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Cena entre amigos {Pete}
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Cena entre amigos {Pete}
Clémence termino por subirse el cuello del abrigo negro que llevaba aquella tarde/noche. No es que hiciera una noche particularmente helada, sino que ya hace mucho tiempo que no salía de casa a esas horas, incluso había llegado a pensar que su vida se estaba convirtiendo en una rutina que cada vez comenzaba a odiar más. Levantarse, ir al trabajo y de vuelta a casa a simplemente llenarse de comida chatarra mientras veía uno de los muchos programas inservibles que pasaban por la televisión. Y es que ella siempre había estado acostumbrada un poco al glamour, a las invitaciones a recitales de bandas emergentes o a exposiciones de artes en donde se sentía como una infiltrada, como una verdadera intrusa pero por lo menos la hacia sentir viva. Seguía siendo la hija del difunto Jeff Labelle, uno de los prominente músicos de Jazz que simplemente había visto truncada su vida por un lamentable accidente que había dejado a la pequeña Clémence huérfana, aquella era la historia de su vida…pero como siempre, en lo que hubiera parecido ser un día mas en su aburrida rutina, se había convertido en uno mucho más interesante tan solo con una llamada telefónica.
La muchacha se quito el abrigo con la ayuda del recepcionista de aquel restaurante. Durante unos segundos pensó que seguramente Pete le había dado la dirección equivocada o que ella se había equivocado de lugar, pero no…estaba exactamente donde se suponía tenía que estar. El abrigo color negro dejo ver un vestido del mismo color que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, sus piernas estaba cubiertas por unas mallas del mismo color y su cabello dorado caía en ondas desordenadas por sobre sus hombros. Realmente se sentía como un pez fuera del agua. Y cuando el anfitrión la acompaño hasta la mesa en donde Pete ya la esperaba no hizo nada más que sonreírle ampliamente a su amigo.
-Cuanta elegancia Pete-dijo a modo de saludo mientras le daba un suave beso en la mejilla y sonreía de esa manera encantadora en donde los dos hoyuelos aparecían en cada una de sus mejillas. Estaba acostumbrada a las sorpresas de su amigo, pero nunca ha cosas tan elaboradas como aquellas. Se sentó luego frente a el mientras miraba a su alrededor como si estuviera en la dimensión desconocida-¿Estamos celebrando algo?-pregunto curiosa un segundo más tarde ladeando la cabeza y observando al chico frente a ella, quien también estaba de lo más elegante. Sin lugar a dudas aquella era una noche diferente y especial, brindada por el mejor amigo que Clémence hubiera podido desear.
La muchacha se quito el abrigo con la ayuda del recepcionista de aquel restaurante. Durante unos segundos pensó que seguramente Pete le había dado la dirección equivocada o que ella se había equivocado de lugar, pero no…estaba exactamente donde se suponía tenía que estar. El abrigo color negro dejo ver un vestido del mismo color que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, sus piernas estaba cubiertas por unas mallas del mismo color y su cabello dorado caía en ondas desordenadas por sobre sus hombros. Realmente se sentía como un pez fuera del agua. Y cuando el anfitrión la acompaño hasta la mesa en donde Pete ya la esperaba no hizo nada más que sonreírle ampliamente a su amigo.
-Cuanta elegancia Pete-dijo a modo de saludo mientras le daba un suave beso en la mejilla y sonreía de esa manera encantadora en donde los dos hoyuelos aparecían en cada una de sus mejillas. Estaba acostumbrada a las sorpresas de su amigo, pero nunca ha cosas tan elaboradas como aquellas. Se sentó luego frente a el mientras miraba a su alrededor como si estuviera en la dimensión desconocida-¿Estamos celebrando algo?-pregunto curiosa un segundo más tarde ladeando la cabeza y observando al chico frente a ella, quien también estaba de lo más elegante. Sin lugar a dudas aquella era una noche diferente y especial, brindada por el mejor amigo que Clémence hubiera podido desear.
