Hurricane { Ziva, ? }

-Debería no ser tan terca Sra. Schneider, tiene potencial, valla a casa y considerelo- dijo el hombre entregandole un targeta a la chica. La azabache se la arrojó en el rostro furibunda - ¿Qué convertirme en otra zorra vendida? Ni aun que me tengas que comer las arpías y arrancarme cada centimetro de la piel- con un enorme dolor punzante como un enorme martilleo dentro de su cráneo un insaciable siseo resonando en sus oídos, retumbando en sus tímpanos. Eran los nervios, la furia la que la había descontrolado de aquella manera su pulso se agitó rapidez mientrás sentía como su cuerpo se aceleraba ante los bruscos cambios que sufría su cuerpo. Se encontraba en un café a dos calles de su casa por lo cual caminó con rapidez tratando de acortar el tiempo, pero este parecía alargar la distancia. Comenzo a moverse con mucha más rapidez, cuando se percató que estaba corriendo sin importarle cuantas veces trastabillara y se cayera o cuantas veces chocara contra los demás. Sentía aquella sensación de inseguridad, de estar siendo acechada, así que corrió con más rapidez hasta llegar a su casa en la cual abrió la puerta con las manos temblorosas. Su pecho experimento una sensación de vacío tan profunda como era dolorosa, ira, la misma que hacía vibrar a su cuerpo.

Le dolía como muy pocas lo hacían, su música era sagrada. Tomo un florero y lo arrojó al suelo disfrutando del sonido crepitante de sus zapatos destrozando el vidrio, balbuceaba palabras en alemán - Ich habe keine Angst vor! (Adelante, no tengo miedo)- tumbó mesitas y destrozaba portaretratos, rompía los adornos sin importarle la manera en los cristales se incrustaban en las palmas de sus manos. Su visión era borrosa a causa de las lagrimas que le dificultaban la visión, aquello era insoportable y ella ya había vivido suficiente, ya había sufrido mucho más antes, aquello no era nada a su parecer. Las imagenes abrumaron su pensamiento, su padre, aquel bastardo y como sus manos asperas recorrían su cuerpo delgaducho, los desgarradores gritos de Claudia, los millones de moretones que habían marcado su cuerpo. Se aruño los brazos en su afán de recordar que había algo peor, que nadie la podía lastimar solo ella. Dejaba bruscas marcas alrededor de estos y de vez en cuando uno que otro fragmento de cristal dentro de estas, sus manos estaban ensangrentadas y su rostro hinchado y maltratado de los golpes que se había ocasionado así misma, su ucerpo aruñado y malherido. Sus ojos nervios, presos del pánico. Golpeó las paredes con los nudillos con fuerza lastimando la piel que los cubría, una vez que aquello comenzaba no quería detenerse.

Latía de manera furiosa, como si quisiera salirse de su pecho. Apesar de sentir que tenía una brecha abierta en este mismo que sumado al insoportable nudo que se formaba en su pecho que iba extinguiendo su voz lentamente hasta que los murmuros eran demasiados. Desesperación, se sentía acorralada entra paredes mentales incapaz de salir de allí siendo presa del miedo. Escuchó unas pisadas, se escuchaban distantes, parecían una emisión de radio que nadie nunca logró ajustar. Pudó llegar a sentir las manos de Ziva en su rostro, pero apesar de ello seguía estando enfrascada en otro universo paralelo, una utopía creada por el temor de su propio subconciente.

Apartó las manos de su amiga con cierta brusquedad y torpeza, luego lo lamentaría pero en aquellos instantes no le importaba a nadie, las imágenes mentales que sufrían eran tan pertuvadoras que se mantenía así - wegbleiben (alejate)- musitó en una voz ronca aun con su rostro hundido entre sus rodillas, su voz se fue recuperando apesar que ella se mantenía en aquel estado desligado, la realidad había sido dejada en olvido gracias al pasado. Trató de arrancarse la ropa, mas no lograba más que estirarla levemente mientras sus dientes hacian un molesto titiriteo.