterizaba por terminar de forma pésima con sus conquistas, en ocasiones se limitaba a desaparecer y no respondía llamados,emailsni nada que se le pareciera generando que le odiasen y quisieran ver su cabeza ensartada en la plaza mayor.

Ginger sonrió una vez más provocando que los hoyuelos aparecieran. Estaba prácticamente convencida de que el chico la iba a mandar de paseo por lo raro de su comentario y la forma en la que se había quedado mirándole. Tendría que apartar la mirada sino quería parecer algún tipo de desesperada con ganas de empotrarlo contra la barra y hacer… cosas para mayores. Vamos a dejarlo de esa manera. Dejó la cerveza sobre la mesa tras haber dado un buen sorbo y tomó un recogedor del pelo para hacerse una trenza rápida en su melena rojiza mientras hablaban.

— Tienes razón, podría ir ahora mismo pero la verdad es que prefiero tener la excusa de la cerveza, por si acaso, ya sabes.

La pelirroja no era alguien que tuviera demasiada timidez, pero era cierto que tampoco era tan lanzada como mucha gente pudiera pensar. Dio un trago a su cerveza mientras veía cómo el camarero traía dos jarras nuevas y miró al chico, Neil, arqueando por un momento la ceja. Gesto que aumentó ante su pregunta. Por un momento se preguntó si sería algún fan loco, pero la verdad es que no tenía la pinta y eso solo le sucedía a Lust. Ginger siempre pasaba desapercibida cosa que le encantaba, por otro lado. Una vez terminada la trenza cogió la jarra para dar otro trago.

— Toco en un grupo.— reconoció al final mientras le miraba, con curiosidad. — Y tú me suenas muchísimo también, pero como soy un despiste crónico bien puedes ser mi vecino y no haberme dado ni cuenta.—se mordisqueó el labio inferior en un gesto claramente nervioso y arrugó la nariz en un pequeño mohín. — ¿Y tú? Espera un poco.— le miró entrecerrando los ojos. — ¿Cantante? Mmm, tienes toda la estética para serlo, aunque debería escucharte hacerlo para asegurarme.