Clémence E. Labelle- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 25/05/2011
Re: Cena entre amigos {Pete}
La esperaba en una mesa de dos de ese restaurante muchísimo más caro de lo que hubiese consentido pagar si la cena fuese solo para él. Pero valía la pena apretarse un poco más el cinturón ese mes, porque esa era una velada especial. No podía ser una cena como otra cualquiera si era Clémence de quien hablábamos. La rubia había sido la mejor amistad que Pete había tenido en Oxford y la persona con quién mayor conexión había sentido nunca, así que era normal que el chico dedicase muchas de sus atenciones a cuidar su amistad. La cena había surgido, en realidad, de una de esas noches nostálgicas en las que Pete sacaba las cajas llenas de álbumes de fotos de lo alto del armario y pasaba las horas rememorando grandes momentos de su vida. La foto de Clém y él de medio año atrás patinando sobre hielo en la pista del centro comercial, o más bien de Clém patinando y Pete conmocionado en el suelo tras haberse pegado el culetazo de su vida, habían convencido al chico de permitirse esa cena.
Se había arreglado para la ocasión, a pesar de lo mucho que odiaba vestirse con algo que no fuesen sus amadas camisetas de grupos y sus tejanos. Esa vez, era una camisa azul celeste y un pantalón negro de vestir lo que llevaba. Pero, eso sí, no se había peinado con gomina, como Rox siempre le instaba a hacer. En esas estaba, cuando la vio. Tuvo que recolocarse las gafas para comprobar que no era un espejismo y por un instante la miró como no se suponía que debía mirarla, considerando que para él era como una hermana.- ¡Guau! Estás... preciosa -Eso ni un hermano de sangre podría haberlo cuestionado. Se levantó por cortesía y le devolvió los dos besos, con una sonrisa tímida.
-No es nada que no te merezcas -Amplió su sonrisa y se metió las manos en los bolsillos. Le era tan fácil decir cosas como esa y sentirlas de verdad, que no se imaginaba tratando a la gente de otra forma. Llevaba toda la vida siendo ese chico que arranca sonrisas pero no consigue que los corazones palpiten más rápido. Aunque, esa vez, no era interés amoroso lo que tenía en una mujer. Como ya había dicho, Clémence era como su hermana. Una hermana pequeña con la que disfrutaba compartiendo risas y también la hermana a la que consolaba cuando nadie se ofrecía a escuchar sus penas. La quería tanto, que no sabría cómo soportar el dolor de verla alejarse.- No tenía ningún brindis preparado, pero... -se sentó y dejó reposar las manos sobre la mesa- propongo celebrar que, por el momento, cada día puede llegar a ser un motivo de celebración. -se encogió de hombros y sonrió, como estaba dispuesto a hacer toda la noche.
Se había arreglado para la ocasión, a pesar de lo mucho que odiaba vestirse con algo que no fuesen sus amadas camisetas de grupos y sus tejanos. Esa vez, era una camisa azul celeste y un pantalón negro de vestir lo que llevaba. Pero, eso sí, no se había peinado con gomina, como Rox siempre le instaba a hacer. En esas estaba, cuando la vio. Tuvo que recolocarse las gafas para comprobar que no era un espejismo y por un instante la miró como no se suponía que debía mirarla, considerando que para él era como una hermana.- ¡Guau! Estás... preciosa -Eso ni un hermano de sangre podría haberlo cuestionado. Se levantó por cortesía y le devolvió los dos besos, con una sonrisa tímida.
-No es nada que no te merezcas -Amplió su sonrisa y se metió las manos en los bolsillos. Le era tan fácil decir cosas como esa y sentirlas de verdad, que no se imaginaba tratando a la gente de otra forma. Llevaba toda la vida siendo ese chico que arranca sonrisas pero no consigue que los corazones palpiten más rápido. Aunque, esa vez, no era interés amoroso lo que tenía en una mujer. Como ya había dicho, Clémence era como su hermana. Una hermana pequeña con la que disfrutaba compartiendo risas y también la hermana a la que consolaba cuando nadie se ofrecía a escuchar sus penas. La quería tanto, que no sabría cómo soportar el dolor de verla alejarse.- No tenía ningún brindis preparado, pero... -se sentó y dejó reposar las manos sobre la mesa- propongo celebrar que, por el momento, cada día puede llegar a ser un motivo de celebración. -se encogió de hombros y sonrió, como estaba dispuesto a hacer toda la noche.
Pete M. Van de Kelder- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 24/05/2011
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